Un brutal estruendo sacó de la monotonía del mediodía a los trabajadores de una fundidora de oro, en el barrio Manila de Medellín. Un vigilante corrió hacia la entrada y se aterró al ver de frente una volqueta, plagada de hombres encapuchados y con fusiles, que acababa de derribar la puerta metálica de cinco metros de altura.
Así comenzó uno de los asaltos más espectaculares perpetrado en los últimos años en la ciudad, que de momento deja un delincuente herido de gravedad, dos policías lesionados y 11 sospechosos detenidos. Esta es la reseña del caso, elaborada por El Colombiano con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.