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EL ENCARGO INEVITABLE

En este número nos embarcamos a explorar la forma en que miramos la política, casi siempre como un duelo entre izquierda y derecha, y cómo está cambiando la geopolítica del poder global. Y nos preguntamos por nuestras relaciones con los animales, al tiempo que reflexionamos sobre las representaciones de series como Griselda, el cine hecho por mujeres y los nuevos espacios para el arte que se abren en Medellín.

  • “Las ferias del libro son la oportunidad de ponerle cara a los lectores”

“Las ferias del libro son la oportunidad de ponerle cara a los lectores”

Hablamos con Santiago Tobón, editor desde España de la editorial Sexto Piso, que publica a autoras como Vivian Gornick, Valeria Luiselli y, desde hace poco, a Tomás González.

Por: Juan defrono | Publicado

Primero estaba el mar es la novela inicial del escritor paisa Tomás González, publicada en 1983 y que está viviendo una resurrección a partir de una edición que lanzó a finales de agosto en España la editorial Sexto Piso, que se suma a La luz difícil, otra novela de González reeditada también en el catálogo de esta editorial hace varios meses. Novelas leídas, estudiadas, con vida en Colombia, pero desconocidas, casi muertas para el público español, aunque la obra del escritor colombiano ya se había intentado publicar en ese país. De este tipo de resurrecciones y extrañezas se compone el trabajo editorial. Del azar de los gustos y del mercado. Y de la insistencia y la aventura de los editores, que trabajan buscando nuevas tierras para crear nuevos públicos.

Gracias a esa gran labor de los editores de Sexto Piso, Tomas González está recibiendo alabanzas de medios y lectores españoles como un clásico indiscutible de la lengua, cuando su público lector más fiel aquí ya lo sabía. Esa editorial, que nació en México y tiene sede en España y se dedica en un ochenta por ciento a publicar literatura traducida, es la editorial independiente internacional invitada a la Fiesta del Libro y de la Cultura de Medellín, que tiene como invitada de honor a la edición independiente.

Aprovechando la visita de Santiago Tobón, el editor de la editorial en su sede en Madrid, hablamos con él para conocer su experiencia. Tobón nació en Medellín en 1975, se formó en estudios literarios en Bogotá, trabajó como editor en Colombia y ahora dirige el equipo europeo de Sexto Piso, alimentando el catálogo de una editorial admirada y deseada. Se trata de un equipo de pocas personas, como en la mayoría de editoriales independientes, y en el que hay que incluir a un border collie, el perro de Tobón, que no tiene nombre de editor, pero sí de un autor monumental y superventas: Gabo.

Algunos de los editores independientes más emblemáticos del siglo XX siempre han hablado de la importancia de construir un catálogo coherente. ¿Cómo definiría el de Sexto Piso?

“Más o menos sigue siendo esa la línea que continúan teniendo los editores independientes: la importancia de construir un catálogo coherente. Sexto Piso es una editorial con un catálogo que no define como lectores, un lector creativo en el sentido de que explora diferentes géneros literarios, disperso o heterogéneo que se interesa por diferentes tipos de lectura. En ese sentido, me gusta pensar que son lecturas que descubren un valor literario a los lectores. Más o menos ese es el ideal, con aciertos y desaciertos, como todo.

Una bella idea esa de construir el catálogo como la de imaginar la lectora o el lector ideal de la editorial, ¿esto ha cambiado con los años, teniendo en cuenta que Sexto Piso nació en México en 2002, abren la sede de España en 2005, y publican con constancia en los dos lados el Atlántico?

“Ha cambiado y, sobre todo, digamos que la idea romántica de buscar un tipo de lector en una lengua común como el español se ha venido cayendo de algún modo o mudando o modificándose, porque con el paso de los años nos hemos dado cuenta que los intereses de los lectores varían por diferentes cosas, estéticamente incluso, intereses personales, etc. Entonces no interesa lo mismo en un lado que otro exactamente. Esa ha sido una de las dificultades de construir esa idea de catálogo común con lecturas en las que caben muchos lectores, no un solo uno. Editamos de una forma muy heterogénea y no buscamos un exclusivo tipo de lectura. Lo que nos interesaba hace diez años no es lo mismo que nos interesa ahora mismo como lectores y me gusta pensar que el catálogo va creciendo en esa línea, o va dándole al lector una alternativa en un sentido bastante propositivo de lecturas para ampliar el horizonte de la experiencia lectora”.

Usted habla en plural, Santiago, e imagino que se refiere al equipo de la editorial. Cuéntenos cómo funciona, cómo se deciden las publicaciones, cuáles para México o España, etc.

“Funcionamos mediante consejo editorial, entendiendo que somos una única casa editorial, que construimos un único catálogo común con unas cuestiones comerciales que hay que tener en cuenta, porque los catálogos no se desarrollan de la misma manera en un sitio u otro. Es un equipo y te lo ampliaría, incluso, no solo al que tenemos en México y en España (de los editores o el equipo colaborador de la editorial, que no son solo editores, también prensa, comunicación, edición de mesa, que es diferente a la edición de los títulos, temas administrativos, de distribución, etc.), pero digo que lo ampliaría porque también tenemos distribuciones en otros países como Colombia, Argentina, Chile, Perú, Uruguay, y eso hace que debamos tener en cuenta los intereses de los lectores, porque ellos van tomando decisiones de catálogo y son diferenciadas, aunque hay algunos gustos comunes, como por ejemplo, el éxito de Vivian Gornick”.

¿Esta autora, quizá con Apegos feroces, es el éxito de la editorial hasta ahora?

“Sí. Aunque también depende del territorio; los libros no tienen la misma suerte en cada país. Pero claramente Apegos feroces es el libro más vendido de la editorial. La autora, además, tiene mucha legitimación y ya llevamos unos cinco o seis títulos de ella publicados. Otro caso parecido es la autora inglesa Nell Leyshon, su obra más conocida es Del color de la leche y llevamos unos cuatro títulos de ella publicados. En nuestra lengua hay que mencionar a Brenda Navarro, a Valeria Luiselli —que es una autora que nos acompaña casi desde los comienzos de la editorial—, y, particularmente en España, Marta Jiménez Serrano, un éxito increíble en ventas”.

En una pregunta contraria, ¿cuál libro o autora-autor les gustaría qué se vendiera más?

“Todos, eso es como el resultado general. Siempre hay una expectativa de que las cosas funcionen mejor. Las anteriores son las sorpresas de éxito, digamos. La mayoría de libros no llegan a esos números, lo que no quiere decir que esté mal, pero siempre está la sensación de que tendríamos que encontrar más lectores para esas propuestas. También entendemos que no todas las lecturas llegan al mismo tipo de público. En la editorial hay una colección de poesía, por ejemplo, y la lectura de poesía es más minoritaria, o de ensayo, que en muchas ocasiones cumplen una función diferente y no necesariamente se tienen que juzgar por un éxito en ventas”.

El manejo del autor es un tema importante en la edición independiente. Apostar por gente nueva, redescubrir, posicionar a una escritora o escritor, las fugas hacia los grandes grupos... Háblenos un poco de la política de autor de Sexto Piso. ¿Cómo manejan este tema?

“La realidad se puede asemejar con una especie de cadena alimenticia. Estas fugas no solo las sufren las editoriales independientes, también en los grandes grupos suceden, temas de ofertas y anticipos de derechos que hacen que un autor cambie de editorial, o descontentos... sucede a todos los niveles, no solo en la parte, digamos, de la base de la pirámide, continuando con el símil, y es algo que un editor, en el punto que sea de esa pirámide, tiene que entender y aceptar. Eso por un lado. Por otro también está el tema de la política que mencionas, en la que al menos los editores independientes sí aspiran a tener lo que se llama una política de autor. En este sentido, lo que uno espera es que haya autores que vayan creciendo y desarrollando su obra en la medida que la editorial también lo hace, que se acompañen en esa apuesta mutua. Entonces, entendiendo que las editoriales independientes tenemos un presupuesto más limitado económicamente, a veces las apuestas dan más trabajo, cuestan más mantener. Con la cuestión vocacional del editor, cuando uno publica un libro no solamente está pensando en él, sino que también en el desarrollo del autor, en su crecimiento comercial y literario, que siga siendo una apuesta o parte del catálogo de la editorial. Los editores llamados independientes intentamos mantener una apuesta más clara en ese sentido”.

Se suele decir que las editoriales independientes y sus editores son más arriesgados, los que apuestan de verdad por lo que otras editoriales más grandes no harían. ¿Qué opinas sobre esto?

“Vocacionalmente, como lectores, hacemos más apuestas de riesgo. La distancia crítica que podemos llegar a tener con las modas, de algún modo, también nos permite apostar por propuestas diferentes. Es como un espacio más natural del pequeño editor o del editor independiente que de los grandes grupos. Pero hay apuestas en todos lados, no quiero decir que se suscriban solo a los editores independientes, pero me parece que en general los catálogos de los editores independientes son más propositivos en ese sentido, más sugerentes para un lector que quiera apostar por nuevas cosas, por lecturas de obras que no se parezcan a lo que ya han leído”.

Sexto Piso es la editorial internacional invitada a la Fiesta del Libro y la Cultura, ¿qué significan las ferias, las fiestas del libro, cómo las asumen desde el equipo?

“Del principio de la editorial las ferias siempre han sido una base fundamental. Es una manera más de darnos a conocer, de encontrar más lectores, de llegar a todos los eslabones que componen la cadena del libro... Las ferias son diferentes: hay de compras de derechos de autor, más profesionales, de distribución, impresión, o buscar un poco cómo es el sector profesional; y hay unas que tienen la vocación de venta de libros, de búsqueda de lectores, como es el caso de la Fiesta del Libro. También hay que entender que los editores en general no solemos tener tanto contacto con los lectores, no les ponemos cara habitualmente. Entonces para nosotros las ferias son una oportunidad de poner cara a esos lectores, de encontrarnos con ellos y nos digan las cosas buenas, nos regañen, nos den ideas, nos critiquen”.

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