Dos hombres en una motocicleta de bajo cilindraje, que habrían llegado por una carretera terciaria desde el vecino municipio de Donmatías, habrían sido los perpetradores de la primera masacre ocurrida en Antioquia en 2022.
Este es uno de los hallazgos durante las primeras averiguaciones de las autoridades, tras la muerte de cuatro personas en la vereda Las Beatrices, del municipio de Santo Domingo. Este es el relato del hecho elaborado por El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
En esta finca del municipio antioqueño de Santo Domingo fue perpetrada la matanza. Foto de cortesía.
Desde 2016 la Policía y la Fiscalía han ejecutado tres operaciones contra la organización criminal La 38, que delinque en el nororiente de Medellín.
A pesar de las 66 capturas, la banda sigue afectando a los habitantes de los barrios Popular N°1 y Granizal, con un control social tan severo que pareciera querer reemplazar a las autoridades legítimas. Esta es la historia detrás de la última operación contra ese grupo, realizada por El Colombiano con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
Estos fueron algunos de los capturados en el más reciente operativo del Gaula de la Policía Metropolitana, del Gaula Militar Antioquia y del CTI de la Fiscalía, en contra de la banda La 38. Foto cortesía de la Fiscalía.
Una operación del Gaula de la Policía, llamada “Maremoto”, confirmó lo que ya era un secreto a voces en el bajo mundo de Medellín: la silenciosa expansión de las redes delictivas de la banda “la Terraza” en Laureles, una de las comunas más prósperas y pacíficas de la ciudad.
La acción policial, que incluyó ocho meses de investigaciones, terminó con la judicialización de 20 presuntos integrantes de ese grupo, que delinquían en los barrios Naranjal, San Joaquín y Laureles, en el sector Arrabal y el corredor turístico de la carrera 70.
Esta es la reseña del caso elaborada por El Colombiano con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
Estos fueron los capturados en la Operación Maremoto del Gaula de la Policía. Son señalados de trabajar para “la Terraza”. Foto cortesía del Gaula.
Con la rodilla de un militar en su espalda, y la cara contra la tierra húmeda de la selva, terminó la persecución de más de una década contra Dairo Antonio Úsuga David, alias “Otoniel”, el máximo jefe del cartel narcoparamilitar Clan del Golfo.
La detención fue confirmada en la tarde de este sábado 23 de octubre, cuando comandos de la Policía y el Ejército llegaron hasta inmediaciones de una finca ubicada en un sitio conocido como el cerro del Yoki, en el corregimiento El Totumo del municipio antioqueño de Necoclí.
Esta es la reseña del caso elaborada por El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
Este fue el momento en el que los comandos de la Policía y el Ejército sometieron a “Otoniel”, en un paraje de Necoclí, Antioquia. Foto de cortesía.
Mientras departía con dos personas en un restaurante del barrio Patio Bonito, en el suroriente de Medellín, un antiguo socio de la organización criminal “la Oficina” perdió la vida a manos de un sicario.
De acuerdo con el informe preliminar de la Policía, el hecho ocurrió a las 5:00 p.m. de este miércoles 23 de junio. A esa hora, un hombre desesperado llamó a la Línea de Emergencia 123, diciendo que a su primo le acababan de disparar.
Una patrulla policial reaccionó a ese llamado de auxilio y llegó a un establecimiento de comidas en la carrera 46 con la calle 7, donde varias personas aterradas rodeaban el cuerpo del comerciante Óscar Mauricio Henao Toro, de 53 años, y quien en los expedientes de la justicia estadounidense figuró en el pasado como alias “el Contador”.
Esta es la reseña del caso elaborada por El Colombiano, en equipo con Revelaciones del Bajo Mundo.
Los técnicos forenses del CTI inspeccionaron la escena del crimen en el restaurante, encontrando vainillas de calibre 7.65. Foto de archivo.
Tres ferraris, seis motocicletas customizadas, ocho camionetas, 13 automóviles y camperos, entre ellos varios antiguos, y una vivienda de 9.000 metros cuadrados, hacen parte de los lujos que las autoridades le incautaron a Juan José Valencia Zuluaga, el presunto narco del Clan del Golfo que vivía a sus anchas en el municipio antioqueño de Rionegro.
Luego de la audiencia de control de garantías, un juez le dictó medida de aseguramiento en la cárcel a este hombre, apodado “Falcon”, “Babalao” o “Andrea”.
Dos de los automóviles decomisados a alias “Falcon” o “Babalao”, por presunto lavado de activos del narcotráfico. Cortesía de la Policía.
Ante el Juzgado Sexto Penal Municipal de Medellín, con funciones de control de garantías, avanzan las audiencias en contra de uno de los supuestos narcotraficantes invisibles más cercanos al Clan del Golfo.
Según fuentes judiciales, se trata de Juan José Valencia Zuluaga, apodado “Falcón”, “Andrea” o “Babalao”, quien fue capturado en el marco de la campaña militar y policial Agamenón 2, que pretende desmantelar al cartel narcotraficante más grande de Colombia. Esta es la reseña del caso elaborada por El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
Este es el arsenal que las autoridades le incautaron a alias “Falcon” o “Babalao” en un condominio de la vereda Llanogrande, en Rionegro (Antioquia). Fotos cortesía de la Policía.
En una finca de recreo de Santa Fe de Antioquia fue capturado Juan Camilo Góez Ruiz, alias “Dimas”, uno de los presuntos cabecillas más importantes del clan del Golfo y quien actuaba como delegado de este cartel criminal en el Valle de Aburrá.
El operativo se ejecutó en la mañana del martes 23 de febrero, cuando policías de la Dirección Antinarcóticos y la Dirección de Investigación Criminal allanaron la propiedad y arrestaron al hombre de 45 años, quien no tuvo tiempo de escapar. Esta es la reseña del caso elaborada por El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
Luego de su captura en Santa Fe de Antioquia, alias “Dimas” fue trasladado a Medellín para su audiencia de control de garantías. Foto de cortesía.
La captura de un ciudadano de Medellín, sospechoso de estar involucrado en una red de narcotráfico transnacional, es la evidencia de que los hilos entre las mafias de la capital antioqueña y las italianas siguen conectados después de 30 años.
Se trata de Jaime Eduardo Cano Sucerquia, alias “Jota”, quien según la investigación de la Fiscalía sería un contacto en Colombia de la ‘Ndrangheta, la organización criminal surgida en la región de Calabria y una de las más poderosas de Europa en la actualidad. Esta es la reseña del caso elaborada por El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
Jaime Cano, alias “Jota”, capturado en el barrio Pedregal de Medellín. Foto cortesía de la Policía.
La captura de 22 policías por presuntos hechos de corrupción volvió a poner la lupa de la opinión pública en Barrio Antioquia, un sector del occidente de Medellín agobiado hace décadas por el tráfico de drogas.
Los uniformados, detenidos el mes pasado, prestaban servicio en la estación Belén, a la cual le corresponde la vigilancia de la zona. No obstante, en vez de frenar la delincuencia, la favorecían mediante la omisión de sus deberes y la venta de información clasificada, a cambio de sobornos; incluso, algunos llegaron a venderles droga a los propios criminales y a extorsionarlos para no capturarlos.
Esta no es la primera vez que miembros de la Fuerza Pública han resultado involucrados en el remolino de estupefacientes de Barrio Antioquia, un lugar que, sin el ánimo de estigmatizar, padece un problema histórico. El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo, indagó con fuentes de la Policía, el CTI, la Fiscalía y la Alcaldía, al igual que con algunos residentes, para entender cómo funciona hoy el narcotráfico en la zona, por qué ha sido tan difícil manejar esa situación y qué se debería hacer para superarla.
A pesar de la vigilancia policial, el tráfico de drogas en Barrio Antioquia campea de día y de noche. Foto de Manuel Saldarriaga.
El Juzgado Tercero Penal Ambulante de Antioquia envió a la cárcel a 16 policías y les dictó detención domiciliaria a otros seis, al concluir las audiencias de control de garantías en el sonado caso de corrupción de la estación Belén de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá.
El pasado 4 de diciembre se ejecutó la Operación San Bernardo, por parte de la Dijín, la Sipol y la Dirección de Fiscalías contra el Crimen Organizado. La acción pretendía desmantelar la alianza ilegal entre varios uniformados de dicha unidad policial, localizada en el suroccidente de Medellín, y las bandas de traficantes de drogas de las comunas 15 y 16 (Guayabal y Belén).
Este es el seguimiento del caso elaborado por El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
Ninguno de los policías e integrantes de bandas capturados aceptó los cargos imputados por la Fiscalía. Foto de cortesía.
En una contundente operación contra la corrupción en las entrañas de la Fuerza Pública, fueron capturados 23 policías que prestaron servicio en Medellín y 12 presuntos miembros de bandas dedicadas al tráfico local de estupefacientes.
De acuerdo con la información preliminar, la llamada “Operación San Bernardo” fue ejecutada en la mañana del 4 de diciembre por el Grupo de Investigaciones Internas para la Fuerza Pública de la Dijín, la Seccional de Inteligencia (Sipol) de la Policía Metropolitana y la Dirección de Fiscalías contra la Criminalidad Organizada. Esta es la reseña del caso elaborada por El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
Esta es la estación de Policía de Belén, ubicada en el barrio San Bernardo de Medellín, que presta servicio a las comunas 15 y 16. Foto de Jaime Pérez.
El negocio de los laboratorios para el procesamiento de cocaína involucra cada vez más al Valle de Aburrá, pues las redes delincuenciales están instalando estas estructuras artesanales mucho más cerca de Medellín.
El incremento de estas “cocinas” clandestinas va de la mano de traficantes y químicos independientes, que trabajan para el mejor postor, incluyendo a las bandas del área metropolitana, el Clan del Golfo y la guerrilla del Eln.
El momento en que los policías de la Dirán y el Goes allanaron la finca en la vereda El Zarzal la Luz, de Copacabana. Foto cortesía de la Policía.
Un exparamilitar desmovilizado de las Autodefensas Unidas de Colombia fue asesinado por sicarios en la tarde del 13 mayo, en una estación de gasolina del municipio antioqueño de Sabaneta.
De acuerdo con fuentes judiciales, se trata de John Henry López Sotelo, alias “Carro Viejo”, de 42 años y oriundo de Yacopí, Cundinamarca. Una hipótesis policial apunta a que el crimen se relaciona con la captura reciente del narcotraficante Gustavo Álvarez Téllez (“Gordo Tavo”). Esta es la reseña del caso elaborada por El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
En esta estación de gasolina de Sabaneta murió el exparamilitar alias “Carro Viejo”, tras un ataque de sicarios. Foto de Manuel Saldarriaga.
Cuando los Comandos Jungla irrumpieron en su escondite de la Costa Caribe, Gustavo Adolfo Álvarez Téllez se aferró a sus hijas. “¡No me suelten, que me van a matar!”, les ordenó el presunto narcotraficante. Las jóvenes de 17 y 22 años se abalanzaron sobre los policías, tratando de alejarlos a punta de arañazos y dentelladas.
Los uniformados se dividieron, mientras unos contenían a las muchachas, los otros sometían al “Gordo Tavo”, llevándolo al piso y poniéndole las esposas. Quién sabe qué cosas pasarían por su mente en aquel momento. El hombre que alguna vez fue catalogado como uno de los 10 delincuentes más buscados de Colombia, tal vez pensaba que los enemigos cosechados en las guerras de la cocaína habían llegado a cobrarle con la vida.
Esta es la historia detrás de la captura, elaborada por El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
Así lucía Gustavo Álvarez Téllez (“Gordo Tavo”), al momento de su captura en Cereté, Córdoba. Foto cortesía de la Policía.
Uno de los presuntos cabecillas de la organización criminal “la Oficina”, quien figuraba en el cartel de los más buscados desde el año pasado, fue capturado por la Policía en una finca del Oriente antioqueño.
Se trata del comerciante Josué Fabio Osorio Osorio, alias “Chepe”, a quien agentes de la Sijín Metropolitana arrestaron en la mañana del jueves 23 de abril, en el municipio de Carmen del Viboral. Esta es la reseña del caso elaborada por El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
A la izquierda, el volante que distribuyeron las autoridades en 2018, en el que mencionaban a “Chepe”. Fotos de archivo y cortesía.
Al amanecer del pasado 24 de noviembre, la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) y la Dirección Antinarcóticos de Colombia (Diran) ejecutaron una de las operaciones contra el narcotráfico más importantes de los últimos años, bautizada con el nombre clave Milenio III.
El objetivo era golpear una de red de tráfico internacional de cocaína, liderada desde Antioquia y emparentada con el cartel mexicano Jalisco Nueva Generación. La investigación identificó a 10 presuntos integrantes, por lo que los agentes y comandos especiales se repartieron para capturarlos con fines de extradición en Tumaco (Nariño), Popayán (Cauca), Cali, Bogotá y Medellín.
Esta es la reseña del caso elaborada por El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
Luis Arnobio Del Río Jiménez, alias “el Tío” (izquierda), y su hijo Ánderson Del Río Pasos, apodado “el Grande”. Fotos cortesía de la Policía.
Iván Darío Suárez Muñoz, alias “Iván el Barbado” o “Barbas”, aceptó ante un juez de Bogotá su responsabilidad en la coordinación del asesinato de un mayordomo, perpetrado hace dos años en el corregimiento Altavista de Medellín.
El narcotraficante, quien se había convertido en hombre de confianza de “la Oficina”, fue capturado el pasado 23 de marzo de 2019, en una operación de la Inteligencia Militar adscrita a la Fuerza Aérea y de la Policía.
Este es “Iván el Barbado”, al momento de su traslado a Bogotá, desde el departamento de Santander. En el recuadro, la imagen de su cédula. Fotos cortesía de la Fuerza Aérea y la Policía.
Una supuesta retaliación por asuntos de narcotráfico, entre organizaciones delictivas de la Costa Caribe, es la principal hipótesis que manejan los investigadores judiciales sobre el asesinato en Medellín de un ciudadano cartagenero, quien acababa de aterrizar en el aeropuerto José María Córdova de Rionegro.
El crimen sucedió a las 5:20 p.m. de este viernes 15 de marzo, cuando Wilfrido Ortiz Coneo, de 32 años, viajaba en un taxi con una acompañante de 21. Según el reporte inicial de la Policía, provenían de la ciudad de Cartagena y se dirigían hacia una suite que habían reservado en un hotel de El Poblado.
Esta es la reseña del caso elaborada por El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
Así fue la escena del crimen en la Loma de los Balsos, donde fue asesinado un ciudadano cartagenero que iba en un taxi. Foto de Juan Antonio Sánchez.
“Su Señoría, primero que todo, quisiera pedirle perdón a usted, al gobierno y al pueblo de Estados Unidos. Estoy completamente consciente de mis errores y, créame, lamento mucho haberlos cometido”.
Con esas palabras Carlos Arturo Arredondo Ortiz, alias “Mateo”, uno de los jefes de la organización criminal “la Oficina”, quiso excusar su conducta en la Corte del Distrito Sur de La Florida, donde fue condenado a 11 años y tres meses de cárcel.
Esta es la reseña del caso elaborada por El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
En el recuadro aparece Carlos Arturo Arredondo Ortiz, alias “Mateo” o “el Señor de la M”. Fotos de archivo.