Por PULSO VERDE
La madrugada del 2 de julio de 1994, en Colombia se escribió una de las historias más tristes que pueda registrar un medio de comunicación, Andrés Escobar Saldarriaga fue asesinado vilmente. El deporte, el único bálsamo que ha tenido nuestro país en más de 50 años de violencia y guerra, fue tocado por la muerte trágica del llamado Caballero del Fútbol. Un autogol en el Mundial de USA-1994, representando el tricolor nacional, sería el detonante para que la infamia cobrara venganza en las calles de la capital antioqueña.
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