x
language COL arrow_drop_down
Generación — Edición El Cambio
Cerrar
Generación

Revista Generación

Edición
EL ENCARGO INEVITABLE

En este número nos embarcamos a explorar la forma en que miramos la política, casi siempre como un duelo entre izquierda y derecha, y cómo está cambiando la geopolítica del poder global. Y nos preguntamos por nuestras relaciones con los animales, al tiempo que reflexionamos sobre las representaciones de series como Griselda, el cine hecho por mujeres y los nuevos espacios para el arte que se abren en Medellín.

  • Pala, las vidas del médico, compositor y poeta

Pala, las vidas del médico, compositor y poeta

Hacemos un repaso por la vida y obra del cantautor y poeta nacido en Yarumal el 22 de mayo de 1969, a propósito del Premio Nacional de Literatura que recibió hace un par de meses.

Mateo Navia Hoyos | Publicado

Carlos Alberto Palacio tuvo una epifanía en el Instituto Colombiano de Seguros Sociales mientras atendía un parto a las tres de la madrugada: una voz interior lo confrontó con su profesión de médico que apenas iniciaba, y le dictó un mandato para su idea de felicidad: que hiciera canciones, desembocadura de su placer; que se conectara con ese deseo impreciso que en todos los seres humanos yace profundo y sirve de impulso. Carlos vivía entonces en Medellín. Había pasado sus primeros catorce años en Yarumal, de los que escribiría años después: “mi infancia fue el mango, / la guayaba, la piña, la poma, el mamoncillo”. Estuvo un año ejerciendo como médico, y tomó un avión para irse a La Habana –esa “ciudad que besa cuando muerde”, escribió en otro libro–, a estudiar en el Instituto Superior de Artes, un campus que armoniza con el campo que lo rodea, de curvas fluidas y ángulos dinámicos, de pasillos largos y bóvedas y cúpulas, que comunican magnificencia y solemnidad, diseñado por Ricardo Porro, Vittorio Garatti y Roberto Gottardi.

Después de su estancia en Cuba, Carlos Palacio adoptó artísticamente el nombre “Pala” por el que hasta su madre lo conocía, y sacó su primer disco, Amnesialand (2001). Luego vinieron, Colombianito (2004), que compuso feliz en Bogotá, y Palabras (2007), que lo reconcilió consigo mismo, porque fue hecho con el olvido de la pretensión de fama que había estado presente en los dos álbumes anteriores. Palabras, además, se convirtió en el tiquete que lo condujo a otra ciudad que deseaba conocer. Como le contó a Juan Mosquera en febrero de 2015: “Este disco terminó llegando a manos de un sello argentino, y me llevó a Buenos Aires, una ciudad a la que soñaba llegar hacía mucho rato”.

El exmédico había dejado de llamarse Carlos Alberto Palacio y se había convertido en cantautor. En los siete años siguientes, “Pala” sacó otros álbumes: Socios ociosos (2008), Yo y ya (2010), El origen de las especias (2012) y Maleviaje (2014). Durante aquellos años de caminatas con pies, ruedas y alas, trabajó con grandes de la música como Thom Russo, productor de las voces del álbum Dangerous (1991), de Michael Jackson; con Eduardo Bergallo, productor e ingeniero de sonido de artistas como Charly García y agrupaciones musicales como Soda Estéreo, y con Carles Campi Campón, productor e ingeniero varias veces ganador del Latin Grammy. Compartió escenario y realizó colaboraciones con varios cantautores de renombre: Andrés Correa, Dani Castro, Dani Buira, Jorge Drexler. Y comenzó a recibir premios por álbumes y canciones. “Amnesialand” fue número uno de la Radiodifusora Nacional de Colombia en 2004; “Casa grande”, incluida en Colombianito, ganó el concurso Exhimus del Museo Nacional de Colombia en la celebración de sus 180 años; “Bogotá”, que hace parte de Palabras, se alzó con el primer lugar del concurso Música en Movimiento de la Alcaldía de Bogotá y TransMilenio en 2006, y el álbum Yo y ya fue elegido como uno de los 10 mejores de 2010 por la Revista Semana.

La “Bogotá” de “Pala” hace lo que cada canción debe hacer, convertirse en la “Bogotá” de muchos y muchas. En ella escuchamos: “En la noche Bogotá es una muñeca / vestidita con los trapos de la historia; / con amores inundando discotecas, / con escoltas ejerciendo paranoias. // En la noche a Bogotá le sobra noche / y le sobra cada niño en las aceras; / cafecito para el alma y el soroche, / bello invierno que se cree primavera”.

Tres incursiones adicionales son destacables durante los últimos años de este periodo de la vida artística de “Pala”. En 2013 sacó el DVD Pala en un viaje sinfónico –por el que recibió el Premio Nacional de Música del Ministerio de Cultura de Colombia–; se inició como columnista en la publicación digital Las2orillas y publicó su primer libro, Pasacintas, del que se explica en la página web www.pala.com.co: un “poemario compuesto en su práctica totalidad por sonetos clásicos, editado para Colombia y Argentina por la casa Otrocontar en 2013 y reeditado en España por las editoriales Noviembre en 2015 y Terra Ignota de Barcelona en 2017”.

Continuaron los años, y el cantautor letrista, sin abandonar el puerto desde donde lanzaba sencillos, daba conciertos y preparaba álbumes como Alamar (2016) y El siglo del loro (2020), viró el navío hacia el oficio trabajoso de poeta. A Pasacintas le siguieron Así se besa un cactus (Terra Ignota, 2017), Abajo había nubes (Devenir, 2020), Pasado impredecible (Editorial EAFIT, 2021), En el abrazo de la sílaba (Hiperión, 2021), La vocación del remo (Algaida, 2022), Gramática del asombro (Hiperión, 2023). Cada uno premiado. Todos aplaudidos por jurados, y por la crítica. Tras Así se besa un cactus ser declarado finalista en el Concurso Internacional de Poesía Entreversos, de Venezuela, en 2016, los demás resultaron ganadores: Abajo había nubes recibió el Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández de la Comunidad Valenciana en 2020; Pasado impredecible, el Premio Libro de Poemas Inédito de la Alcaldía de Medellín 2020; En el abrazo de la sílaba, el XXV Premio Internacional de Poesía «Antonio Machado en Baeza», en 2021; La vocación del remo, el XIX Premio de Poesía José de Espronceda Ciudad de Almendralejo en 2022; Gramática del asombro, el XXXIX Premio Jaén de Poesía. Recientemente le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura 2024, de la Universidad de Antioquia, por el poemario Taxidermia del instante, del que traemos acá este extracto de un poema: “Pero ante la belleza, / a cuya temeridad debemos la maravilla / del sobresalto convertido en llama, / todo reflejo habrá de mutilarse, / todo sano temor desestimarse / y todo celo honrado confinarse”.

Cómo trabaja, se lo reveló “Pala” a un periodista hace poco: “Soy muy disciplinado, no escribo un poema, me planteo el reto de escribir un poemario. Escribo la mayoría de mis poemarios durante los primeros meses del año. Luego corrijo, tomo apuntes. De diciembre a marzo escribo ocho horas al día, con rigor, esa es mi metodología. También es verdad esto: me interesa la poesía dócil, que no hay que sufrir para leerla, la que se deja saborear sin ofrecer resistencia”. El oficio con trabajo está claro. Por muchos años fue cultivador de rimas como letrista, después se lanzó al papel como sonetista en Pasacintas, y continuó como poeta en los demás poemarios. Al tiempo, durante esa andadura, inició y terminó estudios de pregrado en Filología Hispánica, y suya es la Antología de sonetos de amor, publicada en 2024. En este libro fino, como llaman en España a los libros de pocas páginas, los lectores rodantes que han creado las instituciones del Metro de Medellín y Comfama pueden leer a sonetistas que vivieron entre el siglo XVI y el XXI, ejercitando aquella “veterana estrofa siciliana para acercarse a su octavo centenario en goce de buena salud”, como introduce “Pala” en las primeras páginas, la cual explica consiste en “catorce versos, la mayoría de las veces de once sílabas, distribuidos en dos grupos de cuatro y dos de tres que, en la más clásica de las variantes, adopta un esquema de rimas ABBA – ABBA – CDC – DCD”, y que ha sido “por siglos y con lujo de detalles el perfecto vehículo de las emociones que nos susurra la poesía”.

“Pala” se resumió en pocas palabras cuatro años atrás en Laud 90.4 FM Estéreo: “Soy un profesor de escritura de textos, que se dedica a la música, que tiene un diploma de medicina, pero que su fuerte es la palabra”. Sin considerarse un poeta con mayúscula, a “Pala” la palabra le permite decir sutilezas con levedad y declarar sus posiciones sobre temas disímiles con contundencia. He aquí el primer párrafo del poemario La vocación del remo: “Este poema lento, este verso mojado, este batir de sílabas sobre la hoja inhóspita / lo traza un niño tímido en un pueblo bucólico / ahíto de montañas, nublado de venganzas, / prometido al olvido y anémico de lápices”. En el abrazo de la sílaba, por su parte, leemos estos versos, y nos sobrecoge la certeza: “Decir te amaré siempre es solo eso, / marea que se dice y luego pasa”.

En entrevistas y versos, “Pala” dimite de ser papá. Así lo consignó en Abajo había nubes: “¿De qué me enorgullezco? / De no engrosar las huestes que aplastarán la espiga”. Y en ese mismo poemario, pluma en ristre arremete contra millonarios, hasta manifestarse él mismo como otro millonario, pero de otro modo: “¡Qué compasión inmensa / me inspira el hombre aquel, Carlos Slim! / ¡Con lo tremendo que es andar El Zócalo / de la capital terca que se hunde / y parar por esquites / y rememorizar los azulejos / sin que te digan «pise usted la alfombra»!”; y luego, continúa, diciendo de sí mismo: “sé sentirme el más hábil millonario / tantas veces como la vida insista / en conservarme sano hasta las navidades, / en reservarme el beso de la mujer que amo, / en permitirme el canto, en no quitarme el sexo, / en procurarme el vino, en renovarme el viaje, / en repetirme humano, en recordarme el miedo”.

Entusiasta de la belleza, desbordado de sonrisas y risas, casi siempre se le ve a “Pala” alegre, en entrevistas y conciertos, en las calles que cruza y en las ciudades que habita. No es un visitante donde llega, recibe el abrazo y lo devuelve, merodea lo serio y no olvida, como dejó bajo custodia en estos versos de su segundo libro de poesía, Así se besa un cactus: “Envejecer es darle la razón a las ceibas, / Por eso escribo a ratos. / Porque se acaba el tiempo”.

Si quiere más información:

x

Revista Generación

© 2024. Revista Generación. Todos los Derechos Reservados.
Diseñado por EL COLOMBIANO