Cuando en Colombia pensamos en actos terroristas, en general suponemos que se trata de las atrocidades cometidas por la guerrilla o los paramilitares, que son los grupos armados ilegales reconocidos internacionalmente como ‘terroristas’.
Pero lo que hicieron los sicarios en el barrio San Fernando, del municipio de Itagüí, y en el barrio Juan XXIII de Medellín, se acerca mucho a esa expresión.
En la estación Juan XXIII, de la Línea J del Metrocable, recibió el balazo uno de los usuarios. Foto de Rodrigo Martínez.
En el último mes, los homicidios en Medellín y el Área Metropolitana han estado como el clima: unos días llueve torrencialmente, y a los siguientes el Sol es endemoniado, unos días apenas hay un asesinato, y al otro la cifra sube a siete.
¿Qué ha cambiado en el mapa criminal de la urbe? Estuve conversando con varios investigadores y analistas de la Policía Judicial y de Inteligencia, así como con gente de la Alcaldía, y a continuación quiero compartir con ustedes varias de las teorías que hay para explicar la situación actual de violencia.
Escena del doble homicidio a bala de dos ayudantes de construcción, cometido antier 29 de septiembre, en el barrio Uribe Ángel de Envigado. Foto de Esteban Vanegas.
Las organizaciones criminales ‘Pachelly’, ‘Calatrava’ y ‘Los Chivos’ fueron golpeadas por las autoridades esta semana, perdiendo a varios de sus cabecillas.
El operativo más importante se concentró en el municipio de Bello, donde la Policía aprovechó un descuido de los delincuentes y dentro de una casa apresó a tres presuntos jefes de la banda ‘Pachelly': alias ‘Alber’, ‘Lancha’ y ‘El Gordo’.
Los siete hombres capturados en los tres operativos fueron enviados a la cárcel. Cortesía Policía.
“Cada vez que ‘El Cebollero’ estornuda, aquí se arma un escándalo”, me dijo con ironía un investigador judicial, bebiendo un sorbo de tinto en las afueras del Palacio de Justicia de Medellín.
Es que desde el pasado 26 de agosto, cuando se hizo público que ese cabecilla de la organización criminal ‘La Oficina’ recibiría el beneficio de la detención domiciliaria, el caso ha estado hasta en boca del Presidente de la República. ¿Qué hay detrás del alboroto? ¿Y por qué varios procesos contra integrantes de esa organización se han complicado por problemas de salud?
'El Cebollero' ha pasado por las cárceles de máxima seguridad de Palmira e Itagüí. Cortesía del Inpec.
Detención intracarcelaria como medida de aseguramiento, por el punible de concierto para delinquir agravado con fines de desplazamiento forzado, extorsión, tráfico de drogas y homicidio, fue la decisión del juzgado contra 17 presuntos integrantes de una estructura ilegal del nororiente de Medellín.
La Odin ‘San Pablo’ (Organización Delincuencial Integrada al Narcotráfico) fue esta vez la golpeada por las autoridades, que venían investigándola hacía más de un año.
Estos son los capturados durante varios allanamientos, recluidos en el calabozo de la Sijín en Medellín. Cortesía de la Policía.
Desde hacía muchos años, los habitantes del municipio de Bello venían denunciando las relaciones clandestinas entre la organización criminal ‘Pachelly’ y algunos funcionarios de la Alcaldía y la Policía.
La situación quedó en evidencia hoy con la ‘Operación TNT’, desarrollada por el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) con el apoyo del Ejército, en la citada localidad del norte del Valle de Aburrá.
Escena de uno de los allanamientos, realizado en la mañana de hoy en Bello. Cortesía del DAS.
Alias ‘Georgi’ era un especialista en escapar de la muerte y de las autoridades, pero en el mundo de la mafia muy pocos logran jubilarse.
Su prontuario entró en la mira de la Policía el 7 de agosto de 2009, cuando de manera insólita sobrevivió a una masacre dentro de un apartamento, en el municipio de Envigado.
Esta foto la tomó la Policía Metropolitana el 26 de enero de 2010, tras la captura de los sujetos con el arsenal en Santa Lucía. El de la izquierda era 'Georgi'.
De nuevo un delincuente juvenil favorecido por la justicia causa un daño enorme: esta vez las víctimas fueron cinco miembros de una misma familia, a los cuales el muchacho atacó con una granada de fragmentación.
El hecho sucedió en el municipio antioqueño de Rionegro, y al parecer el móvil es una retaliación de parte del sospechoso, según la Policía.
Esta es la casa en la cual se presentó el ataque. La granada hizo un hueco en el techo. Imagen de cortesía.
El Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) trasladó 17 internos de alto perfil delincuencial, los cuales estaban recluidos en la cárcel de máxima seguridad de Itagüí, donde varios de ellos seguían coordinando acciones criminales.
El movimiento de la autoridad carcelaria afecta en particular a la organización mafiosa ‘La Oficina’, cuyos cabecillas procesados quedarán más lejos del Área Metropolitana, su principal zona de influencia.
De izquierda a derecha: alias 'Cesarín', 'Riñón', 'Bolillo' y 'El Cebollero'.
Aún no sabe quién tomó la decisión, pero todo apunta a que un grupo de personas hizo una colecta de 100 millones de pesos. El propósito: masacrar a varios presuntos integrantes de la banda ‘Pachelly’, que delinque en el municipio de Bello y el norte del Valle de Aburrá.
El ofrecimiento se regó por el bajo mundo y una docena de sicarios de diferentes combos y barrios, se asociaron para hacer ‘la vuelta’ y ganarse la plata. Cuando los objetivos fueron ubicados, el operativo criminal comenzó a rodar a las 4:00 p.m. del anterior miércoles 29 de junio, en el barrio Castropol de la comuna El Poblado, en el suroriente de Medellín.
En esta edificación del barrio Castropol se presentó la acción sicarial.
La captura de Yeison Esmirt Velásquez Pino, alias ‘El Rolo’, es un alivio para la zona oriental de Medellín.
El sujeto de 29 años, prófugo de la justicia y condenado dos veces por homicidio (50 y 37 años por dos hechos diferentes), tenía desestabilizada a la comunidad del barrio La Sierra y sus alrededores: Villa Turbay, 8 de Marzo, Barrios de Jesús, Villa Lilian, Las Estancias, Las Mirlas, Caicedo y Juan Pablo II.
Este es Yeison Esmirt Velásquez Pino, alias 'El Rolo', señalado de ser el cabecilla de la banda 'La Sierra'.
La banda criminal de ‘Los Urabeños’ es una de las estructuras integradas al narcotráfico más poderosas de Colombia, junto a ‘Los Rastrojos’, ‘Los Paisas’ y ‘La Oficina’.
Su influencia delincuencial va más allá de la subregión antioqueña de Urabá, y abarca territorios en el Bajo Cauca, el Nordeste, el Norte y el Occidente. También actúan en los departamentos de Chocó, Córdoba, Bolívar y Sucre. Y, este año, sus negocios y alianzas los han traído al Valle de Aburrá.
A 'El Míster' lo mataron sicarios motorizados cuando conducía por la Autopista Sur, a la altura del barrio La Esmeralda de Itagüí. Lo raro fue que él acostumbraba a andar con varios escoltas, pero esta noche iba solo. Foto de Rodrigo Martínez.
El Juzgado Primero Penal del Circuito Especializado de Antioquia condenó a 23 integrantes de la banda criminal ‘Los Triana’ a purgar penas que van desde los cinco hasta los 12 años de prisión.
Lo espantoso del caso es que entre los sentenciados hay seis miembros de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, los cuales fueron despedidos de la institución dos semanas antes de su captura, realizada el pasado 9 de febrero.
A la izquierda está el cabecilla de 'Los Triana' apodado 'Mario Chiquito'; a la derecha, el también condenado teniente (r) Johny Villegas, excomandante de la estación de Caldas.
La incautación de dos armas de fuego exóticas, en poder de bandas criminales, es otra pista sobre la sofisticación que viene alcanzando el mercado negro bélico en el conflicto de Medellín.
Hace dos años se están moviendo en nuestras calles fusiles de asalto, pistolas ‘matapolicías’, munición blindada, miras telescópicas y lentes de visión nocturna, y hasta el momento las autoridades no han podido interceptar ni una sola ruta de tráfico de estos aparatos.
Esta es la subametralladora Calico con silenciador que le incautaron a 'Albeirito'. Foto cortesía Policía.
El hallazgo de una fosa común dividida en tres agujeros, en los cuales las autoridades encontraron nueve cadáveres, arroja nuevas luces y sombras sobre el caso de los desaparecidos del municipio antioqueño de Sopetrán.
La principal inquietud nace de las fuentes de información que llevaron a las autoridades al lugar y de quiénes serían los presuntos autores de la masacre.
La Policía tuvo que hacer un rastreo en la zona para dar con la fosa. Foto cortesía Policia Antioquia.
Un taxista arribó a las 10:00 a.m. de hoy a la estación Popular de la Policía, ubicada en el barrio Santo Domingo Savio de Medellín. Estaba asustado y dijo que unos tipos le habían metido un muerto en el carro.
En efecto, los uniformados revisaron la maleta del vehículo Hyundai de servicio público y encontraron un cadáver abaleado.
El taxista se parqueó junto a la estación policial, donde se realizó la inspección judicial al cadáver. Foto de Esteban Vanegas.
Cinco personasacribilladas en un taxi era el presagio de otro violento fin de semana en Medellín y su Área Metropolitana, que vio correr la sangre de por lo menos 30 personas en tres días.
De nuevo la guerra entre los combos delincuenciales es el principal motivo para estas muertes en nuestra región, aunque las agresiones, como un virus incontenible, también llegaron hasta el deporte que más pasiones nos mueve.
En este taxi viajaban las víctimas del quíntuple homicidio. Foto de Carlos Taborda.
La criminalidad en Medellín es diferente al resto de las ciudades colombianas. La muerte parece, aunque nos duela en el alma, tan arraigada a nuestro devenir como la misma idea de ser exitosos. Es la peste, una contracultura tan fuerte que solo los abuelos, quizás, alcanzaron a disfrutar de esta urbe sin soportar la zozobra por un paisano asesinado a diario.
Miles de millones de pesos se han invertido en seguridad, en programas educativos, en estrategias para generar empleo, en infraestructura para vincular a los suburbios con el desarrollo progresista del resto de la ciudad, y hoy seguimos en la misma intranquilidad de hace 30 años. ¿Por qué?
Dos amigas adolescentes de 16 años, que llevaban una semana perdidas, fueron asesinadas y encontradas ayer en el Cerro Pan de Azúcar de Medellín. Una de ellas tenía dos meses de embarazo. Como siempre, la escena del crimen estuvo llena de niños. Foto de Carlos Taborda.
Los matones, protegidos por la negritud del cielo, se desplazaron sigilosamente en la lancha por la represa de Guatapé. Armados con fusiles de calibre 5.56 y pistolas 9 milímetros arribaron al sector La Pradera, en la vereda El Marial del municipio antioqueño El Peñol.
Serían las 00:30 a.m. de ayer cuando tocaron la puerta de la finca. Una hipótesis preliminar sugiere que se hicieron pasar por agentes del CTI (Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía) para que los dejaran entrar.
El sitio de la masacre en Medellín es boscoso y ubicado en una zona de conflicto entre bandas. Foto de Edwin Bustamante.