La Orquesta Filarmónica de Medellín cumple cuatro décadas de crecer en comunidad. ¿Cómo han llegado hasta aquí, cuál es su apuesta a futuro? Su directora ejecutiva lo cuenta.
Hace 40 años los músicos que se reunieron en torno al garaje del maestro Alberto Correa en una casa del barrio Belén La Palma tal vez no se imaginaban lo que sucedería más tarde, concentrados en hacer lo que más les gustaba: música. Música sinfónica y coral en un país donde se hablaba poco de ella y el ecosistema de orquestas tenía poca visibilidad. El 16 de abril se cumplirán cuatro décadas de descubrir como lo que hacían trascendía lo que sonaba en los ensayos, la atención que despertaban en los vecinos del sector y los conciertos que pronto se sucederían.
Su apuesta musical desde entonces y aun después, en medio de transformaciones exigidas por el momento histórico, ha sido involucrarse con la gente de Medellín y sus espacios marginados de repertorios de música clásica. Desde esa premisa empezaron a mirar el mundo, ayudando a cambiar la idea de que una orquesta sinfónica es exclusiva de las élites o que su escucha e innovación ha quedado relegada a un período musical pasado.
Su agenda de 2023 con motivo de su aniversario planea ensanchar esa huella: son decenas de conciertos, eventos y serenatas en la ciudad, en espacios como el Parque Bolívar, el Museo de Antioquia, el Museo de Arte Moderno, el Parque Explora, el Teatro Metropolitano, la Comuna 13, El Metro de Medellín y el Jardín Botánico, entre otros. Habrá un concierto de aniversario el 15 de abril, un día antes de la efeméride, con la dirección de Alberto Correa y David Greilsammer, director titular de la orquesta, con realidad virtual y mapping para recrear su primer ensayo.
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María Catalina Prieto Vázquez, directora ejecutiva de Filarmed, habló con GENERACIÓN y hace un balance de estos años de la orquesta. Habla de su futuro, de su cercanía con poblaciones vulneradas y de lo que le falta y celebra de las orquestas del país. Pietro, que es músico y máster en administración de empresas e instituciones culturales, tiene más de 15 años trabajando en el desarrollo de la música clásica y la implementación de modelos de gestión para organizaciones como la Orquesta Filarmónica de Bogotá, la Embajada de Estados Unidos y el Centro Internacional para la música coral, entre otras.
¿Qué balance hacen en estos 40 años de la Filarmed? ¿Qué enseñanza les ha dejado este tiempo?
“El balance es muy positivo. Hoy en día estamos recogiendo los frutos de haber hecho una apuesta por vincularnos con la comunidad, por ser relevantes para la gente, por entendernos como una organización diferente que necesitaba reinventarse. Las enseñanzas han sido muchas, la principal es que una orquesta no está sujeta solamente a un periodo de la música que conocemos como ‘música clásica’, sino que una orquesta es un formato capaz de embellecer cualquier tipo de música. Y en una ciudad como Medellín, en un país como Colombia, una orquesta tiene que ser relevante para su sociedad y su comunidad”.
¿Cuáles son las claves para que una orquesta perdure en el tiempo? ¿Qué estrategias están implementando para garantizar eso?
“Creo que son las mismas que para cualquier organización cultural: tener capacidad de adaptación, de leer el entorno, de comprender las necesidades del territorio en donde se encuentra, ser capaz de aprender todo el tiempo, ver los referentes y hablar el idioma del sector público, el privado, de los donantes y ofrecer actividades relevantes para cada uno de los grupos de interés”.
Las bodas de Fígaro de Mozart es importante para la Filarmed porque fue una de las primeras composiciones que se ensayaron en la casa del maestro Alberto Correa en el inicio de la orquesta. ¿Qué otras composiciones hacen parte de su adn musical?
“La obertura de Las bodas de Fígaro es muy importante porque fue la primera obra que la orquesta tocó en concierto por primera vez, en 1983. Pero hay muchas obras que hacen parte de esos inicios, casi todas sinfónico-corales, porque esta orquesta nace por la inquietud del maestro Correa de poder tener una orquesta para su estudio polifónico, que era un coro, y que pudiera hacer estos montajes sinfónico-corales. Entonces, La Sinfonía No. 9 de Beethoven, El Mesías de Handel, todas estas obras del repertorio sinfónico-coral son muy importantes para el adn de la orquesta. Y bueno, en los últimos años hemos querido poder ser un referente en la música y los compositores latinoamericanos, y para allá vamos”.
¿Creen que en estas décadas han ayudado a cambiar la percepción del público sobre la música sinfónica?
“Estoy completamente segura de que estas cuatro décadas han ayudado a cambiar la percepción del público. Solamente hace unas semanas que estábamos en el Parque Bolívar y un vendedor, por iniciativa propia, compró una torta, prendió una vela y quiso celebrar con la ciudadanía el cumpleaños de la orquesta. Para la ciudadanía la música sinfónica no es ya sólo para unas élites o unos pocos, sino que es de toda la ciudad y de quien quiera disfrutarla”.
¿Cómo ven el ecosistema de orquestas sinfónicas de la ciudad y el país en la actualidad?
“Creo que hay un ecosistema interesante de orquestas juveniles, infantiles, de procesos de formación en la ciudad y el país. Sin embargo hay pocas orquestas profesionales, con lo cual todos estos procesos de formación terminan en un cuello de botella. Es por esto que creo que los conservatorios, universidades y facultades deben encontrar estrategias para formar otro tipo de músicos que no sean solamente músicos de orquestas y poder fortalecer ese ecosistema en otras competencias, que se necesitan en esta forma de arte más allá de tocar un instrumento”.
¿Cuál es la apuesta a futuro de la Filarmed?
“Que podamos contar la historia como las orquestas del mundo entero y podamos llegar a tener 200, 300 años; eso queremos hacerlo visibilizando el talento nacional, los compositores latinoamericanos, realzando las músicas populares, visibilizando a Medellín como una ciudad donde pasan muchas cosas, una ciudad llena de cultura en todas sus expresiones; trabajando con otros, con otras formas de arte, organizaciones de todos los niveles... Y, por supuesto, queremos proyectarnos como la mejor orquesta de Latinoamérica, no solamente por nuestra calidad artística sino por la vocación social que tenemos y poder garantizarles los derechos a todos los habitantes de la región, particularmente aquellos cuyos derechos han sido vulnerados. Hemos empezado con la población en condición de discapacidad, con excombatientes y víctimas, pero queremos ampliar esas poblaciones a muchas otras vulneradas, como la población de adultos mayores, la población carcelaria, entre otras”.
