La mejor serie del año no está nominada a los Golden Globes. Se llama Mi amiga extraordinaria y es italiana. Es la adaptación de los cuatro libros de Elena Ferrante. Es un logro artístico que pocos han logrado: estar a la altura de la calidad literaria. Una de las ventajas que tienen las series con respecto a las películas es el tiempo. En un filme te ahogas con los 120 minutos que tendrás promedio para recrear una tetralogía. Por física, dos mil páginas no caben en dos horas. Pero con las series sí hay tiempo. En este caso hubo una temporada por libro. La serie es magnífica de principio a fin, pero en sus tres últimos capítulos se potencia la calidad, hasta el punto de que te das cuenta de que ya no estás ante una de las mejores series del, año sino de la historia. Es difícil no romperse al final. Lila y Lenu estarán en mí por siempre y ojalá también en ustedes. Es feminista sin caer en el pastiche ni la obviedad. Es una serie feminista, pero no es solamente: así suene rimbombante, es sobre la vida y el dolor y la alegría. Sobre todo si se es mujer. Esta serie está completa en Max y dirime un poco esta polémica que se ha formado en torno a Cien años de soledad. A algunos bogotanos de ceja levantada les ha molestado que Netflix adapte la gran novela colombiana de todos los tiempos. Tienen resquemores y sacan una lista larguísima de los fracasos que han tenido cineastas de renombre a la hora de adaptar el Realismo Mágico. No me importa. No he visto un sólo capítulo de Cien años de Soledad y no me importa. Lo que me importa es que la gente esté hablando del tema. En las estaciones de Transmilenio, en las oficinas, en tu casa. No conocía a Elena Ferrante y gracias a la serie la pude leer. Las series acercan a las personas que no son tan especiales como usted, Carolina Sanín. Disfrutémosla.

Otra serie estupenda que no estuvo nominada a los Golden Globes fue Fallout. Prime, que no se caracteriza por un catálogo nutrido y que está avocada a fracasos tan lamentables como la adaptación en serie del Señor de los anillos, la ha sacado del estadio con esta historia que narra cómo en el postapocalipsis nuclear los ricos van a intentar sacar la mejor tajada. Me encanta Walton Goggins, creo que es un actor tan duro como lo fue en su momento Lee van Cleef o Jason Robards, es como uno de esos vaqueros de Leone o Peckinpah. Y acá está sublime. No lo nominaron seguramente porque es una serie de ciencia ficción y ya sabemos lo que piensan sobre los géneros los fucking jurados. Tampoco nos íbamos a ilusionar con que la espectacular Arcane, en su segunda y última temporada, fuera ser tenida en cuenta. Es una animación y la gente que da los premios debe estar por ahí en los setenta. Necesita historias aleccionadoras que premiar, no esta irrupción sicodélica, alteradora de sentidos. Una droga visual. El último videojuego al que me aficioné fue Contra. Así que no habla un gamer. Tengo 46 años y he perdido todas las batallas. Arcane, que tiene una gran afición entre los centenials, es una gran obra porque es bella. Está en Netflix.

La cuarta serie que quiero destacar fue Evil. Evil casi no fue vista en Colombia y después de cuatro temporadas gloriosas fue cancelada. Se ve a través de la plataforma de Paramount. Evil es una serie de terror. Casi no hay series buenas de terror y si nos ponemos rigurosos tampoco hay buenas películas de este género. Pero Evil da miedo porque, como el Exorcista, te ataca el inconsciente. Es un virus que se te instala y no te dejará dormir. También debo decir que, entre sus virtudes, está la de ser absolutamente graciosa, virtud que también debe tener una buena historia de terror.

Sería estúpido que los Golden Globes dejaran por fuera a The Bear. Es que si no la nominan ya perdería cualquier tipo de credibilidad. Las historias de chef, de cocina de grandes restaurantes, son apasionantes. Basta leer las memorias de Anthony Burdain para entender la dimensión de la presión, de la angustia, de la obsesión. Si crees que tienes una vocación porque pintas, escribes o haces música durante 8 horas al día debes entender lo que significa estar en ese infierno que puede ser una cocina durante 12 horas al día. The Bear es sobre una familia disfunsional, sobre el dolor de la pérdida, sobre la redención de almas que ya están a punto de quemarse. The Bear es un drama muy fuerte —el capítulo Fishes tiene la intensidad de una cena en una película de John Cassavettes— y como los Golden Globes son los premios menos serios de Hollywood, pues la metieron —una vez más— en la categoría de comedia. Bueno, algo parecido hicieron con La Sustancia, metiéndola en la categoría de mejor película comedia o Musical. De locos.

Otra serie que no podía ignorarse fue El Pingüino. La actuación de Collin Farrell por supuesto que es mucho más que ese engorroso traje. Está en cada respiración, en cada gesto. Se inspira, por supuesto, en el malo más amado de la televisión, Tony Soprano, aunque Oswald Cobb tiene menos matices que el personaje que encarnó James Gandolfini. Es que es un villano de Batman y hay que odiarlo, pero Matt Reeves, el creador de la serie, no nos la deja fácil y sólo hasta el final pone a prueba nuestra ética, nuestra moral. El Pingüino merece todo nuestro desprecio y ojalá Batman llegue a tiempo a ponerlo en cintura. Es oscura, pero a la vez divertida. Es una película de gánsteres con una femme fatale que también es una víctima y una heroína: Sofia Falcone. Casi todo el mundo está de acuerdo en que Cristin Milioti —quien siempre fue una gran actriz— se convirtió en eso que llaman “la estrella del momento” después de su papel en esta temporada redonda y fantástica.

Salió en el 2023 pero se vio en Colombia en el 2024. Así que la contaré porque la vi este año. Se llama La Mesías. Es fantástica, es extraña, es universal. Toda historia sobre sectas es apasionante. Pero cuando parece que todo está contado salen los Javi —así se hace llamar el tándem conformado por sus creadores, Javier Ambrossi y Javier Calvo— y nos entregan este viaje: un grupo musical de hermanas llamada las Stella Maris se hace viral en Youtube por sus canciones que no son más que plegarias a María, a Jesús, a Dios. La madre de las niñas se cree la misma reencarnación de Cristo. Una de las virtudes del catolicismo ha sido sus misterios, uno de los defectos del catolicismo ha sido sus misterios. Acá todo luce aterrador. Sobre todo, cuando uno de los protagonistas decide encontrarse a sí mismo en un viaje de yagé. Alucinante. Una de las mejores utilizaciones de una canción sicodélica como pocos, la White Rabbit, de Jefferson Airplane. Está en Max y debe verse ya.

No voy a pasar por alto Baby Reno, que cuando la vi me encantó, pero como soy un snob, me dejó de gustar y hasta le vi problemas de gordofobia cuando todo el mundo empezó a hablar de ella. Pero es fantástica. A esta altura del paseo ya todos la deben haber visto y si no lo han hecho es porque las series no son para ustedes. Y para terminar dos series estupendas, una muchos de ustedes van a hacer una mueca a lo Carolina Sanín y van a creer que soy un tonto pero X Men 97 ha sido la sorpresa del año. Lo mismo, no soy fan de esos cómics y no me gusta Marvel, me encanta la ciencia ficción y esta es una gran historia de ciencia ficción. Y la otra serie que quiero menciones es la nueva entrega de True Detective, acaso la más oscura, sinuosa y difícil de todas. Bebe directamente de las fuentes de esa literatura nórdica policiaca y, por supuesto, de una de las películas más subestimadas de este siglo: la desquiciante La casa de Jack, de Lars Von Trier.
No metí Shogun ni la Casa del Dragón porque ambas me aburrieron de una manera soberana. Seguro es buena televisión, pero no es mi tipo de televisión. Quiero algo que me motive, que me haga sentir vivo y estas dos son tan lentas como ver crecer el pasto. La televisión, en este 2024, como en todo el siglo XXI sigue gozando de buena salud.
