Una operación del Gaula de la Policía, llamada “Maremoto”, confirmó lo que ya era un secreto a voces en el bajo mundo de Medellín: la silenciosa expansión de las redes delictivas de la banda “la Terraza” en Laureles, una de las comunas más prósperas y pacíficas de la ciudad.
La acción policial, que incluyó ocho meses de investigaciones, terminó con la judicialización de 20 presuntos integrantes de ese grupo, que delinquían en los barrios Naranjal, San Joaquín y Laureles, en el sector Arrabal y el corredor turístico de la carrera 70.
Esta es la reseña del caso elaborada por El Colombiano con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
Estos fueron los capturados en la Operación Maremoto del Gaula de la Policía. Son señalados de trabajar para “la Terraza”. Foto cortesía del Gaula.
A diferencia de las décadas pasadas, en las que los “reyes” del crimen controlaban todos los niveles de la delincuencia en Medellín, hoy parece que a la mafia no le interesa contener a los ladrones, o que ya perdió esa capacidad.
Este año se han cometido 22.442 hurtos en la ciudad (con corte a septiembre 24), sumando los robos a personas, motos, carros, residencias y al comercio, según el Sistema de Información para la Seguridad y Convivencia (Sisc) de la Alcaldía.
Esto implica que hay 83 casos diarios y 3.5 por hora, en promedio, sin contar el enorme subregistro de víctimas que no denuncian por pereza, miedo o desconfianza en el sistema judicial.
Este es el análisis elaborado por El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
Los atracos siguen siendo un dolor de cabeza para la seguridad ciudadana de Medellín y Colombia. Foto ilustración de Colprensa.
Un estudiante de Derecho fue asesinado y su tía abogada resultó herida, cuando un grupo de sicarios los atacó a tiros en el carro en el cual viajaban por una vía del municipio de La Estrella, en el sur del Valle de Aburrá.
De acuerdo con las indagaciones preliminares de la Policía, la abogada penalista Gloria Estela Becerra López y su sobrino Ricardo Rojas Becerra salieron de cumplir una cita en la cárcel de máxima seguridad de Itagüí, en la mañana de este jueves 30 de septiembre.
Abordaron un automóvil Chevrolet Sonic gris, sin percatarse de que eran seguidos por cuatro hombres en dos motocicletas. A las 11:00 a.m., cuando pasaban por el barrio Las Brisas, en La Estrella, se produjo el ataque.
Esta es la reseña del caso elaborada por El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
En este automóvil viajaban las víctimas, cuando se produjo el ataque armado en el barrio Las Brisas de La Estrella. Foto de cortesía.
En el bajo mundo de Medellín y sus alrededores, hay piratas que pagan por información de tesoros. Cargamentos de oro y millonarias fortunas, legales e ilegales, son el botín que los motiva y que pone en marcha un aparato criminal que simula retenes y operativos policiales para ejecutar los asaltos.
Entre 2018 y lo que va de 2021, se han presentado nueve robos en el Valle de Aburrá, en los cuales los atracadores utilizaron uniformes de la Fuerza Pública para incursionar en oficinas, casas, urbanizaciones y locales, de acuerdo con información de la Policía Metropolitana y fuentes judiciales.
Esta es la reseña del caso elaborada por El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
Este es el edificio Forum de El Poblado, donde realizaron un asalto mediante un falso allanamiento. Foto de Jéssica Cano.
Divergencias en la jerarquía interna de organización criminal, problemas de intolerancia y delincuencia común, se combinaron para producir un inquietante incremento de homicidios en dos comunas del nororiente de Medellín.
En Manrique (comuna 3) el aumento es de 160% en el índice de asesinatos, al pasar de cinco casos en 2020 a 13 en lo que va del presente año (con corte a junio 30), según el Sistema de Información para la Seguridad y Convivencia (Sisc) de la Alcaldía. En Aranjuez (comuna 4) el incremento es del 91%, con 21 casos, mientras que en el mismo lapso de la anterior anualidad iban 11.
Este es el análisis de la situación elaborado por El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
Los patrullajes de la Policía en Manrique y Aranjuez no han sido suficientes para mermar el índice de homicidios en 2021. Foto de Manuel Saldarriaga.
El hallazgo de tres cadáveres en el norte del Valle de Aburrá, envueltos de manera similar, es el reflejo de los asesinatos orquestados por el crimen organizado, pero también de un oficio delincuencial muy poco investigado por las autoridades: el perverso trabajo de deshacerse de los cuerpos de las víctimas.
De acuerdo con investigadores judiciales consultados por Revelaciones del Bajo Mundo, los encargados de esos “trabajos” no necesariamente son integrantes de bandas, sino terceros especializados en esa truculenta modalidad, que trabajan bajo contrato.
Así fueron encontradas las dos mujeres en el barrio La Navarra, de Bello, en límites con Copacabana. El caso está ligado con el hallazgo de la noche anterior en la vereda El Noral de este último municipio. Foto de cortesía.
Otra fuga masiva de internos en Medellín puso de nuevo el dedo en la llaga sobre la crisis de hacinamiento y las dificultades que tiene la Policía para contener a todos los presos en sus estaciones.
El caso fue detectado en la madrugada del pasado jueves 13 de mayo, en los calabozos de la estación Manrique, ubicada en el sector conocido como San Blas. Esta es la reseña del caso elaborada por El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
Esta es la estación de Policía de Manrique, en el nororiente de Medellín, donde se produjo la fuga de 18 personas. La Institución ofreció una recompensa de hasta $5 millones para quien brinde información que ayude a recapturarlas. Foto de Manuel Saldarriaga.
El asesinato de un policía delante de la familia, y de uno de sus vecinos, tiene cavilando a los investigadores judiciales de Medellín.
El crimen ocurrió en el mismo lapso de tiempo en el que otros cuatro uniformados fueron acribillados en otras localidades del país. ¿Habrá conexión entre los hechos?
En primer plano, el patrullero Wilder Romo Durango, asesinado en Medellín. Las muertes ocurrieron entre el 5 y el 7 de mayo en distintos municipios de Colombia. Foto: cortesia.
En una acción judicial contra el lavado de activos embargaron 14 taxis de servicio público, que al parecer fueron adquiridos con dineros calientes de la organización criminal “la Terraza”.
El hallazgo ocurrió en el marco de la Operación Argenta, desarrollada por la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá y la Fiscalía, y sus resultados fueron presentados el 9 de marzo por el fiscal General de la Nación.
Estos son algunos de los taxis decomisados por las autoridades a la red de lavado de activos de “la Terraza”. Foto: cortesía de la Policía.
La salida de la cárcel de varios de los jefes del crimen organizado más reconocidos del Valle de Aburrá, que durante la pandemia obtuvieron beneficios jurídicos como libertad condicional o detención domiciliaria, ha generado zozobra en algunas comunidades y alerta en los organismos de investigación judicial, por las consecuencias y los violentos reacomodos que esto pueda generar en los barrios.
En diciembre, de acuerdo con el reporte del Inpec, la justicia le concedió la detención domiciliara a Juan Carlos Castro, alias “Pichi Belén”, señalado por las autoridades de ser uno de los máximos cabecillas de la organización criminal “la Oficina” y a su vez líder de la banda “San Bernardo”, que delinque en la comuna 16 de Medellín (Belén).
Este es el análisis realizado por El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
Carlos Mauricio Soto Isaza (“Soto”) tiene una condena de nueve años de cárcel por concierto para delinquir agravado. Foto cortesía de la Policía.
La captura de un ciudadano de Medellín, sospechoso de estar involucrado en una red de narcotráfico transnacional, es la evidencia de que los hilos entre las mafias de la capital antioqueña y las italianas siguen conectados después de 30 años.
Se trata de Jaime Eduardo Cano Sucerquia, alias “Jota”, quien según la investigación de la Fiscalía sería un contacto en Colombia de la ‘Ndrangheta, la organización criminal surgida en la región de Calabria y una de las más poderosas de Europa en la actualidad. Esta es la reseña del caso elaborada por El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
Jaime Cano, alias “Jota”, capturado en el barrio Pedregal de Medellín. Foto cortesía de la Policía.
En apenas una semana, el Valle de Aburrá fue sacudido por cuatro casos de doble homicidio, que las autoridades atribuyeron a ajustes de cuentas entre bandas delincuenciales y episodios de intolerancia.
Los hechos se presentaron en Medellín, Caldas e Itagüí, y aunque al parecer no guardan relación entre sí, son el reflejo de que febrero será un mes con preocupantes niveles de violencia en la región.
En este automóvil viajaban los hombres acribillados, presuntamente, por sicarios de “los Mondongueros” en el barrio Altamira de Medellín. Foto de cortesía.
La sangre derramada de un policía durante el cumplimiento de su deber, puso en la mira de la Fuerza Pública a las bandas que delinquen en las inmediaciones de la escena del crimen.
Luego de las primeras indagaciones, las autoridades ofrecieron dos recompensas: $100 millones para quien ayude a esclarecer el asesinato, y hasta $21’945.000 para los que brinden información que lleve a la captura de “Monopepe”, uno de los principales jefes criminales de la frontera entre Medellín e Itagüí, en la comuna 15 (Guayabal).
Este es el análisis de los factores de crimen organizado en la zona, elaborado por El Colombiano con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
La Policía incrementó la vigilancia en la frontera de Guayabal e Itagüí, luego del asesinato de un patrullero hace tres semanas. Foto cortesía de la Policía.
La captura de 22 policías por presuntos hechos de corrupción volvió a poner la lupa de la opinión pública en Barrio Antioquia, un sector del occidente de Medellín agobiado hace décadas por el tráfico de drogas.
Los uniformados, detenidos el mes pasado, prestaban servicio en la estación Belén, a la cual le corresponde la vigilancia de la zona. No obstante, en vez de frenar la delincuencia, la favorecían mediante la omisión de sus deberes y la venta de información clasificada, a cambio de sobornos; incluso, algunos llegaron a venderles droga a los propios criminales y a extorsionarlos para no capturarlos.
Esta no es la primera vez que miembros de la Fuerza Pública han resultado involucrados en el remolino de estupefacientes de Barrio Antioquia, un lugar que, sin el ánimo de estigmatizar, padece un problema histórico. El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo, indagó con fuentes de la Policía, el CTI, la Fiscalía y la Alcaldía, al igual que con algunos residentes, para entender cómo funciona hoy el narcotráfico en la zona, por qué ha sido tan difícil manejar esa situación y qué se debería hacer para superarla.
A pesar de la vigilancia policial, el tráfico de drogas en Barrio Antioquia campea de día y de noche. Foto de Manuel Saldarriaga.
Ponerse a pelear y amenazas a otras personas en un vecindario, fue el error que llevó a la captura de dos presuntos cabecillas de una banda criminal de Medellín.
Así lo informó la coronel María Emma Caro, subcomandante de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, al anunciar la detención de Diomer Alexis Zapata Castrillón (alias “Válvula”), de 29 años, y Jaime Augusto Agudelo García (“Carni”), de 32, supuestos integrantes de la cúpula de “la Silla”, un combo que delinque hace dos décadas en la comuna 1 de la ciudad.
Esta es la reseña del caso elaborada por El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
Él es Diomer Alexis Zapata Castrillón, alias “Válvula”, uno de los presuntos cabecillas de la banda “la Silla”. Fotos cortesía de la Policía.
En medio de los logros históricos que conquistó Medellín este año en materia de reducción de violencia y homicidios, quedó una tarea pendiente: el índice de asesinatos de la comuna 5, Castilla.
Los residentes de esta zona del noroccidente de la ciudad padecieron un incremento sostenido de los homicidios desde principios de 2020, que osciló entre el 30% y el 35% durante la mayor parte de la anualidad y finalmente terminó en un 21% (a diciembre 25), al contabilizar 35 muertes, contra 29 de 2019. Esta es la reseña del caso elaborada por El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
El bulevar comercial de la carrera 68, en el barrio Castilla, es una de las zonas críticas por el cobro de extorsiones por parte de los combos. Foto de Juan Antonio Sánchez.
La guerra termina por diezmar el ánimo de cualquiera, hasta de los hombres más terribles. Eso quedó claro para tres presuntos cabecillas de la organización criminal “Pachelly” que, por azares del sistema judicial, terminaron juntos en el calabozo de la Seccional de Investigación Criminal (Sijín), en el barrio Caribe de Medellín.
De acuerdo con testigos, su reunión se dio el pasado 30 de septiembre, cuando al recinto llegó Francisco Mazo Pulgarín (“Pocho”), señalado por las autoridades de ser uno de los dos máximos jefes de la banda. Allí se encontró con su homólogo delincuencial, Albert Henao Acevedo (“Alber”), y el lugarteniente César Martínez Rondón (“Care Palo”).
Esta es la historia detrás del pacto de no agresión entre las bandas de Bello, realizada por EL COLOMBIANO con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
Las capturas de Francisco Mazo (“Pocho”) en Bogotá (foto), y de Albert Henao (“Alber”) en Medellín, fueron cruciales para que esa banda ilegal pidiera una tregua a los enemigos. Cortesía de la Policía.
Una vigilancia secreta de agentes de Inteligencia está confirmando lo que la comunidad ha susurrado con temor en los últimos años: que la banda “los Triana” está acaparando el mercado de canasta familiar en el nororiente de Medellín, con una agresiva estrategia puerta a puerta, ventas a crédito y supresión de la competencia.
El Colombiano tuvo acceso a la información de este caso, que la Policía y la Fiscalía reactivaron en 2020, en contra de una de las estructuras más antiguas del Valle de Aburrá. Este es el informe periodístico, realizado con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
Los alimentos son transportados en carros viejos, sin respetar la cadena de frío reglamentaria. Fotos de cortesía.
A la cárcel, como medida de aseguramiento, fue enviado alias “el Mudo”, uno de los presuntos cabecillas más peligrosos del noroccidente de Medellín. Con este caso, las autoridades han dejado tras las rejas a cuatro supuestos coordinadores de combos del Valle de Aburrá, en lo que va del mes de julio.
Se trata de Jerónimo Vásquez Zapata, supuesto líder del combo “Villa Flora”, que delinque en el barrio del mismo nombre, en la comuna de Robledo. La decisión fue tomada por el Juzgado Sexto Penal Municipal de Medellín, luego de que la Fiscalía le imputara cargos por concierto para delinquir agravado, los cuales él rechazó. Esta es la reseña del caso elaborada por El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.
Alias “el Mudo” fue capturado en San Jerónimo, Antioquia. La recompensa en su contra era de $50 millones. Foto cortesía de la Policía.