La organización criminal “la Oficina” y sus combos asociados han sido señalados en múltiples oportunidades de participar en la comisión de la mayoría de los más de 7.000 asesinatos perpetrados en el Valle de Aburrá en los últimos seis años. Así lo han dicho la Alcaldía, la Policía y la Fiscalía.
Pero una cosa son los señalamientos y otra los juicios, porque a la fecha, solo dos jefes de esa banda han sido judicializados y condenados por el delito de homicidio. ¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué la justicia ha sido incapaz de responsabilizarlos en el estrado por esas muertes? ¿Por qué estos cabecillas de primera línea no han recibido sentencias severas por derramar sangre a través de sicarios?