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EL ENCARGO INEVITABLE

En este número nos embarcamos a explorar la forma en que miramos la política, casi siempre como un duelo entre izquierda y derecha, y cómo está cambiando la geopolítica del poder global. Y nos preguntamos por nuestras relaciones con los animales, al tiempo que reflexionamos sobre las representaciones de series como Griselda, el cine hecho por mujeres y los nuevos espacios para el arte que se abren en Medellín.

  • Obra Guillermo Correa
    Obra Guillermo Correa

¿Cómo se transforman los cuerpos?

Las personas trans suelen rechazar sus cuerpos desde pequeños. A medida que crecen esperan que los cambios sucedan naturalmente. Ante el desengaño, algunos deciden construirse el cuerpo de su deseo. Salud mental, hormonas y cirugías entran en un juego de ventajas y consecuencias irreversibles.

Daniela Gómez | Publicado

En 2015 se estrenó la película La chica danesa, una cinta biográfica dirigida por el británico Tom Hooper que refleja la vida de Lili Elbe, la primera persona en someterse a un cambio de sexo en la década de los 30. Lili, cuando todavía creía ser hombre, se dio cuenta de quién era verdaderamente después de lucir un vestido para ayudar a su esposa pintora, Gerda Wegener, en uno de sus trabajos, debido a la ausencia de su modelo. Ese momento decisivo quedó registrado en sus memorias: “No puedo negar, por extraño que parezca, que disfruté vistiendo ese disfraz. Me gustó el tacto de esas suaves telas. Desde el primer momento me sentí como en casa dentro de ese atuendo”.

Lili vivió años en sociedad presentándose como mujer, sin cambiar sus genitales. En 1931 viajó a Alemania para practicarse, con el sexólogo Magnus Hirschfeld, un procedimiento experimental para su época: cinco cirugías para extirpar sus genitales. Luego, con el doctor Kurt Warnekros, se sometió a un trasplante de ovarios que fueron tomados de una joven de 26 años, pero que extirparon rápidamente porque su cuerpo los rechazó.

La quinta operación fue un trasplante de útero para que pudiese ser madre, pero también fue un fracaso. A los 48 años, Lili falleció por complicaciones médicas, pero quedó en la historia como la primera mujer transgénero que se sometió a cirugías de este tipo.

La historia de Lili es apenas el inicio de un viaje que han hecho las personas trans para lograr, con ayuda de la ciencia, sentirse cómodas con su cuerpo. Las personas transgénero son aquellas cuya identidad de género, expresión de género o conducta no se ajusta al sexo con el que nacen, según la American Psichologycal Association. Es decir, haber nacido hombre, pero sentirse como una mujer o viceversa.

Suelen rechazar su cuerpo desde que son pequeños. Se han reportado casos de niños que orinan sentados y que sienten que son mujeres. Según Gabriel Jaime Montoya Montoya, médico psiquiatra, sexólogo y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, una persona transgénero puede sentir incomodidad con su cuerpo desde los tres años pero, a medida que crecen, tienen la idea de que en la adolescencia su cuerpo se transformará en lo que ellos desean.

“Esperan hasta la pubertad para que sus cuerpos se transformen en lo que ellos imaginan. Pero esa expectativa cae. Por ejemplo, una mujer transgénero sueña con que le comiencen a crecer los senos y las caderas, pero en vez de eso ocurre un crecimiento del pene, su voz es más gruesa y le comienza a salir barba”, detalló el sexólogo.

Al no ocurrir lo que pensaban comienzan a presentar disforia de género, un diagnóstico psiquiátrico en el que se apoderan de ellos sentimientos de angustia relacionados con un pensamiento persistente de que el sexo asignado al nacer no coincide con su sentido interno de sí mismos. Existen personas que superan la adolescencia y crecen con esa disforia y tratan de vivir una vida que ya estaba creada para ellos y actúan de acuerdo con la posición tradicional que tiene el hombre y la mujer dentro de la sociedad.

Hay personas que, ya adultas, tras un proceso de reflexión y autoconocimiento, asumen su identidad como persona transgénero. Por ejemplo, uno de los casos más famosos es el de la reconocida Caitlyn Jenner, antes Bruce Jenner, quien declaró ser transgénero a los 65 años, a pesar de que ya había construido toda una vida como hombre.

Existen terapias hormonales que consisten en administrar estrógeno para transicionar de un cuerpo masculino a uno femenino, o testosterona para hacerlo de un cuerpo femenino a uno masculino. En países como Estados Unidos las personas transgénero pueden comenzar su transformación desde la niñez, según la Academia Estadounidense de Pediatría. En Colombia se puede desde los 14 años, pero deben pasar por una evaluación del caso y tener consentimiento de los padres.

Para los niños y pre-adolescentes, los médicos utilizan bloqueadores hormonales que evitan que suceda la pubertad de su sexo biológico. Lo que significa que evita que una persona que nació biológicamente siendo varón comience a tener una voz más grave, le crezca vello facial y corporal y detiene el desarrollo natural del pene y las gónadas.

Intervenir a temprana edad significa resultados más eficientes y, de hecho, podría estabilizarse más rápido con la terapia de hormonas, a diferencia de las personas adultas que, en promedio, lo hacen en dos años. Ese es el tiempo que toma lograr una estabilidad con la terapia hormonal, según Gabriel Montoya.

Pero, ¿qué pasa en los cuerpos de estas personas? Según el sexólogo, los cambios varían si es una transición de hombre a mujer (mujer transgénero) o de mujer a hombre (hombre transgénero).

“Con la terapia hormonal los primeros cambios en las mujeres trans son la distribución de su grasa corporal, que deja de acumularse en el abdomen y comienza a hacerlo en las caderas y muslos. En los hombres trans presentan cambios iniciales como el engrosamiento de la voz, la aparición de barba y aumento del vello corporal”.

Estos procedimientos se hacen en compañía de especialistas, como sexólogos y médicos endocrinólogos, quienes evalúan con precisión cada caso, pues varios de estos efectos son irreversibles. Por ejemplo, los hombres transgénero que comienzan a suministrarse testosterona tendrán efectos como el cambio de la voz y el crecimiento del clítoris que no podrán modificarse de nuevo. La fertilidad es un asunto que en ambos casos también puede afectarse, principalmente en los hombres, ya que hay una relación directa entre el cerebro y las gónadas.

“No significa que las personas transgénero no puedan tener hijos o quedar embarazados. En algunos casos la fertilidad disminuye, pero las mujeres trans pueden embarazar y los hombres trans quedar en embarazo”, explicó el sexólogo.

Otros cambios que experimentan son la pérdida de la fuerza y bajo deseo sexual en el caso de las mujeres transgénero y en los hombres trans se evidencia un desarrollo muscular en la parte superior de su cuerpo, aumentan fluidos como el sudor y el olor corporal, aumentan de peso, tienen cejas más prominentes y piel gruesa.

Por el afán de lograr estos cambios, algunas personas transgénero cometen errores, como la compra de hormonas sin autorización médica y las administran con ayuda de internet, causándose un desbalance hormonal. La Mayo Clinic indica que algunos riesgos de la terapia hormonal de feminización (administrar estrógeno) son: coágulos sanguíneos en una vena profunda o en los pulmones, problemas cardíacos, niveles altos de triglicéridos, niveles altos de potasio en la sangre, secreción por el pezón, aumento de peso, infertilidad, presión arterial alta, diabetes tipo 2 y accidente cerebrovascular.

Los riesgos de la terapia hormonal masculinizante (administrar testosterona) son: acné, calvicie de distribución masculina, apnea del sueño, aumento del colesterol que incrementa el riesgo de sufrir problemas cardíacos, presión arterial alta, producción excesiva de glóbulos rojos, diabetes tipo 2, infertilidad, sequedad y adelgazamiento del revestimiento de la vagina, dolor pélvico y molestia en el clítoris.

Los beneficios en ambos casos están enfocados en la salud mental, ya que reducen el sufrimiento emocional y mejoran la satisfacción sexual y el bienestar psicológico y social. En definitiva, la calidad de vida.

Según el libro Por la salud de las personas trans de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), además de la administración de hormonas automedicadas, muchas recurren a inyecciones de rellenos de tejidos blandos, como silicona líquida, para modificar partes de sus cuerpos. Las mujeres trans alteran la forma de sus mamas, nalgas, piernas, labios o mejillas, y los hombres recurren a inyecciones para modificar sus brazos y pecho.

Un estudio citado en el libro concluyó que el 29 % de jóvenes trans entre los 16 y 25 años se habían inyectado silicona líquida en algún momento de sus vidas, con malas condiciones de higiene, contaminación química de los materiales con aceite de linaza y aceite mineral o por bacteria u hongos. Las complicaciones asociadas son úlceras, celulitis, cicatrices, abscesos e infecciones. El efecto más severo es una embolia pulmonar.

Por otro lado, aunque el sexólogo Gabriel está de acuerdo con los beneficios notables en cuanto al ánimo de las personas transgénero que comienzan una terapia hormonal, anotó que también aparecen síntomas de depresión y ansiedad que pueden deberse, tanto al desbalance químico, como al choque que traen desde antes por el rechazo y la violencia que pudieron experimentar. Hay evidencia de que en las mujeres transgénero los estrógenos actúan haciéndolas más sensibles y lloran más que antes. En los hombres transgénero la testosterona puede desencadenar episodios de irritabilidad e ira.

La terapia hormonal no es la única opción. El camino que empezó con Lili Elbe se amplió tanto que actualmente existen varias intervenciones quirúrgicas para las personas transgénero. Las mujeres transgénero (que quieren transicionar de hombre a mujer) pueden extirparse los testículos (orquiectomía), someterse a una vaginoplastia (construcción vaginal), clitoroplastia (creación de un clítoris), labioplastia (creación de labios vulvares) y aumento de los senos. Los hombres transgénero pueden hacerse una faloplastia (construcción de un pene con un tejido de piel de otra parte del cuerpo) y mastectomía (extirpar los senos).

Estas cirugías son costosas y traen riesgos, sin embargo, están aprobadas y están estandarizadas. Los cirujanos plásticos y urólogos se encargan de la vaginoplastia y faloplastia, conectan los nuevos órganos para que las personas puedan tener sensibilidad, logren orinar, e incluso tener relaciones sexuales. Los cuerpos de las personas transgénero son diversos, incluso puede que algunas personas que se identifiquen con el sexo opuesto al que nacieron tomen la decisión de no intervenir su cuerpo ni con terapia hormonal ni con cirugías y eso no los hace menos hombres o mujeres, según el caso.

Daniela R. Gómez Isaza

Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana. El sueño de ser médica lo cumplí haciendo periodismo de salud. También escribo sobre ciencia y de vez en cuando cultura.

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