"En la montaña el reto es contra uno mismo"

Las pruebas de aventura atraparon a Felipe Moreno luego de dejar de practicar rugby. El antioqueño cuenta cómo es enfrentarse a este deporte de contacto con la naturaleza que crece lentamente en el país.
Por Jessica Quintero Serna


La falta que le hacía practicar un deporte a Felipe Moreno luego de dejar el rugby, disciplina que practicó durante una década, lo arrastró a la montaña.

Su cuerpo, que conservaba las huellas de ser un deportista de alto rendimiento tras pasar por disciplinas como fútbol, voleibol, natación y rugby, esta última a la que más años le dedicó, le pedía volver a entrenar. Recordó una de las habilidades que siempre le destacaron cuando tacleaba y hacía "tries" (anotaciones): su velocidad al correr.

Comenzó a trotar, pero no era suficiente. El dilema seguía presente mientras alternaba sus rutinas entre el trote y el ciclismo para recuperarse de una lesión de espalda, quería practicar un deporte nuevo pero no sabía cuál se ajustaba a sus necesidades. Fue en 2013, tras una conversación con un par de amigos que se decantó por las carreras de aventura.

"Mientras me recuperaba de la dolencia en la espalda, conocí un par de amigos que corrían este tipo de pruebas y cuando me contaron de qué se trataba el deporte, me pareció una nota. Ahorré para comprarme una buena bicicleta y unos tenis cómodos para empezar", relata Felipe, de 32 años de edad y licenciado en Educación Física de la Universidad de Antioquia.

Empezó trotando en los cerros y montañas que rodean el Valle de Aburrá. En cada entrenamiento trataba de mejorar su resistencia aumentando el número de kilómetros y el desnivel positivo -todos los metros que se acumulen subiendo-, hasta que se aventuró a medirse a un reto mayor.

"Yo ya llevaba un año haciendo pruebas de no más de 50 kilómetros pero un amigo con el que entrenaba me invitó a correr en una competencia de 80 kilómetros en Ecuador. Yo le dije ‘de una, hagámosle sin miedo’".

Felipe se inscribió entonces al Ultra Trail North Face Endurance, carrera que se disputó en 2014 en la ruta Malchingui-Mojanda. Su entrenamiento fue fuerte; sin embargo, el ser principiante le jugó una que otra mala pasada.

Las competencias de aventura por lo general inician en la noche o en la madrugada. Felipe, quien afirma que su única intención era llegar a la meta sin importar cuánto tardaría en hacerlo, tomó partida de la misma a las 2:00 de la mañana.

"Arranqué súper duro, a un ritmo que luego de analizarlo, fue muy rápido, eso sumado a la altura, me afectó mucho. Uno con el tiempo va leyendo mejor las carreras", afirmó.

Con el pasar de los kilómetros y los obstáculos naturales que debía superar en estas pruebas, como fuentes hídricas, escalada y disciplinas como el ciclismo, entre otras, Felipe se fue acoplando a ellas. "Iba cómodo pero, de repente, comencé a encontrar rastros de vómito por el camino. Se me hizo extraño pero seguí".

Caminó un poco más y se encontró con Ricky Ríos, un experimentado corredor paisa que estaba doblado del dolor. "Me dijo que le había dado el famoso ‘soroche’ o mal de altura y que se quería retirar. Lo alenté a seguir y se fue a mi ritmo", relata. Cuando estaban cómodos de nuevo en la competencia les avisaron que iban en la posición 10 y 11. "Eso fue contraproducente para mí porque después de que me dijeron eso en lugar de motivarme, mi cuerpo comenzó a debilitarse".

Felipe sintió los síntomas del ‘soroche’ en el kilómetro 50, "me mareé, vomité y me empezaron a dar calambres en las rodillas pero con todo ese dolor, terminé". Cruzó la meta tras 11 horas y 40 minutos y un tercer lugar en su categoría.

Los calambres le dieron una incapacidad de tres meses, pero una pasión para el resto de su vida. Completó cinco años de lleno en las carreras de aventura, pero disfruta más el ‘trial running’, modalidad en la que su máximo reto han sido los 170 kilómetros de Chicamocha Canyon Race, que se realiza anualmente desde 2013 en Santander.

"Es la más exigente que he corrido, por el clima y el desnivel positivo que se tiene. Correr una prueba como estas es algo muy mental, se debe salir preparado físicamente pero también mentalmente, hay que estar muy concentrado en lo que se hace, tener claro que no estás corriendo contra nadie, porque todos somos distintos, simplemente vas a tu ritmo. En la montaña el reto es contra uno mismo".

Su gusto por la naturaleza, incluso, lo tiene preparando una competencia en las montañas del Valle de Aburrá, que espera tenga la fuerza suficiente para motivar a más adeptos a estas pruebas.

Mientras eso pasa, Felipe sigue ocupándose de sus labores como entrenador y conferencista, pues realiza clínicas de running y nutrición, como "Corre mejor, corre seguro", que dictó en septiembre del año pasado en Medellín, labor que ejerce gracias a la experiencia que le ha dejado participar en cerca de 40 carreras. "Y voy por más".

En Colombia el desarrollo es lento

Como modalidad de competencia, el "trail running" o la carrera por montaña se disputa paralelamente al nacimiento de la Maratón de Boston. La primera prueba nació en San Francisco el 19 de noviembre de 1905 con el nombre de Dipsea Race y es tan exigente y selectiva como la de Boston: solo recibe 1.500 corredores, que se reúnen religiosamente el segundo domingo de cada junio.

Aunque hay quienes marcan su origen más atrás, como una prueba a campo traviesa en el Reino Unido e Irlanda, con una modalidad más estructurada del atletismo que arrancó en la década de 1970, se fortaleció en los 80 y 90 y solo en 2015 fue aceptada formalmente por la Iaaf (Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo, por sus siglas en inglés) como disciplina competitiva de atletismo.

En Colombia es un deporte de competencia con un proceso lento que comenzó a practicarse en el Valle y tiene menos de 10 años de desarrollo y una participación que no llega a 3.000 competidores. En su expansión llegó a regiones como Antioquia, donde se realizó una de las más exitosas: La Travesía Adventure Bosi, que tuvo su última edición en 2015 y contaba con un trazado de 420 kilómetros, el más largo hasta ahora. A este evento se le atribuye el crecimiento del número de adeptos a tal modalidad en el departamento. Actualmente, el calendario nacional no supera las 10 citas al año.