El Cuentico Amarillo —ese librito en el que escritores locales reinterpretan cuentos populares de la literatura universal como Cenicienta o Los tres cerditos — llega a su año dieciocho y para celebrar esa mayoría de edad, la Fiesta del Libro le encargó una exposición al fotógrafo Juan Fernando Ospina, director de Universo Centro. Ospina, generoso con su obra –generoso como editor, como artista y como fotógrafo–, vuelve al gran formato y así puede preparar un nuevo libro después de Medellín, de calles y gentes (Corporación Revista Número, 2010). Su reinterpretación de los cuenticos está pegada enteramente a sus intereses, podemos ver a Cenicienta convertida en una mujer acostada en una carretilla repleta de reciclaje, a Los tres cerditos como tres sicarios que amenazan la cámara con las bocas frías de sus revólveres, a Frankenstein como a hombres de la calle cocidos a puñaladas y desfigurados por golpes. Conversamos al final de un día en El Guanábano, el bar del Parque del Periodista que es también refugió de Universo Centro. Explica, por ejemplo, su mirada de Frankenstein: “Yo me voy para la calle y busco un posible man que va a ser parte del cuerpo de Frankenstein y que al mismo tiempo podría ser. Esto lo encuentro en el Bronx”. No solo se trata de un ejercicio de contactos, se trata una apropiación de la calle, Ospina tiene los contactos y sabe que a cambio de unas fotos van quizá un par de billetes. Dice sobre Los tres cerditos: “Es de las pocas fotos que muestro de archivo, porque es una foto que hice hace años en Barrio Triste. Estos tres muchachos trabajaban en una oficina de cobro, eran sicarios; los de los lados le estaban enseñando al más pequeño a disparar; tengo entendido que los tres ya están muertos”.
Nadie conoce tan bien el mundo cultural y del centro de Medellín como Ospina, hace unos días vi un documental sobre el heavy, death, black y ultra metal en la ciudad y ahí apareció él, como el fotógrafo detrás del álbum “Reqviem” de la gran banda Masacre, que se prensó en 1991 y vendió miles de copias en Europa, a espaldas de Colombia. Ospina ha sido un fotógrafo del lado b, de los rockeros, de los artistas, de la banda de la calle, del periódico que revolcó la cultura. Dice que no le importa si creen que es fotorreportero, artista, fotógrafo a secas: “Yo hago mis fotos y ya, pero he empezado a descubrir que uno también hace sus fotos cuando decide qué ubicar dónde, pocas de mis fotos se tratan de algo que uno se encuentra”. En esta exposición hay una imagen de un muñeco de Pinocho en medio de dos Ken, un Pinocho goloso y fluido que se distrae en perversiones en un mantel de ventas de segunda. Ospina llevó el Pinocho, los Ken ya estaban ahí en el suelo, debajo del viaducto del metro: Ospina vio y luego intervino en la realidad para decirnos algo, para señalarnos.
La presentación de la exposición fue en el Teatro Explora, pero toda la obra se puede ver a cielo abierto en la Fiesta del Libro. Qué bueno que se superó a los fotógrafos foráneos y se le abren los carteles a quien ha hecho de su vida un retrato al desnudo de esta villita.
A continuación algunas de sus principales obras fotográficas:





