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EL ENCARGO INEVITABLE

En este número nos embarcamos a explorar la forma en que miramos la política, casi siempre como un duelo entre izquierda y derecha, y cómo está cambiando la geopolítica del poder global. Y nos preguntamos por nuestras relaciones con los animales, al tiempo que reflexionamos sobre las representaciones de series como Griselda, el cine hecho por mujeres y los nuevos espacios para el arte que se abren en Medellín.

  • Arriba y al medio: Integrantes del estudio de animadores de Bombillo Amarillo. Abajo: de Pipeline Studios de la Institución Universitaria Pascual Bravo. Fotos: Camilo Echeverry y Jaime Pérez.

    Arriba y al medio: Integrantes del estudio de animadores de Bombillo Amarillo. Abajo: de Pipeline Studios de la Institución Universitaria Pascual Bravo.

    Fotos: Camilo Echeverry y Jaime Pérez.

Ilustradores locales detrás de Netflix, Youtube y HBO

Aclamadas series animadas en el mundo, como Rick y Morty, Polly pocket, Hot Wheels, Kajko, Cocomelon y hasta Barbie tienen talento colombiano. La industria de la creación crece en el país apesar del insípido apoyo estatal ¿Cuál es el secreto?

Por: Víctor Andrés Álvarez Correa | Publicado

—Morty, querer un dragón no es una idea.

—No estoy hablando de eso. Todo el tiempo te sugiero ideas, Rick. Ni siquiera eres capaz de considerarlas.

—¿Cómo cuál?, ¿la silla helicóptero? Eso lo viste en la televisión.

—Y, ¿qué hay de mi dispositivo para guardar momentos en el tiempo? Es una buena idea, Rick. Un dispositivo que permite...

—Guardar la partida como en un video juego para que hagas locuras y luego vuelvas al momento guardado. Sí, Morty lo vi en Futurama.

—Oh, ¿así que no haces nada sino es original?

Discuten un científico loco y su nieto sobre el dilema de la creatividad: sus límites, sus predisposiciones, sus matices; es un episodio de “Rick y Morty”, tiene más de 1,2 millones de visualizaciones y podría pensarse como una oda a quienes dan vida y forma, capítulo tras capítulo, a estos personajes y sus historias de desventuras e ironías. Esta serie animada, compara con Los Simpsons de los años 90, y ganadora de premios como el BTVA Voice Acting Awards, IGN Awards, el Annie Awards y Teen Choice Awards, es una de las más exitosas producciones de animación para adultos en el mundo y cuenta con participación creativa de varios colombianos.

Pero no se trata solamente de “Rick y Morty”, en Colombia hay un boom de ilustradores que participan en la animación digital y coproducen afamadas producciones como “Polly Pocket”, “Hot Wheels”, “Kajko”, “Cocomelon” y “Barbie”. Así las cosas, no es extraño que hace unos años hubiera aparecido en la televisión un personaje como Frailejón Ernesto Pérez, un símbolo del cuidado de los recursos naturales y quien se convirtió en tendencias en redes sociales por una pegajosa canción, hoy en peligro de extinción porque la nueva administración del Sistema de Medios Públicos, RTVC, decidió sacarlo de parrilla.

El camino que inició hace más de una década Pipeline, un estudio fundado por colombianos y que desde Medellín apoyó la producción de series para Discovery Kids, Disney y Nickelodeon, lo han venido recorriendo con creativos y empresas nacionales de Bogotá, Santander, el Valle del Cauca y hasta Puerto Colombia, por mencionar solo algunos lugares desde donde crece la industria creativa nacional.

Julián Sánchez, Daniel Vélez, Valet Manrique y Camilo Escárraga son algunos de esos animadores —ilustradores— digitales colombianos que brillan en el mundo. Incluso, están a la par de otros países donde la tecnología y las oportunidades están a la vuelta de la esquina. Hay que señalar la nuez del asunto, la contrariedad: creatividad irreverente impregnada por historias de desventuras y contrastes, lo que se podría pensar como una historia muy latinoamericana, o muy colombiana.

“Contamos con mucha suerte, porque el primer proyecto grande que tuvimos, fue para trabajar en ‘Rick y Morty’. No lo creíamos, porque lo veíamos muy lejano. Son como esas cosas que uno decía, quién sabe qué hay que hacer para trabajar allá”, dice Julián, fundador del estudio Dinamita, con sede en Bogotá, y parte del equipo de producción de la afamada serie animada.

Dinamita es uno de los estudios que ha ondeado la bandera de la producción audiovisual y la animación en Colombia. Como si no fuera suficiente con hacer parte de los genios que producen “Rick y Morty”, también ha colaborado con películas como Cazadores de Estrellas y el cortometraje “Una Porción por Envase”. Otras, no menos importantes, y premiadas en diferentes escenarios mundiales han pasado por sus manos: “Las crónicas elefantiles”, “La otra forma”, “The order”, “Freddy Willington” y “Remember us”, que narra, a través de intensos relatos, la guerra civil en El Salvador.

Pero la genialidad no ha sido suficiente. Tampoco el ímpetu y el sacrificio. Los creativos colombianos están combinando las mesas de dibujo con las tablas de Excel y las charlas inspiradoras entre compañeros con ruedas de negocios. Solo así es posible la supervivencia y el crecimiento del sector.

“La participación en espacios de mercado es fundamental; esto se mueve mucho por networking, por habilidades para ampliar redes de contactos profesionales, así como la capacidad de mantener esas conexiones con el paso del tiempo. Es una inversión, porque esto hay que pagarlo y costearlo de bolsillo propio. Aunque se pueden buscar algunas ayudas con Proexport y Proimágenes, pero no se cubren todas las veces”, dice Julián.

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Cuando Daniel Vélez, fundador y líder de Bombillo Amarillo —otro de los estudios de animación que desde Medellín conquista el mundo, lugar en Medellín— dijo en su casa que quería vivir de ilustrar, su padre le respondió: “¿Pensás ganarte la vida dibujando muñequitos?”. Este antioqueño de 40 años, que pasó sus primeros años de vida en el municipio de Bello, al norte del Valle de Aburrá, no dudó en decir que sí. Confiesa que fue inevitable sentirse el “rarito” de la familia, con una hermana médica pediatra y un hermano ingeniero químico.

“Desde que vi Aladdín, dije: ‘Quiero trabajar en Disney’. No terminé ahí, pero sí creando mi propio estudio; nuestras series están en plataformas como Netflix. Dibujos nuestros se ven en Amazon Prime y Televisa”, señala Vélez, quien inició su carrera en el estudio Zape Pelele de Medellín, a finales de los 90 y en la primera década del año 2000.

Vélez sonríe cada dos frases que pronuncia con la rapidez con que dibuja. Sus caídas y despertares en el complejo mundo de los negocios lo han convertido en un referente de la industria de la cultura y la creación en Colombia.

La serie polaca Kajko, que se puede ver en Netflix, basada en un cómic de ese país europeo publicado por primera vez en 1972, es una de las genialidades de Bombillo Amarillo, con un aporte en su animación producido desde Medellín. Se trata de una serie consumida en gran parte del mundo, con tintes irónicos, alegres e históricos para público adulto y que narra la historia de un gobernante hipocondríaco de la aldea de Mirmi³owo, donde Kajko y Kokosz sirven como guerreros.

Vélez recuerda sin vergüenza alguna que se quebró, la DIAN le embargó las cuentas, le debía a medio mundo en Medellín y tuvo que pagar hasta con la pensión de su padre. Sin embargo, el último año, su empresa Bombillo Amarillo vendió una cifra cercana a los 4.100 millones de pesos y tiene una planta de 60 empleados.

Los ingresos de esta empresa antioqueña están soportados en exportaciones de servicios relacionados con la animación a países como Canadá, Estados Unidos e Inglaterra, y a la participación en producciones como la Vaca Lola y en episodios de la serie The Boys, recreando momentos en los que los personajes “alucinan con muñequitos animados”.

La historia de Daniel Vélez y sus colegas son muestra de que el ecosistema de la creación se ha hecho fuerte porque es colaborativo. Las empresas sufren por la coyuntura económica, como los demás sectores de la producción nacional, pero la perseverancia las mantiene vivas y crea una posibilidad, otrora impensada, de subsistencia. “Estas empresas les dan a los artistas trabajo estable. Y eso es atípico. Que una persona que hace dibujitos tenga un sustento estable para poderse comprar un apartamento es muy raro. Si queremos tener futuro como industria hay que apostarles a los contenidos propios”, dice Vélez.

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El sector de la animación en Colombia está segmentado por el Ministerio de Ciencias en el grupo de las Creaciones Funcionales, Nuevos Medios y Software de Contenidos, del que hacen parte los medios digitales, los videojuegos, contenidos interactivos, audiovisuales, plataformas digitales, creación de aplicaciones, agencias de noticias y animación.

Según cifras del DANE, la población ocupada en el segundo trimestre de 2023, en las empresas que tienen que ver con la industria de la cultura y la creación, presentó un crecimiento de 1,7 por ciento en comparación con el mismo periodo de 2022.

De igual manera, el reporte de la entidad da cuenta de que entre enero y agosto de 2023, las ventas externas del país correspondientes a bienes relacionados con las actividades de las industrias culturales y creativas fueron de 88.195,2 dólares y presentaron un aumento de 4,5 por ciento en relación con el mismo periodo de 2022. De acuerdo con el más reciente informe de esta entidad, las creaciones funcionales, donde se incluye la animación, crecieron en 2023 un 3,7 por ciento con respecto al periodo anterior.

Coinciden los empresarios de la industria de la animación en destacar que el boom germinó hace aproximadamente 14 años cuando el Gobierno Nacional decidió promover un ecosistema liderado por el Ministerio de las Tecnologías y Comunicaciones y entidades como Proimágenes y el Fondo de Desarrollo Cinematográfico.

“Llega el mercado de coproducción con Señal Colombia, que ojalá no desaparezca, porque ese es un padrino de todos. Nace para promover las series animadas de calidad para niños. Yo fui proveedor. Esa es plata colombiana que permite formar talentos”, dice Daniel Vélez, al tiempo que destaca el papel que ha jugado Proexport y el Ministerio de Cultura para abrir mercados y espacios de promoción y capacitación.

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El hijo más aventajado de la televisión pública, y de la industria de la animación, es sin duda el Frailejón Ernesto Pérez, un ícono de la animación en Colombia que nació de manos del estudio Piragna como parte de la creación de un juego que abordara el problema de la huella hídrica, a través del cual aprendieron sobre la importancia del cuidado del agua, de los impactos de su mala utilización y sobre el papel fundamental que juegan los páramos y en particular los frailejones en su preservación.

La bogotana Valet Siv Manrique es una de las creadoras del personaje que puso a cantar a Colombia con esa melodía que empezaba así: “Hola, mi nombre es Frailejón Ernesto Pérez. Te quiero saludar, no me conoces, pero yo a ti sí, sí”. Aunque la incertidumbre por la continuidad del personaje en radio y televisión ha sido denunciada en algunos medios, tema del que prefiere no hablar, Valet y las personas que hacen parte de Piragna solo tiene un propósito para sus creaciones: la conciencia ambiental.

“Frailejón, desde su creación empezó a generar valor. Ha sido una revolución que se vio afectada por temas burocráticos, no solo en su movimiento sino en su misma esencia. Ahora está institucionalizado y alejado de lo que queremos en Piragna: recuperar no el Frailejón para alcanzar el éxito, sino para que sea un mensaje que llegue a la gente, que sea fresco y conecte”, dice Valet. Y es que, si bien los creadores digitales o de la animación en Colombia se apartan de discursos lastimeros que pretendan subsidios gubernamentales, Valet sí lamenta que políticas actuales vayan en detrimento de la industria. Si bien Frailejón es un caso de éxito, y el ejemplo de que una serie animada nacional puede ser autosostenible, Valet lamenta que “ahora RTVC dejara de financiar muchos de los contenidos y recortara el mercado de la coproducción, lo que afecta a la industria”.

Solo el Frailejón, en palabras de su creadora, generó 150 empleos. Insertcoin, otra de las grandes productoras, y referente de la industria nacional, tiene 80 personas empleadas en toda Latinoamérica. Camilo Escárraga, fundador y líder de Insertcoin, hace parte de esa regla de creadores que no nacieron en cuna de oro, que con mucho sacrificio llegaron a estar en el pódium de los estudios de animación.

Por sus equipos han pasado las famosas, principalmente en el público infantil, Cocomelon, considerada una de los canales de YouTube que, en su género, más factura en Estados Unidos. También ha participado en Polly Pocket y Barbie, en Hot Wheels y Matchbox, estas para los chicos que gozan del realismo mágico de los motores. Sentado en la sala de su casa, que es el estudio desde donde produce las animaciones que también se pasean por los top 10 de plataformas como Netflix, Camilo insiste en la importancia de impregnar de empatía la industria de la creación, pensar en empleados felices y romper con tradiciones de jornadas excesivas de trabajo: “Siendo empáticos, generando entornos laborales sanos logramos que en el exterior sigan percibiendo la calidez de los equipos colombianos. Estamos creciendo a la par con otras empresas del país, y hoy la gente quiere trabajar en la industria de la creación en Colombia”.

Dinamita, Bombillo Amarillo, Insertcoin y Piragna son algunas de las empresas colombianas que hoy recorren el mundo con sus creaciones. Sus huellas, como las de otras tantas de esta industria en el país, están en las parrillas de programación de Amazon Prime, HBO, Netflix y Disney, y en canales de YouTube y otros digitales. Si bien ya se ha conquistado el planeta participando en producciones de alto nivel, y con productos de gran calidad, el reto ahora son las creaciones propias. El talento está, y Frailejón Ernesto Pérez es muestra de ello.

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