La presión de las organizaciones delincuenciales sobre el negocio del transporte informal de pasajeros, tiene a los residentes de la vereda El Ajizal, de Itagüí, en un clima de inseguridad que las autoridades están tratando de conjurar.
En esta zona, ubicada en el norte de la localidad, los habitantes se han quejado históricamente por la falta de rutas de buses y un servicio de transporte eficiente que alcance a cubrir toda la demanda. El vacío ha sido llenado por los “chiveros”, conductores particulares que llevan a los ciudadanos desde el centro hasta los vecindarios semirrurales. Las personas, dependiendo de la distancia, pagan entre $2.000 y $3.000 por el pasaje.
Esta actividad, que no está legalizada, es explotada por la banda “el Ajizal”, que delinque hace más de 10 años y exprime los bolsillos de los choferes para aumentar sus rentas ilegales. Esta es la reseña del caso elaborada por El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
Escena del crimen en la vereda El Ajizal de Itagüí, donde el 19 de mayo de 2020 mataron al “chivero” José Daniel Montoya Arcila. Foto de Carlos Velásquez.