La condena que sacó a Óscar Andrés Pérez de la Alcaldía desató una tormenta política en Bello. No por el fallo en sí mismo, pues Pérez ganó las elecciones de 2019 en medio de un tire y afloje con la justicia, sino por la seguidilla de escándalos que acumula la clase dirigente de esa localidad en las tres últimas décadas.
Ya son cuatro los alcaldes que han terminado condenados durante o después de su administración. Y a pocos meses de las elecciones, el golpe podría resultar en un reacomodo de las fuerzas políticas. Hay cuatro bloques en disputa y todos buscarán pescar en río revuelto.
Hoy en Bello gobierna —bajo encargo— Luis Giovany Arias, quien se venía desempeñando como secretario de Servicios Administrativos. Así lo dispuso el gobernador Aníbal Gaviria, mientras que el Centro Democrático perfila la terna de la cual saldrá el encargado definitivo. El trámite busca que el municipio no quede en un limbo administrativo, pero en poco limita los efectos de que Óscar Andrés haya sido encontrado culpable en segunda instancia de los delitos de contrato sin cumplimiento de requisitos legales en concurso con peculado por apropiación.
El fallo, que aún no está en firme porque procede un último recurso ante la Corte Suprema de Justicia, reavivó la estela de corrupción que se posa sobre las casas políticas que han liderado los destinos del municipio. No hay que ir muy lejos: en los últimos ocho años han sido seis los alcaldes en Bello: el mencionado Óscar Pérez y César Suárez Mira —elegidos popularmente— y los designados en encargo por cuenta de los líos judiciales de los primeros. Esto sin contar el escándalo tras las condenas de Óscar Suárez Mira —barón electoral y hermano de César Suárez—, quien se alió con paramilitares, recibió dineros de dudosa procedencia y estuvo prófugo de la justicia.
Una mirada al pasado
Aunque la casa política de los Suárez Mira ya no tiene el mismo peso en Bello, esta casta puso y quitó alcaldes hasta hace poco. Óscar Suárez Mira llegó a la Alcaldía en 1995 y el poder electoral que cultivó desde entonces alcanzó para que ocurriera lo mismo con sus hermanos, Olga y César, en 2004 y 2016. Y para que él diera un salto a la Cámara y luego al Senado.
En medio de este ascenso, Olga llegó a la Alcaldía en 2004 y gobernó hasta 2007. Luego, entre 2008 y 2011, gobernó Óscar Andrés Pérez —hoy apartado de su cargo y quien entonces fue candidato de los Suárez Mira.
En 2009, Óscar Suárez tuvo que renunciar al Senado para responder por una investigación que lo relacionaba con la parapolítica. Se le señaló de recibir apoyo de facciones paramilitares para la obtención de votos. El 26 de enero de 2011, la Corte Suprema de Justicia lo condenó a nueve años de cárcel por concierto para delinquir agravado. Sin embargo, el exalcalde apenas estuvo tres años y 11 meses detenido. En noviembre de 2014, un juez le concedió la libertad condicional.
En 2010, mientras esto ocurría, su hermana Olga saltó al Senado. Desde allí asumió el liderato de la casa Suárez Mira y, pese a los señalamientos, volvieron a llegar a la Alcaldía en 2011 con Carlos Muñoz López. Esto ocurrió luego de que el voto en blanco se sobrepusiera en los comicios de ese año, que resultaron en unas elecciones atípicas.
En el caso de Óscar Suárez hubo novedades en noviembre de 2015: le dictaron medida de aseguramiento, pero escapó antes de ser arrestado. Justo ese año se eligió su hermano César Suárez Mira en la Alcaldía, pero sin pasar un año de gobierno la falsificación de su título de bachiller le pasó factura: fue destituido por falsedad en documento privado y falsedad ideológica en documento público.
Para 2016, el Consejo de Estado regresó al ruedo al exalcalde Carlos Muñoz y dejó en firme un fallo que lo inhabilitó de por vida para el ejercicio de cargos públicos. La razón: fue elegido concejal de Bello el 30 de octubre de 2011 —cuando ganó el voto en blanco— y no renunció para aspirar luego a la Alcaldía en las elecciones atípicas.
En medio de esto un juez revocó la medida que apartó a César Suárez del cargo y este volvió a la Alcaldía, pero faltando medio año para terminar su periodo otro fallo lo condenó a seis años de cárcel. Su hermana, por su parte, se quemó en las legislativas de 2018, luego de repetir curul en 2014. Y ese fue el descalabro del suarismo, pese a que la investigación que también salpicaba a Olga por el caso de la parapolítica fue archivada el mismo año.
Pero el proceso penal en contra de Óscar Suárez continuó con él prófugo y el 3 de agosto de 2020 lo hallaron culpable de enriquecimiento ilícito. Esta sentencia reactivó la cacería de las autoridades, que lograron arrestarlo en agosto del mismo año. Para la fecha ya ejercía Óscar Andrés Pérez su mandato, quien llegó al poder en 2019 con el Centro Democrático y como opositor al suarismo. Sin embargo, traía a cuestas un proceso desde su primera administración.
Esa fue la serpiente que se mordió la cola hace una semana: en 2018 le imputaron cargos por irregularidades en un contrato de $180 millones, firmado en 2010, para las elecciones del Consejo Municipal de Juventud. Luego de varias instancias, el Tribunal Superior de Medellín lo halló culpable y es justo ese fallo el que hoy desacomoda el ajedrez político en Bello.
Así está la puja
El grupo de Pérez viene consolidando un proceso mediante encuestas, entre Daniela Ortega, Lorena González, Daniel Villa y Diego Díaz. En estos ejercicios y en la opinión pública la que mejor ha marcado hasta ahora es Ortega, quien asumió el cargo de secretaria de Seguridad en esta administración. Ella podría convertirse en la candidata del Centro Democrático y Creemos, el partido político de Federico Gutiérrez.
La cosa es que este grupo venía lidiando con muchos desacuerdos para consolidar un candidato y, en el momento, está fracturado. “Que se haya condenado a Óscar Andrés debilita profundamente las expectativas del Centro Democrático para continuar en el poder”, dice el analista político Camilo Palacio.
El segundo bloque que podría capitalizar el descontento, además de recoger a las bases de Óscar Andrés e incluso a lo que queda de la casa Suárez Mira, es la candidatura de Néstor Restrepo Bonett, quien fue secretario de Educación de Luis Pérez. Restrepo busca la Alcaldía en llave con el Movimiento Avanzamos y el Partido Liberal. Es el candidato del senador liberal John Jairo Roldán y justo por este padrino es que allí podrían confluir varias fuerzas políticas.
Restrepo es conocido por su labor pastoral y podría, según el analista político Fredy Chaverra, mostrarse como el candidato que el municipio necesita para sacudirse de la corrupción. La cosa es que Roldán apoyó la campaña de los Suárez Mira en 2016 y luego la de Óscar Andrés. En la administración de Pérez, de hecho, ha tenido cuotas burocráticas visibles, como Rigoberto Arroyave, hoy secretario de Movilidad. “Esta campaña”, dice Chaverra, “les puede ofrecer cierto escampadero”.
Felipe Restrepo Tamayo es la cara visible del bloque alternativo. Tendría el apoyo del Partido Verde y de fuerzas como la Colombia Humana y la Unión Patriótica. Abraza las banderas de oposición, porque justo se quedó con la curul de control político en el Concejo, luego de quedar tercero en las pasadas elecciones —el voto en blanco quedó segundo—. A este grupo lo relacionan con León Fredy Muñoz, hoy embajador de Colombia en Nicaragua, y aún en investigación por supuesto tráfico de drogas, y con Juan David Muñoz, a quien perfilan para la Asamblea de Antioquia.
Y el último bloque lo compone un viejo conocido, más en Medellín que en Bello. Hablamos de Hugo Díaz, exdirector de Buen Comienzo en la Alcaldía de Daniel Quintero y hoy candidato de los Independientes. Díaz tuvo varios cargos en el suarismo, luego llegó al gobierno de Luis Pérez y de forma más reciente aterrizó en el gobierno de Quintero. Dicen que este último vínculo, más que su pasado con el suarismo, hoy genera resistencia en los sectores de izquierda y en buena parte de la ciudadanía.
La puja está abierta: analistas como Palacio dicen que la continuidad no la tendrá fácil esta vez, porque no tiene el control que en su momento tuvo la casa Suárez Mira. Otros, como Chaverra, piensan que el oficialismo podría levantar cabeza si logra redireccionar su estrategia en estos cuatro meses. Y está el voto en blanco, que en Bello ha dado sorpresas y en tormentas como esta podría descuadrar las cuentas de más de uno.