Por: Daniel Rivera Marín
Laguna Negra, San José del Guaviare. Parece que estuviéramos hablando de otro planeta, uno distante y lejano donde el astro rey cae sobre sabanas y potreros con la indiferencia de un maleficio. Hoy está más cerca Ucrania que el Guaviare, que el Vichada, que el río Orinoco y sus lodosas aguas que se llevan por delante casas, vacas, niños. Estos de aquí sí son ríos, escribió Fernando Vallejo. Pero esta lagunita mansa por la que cruzan aves que viajeros improbables buscan como tesoros de fuego, parece sacada de la imaginación y estos hombres que organizan las chalupas viven en la indiferencia del que ignora las pandemias, las guerras del mundo, porque ellos ya tienen las propias: las de la cocaína, las de la minería. Pero mientras tanto, ahí están en el reposo eterno de esta foto de Edwin Bustamente. Los vemos tocados por la gracia: inocentes.