“¿Por qué el amor es tan rico y supera todas las dimensiones de las otras posibilidades humanas? ¿Por qué supone una carga dulce para aquellos a quienes afecta? Porque nos convertimos en aquello que amamos y, no obstante, seguimos siendo nosotros mismos”. Esta reflexión hace parte de una de las cartas que se cruzaron dos de los filósofos más influyentes del siglo XX: Martin Heidegger y Hannah Arendt. La correspondencia, que inició en 1925 y se extendió hasta 1970, no solo se convirtió en el testimonio de una relación intelectual y personal compleja; es, al tiempo, la revelación de la esencia misma de la filosofía como un proceso de transformación mutua.
¿Cuántas cartas se habrán escrito en nombre del amor? ¿Cuántas canciones? ¿Cuántas películas y poemas? La cantidad es intrascendente, por cuanto nunca está de más volver a él. El amor ha sido tema medular en el pensamiento filosófico. Desde Platón, que decía que el amor (Eros) no es un dios sino un ser intermediario, hasta Søre Kierkegaard, quien aseveraba que “el amor es hermoso, solo mientras duran el contraste y el deseo; después, todo es debilidad y costumbre”, pasando por Arthur Schopenhauer que afirmaba que “el amor es la compensación de la muerte”, la filosofía lo ha considerado como un motor esencial en la búsqueda de conocimiento, como un vínculo que revela la esencia de la existencia misma.
“El amor se sigue escribiendo porque no hay modo de escribirlo todo sobre él”, dice, más recientemente, la psicoanalista Alexandra Kohan, quien estará en el nuevo Festival de Filosofía en Envigado que Comfama realizará entre el jueves 22 y el sábado 24 de agosto. A ella se le sumarán más de 25 académicos, artistas y escritores. Todos hablarán sobre el amor y la filosofía en sus múltiples formas, expresiones y evoluciones. ¿Cómo amamos en la era digital? ¿Qué hay del amor filial? ¿Cómo expresamos el amor por la naturaleza de la que somos parte? ¿Qué tan conectados están el amor y el deseo? ¿cómo lo hemos entendido en el tiempo? Se trata de un nuevo encuentro para debatir, escuchar y sentir. Por eso están invitados todos a quienes este sentimiento casi omnipresente los toca de alguna forma, los cautiva o los cuestiona. Se trata de un Festival que invita a trasladar las conversaciones en familia, con amigos o con compañeros de estudio, al punto geográfico que habitó el “Brujo de Otraparte” Fernando González. Una casa que era, a la vez, un deseo. Para ese entonces, en la década de los 30, decía González que no le gustaban sino las que no vendían, o las de precio imposible. “El placer lo causa la resistencia, la serie de resistencias que oponen los objetos a nuestra conquista, hasta llegar al sí”, filosofaba sobre la casa que hoy resguarda su obra. Pero bien podría referirse a cualquier otra situación que implique desear. Ahí, en el Parque Cultural y Ambiental Otraparte, contiguo a la casa que en 1937 finalmente adquirió el escritor de Viaje a Pie, se desarrollará la primera edición del Festival que dará la bienvenida a escritores y académicos cuyas inquietudes por las formas del amor han resultado en obras como El fin del amor romántico: querer y coger en el siglo XXI, de Tamara Tenenbaum; Y sin embargo el amor. Elogio de lo incierto, de Alexandra Kohan; El amor después del amor, de Laura Ferrero; Una filosofía de la resistencia, de Carlos Javier González; Una guía del poliamor, de Alba Centauri y, entre otros, La cabeza de mi padre, de Alma Delia Murillo. Con miradas contemporáneas, el evento propone una programación que escarba y vuelve al amor como a la mar vuelven el agua y todo lo que arrasa. Como afirmaba Gonzalo Arango: “El único porvenir del amor es el presente, y merecerlo cada día. Pues el amor tiene la duración de las cosas efímeras: del día, de la ola, del beso. Su –eternidad– depende de ese movimiento continuo para que una ola forme a la siguiente”. Y reitera Kohan: “No es tanto que nosotros volvamos al amor como que el amor siempre vuelve a nosotros”. En ese retorno constante, se ha repetido casi hasta la saciedad que la filosofía es, esencial y etimológicamente, amor por las preguntas y el conocimiento. Así que, para explorar esa afirmación, habrá oportunidad de hablar sobre “La erótica de la filosofía”, en una conversación a la que están invitados Irene Ortiz, directora del área de Filosofía de la revista FILOSOFÍA&CO; Javier Correa, cofundador del colectivo Mentes Inquietas, y Damián Pachón, integrante de la Asociación colombiana de filosofía. En este espacio, como en otros de la agenda, se preguntarán qué significa amar el conocimiento, su posibilidad de seducir y si sabemos, en efecto, mirar, volviendo al apunte de María Zambrano, “la filosofía consiste en saber mirar”. El evento estará dividido en franjas, entre ellas, La hora del pensamiento, un espacio para desmenuzar temas puntuales; Banquetes de la palabra, en alusión a los diálogos de Platón; Contrapunteos filosóficos, que tienen un ingrediente especial inspirados en la gracia del debate de ideas de la tradicional trova antioqueña y, además de agenda cultural continua, habrá una exposición del archivo histórico de Otraparte, en donde se encontrarán obras con dedicatorias de amor escritas a mano. También, la atención, ese extrañamente ponderado “recurso” que en la actualidad pone en jaque los tiempos que dedicamos a ciertas actividades, también tendrá lugar en este encuentro. Una idea sugerente detonará la conversación: “La atención es amor”.
En este espacio, el filósofo Carlos Javier González se preguntará si acaso estamos desprovistos de una mirada propia, siendo víctimas de un entorno hiperestimulado. Sea como sea, desde la disciplina que se observe, el amor siempre tiene una forma de hacerse paso. El Festival de Filosofía en Envigado será una invitación para anudar reflexiones, enlazar disciplinas, encontrar nuevas preguntas, sentir y habitar, como bien diría Clarice Lispector, un pedacito de utopía.