No es tu mamá, ni tu mejor amigo, ni el compañero de oficina con quien tomas café cada mañana. Tampoco tu pareja. Quien mejor te conoce, incluso sabe los gustos que no admitirías en público o si estás considerando renunciar a tu trabajo o divorciarte, es el algoritmo de TikTok. Al menos si estás entre los 1.000 millones de usuarios de esta plataforma. Lo explica Matthew Brennan, en su libro Attention Factory: TikTok tiene el algoritmo de recomendación más poderoso y adictivo del planeta.
TikTok es tan efectivo en su hiperpersonalización y captura de datos altamente sensibles que el Congreso de Estados Unidos encendió sus alarmas: lo ven como un riesgo para la seguridad nacional. El dueño de la aplicación es ByteDance, una compañía china, y eso hace sospechar que podría compartir la información de sus 170 millones de usuarios norteamericanos con el gobierno de Pekín. En últimas el verdadero jefe de cualquier empresa del país asiático es el Partido Comunista y ByteDance no es la excepción.
Para evitarlo, el pasado 13 de marzo, con una mayoría de 352 votos a favor y 65 en contra, los representantes aprobaron un proyecto de ley que le dio un ultimátum a ByteDance: vender TikTok a un propietario “confiable” o enfrentar el destierro. Si no se cumple en seis meses, la red de videos cortos sería vetada y las tiendas de aplicaciones no podrían distribuir ni actualizar la aplicación.
Todavía no es un hecho. Para que se convierta en ley, debe recibir el respaldo del Senado y algunos demócratas están reacios a declararle la guerra a la aplicación favorita de los menores de 35 años. Temen que los castiguen en las urnas, especialmente en el año en que los estadounidenses elegirán a su próximo presidente. También les inquieta que esta iniciativa podría estar violando la libertad de expresión de quienes la usan, amparada por la Primera Enmienda de la Constitución.
De ahí que recientemente Shou Zi Chew, CEO de TikTok, les pidiera a los ciudadanos de a pie que defiendan sus derechos, “alcen la voz” y “contacten a sus senadores” para frenar la iniciativa. En su publicación también habló de los “miles de millones de dólares que ya no llegarán a los bolsillos de los creadores de contenidos y de las pequeñas empresas” y de los más de 300.000 empleos que se perderían si se esfumara TikTok.
#NuevoRound
Donald Trump ya trató de bloquear la app en 2020, durante su mandato, pero jueces federales lo frenaron. Ahora, paradójicamente, Trump se opone al cierre de TikTok. Le mortifica que aumente el poder de Meta, el gigante tecnológico que llama “el enemigo del pueblo” y es dueño de WhatsApp, Instagram y Facebook. Tampoco quiere enfurecer a potenciales electores en su carrera de regreso a la Casa Blanca. Además, resulta que uno de los donantes más poderosos de su campaña es propietario del 15% de ByteDance. Qué coincidencia.
Por otro lado, el presidente Joe Biden, quien abrió una cuenta en TikTok a principios de este año en un intento por conectar con las nuevas generaciones, ha declarado que firmará la ley si llega a su escritorio. Habrá que verlo. Y aunque Biden apoye el cierre o una regulación más estricta de TikTok, todavía podría buscar una revancha en los tribunales. ByteDance insiste en que nunca ha compartido datos con el gobierno chino y hace hincapié en que almacena la información de los usuarios estadounidenses en servidores gestionados por Oracle.
China se ha sumado al debate y ha advertido que prohibir TikTok sería contraproducente, comparándolo con “dispararse en un pie”. Solo intensificaría las ya tensas relaciones bilaterales. Por años, grandes empresas tecnológicas estadounidenses, desde Google hasta Facebook, YouTube, X, Reddit y Snapchat, “han sido prohibidas o severamente restringidas por gobiernos como los del Partido Comunista Chino, que intentan silenciar la disidencia y la oposición y obstruir el flujo abierto de comunicación e información”, explica Kate Ruane, directora del Proyecto de Libertad de Expresión del Centro para la Democracia y la Tecnología en Estados Unidos.
Es bien sabido que el régimen chino espía y reprime todo lo que lo cuestione. Hasta figuras como el osito Winnie the Pooh han sido desterrados de sus plataformas por su parecido con el presidente Xi Jinping. Sin embargo, lo que hace o no Pekín no debe ser un argumento para expulsar a TikTok. “Seguir adelante con esta legislación socavaría la credibilidad de Estados Unidos como defensor de la libertad digital e invitaría a otros países a imitarlo y tomar medidas que podrían desencadenar una constricción de la libertad en Internet”, advierte Ruane.
#AjedrezGeopolítico
Si la mayoría de las aplicaciones recopilan datos, ¿por qué señalar únicamente a TikTok? Esta aplicación nació en China en 2017 bajo el nombre de Douyin, que traduce “sacudir la música”, y tras fusionarse con la plataforma estadounidense Musical.ly saltó al mercado global en 2017. Siete años y más de 3.500 millones de descargas después, hoy es la quinta plataforma más usada y la número 1 en descargas globales, de acuerdo con Statista.
Y hay más récords. En 2023 los usuarios de TikTok pasaron un promedio de 95 minutos al día en la aplicación, más que en Instagram (60 minutos) y Facebook (53 minutos) juntos. En la salvaje competencia por los datos y la atención de las personas, TikTok se está quedando con un trozo jugoso del pastel que tradicionalmente solo se repartían los gigantes tecnológicos norteamericanos como Alphabet (Google), Amazon y Meta.
“TikTok es la primera plataforma de redes nacida fuera de EE.UU. que rivaliza significativamente con los titanes de Silicon Valley”, explica la investigadora Joanne E. Gray en un artículo publicado en la revista Internet Policy Review sobre la geopolítica de las plataformas. Gray concluye que el éxito de TikTok “desafía la hegemonía estadounidense en el campo digital, un dominio que ha definido el orden mundial liberal desde el fin de la Guerra Fría”.
Precisamente la lucha por prohibir TikTok es un nuevo episodio en la confrontación entre los dos grandes colosos por el dominio económico, tecnológico y geopolítico global. Esto incluye la llamada “carrera por la supremacía de la Inteligencia Artificial” y batallas por la producción de microchips y el acceso a los servicios de computación en la nube. Es el nuevo ajedrez geopolítico, económico y tecnológico, por supuesto.
#MonopolioTecnológico
Además de la amenaza para la seguridad, en palabras del senador republicano Marco Rubio, “TikTok puede manipular información, envenenar mentes y alimentar con basura las ideas de millones de personas”. Los legisladores también temen que la plataforma lance propaganda política e influya en las votaciones, como ya lo hizo Facebook en 2016, durante la elección de Trump.
Y sí, TikTok puede difundir noticias falsas y discursos de odio y explotar tus datos a expensas de tu privacidad tanto como lo hacen las demás redes sociales. “Si bien no hay evidencias que demuestren que haya compartido datos con el gobierno chino, estoy convencido de que Tiktok lo hace y no me extrañaría tampoco que Instagram o Facebook estén haciendo lo mismo. Muchas aplicaciones y redes recopilan nuestros datos y los venden o filtran, todo el tiempo, a marcas y a gobiernos amigos, sin que los ciudadanos lo sepamos”, explica Marcos Blanco, profesor especializado en marketing digital y redes sociales de la universidad española ESIC.
Por la misma línea, un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid y Carnegie Mellon encontró que las aplicaciones que más información recopilan son Facebook, Instagram, Tinder y, en cuarto lugar, TikTok. Por eso, prohibir o restringir una sola plataforma, como TikTok, mientras se permite que otras florezcan con el pretexto de ser estadounidenses, no resolvería el problema de fondo: cómo equilibrar la libertad, la seguridad, la privacidad, la soberanía y la competencia justa no solo para TikTok, sino para todo el ecosistema digital.
Ruane, experta en libertades civiles 2.0, explica que Estados Unidos “debe aprobar una legislación integral sobre la privacidad de los consumidores para abordar las preocupaciones que plantea la amplia disponibilidad de datos sensibles de los usuarios de las redes sociales y otros servicios en línea”.
En 2020, tras el cierre de TikTok en India, también por motivos de ciberseguridad, sus usuarios migraron rápidamente a otras aplicaciones como Instagram Reels y YouTube Shorts. Y esto podría repetirse en Estados Unidos de materializarse la prohibición de TikTok. Muchos usuarios huérfanos podrían moverse a Lemon8 -ya lo están haciendo, por si acaso-, una red social enfocada en fotografías y videos, cuyo dueño también es ByteDance. ¡Oh sorpresa!
Estaríamos de regreso al punto de partida, con nuestros datos y las plataformas en que gastamos gran parte de nuestro tiempo en manos del mismo puñado de empresas ultra poderosas, ya sean chinas o estadounidenses. #MonopolioTecnológico #DemocratizaciónDigital #InternetParaTodos
*Periodista apasionada por la innovación.