¿Cuáles fueron los libros más leídos en Medellín en 2023? Hay muchas maneras de despejar esta pregunta. Sin embargo, antes de hacerlo conviene formular otra inquietud: ¿qué dice de la ciudad los títulos leídos durante un año? El consumo responde a dos cosas: a las necesidades de las poblaciones y al éxito de las campañas publicitarias para ubicar un producto en los radares de la gente. En consecuencia, un vistazo a las obras más buscadas por los medellinenses en las estanterías de las bibliotecas o en los anaqueles de las librerías de cadena revela algo del momento actual de la cultura paisa y, de paso, deja ver el acierto de los publicistas para hacer que un libro se destaque sobre los demás y se convierta en el que la gente busca en sus incursiones a los centros comerciales o en sus caminatas por los puestos de La Bastilla. Con esto claro se da un salto adelante. Entonces, hay dos estrategias para responder la pregunta del inicio de este texto. La primera consiste en consultar los listados del Sistema de Bibliotecas de Medellín tras los títulos más prestados en los parques bibliotecas y en las bibliotecas de proximidad. La segunda pasa por pedirles a las librerías de la ciudad una relación con las obras que más veces hicieron mover la máquina registradora. Aquí vale la pena hacer de nuevo una aclaración: Aunque se traten de negocios destinados a la venta, las librerías tienen eso que con un poco de rubor podríamos llamar un color particular, una seña de identidad. Es decir, no se tiene la misma experiencia de compra en una librería de centro comercial que en una que está ubicada en una casa de barrio o en un sitio cultural. Tampoco se compra lo mismo en las librerías de cadena –tan ancladas a la novedad y a la coyuntura– que en aquellas cuya oferta se nutre de los libros leídos o los descatalogados.
Ahora sí comencemos con los datos. Según información proporcionada por la oficina de prensa de la Biblioteca Pública Piloto, el libro más veces prestado en la Manuel Mejía Vallejo, de Guayabal, es El monstruo de los colores, una obra infantil de la ilustradora Ana Llenas. El trabajo de Llenas aborda el asunto de las emociones. Este libro álbum también fue el segundo más prestado en la León de Greiff, de La Ladera. No en todas parte se presta el mismo tipo de libros. Por ejemplo, en la Casa de la Literatura los dos primeros puestos fueron ocupados por un libro de cuentos, Malas posturas, de Lina María Parra, y por una novela potente, El señor de las moscas, de William Golding. Por supuesto, estas cifras obedecen a las campañas de promoción de lectura de cada biblioteca. En consecuencia, es harto probable que detrás de estos números esté el criterio de un profesional de los programas de lectura, escritura y oralidad de la Alcaldía de Medellín.
En el caso de la sede central de la Biblioteca Pública Piloto los lectores se decantaron por la novela distópica 1984, de George Orwell. El libro retrata la vida bajo un régimen de opresión, en el que cada aspecto de la cotidianidad está reglamentado por un poder casi divino llamado El Gran Hermano. Muy cerca de este clásico está la ficción Esta herida llena de peces, de Lorena Salazar Masso. Lo está al menos en la cantidad de veces que el libro ha acompañado a alguien hasta su casa y ha pasado allí una temporada. Esta novela sobre la maternidad y la existencia en los territorios afro hace parte de un grupo peculiar de primeras obras de autores antioqueños que han llamado la atención de la prensa especializada. En esa categoría resaltan además La cuadra, de Gilmer Mesa, y Cómo maté a mi padre, de Sara Jaramillo. Aprovecho la alusión de la novela de Salazar Masso para pasar a la lista de las librerías de novedades. Y lo hago porque esta obra fue la más vendida en las dos sedes de Al Pie de la Letra, la tradicional librería regentada por las hermanas Melo. “Vendimos como seiscientos libros”, dice Gloria Melo. Esta librería tiene una oferta especializada en las ciencia humanas y en la literatura contemporánea. Por eso, y por la ubicación de las sedes –los sectores de Suramericana y del Mamm–, el cliente frecuente de Al Pie de la Letra hace parte de la clase media educada de Medellín. No resulta extraño, entonces, que los otros títulos con buenas ventas sean Vida contemplativa, de Byung Chul Han, y La utilidad de lo inútil, de Nuccio Ordine. Ambas obras son alegatos a favor de bajarse de la hiperactividad consumista y vivir a la manera de los monjes o de los aristócratas. Algo que le funciona a la perfección a los amantes de las artes liberales.
El canon de lecturas preferidas por los clientes de La Bastilla es muy distinto. Según varios comerciantes consultados, allá la gente busca libros que ofrezcan pistas para la estabilidad emocional y para la prosperidad material. El viandante compra con frecuencia Este dolor no es mío, de Mark Wolynn; Deja de ser tú, de Joe Dispenza, y Hábitos atómicos, de James Clear. La propuesta de estos libros es similar a la de los manuales. “Todos los días la gente pregunta por esos títulos”, dice uno de los libreros que tiene su puesto en la calle. El lector promedio de La Bastilla no está muy interesado en las discusiones del arte o en la lentitud que los ricos buscan para sus vidas. No, él quiere salir del burladero de la pobreza o de los sentimientos negativos. Toda generalización tiene su matiz. Una de las libreras dice que en los últimos meses se ha despertado en los clientes el interés por los libros relacionados con el estoicismo. Y si se piensa con cuidado esto resulta natural: en medio del fragor de la supervivencia, una filosofía que ofrece consejos para no perder el control de las situaciones resulta más que atractiva para la gente.
Un dato curioso es que el tipo de libro que busca el lector de zonas acomodadas de la ciudad es similar al del cliente de las obras piratas. Por ejemplo, en Bukz –una librería con sedes en el Tesoro, Mattelsa y Las Lomas– las obras que están en el top de las más vendidas son Cabeza, corazón y manos, de Álvaro González-Alorda; La psicología del dinero, de Morgan Housel; el ya mencionado Hábitos atómicos y Padre rico, padre pobre, de Robert Kiyosaki y Sharon Lechter. Los autores de estos tratados sobre el camino para triunfar en el capitalismo son empresarios o asesores financieros. La intención de los textos salta a la vista desde los títulos. Este recorrido termina en una casa llena de libros leídos, descatalogados y antiguos. Se trata del local de Los libros de Juan –Laureles, Estadio–, que dirige Juan Rafael Hincapié. Por el talante del negocio y por los tiempos de la llegada y la salida de los volúmenes, acá no se habla de los títulos vendidos. Se habla de los autores más preguntados por la gente. Y son precisamente los nombres importantes de la tradición: Fernando Pessoa, Marcel Proust, Gabriel García Marquez, Jorge Luis Borges. Algo muy similar pasa en Palinuro –la misma zona–: allí se repiten estos nombres y se agregan los de Fiódor Dostoyevski, Milan Kundera, Albert Camus, John Steinbeck y Virginia Wolff.