Metas claras
El que sí se convirtió en campeón fue Sebastián, ganador de varios torneos nacionales, fruto de la facilidad y técnica para hacer acrobacias encima de una cinta de cinco centímetros de ancho. A sus 25 años, su historia y conocimiento de esta modalidad impresionan.
Cuando tenía 16 y aún sin terminar el bachillerato nació su hijo Juan José. Para conseguir el sustento, los fines de semana trabajaba en una licorera con horarios que terminaron desgastándolo. Llevaba domicilios durante la noche y conoció todo tipo de ambientes que lo hicieron reflexionar sobre su futuro.
Aguantó tres años y, por su cuenta, empezó a vender donas en los parques de la ciudad, labor en la que estuvo año y medio. En esas tareas tuvo la fortuna de conocer en Ciudad del Río a Felipe González, pionero en país de esta disciplina, y quien le enseñó los secretos del slackline.
Cinco meses después decidió sacarle provecho a sus habilidades deportivas y se puso a "trabajar" en los semáforos. Todos los días se levantaba a las 4:30 de la mañana y cinco horas después podía tener 30 o 40 mil pesos en el bolsillo, fruto de sus demostraciones de habilidad. Cuenta que una jornada buena le reportaba hasta 100 mil pesos. "La gente valoraba no solo un arte diferente, sino a un joven madrugador. Pero pensaban que lo que yo hacía solo valía monedas y eso me hizo repensar mi vida".
Luego pasó a ser instructor de slackline, a pesar de que en dos horas de labores solo recibía 4.000 o 5.000 pesos de aportes voluntarios de los alumnos. Pero eso no le importó, siguió adelante y con el tiempo encontró aliados estratégicos como el Inder Medellín, entidad con la que logró un trabajo más estable y abrir espacios en la ciudad con cerca de 250 practicantes, y la posibilidad proyectar su empresa.
Hoy en día, Santiago dice que en el slackline la cuerda se asemeja a la vida, en la que hay que mantener equilibrio, mirar siempre al frente con determinación y tener metas claras. Una disciplina que lo sacó de la informalidad y le permitió emprender, luchar por su hijo y disfrutar del amor de Tatiana, su compañera de luchas hace 5 años.
