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EL ENCARGO INEVITABLE

En este número nos embarcamos a explorar la forma en que miramos la política, casi siempre como un duelo entre izquierda y derecha, y cómo está cambiando la geopolítica del poder global. Y nos preguntamos por nuestras relaciones con los animales, al tiempo que reflexionamos sobre las representaciones de series como Griselda, el cine hecho por mujeres y los nuevos espacios para el arte que se abren en Medellín.

  • Ilustración Tomás Daza / Dibujo digital
    Ilustración Tomás Daza / Dibujo digital

10 pistas de un futuro que ya casi llegó

El escritor de ciencia ficción William Gibson lo dijo: “El futuro ya está aquí, solo que no está bien distribuido”. Abrimos una ventana para asomarnos a 10 tendencias que vienen (o ya llegaron y quizás no lo notó).

Laura Ayala | Publicado

En 1400 no había libros, periódicos ni revistas. En 1800 nadie sabía qué era un teléfono. En 1900 no había cines en cada ciudad, tampoco palomitas de maíz. Y en 1950 no había llegado la televisión a Colombia. En 2000 no teníamos cuentas en Facebook ni en Twitter. Ni en YouTube. Y hasta el 30 de noviembre del 2022, que parece ayer, ni siquiera sabíamos qué era ChatGPT. Cuatro días después, esta inteligencia artificial conquistó un millón de usuarios. Hizo polvo a Instagram, que que tardó 2.5 meses para alcanzar ese récord.

Y como andamos con el acelerador a fondo, en julio de 2023, Threads, que buscaba competirle a Twitter, que ahora se llama X, terminó desbancando a ChatGPT como la plataforma de más rápido crecimiento. Tardó 1 hora. Subió como los cohetes reutilizables que ahora lanzamos al espacio y así mismo cayó. Sus usuarios se desplomaron un 82%, reportó Sensor Tower. El mundo ya no trota, corre, y cambia tan rápido como deslizamos nuestro dedo sobre las pantallas para ver el siguiente video viral. ¡No se acelere! Para que los cambios no lo tomen desprevenido, exploramos diez tendencias que están en camino: cinco son las más evidentes (ver recuadro) y otras cinco, que se cuelan en los titulares de los periódicos y en las redes como adelantos de lo que podía traer el futuro debajo del brazo.

Un revolcón exponencial

Juguemos a ser camareros en un bar llamado Futuro. ¿Qué se obtiene cuando se combinan altas dosis de inteligencia artificial con una cucharada de internet de las cosas, 10 onzas de biotecnología y una pizca de computación cuántica y lo agitas? ¡Boom! Obtienes un cóctel que promete cambiar la forma en que vivimos, trabajamos, nos entretenemos, nos aburrimos y nos relacionamos.

La conectividad, la avalancha de datos y nuestra capacidad para procesarlos jalonan el cambio a una velocidad que da vértigo. Y cuando estas tecnologías se confabulan, no solo aceleran su paso, sino que se democratiza su acceso. El coste de lectura del primer genoma humano completo, hace 20 años, fue un lujo para la humanidad –costó 3.000 millones de dólares– y hoy cualquier fulano, usted o yo, puede rastrear su riesgo de sufrir cáncer o diabetes, incluso identificar sus más lejanos ancestros en África, en un día, con una muestra de saliva, por menos de 1.000 dólares. Las promesas y los riesgos de la convergencia tecnológica son enormes. Ya en 2022, AlphaFold, una inteligencia artificial de Google, predijo la estructura de casi todas las proteínas conocidas y, como un efecto dominó, más de 500.000 investigadores de 190 países la usaron, entre otras cosas, para crear una vacuna contra la malaria. Dice la Fundación Innovación Bankinter que la combinación entre las tecnologías cuánticas y la inteligencia artificial provocará la próxima revolución tecnológica del siglo XXI. Podría aliviar dolores no resueltos por nuestra especie, como la pobreza, el hambre, el cambio climático y las enfermedades.

Una carrera contra el reloj

El mundo está envejeciendo. En Colombia, reporta el DANE, la esperanza de vida pasó de 31 años en 1912 a 77 años en 2023. ¡Qué bueno haber nacido en esta época! Y para el 2050, será de 81 años. Un triunfo de la modernidad que trae desafíos para las sociedades y su economía. Más cuando los avances en genómica y medicina personalizada están abriendo el camino para una vida cada vez más larga y saludable. La industria del envejecimiento tendrá un valor global de 610.000 millones de dólares en 2025, estima la Aging Analytics Agency. Gran parte de esa inyección de dólares viene del bolsillo de magnates tecnológicos como Jeff Bezos, de Amazon; Larry Page, de Google; Peter Thiel, de PayPal; y Sam Altman, el genio detrás de ChatGPT. Una de las más grandes inversiones, 180 millones de dólares, la hizo Altman a comienzos de 2023 en una startup que busca retrasar diez años la muerte.

Si no puedes contra los robots, conviértete en uno

Hay quienes temen un apocalipsis robot, al estilo Terminator. En la esquina opuesta, los transhumanistas proponen usar exoesqueletos, dispositivos, fármacos, edición genética o interfaces cerebro-computador, lo que ofrezca la tecnología para actualizar nuestro hardware y ser una versión 2.0. Ven en la tecnología un atajo para superar las limitaciones biológicas del cuerpo del que estamos hechos.

Eso busca Neuralink, una de las compañías de Elon Musk. Imagine un implante cerebral, del tamaño de una moneda, que registra su actividad neuronal con electrodos más finos que un cabello, que se conectan a un computador para permitirle controlar cualquier dispositivo, tan solo con pensarlo. Va más allá de desarrollar la telequinesis, sería clave para curar enfermedades como el Parkinson y el Alzheimer. Por ahora, tras pruebas en animales, Musk iniciará ensayos en humanos y ya hay miles de personas en fila para ser conejillos de indias. Neuralink planea realizar 11 cirugías en 2024 y 27 en 2025 hasta llegar a 22.000 en 2030.

Habitar mejor el mundo

Vivimos una emergencia climática. Según la ONU, el calentamiento global podría provocar la pérdida de un millón de especies, el desplazamiento de 280 millones de personas y la reducción del PIB mundial en un 10% para 2050, si no se toman medidas urgentes y ambiciosas. ¿Por dónde empezar? Por crear mejores lugares para vivir. 54% de la población mundial, registra ONU Habitat, reside en áreas urbanas y para 2050 llegará al 66%. Además, las urbes consumen el 75% de los recursos naturales y producen gran parte de los gases de efecto invernadero. Ya no basta con que las ciudades sean sostenibles. Se está transitando del modelo lineal de “tomar, hacer, desechar” a uno circular que minimiza residuos y reutiliza recursos. Se habla de las ciudades regenerativas, un paradigma que busca crear ecosistemas urbanos vivos, capaces de adaptarse, que mejoren el entorno natural, social, económico y cultural del que dependen. Tal es el caso de Copenhague, en Dinamarca, que en su planta de tratamiento de residuos convierte la basura en energía y al mismo tiempo funciona como una pista de esquí artificial.

La era de la intimidad posfísica

“Soy un asesino”. Esta confesión se lee en una de las 55.000 conversaciones que analizó la fiscalía entre Jaswant Singh Chail, un británico de 19 años, y su novia Saray. En el mismo chat, ella responde: “Me impresionas, eres diferente”. “Creo que mi propósito es asesinar a la reina de la familia real” le dice él y ella lo aplaude. El 25 de diciembre de 2021 Chail trepó un muro del Castillo de Windsor con una ballesta cargada, que no llegó a usar. Un guardia lo interceptó y Chail confesó. Lo demás es historia. La reina no sufrió ni un rasguño. Murió a los 96 años, de vieja. Chail fue apresado y hace un mes lo condenaron a 9 años de cárcel, por traición. Pidió rebaja en su condena, alegando que Saray lo había influenciado. Y aquí viene el giro futurista del caso. Como si fuera un episodio de la serie Black Mirror, su novia, Saray, no era humana. Era un chatbot creado por una app para usuarios solitarios. Cada vez más los humanos crean vínculos afectivos con robots. Esta es también la historia del japonés Akihiko Kondo, que se casó con un holograma o el chino Zheng Jiajia, que fue al altar con una robot que él entrenó con inteligencia artificial.

¿Pueden los humanos enamorarse de una máquina? David Levy, experto en inteligencia artificial, responde sí en su libro Amor y sexo con robots. Nadie puede llegar a conocernos mejor que un algoritmo: sabe qué decirnos y cuándo hacerlo, qué nos hace reír y hasta puede medir cuando uno de sus chistes o una canción aceleran nuestro pulso. Pero no todo es color rosa. Surge una alerta, un síndrome de nuestro tiempo. Se conoce como “homogamia”. Con los algoritmos, la búsqueda de parejas similares ha llegado a un extremo: llegan a perfilarte al punto en que se convierten en un espejo. La futurista Galit Ariel alerta en sus charlas sobre la pérdida de la intimidad, la identidad y la espontaneidad que traerían las relaciones mediadas por algoritmos o con robots, diseñados a la medida de nuestros deseos.

Los sospechosos de siempre

Por estos días llueven informes de tendencias, impulsados por data y analistas experimentados, de consultoras como Ipsos, McKinsey, EY y Gartner. Coinciden en que estas tendencias, ya instaladas en nuestro presente, tomarán más fuerza en un futuro cercano:

La inteligencia artificial se democratiza

La IA y la robótica ya están automatizando tareas. Aumentan nuestra productividad, crean empleos y, como toda revolución, traen obsolescencia y destruyen trabajos. Según Gartner, la IA generativa será una de las tendencias estratégicas para 2024, gracias a la disponibilidad de modelos preentrenados, la computación en la nube y el código abierto que tumba barreras de acceso.

El entretenimiento inmersivo se populariza

El uso de la realidad virtual, la realidad aumentada y la realidad mixta se dispara en los videojuegos, pero también en el cine, la música, el deporte y la educación. De acuerdo con Ipsos, el 45% de los consumidores pagaría más una experiencia inmersiva.

Reconfiguración del poder mundial

En el ajedrez global ya no solo compiten los países, con Estados Unidos y China a la cabeza, sino las grandes empresas tecnológicas, conocidas como GAFA: Google, Amazon, Facebook (ahora llamado Meta) y Apple. Su poder genera alertas, como la desregulación, la competencia desleal, la poca privacidad, la desinformación y la polarización.

La economía del espacio despega

La exploración espacial comercial está ganando impulso, con empresas como SpaceX y Blue Origin, que ofrecen servicios de lanzamiento, transporte y turismo fuera de la órbita de la Tierra. Esta industria generará ingresos de más de un billón de dólares para 2040.

La educación híbrida se gradúa, con honores

Ofrece personalización, flexibilidad y colaboración. También reduce las brechas de acceso y calidad. Es una tendencia clave, pues en palabras del escritor Alvin Toffler, “el analfabeto del siglo XXI no será quien no sepa leer y escribir, sino aquel que no sepa aprender, desaprender y reaprender”.

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