x
language COL arrow_drop_down
Generación — Edición El Cambio
Cerrar
Generación

Revista Generación

Edición
EL ENCARGO INEVITABLE

En este número nos embarcamos a explorar la forma en que miramos la política, casi siempre como un duelo entre izquierda y derecha, y cómo está cambiando la geopolítica del poder global. Y nos preguntamos por nuestras relaciones con los animales, al tiempo que reflexionamos sobre las representaciones de series como Griselda, el cine hecho por mujeres y los nuevos espacios para el arte que se abren en Medellín.

  • Es autora, entre otros libros, de la maravillosa biografía de Alexander Von Humboldt La invención de la naturaleza (Taurus, 2016), best seller internacional, con el que obtuvo más de quince premios internacionales. Foto GETTY.
    Es autora, entre otros libros, de la maravillosa biografía de Alexander Von Humboldt La invención de la naturaleza (Taurus, 2016), best seller internacional, con el que obtuvo más de quince premios internacionales. Foto GETTY.

“Separar el pensamiento racional de la imaginación es una idea ridícula”

Andrea Wulf, autora de Magníficos rebeldes. La invención del yo habla sobre el romanticismo y la importancia de la imaginación para enfrentar los retos del presente. Ve con preocupación la destrucción de la naturaleza y piensa que, hoy en día, la concepción del “yo” como el centro de todo no es, en absoluto, como la pensó su llamado Círculo de Jena hace más de 220 años.

Pía Wohlgemuth* | Publicado

Andrea Wulf es una historiadora alemana, nacida en India y radicada en el Reino Unido, que se obsesionó con Alexander Von Humboldt. Caminó sus pasos y recorrió sus letras para comprender la vida y pensamiento del hombre al que también llaman el “redescubridor de América”. En el proceso de escritura de su libro “La Invención de la naturaleza. El nuevo mundo de Alexander Von Humboldt”, se dio cuenta de una coincidencia magnífica. El humanista había compartido y trabajado de la mano de figuras de la filosofía, la poesía y el arte de Alemania durante el siglo XVIII: Goethe –el poeta más famoso de ese país–, Schiller –reconocido dramaturgo–, Fichte y Hegel –filósofos clave de la historia alemana–, los hermanos Schlegel –críticos literarios–, y Caroline Schlegel Schelling –editora, escritora, traductora–, quienes conformaron una especie de equipo de románticos desobedientes.

Wulf los bautizó como el Círculo de Jena, por la ciudad que los reunió, y los convirtió en los protagonistas del libro Magníficos rebeldes. La invención del yo. A través de cartas, la autora reconstruyó sus vidas, sus aprendizajes y descubrimientos, que desembocaron en la definición y entendimiento del “yo”. En esta entrevista, habla sobre su más reciente obra y de la tensión entre el egoísmo y la libertad, tanto entre los personajes de la novela, como en el mundo actual. También, se refiere a las ideas centrales del romanticismo y la relevancia que conservan, aún hoy, las nociones sobre la ciencia, el arte y la naturaleza pensadas en el siglo XVIII, en Jena.

Alexander Von Humboldt es parte del Círculo de Jena y su libro anterior trata sobre su vida y lo que usted llamó la “invención de la naturaleza”. ¿Cómo llegó a esta nueva historia?

“Casi me topé con la historia cuando estaba investigando sobre Humboldt, porque pasaba mucho tiempo en Jena. Mientras caminaba por ese pequeño pueblo veía las placas con los nombres de las personas famosas que habían vivido allí, sobre los que había aprendido en el colegio. Algo así como el quién es quién de los pensadores y filósofos alemanes. Me llamó la atención y me di cuenta de que estuvieron todos allí al mismo tiempo en este pueblo, así que quise saber más”.

¿Cómo adelantó la investigación?

“Muy a menudo, los académicos se centran más en las obras de los grandes poetas o escritores, y las analizan individualmente, pero nadie existe en el vacío. Vivimos en sociedad. Me interesan estos grupos donde los amigos trabajan y piensan juntos y desarrollan ideas que probablemente no tendrían si estuvieran solos. Por suerte, fueron escritores y poetas increíbles y pude investigar sobre sus vidas a través de sus cartas y diarios. Se escribían todo el tiempo, aún cuando a veces estaban en la misma ciudad se contaban chismes sobre sus vecinos, amigos y enemigos. Fue a través de eso que pude darles vida. Aparte, en Jena había casi 900 estudiantes y muchos de estos les escribían a sus padres describiendo su vida en la universidad. De esa manera pude hacer del pueblo casi que otro protagonista”.

¿Por qué esa ciudad fue un epicentro del pensamiento romántico? Mucha gente fuera de Alemania nunca ha oído hablar de ella.

“Incluso, creo que muchas personas en Alemania nunca han oído de Jena. En primer lugar, Alemania no era un país unificado. Estaba formado por 1500 estados, algunos realmente grandes como Prusia, pero otros muy pequeños. Jena tenía un gobierno que se basaba en una complicada ley de herencia y estaba gobernada por cuatro duques sajones diferentes, sin nadie realmente a cargo de la universidad. Por eso, se convirtió en un lugar donde a los pensadores se les dejaba hacer cosas que no estaban permitidas en otros lugares. Se convirtió en un punto caliente del pensamiento revolucionario en Alemania, porque allí los maestros podían enseñar lo que quisieran”.

Hablemos de Caroline Schlegel, una mujer que usted decide sacar del anonimato. ¿Quién fue ella? ¿Cómo fue el proceso para descubrirla?

“Ella se escribió a sí misma en la historia. Cuando comencé pensaba: ‘Caroline es simplemente la esposa de Wilhelm Schlegel’. Luego, mientras leía sus cartas y las de los demás que hablaban de ella, me quedó muy claro que desempeñaba un papel muy importante en este grupo de amigos. Era la editora de la revista literaria que tenían. Cuando August Wilhelm publicaba algo, muchas veces tomaba frases o párrafos enteros de las cartas de Caroline y las publicaba en sus artículos. Era muy divertida: se llamaba Caroline Michaelis Boehmer Schlegel Schelling, llevaba el nombre de su padre y de sus tres maridos. Se negó a verse restringida por el papel que la sociedad pretendía para las mujeres en ese momento, rompió por completo con las convenciones y vivió una vida según sus deseos. Eso me fascinó”.

¿Hay algún personaje específico que le guste más que los otros?

“Creo que probablemente sea Caroline, aunque diré que mientras escribía, amaba a cualquiera sobre el que estuviera escribiendo. Por eso adoraba a Goethe. Cuando fui a la escuela en Alemania, él parecía aburrido, como un anciano. Los alemanes lo tienen en una especie de pedestal, lo ven como a un semi Dios. Pero descubrí que era divertido, un padre absolutamente dedicado, al que le encantaba patinar con su hijo y cazar ranas. Fue muy entretenido conocer a estos héroes del pensamiento y la escritura alemana de una manera muy diferente en su vida diaria. También disfruté mucho con Freidrich Schlegel, simplemente porque era un poco odioso. Tenía mucha confianza y caminaba por la vida pensando que podía cambiarlo todo y le salió mal. Todos ellos son personajes con muchos defectos y creo que eso los hace muy humanos y muy interesantes”.

Después de toda esta investigación, ¿cuál es para usted la idea central del romanticismo, la que reúne el significado general?

“Los académicos hasta el día de hoy no pueden definir el romanticismo. Pero en el centro de todo, para el Círculo de Jena, estaba la poesía. Y no la poesía tal como la entendemos hoy, sino en su antiguo significado griego, que significa poesía creativa y productiva. Ponían la imaginación por encima de todo. Entendieron que el pensamiento racional era insuficiente para comprender verdaderamente el mundo. Creo que en nuestra época, en la que sabemos que estamos viviendo una crisis climática, no solo necesitamos científicos, políticos e ingenieros geográficos para sacarnos del lío. También necesitamos poetas, escritores, artistas y cineastas para encontrar formas de transmitir lo que realmente está sucediendo. Los números y las estadísticas son increíblemente importantes, pero a veces necesitamos otras formas de demostrar los hechos. A veces es la fotografía de un pájaro empapado en petróleo negro lo que realmente nos hace detenernos. Estas cosas, en un nivel más imaginativo, creativo o emocional, nos atraen y nos acercan a nuestra amada y maravillosa naturaleza. A veces los científicos lo olvidan, solo protegeremos lo que amamos. Los románticos me hacen atreverme a unir de nuevo las artes y las ciencias, que llevan demasiado tiempo separadas”.

¿Cuál es el papel de la imaginación en la Ilustración?

“La mayoría de los científicos que conocerás hoy dirán que sin imaginación no podrían hacer su trabajo. Es una idea ridícula pretender separar el pensamiento racional de la imaginación, pero también las artes de las ciencias y lo emocional o lo irracional de lo racional y lo objetivo. Los románticos no hicieron esa distinción entre ciencia y arte”.

Existe una tensión constante entre el libre albedrío y el egoísmo en el romanticismo, que es visible incluso en el título de su libro. ¿Qué piensa sobre esto?

“Fichte es el filósofo que pone este enorme énfasis en el yo y en cierto modo lo libera. Desde entonces, hemos estado haciendo este acto de equilibrio entre las emocionantes posibilidades del libre albedrío y las trampas del egoísmo. Si lo miramos en su contexto histórico, los jóvenes románticos liberaron al yo con la intención de crear una sociedad mejor. Esto significaba ser consciente de cuáles son tus necesidades, que no es algo negativo. Fichte dijo que la libertad viene con una obligación moral. Es este acto de equilibrio el que resulta difícil y que en este momento se inclina definitivamente hacia el egoísmo total, donde nos olvidamos de las personas que nos rodean. Ahora bien, mientras los románticos experimentaban con esto, definitivamente hubo muchos momentos de egoísmo”.

Al principio hablaba de pensar en conjunto, pero luego surgen problemas por a tener genios trabajando juntos. Entonces, ¿cómo se equilibra esta tensión entre ellos? ¿Pudieron o no encontrar una armonía entre sus egos en el Círculo de Jena?

“Funcionó y no funcionó. No creo que hubieran producido el trabajo que produjeron en aquel entonces si no hubieran estado juntos, porque se inspiraron completamente el uno en el otro y realmente creyeron que juntos podían pensar mejor. Celebraban que estaban cambiando de ideas todo el tiempo. Por otro lado, al tratarse de un grupo de hombres y mujeres jóvenes muy confiados, terminaron peleando. Hubo peleas, celos, cambios de pareja entre ellos mismos, y luego las cosas comenzaron a desmoronarse. Tal vez, fue suficiente esa década, después se separaron e hicieron otras cosas”.

¿Cuál es el gran resultado de eso que hicieron juntos?

“Una de las cosas fue unir las artes con las ciencias. Eso fue increíblemente importante. Lo otro, que luego se vuelve tan importante para Humboldt basándose en la Naturphilosophie de Schelling, es la idea de que todos somos uno con la naturaleza, que era una idea muy nueva porque antes los humanos nos veíamos como el Pináculo de la Creación, dueños de la naturaleza. Por el contrario, esta idea dice que el yo y la naturaleza son idénticos; que el mundo vivo y el mundo no vivo se rigen por los mismos principios subyacentes. Somos un gran organismo vivo y esto se volvió muy importante para Humboldt. Esa es realmente la base sobre la que ellos construyeron su pensamiento”.

Para escucharla:

Andrea Wulf conversará con Misha Glenny. Viernes, 26 de enero, 10:00 a.m., Teatro Adolfo Mejía (Hay Festival Cartagena).

*Periodista con maestría en Derechos Humanos del London School of Economics

x

Revista Generación

© 2024. Revista Generación. Todos los Derechos Reservados.
Diseñado por EL COLOMBIANO