De niño, Juan Fernando Castaño López, conocido en la escena rock de Medellín como Dynamo, soñaba con ser futbolista. Ver la magia de Maradona, Baggio, Platini, Valderrama, Francescoli o Zico en los mundiales de fútbol de México ‘86 e Italia ‘90 lo atraía. Sin embargo, en la transición entre el infante y el adolescente descubrió una nueva pasión: una tarde, curioseando una colección de elepés que uno de sus tíos celosamente conservaba, le llamó la atención la grafía de una de aquellas piezas que decía: Blue Öyster Cult, el cual puso a sonar en el tornamesa. Al escucharlo, quedó fascinado. Decidió, entonces, sacar uno más: este decía Nazareth. Su emoción crecía. Sujeto a una mágica e imparable adicción, sacó un disco más; luego otro y otro y otro más. Deep Purple, Queen, Black Sabbath y Led Zeppelin se le presentaban para “estallarle” la cabeza. ¡Al diablo con eso de querer ser futbolista!
Inspirado por guitarristas legendarios como Brian May, Tony Iommi y Jimmy Page, empezó a ensayar diariamente, mejorando su técnica. A los quince años, tomó sus primeras clases de guitarra con la maestra María Cecilia Cardona, profundizando en canciones de The Beatles y Nirvana. Posteriormente, Jorge Londoño, talentoso guitarrista y cofundador de la banda de metal Masacre, lo ayudó a mejorar su versatilidad. Para 1996, terminando el bachillerato en el Instituto Miguel de Unamuno, intentó ingresar al programa de Música en la Universidad de Antioquia. Aunque pasó la prueba de aptitud musical, no logró superar la de teoría, por lo que fue descartado. Como alternativa, optó por estudiar Comunicación Social, motivado por su gusto por la lectura y por las crónicas periodísticas, pero sin abandonar su amor por la guitarra. A medida que avanzaban los semestres, también lo hacía su crecimiento musical con la guitarra, encontrando un sonido propio, lo que le dio notoriedad en el círculo de amigos de la Facultad de Comunicación, en diferentes espacios de la Universidad y a otros escenarios de la ciudad. Esto lo llevó a participar en bandas experimentales como Elíptica, Tanque y Monicongo Soul, proyectos que no alcanzaron la trascendencia esperada, pero que contribuyeron a ampliar su universo musical y a pulir su estilo.
Luego de años de búsqueda y experimentación, Dynamo finalmente publicó Rugido nómada (2025), su primer trabajo discográfico. El sonido y las armonías del álbum cabalgan entre la esencia pura del hard rock y pasajes cercanos al heavy metal, atravesados por una voz carrasposa que hace recordar a Ricardo Iorio. Las letras abordan diversas temáticas, como el capitalismo salvaje (Mundo en ruinas), la explotación inmisericorde de los recursos naturales no renovables (Perdido), el uso desmedido e irresponsable de inteligencia artificial (Jugando a ser Dios). La literatura y la mitología también están presentes (La casa de Asterión, Mensajeros de la oscuridad y Prometeo encadenado). Además, hay espacio para la crítica política (Pecados capitales), pero también para el amor (Lienzo), así como para la hermandad en el rock and roll con la canción que da nombre al trabajo: Rugido nómada.
El disco fue grabado en Área 51 Studios y producido por Juan Carlos “Chengo” Henao (Tenebrarum, Violín Rock, Masacre).