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EL ENCARGO INEVITABLE

En este número nos embarcamos a explorar la forma en que miramos la política, casi siempre como un duelo entre izquierda y derecha, y cómo está cambiando la geopolítica del poder global. Y nos preguntamos por nuestras relaciones con los animales, al tiempo que reflexionamos sobre las representaciones de series como Griselda, el cine hecho por mujeres y los nuevos espacios para el arte que se abren en Medellín.

  • Ilustración @perroconsalsa, collage digital.
    Ilustración @perroconsalsa, collage digital.
  • Daniel Herrera es diseñador gráfico de la UPB. Junto con Alan Sepúlveda han llevado el universo del Fino a la creación de una cantina en Provenza, un fiesta decembrina en el Orquideorama y el videojuego FAST.
    Daniel Herrera es diseñador gráfico de la UPB. Junto con Alan Sepúlveda han llevado el universo del Fino a la creación de una cantina en Provenza, un fiesta decembrina en el Orquideorama y el videojuego FAST.

Vivir en Noruega y perderse al Fino Asprilla...

¿Quién está detrás de una cuenta de memes? ¿De dónde salen? El creador de una de las cuentas que mejor retrata el humor de las calles de Medellín cuenta su historia.

Alfonso Buitrago Londoño* | Publicado

Vivir en Noruega (o en Suecia, Finlandia, Dinamarca...) y perderse... (cualquier cosa que retrate el tuetano más sazonado de la colombianidad, la “chibchombia profunda”) es ya una frase convertida en un meme. También un manifiesto en defensa de lo autóctono y en contra del aburrimiento clasista y foráneo.

Los memes son una de las transformaciones recientes más radicales en nuestra forma de consumir humor, por lo menos desde que pudimos llamar a un número de teléfono para que nos contaran un chiste, como ofrecía la línea Salomón de este periódico en los años noventa. Chistes contados por teléfono que a la vez funcionan como chismes, ventanas a pedacitos irónicos, absurdos y bizarros de realidad (política, social, cultural, económica).

¿Quién está detrás de estos contenidos que nos sacan una carcajada cada dos por tes minutos? ¿De dónde viene? ¿Cómo se hacen? En abril de 2019, Daniel Herrera, un diseñador gráfico en ese entonces de 30 años, empezó a considerar la idea de crear su propia cuenta de memes. Ya era una especie de distribuidor rutinario entre sus amigos, que le agradecían que los mantuviera “tirando caja”.

“Compartía piezas muy sencillas y aleatorias que vuelan de una cuenta a otra, pero me gustaban mucho los producidos, que cambian la narrativa popular a otras cosas. Ver a Homero Simpson diciendo un audio de costeños o a los Power Rangers bailando un tema del Joe Arroyo, me parecía muy interesante cómo se juntaba la colombianidad con la cultura de todo el mundo”, me cuenta en una tienda de esquina mientras aspira humo de un vapeador.

Daniel es delgado y de estatura media, viste todo de negro, con gorra también negra. Tiene una barba incipiente y ojeras pronunciadas, que le dan un aire malicioso. Podría ser una versión paisa de Alex DeLarge, el protagonista de La naranja mecánica de Kubrick. Nació y se crio en el barrio Belén, de familia de zapateros. En el sótano de la casa de sus abuelos maternos todavía funciona la zapatería y allí vive un tío suyo guarnecedor que ha sido como un segundo padre. El gusto por lo popular y lo festivo también le viene de familia, pues desde 1966 son propietarios de La Milonga, un tradicional bar de tangos de la carrera 76.

“Belén es como la mitad de la mitad: no es gomelo, no es valija del todo, no es súper rico, no es súper pobre –dice Daniel–. Es una mitad que puede entender los dos mundos y ser un canal para transmitir información de un lado para el otro. Esa condición me permite ser amigo de mucha gente del barrio, barberos, zapateros, constructores. Y como soy dueño de La Milonga, ahí confluyen estas personas, eso me abre la puerta para escuchar un montón de realidades. Belén es un buen símbolo de lo que hace El Fino Asprilla”.

Cuando entró a trabajar a una agencia de publicidad en 2019, con su socio Alan Sepúlveda se les ocurrió crear la cuenta de memes en la oficina, como una forma romper el aburrimiento y probar con nuevos contenidos capaces de cautivar audiencias. Ya existían varias cuentas locales que conseguían viralizar chistes, como Memellamojames o Memellín. “Al principio se iba a llamar Diomemes Díaz, porque hacía muchos memes con cosas de él, pero ya existía una cuenta en la Costa con ese nombre, entonces se me ocurrió El Fino Asprilla (por el futbolista Tino Asprilla) y a todo el mundo le encantó”, cuenta Daniel.

Sus colegas de la agencia no tenían su misma vena de humor popular, entonces abrió una cuenta propia en Instagram y se la mandó a sus amigos. “Les dije, este es mi emprendimiento, voy a montar memes acá. En dos meses tenía cinco mil seguidores”, dice. Con algunos amigos y conocidos de Belén, entusiastas de la idea, creó un grupo de WhatsApp al que le puso La Fino Gang, encargado de buscar, compartir y proponer memes que pudieran hacer parte del universo del Fino, que en pocos meses, y atravesando la pandemia, alcanzó 200 mil seguidores... hasta que se encontró con la censura de las plataformas.

Censura

Hay una alta probabilidad de que usted haya deslizado con la yema de su dedo índice un meme del Fino Asprilla, en forma de imagen o de video, en el que puede aparecer un indigente alucinando que manosea a una mujer en su imaginación, ambientado con el sonido de una flauta desentonada; un hombre mayor en una pista de baile de un billar que le hace fintas de boxeo a su pareja mientras baila; o una seguidilla sincopada de bailarines de acera delirantes, sincronizada con música electrónica, sacados de cualquier ladera de Medellín, un rincón de la Costa, el sur de Bogotá o una esquina de Cali.

La cuenta, que usa un sello con el rostro del Tino Asprilla, con un cigarrillo en la boca y un sombrero de copa alta muy al estilo de Alex de Large –el personaje de Kubrick–, coronado con la frase: The fresh prince of Belen”, consiguió crear durante el confinamiento una comunidad en la que hacía el papel del amigo nea del barrio que te hace reír cuando todo se está yendo a la mierda, pero al que se le puede ir la mano.

“En 2021 nos cerraron la cuenta, porque cuando Epa Colombia vandalizó una estación del transmilenio, subimos un meme que decía “Eta Colombia”. Y por poner esa vuelta nos cerraron y tuvimos que empezar de cero (hoy han recuperado cerca de 80 mil seguidores en Instagram) –dice Daniel–. Consideran nuestro contenido como agresivo, agreste, que no va con sus leyes de comunidad. Por ejemplo, el Fino no tiene TikTok, porque nos bajaban los videos, nos cerraron la cuenta un mes. Facebook no tiene problema, Twitter tampoco, pero Instagram los tiene todos”.

El uso de palabras obscenas, cualquier referencia que pueda parecer ofensiva o discriminatoria hace que los penalicen. Siempre están en el filo de una línea muy delgada en la que las plataformas deciden lo que es permitido para hacer humor. Antes de publicar cualquier meme, la Fino Gang hace su propia evaluación “ético-moral”. “Y no solamente son las reglas de las plataformas, sino que la gente misma censura. Me acuerdo de que esta Semana Santa montamos un video y la gente estaba retocada, que nos metimos con lo sagrado, y era un cucho en un pueblo disfrazado de Jesús y se cae de la cruz, a mí me pareció muy chistoso”, dice.

Clusters de humor

Los memes son imágenes aleatorias con textos cortos o breves piezas audiovisuales, generalmente irónicas o humorísticas, caricaturas virtuales que critican o se burlan de algún aspecto de la realidad y viajan de dispositivo en dispositivo con lógica de contagio. Como se leen en todas partes cuando uno busca información sobre su historia, su nombre mimético proviene de una analogía con la palabra “gene” (gen en inglés), hecha por el biólogo Richard Dawkins en 1976 para describir el comportamiento de algunas ideas sociales que prevalecen y se heredan y replican como los genes, de generación en generación. Los memes son representaciones gráficas con capacidad de reproducción acelerada y en la era de las redes sociales con impacto viral.

Daniel habla como un experto procesador de memes, se han convertido en su objeto de estudio. Me explica que los hay de muchos tipos y dependen de quién los consuma, para los adultos, las tías, los pelados. “Eso va más allá, se trata sobre de qué se ríe cada generación”. Los más adultos –los “boomers”, los llama–, comparten memes sobre esposas, suegras, hijos. De los millenials dice que todos se quieren morir. “Los memes son que es lunes y yo con estas ganas de morirme. Los centennials tienen un humor más aleatorio y puede ser simplemente una foto de un pollo que abajo dice Jairo y los pelaitos se ríen con él. Son como grandes clusters de humor”.

La naranja mecánica de los memes

En su caso, el reino de Belén ha conseguido ser un puente entre generaciones y estratos sociales. Su “nicho” es la gente que se divierte viendo un despliegue de alegría y gozadera callejeras convertidas en cultura pop; una apropiación autóctona en contra del esnobismo mainstream, que en algunos casos supera la comprensión de las plataformas. “La gente sigue al Fino Asprilla porque tenemos la condición de conocer cosas muy barriales, pero que no pertenecemos directamente a ellas, no somos una nea que está publicando olímpicamente, sino que cogemos ese contenido y lo transformamos. No creo que la gente pueda decir que detrás del Fino hay meras valijas, porque tendrían que tener por lo menos muchas herramientas para generar los memes que publicamos”, dice Daniel.

Cuando le pregunto por el procedimiento que tiene para crear sus memes, entiendo por qué cada vez más me veo a mí mismo desnucado contra la pantalla del celular, sentado en la taza del inodoro, sin dejar de deslizar el dedo sobre el cristal del dispositivo, en ese gesto sutil como de director de orquesta de una sinfonía patética. “No sé si viste La naranja mecánica. ¿Recordás que el protagonista, Alex, está ahí viendo esas pantallas que lo están torturando? Es algo muy similar, pero consumiendo video chatarra de Internet. Tenés que ver un montón de cosas en Kuwait, TikTok, Twitter, Facebook, de gente haciendo cosas colombianas, y es curar esos contenidos y mirar a qué se les puede sacar un meme. Después de que hayás hecho una selección del día, encontrarás unas joyas que pueden funcionar”.

*Editor de Generación. Su último libro es El Chino. La vida del fotógrafo personal de Pablo Escobar.

$!Daniel Herrera es diseñador gráfico de la UPB. Junto con Alan Sepúlveda han llevado el universo del Fino a la creación de una cantina en Provenza, un fiesta decembrina en el Orquideorama y el videojuego FAST.
Daniel Herrera es diseñador gráfico de la UPB. Junto con Alan Sepúlveda han llevado el universo del Fino a la creación de una cantina en Provenza, un fiesta decembrina en el Orquideorama y el videojuego FAST.
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