¿Cómo se pueden perder tres puntos faltando tan pocos segundos? Obvio, aunque suene a oxímoron, por lo superlativo de los errores, la mayoría individuales y sin duda, por la errónea concepción de equipo y por la forma de enfrentar los encuentros. Continuar leyendo
El clásico fue tal por lo vivido en la tribuna, pues en la cancha todo parecía predestinado. Fue un partido de fútbol con muy poco de éste y si mucha entereza. Pocas acciones de área, escasas gambetas, mucho transito estéril y mínima retribución a una tribuna que atiborró el aforo con ansia de gloria. Continuar leyendo
LA GRANDEZA VERDOLAGA Y 4 HISTORICOS …hecho por Adidas
Tengo que aceptarlo lloré. No fue una excusa por el presente o por el pasado. Fue una emoción que invadió mi cuerpo al ver cada uno de estas imágenes que rememoran lo grande que es Nacional. Esa pasión que tejieron mis abuelos, que soportaron mis padres y que ahora heredo yo. Nacional no es un amor pasajaero, es el amor que duele, que se vive, que se goza y que se lleva a la tumba.
Se me eriza la piel, como cuando vi por primera vez al gran René volando de palo a palo o con sus salidas arriesgadas y llenas de talento. Me da escalofrío, así como lo sentí al ver una y otra vez, al señor del gol, Víctor Aristizábal, marcar y marcar goles. Me da nostalgia, recordar las escapadas de esa gacela que se paseó por las canchas como uno de los mejores jugadores del mundo, El Tino supo que sus piernas y su habilidad valían miles de sonrisas y alegrías para nosotros, los hinchas del verde.
Y que decir del caballero del fútbol. Andrés Escobar, Hombre honesto, sencillo y virtuoso que hasta el último momento de su vida vivió para Nacional. En el corazón de cada hincha verdolaga está el recuerdo de un hombre que es inmortal para el fútbol y la vida.
Faltan muchos por nombrar, porque esta casa vio crecer a las figuras más destacadas del fútbol colombiano, sin embargo, a todos los llevamos en el corazón.
Una gran emoción, un gran recuerdo y el equipo más grande del mundo: Atlético Nacional.
La noche estaba fría y la llovizna no amainaba, sin embargo, a unas cuadras del Atanasio, se escuchaban los coros de la tribuna verde, antesala de un gran acompañamiento al equipo y de una buena presentación que garantizara una victoria más, un paso hacia adelante. Continuar leyendo
Cada fin de semana invierto aproximadamente 12 horas viendo fútbol, incluidas las idas a la cancha cuando juega el equipo del color de mi camiseta. Si, mi camiseta es verde y el futbol es el espacio y el tiempo donde verdaderamente se manifiesta la libertad, creo yo. No hay nada más gratificante que observar a un futbolista jugarse su existencia al eludir un rival y marcar el gol. Con éste llega el éxtasis de la fiesta, su razón de ver, ser y participar. Continuar leyendo
Foto: Edwin Bustamante. Dorlan Pabón le dio el triunfo a Nacional ante el Cúcuta con su gol agónico a los 94 minutos.
Él, con sus canas expuestas, con el silencio de sus labios y con sus manos trajinadas no puede esconder la tristeza que lleva dentro. Frente al televisor y con un vaso de agua al lado esperaba impaciente que la imagen de Hugo Horacio Lóndero o quizá de César Cueto apareciera en escena y le llenara de felicidad la retina. Continuar leyendo
Foto: Hernán Vanegas. El rendimiento de los jugadores tiene que mejorar.
Por estos días sé más de las diatribas que hay en el ambiente político nacional que de la escuadra verde. El intermitente panorama que se vislumbra en el fútbol verdolaga hace que, con sus ausencias, me evite un dolor de cabeza. Tantas fechas aplazadas y tanto fútbol en deuda, más allá de faltarme, me fortalecen para lo que se viene; porque no lo podemos negar, con Nacional nunca se sabe.
Que abunda en nieblas, o cubierto de ellas.
Oscurecido por las nubes.
Sombrío, tétrico.
Falto de lucidez y claridad.
Difícil de comprender.
Vago, incierto, poco claro. Continuar leyendo
Se nos escapa el alma - edición: May - Foto: Julio César Herrera
Llegué a la unidad deportiva a eso de las 8:00 p.m. y el ambiente no se asemejaba a una noche de fútbol, salvo por el revendedor en silla de ruedas que me ofrecía la boleta por dos mil pesos menos que en la taquilla.
-No, Le respondí, siguió insistiendo y con un atisbo de enojo le repetí ¡no! Comprendió el mensaje y se fue rodando en su vehículo. Llegó un segundo regatón y su rebaja fue de mil pesos más, se la compré y me sentí un poco ruin por el desplante al primer medianero.