Cinco personasacribilladas en un taxi era el presagio de otro violento fin de semana en Medellín y su Área Metropolitana, que vio correr la sangre de por lo menos 30 personas en tres días.
De nuevo la guerra entre los combos delincuenciales es el principal motivo para estas muertes en nuestra región, aunque las agresiones, como un virus incontenible, también llegaron hasta el deporte que más pasiones nos mueve.
En este taxi viajaban las víctimas del quíntuple homicidio. Foto de Carlos Taborda.
Un muchacho de 15 años se debate entre la vida y la muerte, luego de resultar herido en un tiroteo registrado en el barrio Santa Lucía, al occidente de Medellín.
La sangre fue derramada durante un partido de fútbol aficionado que se jugaba a las 5:00 p.m. de ayer, en una placa polideportiva conocida como El Danubio.
La cancha de El Danubio, donde ocurrió el crimen. Foto de Hernán Vanegas.
Todos sabemos que los homicidas al servicio de las organizaciones delincuenciales son unos desalmados y es absurdo pedirles compasión. Pero no podemos dejar de protestar ante la conducta criminal que están exhibiendo en las últimas semanas, cuando tiran los cadáveres en los basureros, desmostrando una vez más que para ellos la condición humana no vale cinco centavos.
Cadáver hallado en Villahermosa.
El hecho más reciente ocurrió el pasado 19 de octubre en el barrio Villahermosa, al oriente de Medellín. A las 6:00 a.m. los vecinos notaron la presencia de un cadáver masculino junto a una acera.
Los asesinos al parecer lo mataron en otro lado y después lo metieron en dos costales. Hasta el momento se desconoce la identidad del occiso.
Otro caso parecido ocurrió el 22 de septiembre en el barrio Florencia, al occidente de la ciudad. El cuerpo sin vida de un joven de 24 años fue encontrado dentro de una caneca, con heridas de arma blanca. Lo identificaron como John Alexánder Osorio.
Un sujeto con apariencia de indigente fue abatido por un vigilante, cuando al parecer ingresó a una ebanistería para robar. El hecho sucedió a la 1:00 a.m. de hoy, en el negocio del sector Bomboná, en el centro de Medellín.
Entre junio y julio de 2007, una extraña racha de muertes de homosexuales sacudió a esta comunidad en Medellín.
Nueve gays fueron asesinados y a la mayoría los mataron con arma blanca, dentro de sus propias residencias y por sórdidos móviles pasionales. A esa fecha, la cuenta de las muertes de estas personas rayaba en los 13 casos, con posibilidades de un subregistro más elevado.
Entre todos estos incidentes, que la Policía tildó de aislados, sobresalió uno por la vileza del acto y porque hasta hoy el principal sospechoso del pecado está libre.
Estilista Carlos Buriticá.
Carlos Albeiro Buriticá Benítez tenía 44 años y era uno de los estilistas más reputados del barrio Buenos Aires, donde adornaba cabelleras en la peluquería Zafro. Su sueño, comentaron los familiares, era tener su propio negocio de estética.
Estaba enamorado de un hombre más joven, con el cual mantenía un noviazgo desde hace un año y juntos salían a pasear en moto casi todos los domingos. Pero el romance tenía un lado oscuro: al parecer el muchacho sostenía una vida paralela, casado con una mujer con la cual tenía un hijo de un año.
Hacía grandes esfuerzos por ocultar su relación con Carlos y en muchas oportunidades le pagó el cariño con golpes, en medio de trabas con alucinógenos.