Una gran mancha de cemento invade las montañas que le dan forma al Valle de Aburrá. La ciudad desbordada no es abarcable con una sola mirada. Sus márgenes y periferias lindan con el horizonte. Aquí, el embeleso de la vista de los antiguos viajeros ante el valle profundo se topa hoy con una nube de polución y su atmósfera borrosa. Estas transformaciones han sido documentadas en obras literarias, cinematográficas, pictóricas y fotográficas. A grandes rasgos, la ciudad ha hecho parte de estos lenguajes creativos, ya sea como telón de fondo o como protagonista. Un registro que inició como paisaje natural hasta dar cuenta del ambiente citadino.
El vértigo de la ciudad no tardó en extenderse a los lenguajes del cómic y la ilustración. Pero la mirada contemporánea que la dibuja es femenina de una manera preponderante. Muchas de nuestras ilustradoras e historietistas renuncian al hábito de la ciudad soñada y pintoresca para reconocerla como un escenario que reúne múltiples matices. Este proceso de apropiación visual de “La tacita de plata” implicó deslizar la vista de los miradores a los barrios, las cuadras y esquinas de Medellín. Dueñas del espacio urbano, ellas observan con honda humanidad sus convulsiones, yuxtaposiciones y tensiones.
De este modo, Tatiana Mejía (Titania) recrea, en algunos de sus trabajos, la relación del cuerpo femenino con el espacio público al dibujar a las trabajadoras sexuales que circulan por las aceras en contravía de los dictados del Sagrado Corazón de Jesús. Ampliando la galería de personajes citadinos, Alejandra Pérez dibujó el sector de Cúcuta con La Paz en el marco de un ejercicio creativo con Casa Tinta Bogotá. En su obra Lienzos & Liendras (2022) las ventas informales se apropian de las dinámicas del centro, con un guiño a los cuerpos disidentes de la Maja desnudo (2006) del pintor Jorge Zapata.
Pero la ciudad dibujada no solo se despliega en el centro; algunas historietistas ambientan sus narraciones en los barrios populares porque es allí donde se condensa el universo y el destino de muchos medellinenses e inmigrantes. En el cómic Candelaria y la fuerza primordial (2022) de Alejandra Higuita, por ejemplo, la comuna 13 ocupa un lugar destacado no solo por ser hoy un epicentro artístico y cultural, sino también por su pasado violento que aún perdura. Por su parte, en la novela gráfica en proceso intitulada Miscelánea, de Alejandra Arboleda, Manrique es el escenario que tensa su arco narrativo.
Con un interés por la espacialidad y la perspectiva arquitectónica, el grupo Urban Sketchers Medellín es un referente imprescindible de la urbe dibujada. Las ilustradoras Natalia Cuesta y Luisa Velásquez son dos de sus participantes más conspicuas. En sus trazos observamos distintas fachadas y varios puntos de referencia de “La bella villa”, que se caracterizan por el orden formal de sus composiciones.
A esta fluida iconografía de la ciudad se le suma el lápiz de las dibujantes foráneas que la han habitado, como es el caso de Powerpaola, Andrea Ganuza y Laura Guarisco, quienes llegan en sus obras a una construcción plena del espacio urbano: palpitante, complejo y fragmentado. Las tres son testigos de las nuevas realidades metropolitanas.
Sin lugar a duda, en el cómic y la ilustración la ciudad se lee en clave femenina. Toda esta efervescente experiencia urbana podrá ser recorrida en la exposición Ellas dibujan la ciudad, en el marco del 4to Salón del Cómic y la Ilustración de la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín, muestra que agrupa un rango de artistas mucho más amplio.
*Investigadora en artes gráficas. Escribe sobre cómic para distintos medios.