Los primeros libros de fotografía que muchos conocimos estaban en bibliotecas públicas. Como hacen parte de la colección de reserva, siempre suelen estar disponibles. En la biblioteca que quedaba cerca de mi colegio había libros de Melitón Rodríguez, Leo Matiz, Nereo, Gabriel Carvajal y Carlos Rodríguez, uno de los primeros reporteros gráficos de Medellín. Por él nos enteramos de la visita de María Félix. Hay una foto de ella rodeada de hombres y en otra uno le enciende el cigarrillo con un fósforo, o eso parece. El favorito de varios amigos era de una edición antológica con los trabajos de Gabriel Carvajal. La sección de fotos publicitarias con la poeta Olga Elena Mattei, que todavía no habíamos leído, dándole vuelta a un vestido, hermosa, irreal.
Todos están de acuerdo en decir que un fotolibro es justamente eso, un libro, y que su diferencia con un catálogo radica en la conceptualización que el artista plantea para enlazar las fotografías, el archivo, las palabras y otros elementos como pedazos de tela, hilos, recortes de periódico... lo que sea necesario para proponer una historia. Se cree que el fotolibro es un ensayo que luego veremos en una sala de cine, que es una película futura o lo que quedó de una grabación que nadie sabe dónde está: solo quedaron esos fotogramas impresos como prueba.
Un fotolibro no solo cuenta historias, también puede recrear una atmósfera, un acontecimiento, un sentimiento, traer del pasado o del futuro, por qué no, una idea que ha sido presentida por el artista. Todo puede entrar en él y por eso es necesario volver una y otra vez a sus páginas para renovar esa primera lectura y contemplar otros detalles. Su tono puede ser poético, documental, narrativo o argumentativo. Puede ser abstracto, realista, natural o ultraeditado. El ritmo lo da el lector. Lo interesante sucede al pasar las páginas, en donde ese vacío plantea otra imagen que enlaza la siguiente. Es posible hablar también del tiempo: de las fotografías o del archivo seleccionado o del tiempo de lectura, donde la primera página es el origen —o pasado— y la última el desenlace —o futuro—. Presente no hay. Hay evocación y deseo de conectar con artistas y lectores.
En Medellín el fotolibro circula en espacios académicos y en ocasiones editoriales como Mesa Estándar y Tragaluz, añaden alguno a sus catálogos. Destellos ocasiones en la producción editorial local. Pero sobre todo, el fotolibro circula entre amigos. De ahí que muchos sean autopublicados. Las cosas están cambiando un poco. En el 2022 debutó .efímera ediciones con una revista que ya va para su cuarto número. Esta editorial indaga por la producción visual atravesada por lo fotográfico, a través de objetos, publicaciones, charlas, proyectos curatoriales, entre otros productos. Su deseo es poner a circular las obras de artistas locales y nacionales. Su fundador, Hebert Rodríguez (Medellín, 1990), artista visual y profesor de arte y fotografía, tuvo la idea de crear esta editorial en el 2018. Solo hasta el 2020, en plena pandemia, pudo empezar a gestionarla. La vocación de .efimera es apostar por artistas colombianos y aportar a esa biblioteca nacional de fotolibros.
Por su naturaleza independiente, es difícil rastrear el primer fotolibro publicado en Medellín, porque circula en espacios pequeños y por las pocas publicaciones conservadas en las bibliotecas. Este año, Ediciones Réplica (Bogotá) publicará Impreso en Colombia: fotografía masiva en el siglo XX, una investigación sobre la historia del fotolibro en Colombia, realizada por los artistas y curadores Arturo Salazar y Jose Ruíz, tal vez la primera investigación que en cinco capítulos y 458 libros referenciados busca ser el espacio para indagar por esta práctica artística.
A continuación, una pequeña selección de fotolibros editados en Medellín:
Space Dogs (2022)
Por HEBERT RODRIGUEZ
Este fotolibro propone un relato sobre el viaje que hizo la perrita Kudryavka (Laika) al espacio. A partir de imágenes que circularon de manera masiva en medios, se arma un montaje que documenta y ficciona la conquista de la luna con un animal como tripulante. Así, Hebert Rodríguez (Medellín, 1990), especula por los motivos de los rusos para realizar este experimento. Al cerrar el libro suenan máquinas industriales, post punk soviético y canciones de Kraftwerk.
Hijos del mar (2022)
Por CARLOS CÓRDOVA
Hijos del mar es una cajita negra con letras azules. Al abrirla hay una manilla roja, tal vez de la zona en la que se tomaron las fotos —Brisas del Mar (San Bernardo del Viento)—, y al otro lado un cuaderno con las fotos de las casas, del mar, de la gente, del solar, de los juegos, del cielo revuelto. No hay caras, quizá porque se busca un gran retrato del lugar. Carlos Córdova (Medellín, 1991), fotógrafo de la Academia Yurupary, juega con los formatos, los colores, la doble página, arriesga en la composición para contar varias historias. En este libro solo se escucha el sonido de las tejas y el cascabel de los árboles al atardecer.
Animales domésticos (2023)
Por NATALIA PÉREZ VILLEGAS
En este fotolibro se dibuja la arquitectura de una casa en la que vive una pareja, dos gatos y la luz como un personaje que apaga o intensifica los colores de la pared y de algunos objetos, según la hora del día. El ojo de la historia fija, escenas tan íntimas como el desorden de una cama, las cortinas revueltas o el salto de los animales. La portada del libro es una ventana en la que vemos a una mujer mirar la pintura de su espalda. Lo único que sabemos de esta novela minimalista —Natalia Pérez (Medellín, 1988), artista plástica de la Universidad Nacional— es que nos queremos quedar dentro de ella como un objeto. Una canción para escuchar mientras se abre el libro: The fairest of the season, de Nico.
Desde la torre (2019)
Por DANIEL ÁLVAREZ OSPINA
En esta suerte de diario Daniel Álvarez Ospina (Medellín, 1986), artista plástico de la Universidad Nacional, registra y anota sus impresiones del paisaje, ese que se ve desde su casa. Después de 12 años vuelve a su barrio en la Comuna 13 para recopilar los detalles que su cuaderno mental no tenía. Sentirse nuevo en el lugar y asombrarse con las cosas que mira desde sus ventanas. En este libro hace calor, se encuentran las huellas de los anteriores inquilinos, se ve un pique de motos, a un vecino trabajar, a la policía, a los estudiantes. Y después del calor, la tormenta asoma para abrirle paso a la noche. Una canción que suena cuando se abre el libro es Esta noche es mía, de Alfredo Gutiérrez, o cualquier guaracha.
Los transeúntes (2018)
Por CAMILO LONDOÑO HERNÁNDEZ
Inspirado en el poema de Rogelio Echavarría y en un ejercicio de la universidad, este fotolibro registra, desde un bus, los gestos, las poses, los colores de la ropa, la prisa que tienen las personas —como los carros— por llegar a su destino. Hay sorpresas: un hombre que alza las manos porque se dio cuenta de que Camilo Londoño (Medellín, 1991) — maestro en artes de la Bauhaus (Alemania)— le tomaba fotos. Una canción que sonaría si este libro se llevara al cine: La Ingrata, de Café Tacvba, o Cosita seria, de Los Aterciopelados.
La criatura sigue a su animal interior (2023)
Por TOM GRIGGS
Tom Griggs (Manchester, New Hampshire, 1974) parte de una preguntar sobre la identidad para responder, si se quiere, que las claves están en el archivo, en la historia del padre, en la que hicieron juntos, como dos eslabones de una cadena que el tiempo separa y que él, en este fotolibro de atmósfera claroscura, vuelve a unir. Cada detalle, como la caja que cuida las páginas, el color de las fotos, su disposición en el espacio, o el texto que rodea la historia, nos confirman la habilidad de Griggs para crear obras de arte. Una canción para escuchar al ritmo de estas páginas es X-Ray, de Throbbing Gristle.
Para cerrar esta lista le pedimos a Ximena Escobar y Andrés Smith, de La Bruja Riso — uno de los pocos lugares que en Medellín dispone de una librería con fanzines, libros de artistas, historietas, entre otras publicaciones—, que nos recomendarán cinco fotolibros, aquí van:
- Ficciones de tierra caliente (2022) / Francisca Jiménez Ortegate / Ediciones Réplica.
- Nadie nos espera en el pasado (2024) / Luisebastián Sanabria / .efimera ediciones.
- Hotel Costa Linda (s.f.) / Luis González / N.A.
- Omen (2024) / Jorge Panchoaga y León Muñoz Santini / Gato Negro y RM.
- Piedras y Estrellas (2024) / Juliana Gómez Quijano / La Bruja Ediciones.