Estudio del artista: Escuela de Tango de Medellín
Nadie sabe con exactitud donde nació Carlos Gardel, unos dicen que en Uruguay, otros que en Francia, pero todos saben que murió en Medellín, en un accidente en el aeropuerto Olaya Herrera, y que desde entonces su música y su recuerdo hacen parte de la historia de la ciudad, son su herencia.
Por eso no es de extrañar que la primera escuela pública de tango de Colombia esté en Medellín. Aquí esa música se asume como propia y se escucha por todas partes –en las casas, en los bares, en el trasporte público– aunque en pocas partes se enseña.
Desde hace seis años la Red de Escuelas de Música de Medellín empezó a dictar clases de bandoneón, piano, guitarra, violín, contrabajo y canto, una vez por semana en una de sus sedes, en Belén Rincón. Pero la sede era muy lejos y un día a la semana era muy poco para lo que la ciudad pedía.
La escuela era una deuda y se saldó por fin el pasado 18 abril. Esa día se inauguró la Escuela de Tango, en su propia sede, en el palacio de Bellas Artes, un edificio histórico en pleno centro de la ciudad.
Desde entonces el número de estudiantes se multiplicó, pasando de 40 a casi 140, en un rango de edad amplísimo, que va desde los tres hasta los 80 años. Lo que demuestra que el tango en Medellín es pasado, presente y futuro. Es herencia y resistencia.