En adelante: quiero escuchar como los sordos

10.11.19

Por: Juan David Villa
Estudiante Comunicación Social-Periodismo UPB
Guía Programa de Visitantes Conozcamos EL COLOMBIANO

Así el sol salga y se esconda por los mismos dos aburridos lados, no todos los días son iguales: hay días, y no crean que voy a ponerle a este breve texto el tono de un poema de Barba Jacob, a los que Dios, la vida y el universo, de antemano ponen señitas.

Son los días en los que se cruza uno con seres extraordinarios o se le precipitan hechos rotundos que pasan una tijera por la línea curva de la vida, la cortan y ya nada vuelve a ser como antes.

Pues he tenido, la semana pasada, un día como esos. Era viernes por la tarde. Llovía y escampaba. A la sede de El Colombiano llegó el grupo para el recorrido guiado de rutina: ese es mi trabajo… acompañar grupos, desde niños curiosos hasta adultos mayores sorprendidos, por las instalaciones del periódico para mostrarles en hora y media cuánta gente, empeño e inteligencia son necesarios para que la edición diaria llegue mágica y puntual por debajo de la puerta o aparezca siempre colgada en la tienda del barrio bien temprano en la mañana, o se pueda consultar en Internet con avances constantes.

El grupo que llegó ese viernes de sol y agua era de estudiantes de fotografía. Todos sordos. Cuando me vio el gesto de sorpresa, que no era miedo, Andrea Mosquera, la intérprete, me dijo que tranquilo. Yo le pedí algunas recomendaciones generales, sobra decir que jamás me había comunicado con alguien que no pudiera escucharme y menos teniendo que acudir a un intérprete, y le solté algunas preguntas tontas.

Una de ellas: ¿hablo despacio? Digo tonta porque yo suponía que cada movimiento de su mano equivalía a una letra y que mientras yo pronunciaba una palabra en, digamos, dos segundos, ella necesitaría de por lo menos diez para construirla con sus dedos.

Yo siempre me había preguntado cómo esos intérpretes que aparecen en televisión en un pequeño recuadro podían traducir tan rápido al leguaje de señas lo que alguien decía a velocidad normal en el cuadro grande de la pantalla. En todo caso, al final me explicó Andrea que sus movimientos, de las manos y a veces del cuerpo, les iba formando ideas completas y no letras.

El nombre de una persona, y vaya si esto me sorprendió, no se forma con ese alfabeto de sordos que algunos venden en los buses, sino que a cada uno le corresponde un movimiento de acuerdo con una característica notable: a Juan Manuel Santos, presidente de la República, lo identifican, si no me falla la memoria, con el movimiento de un dedo, no recuerdo cuál, que recorre una ojera.

A Andrea, por los pequeños lunares sobre su pecho, ellos la nombran haciendo un movimiento de la mano sobre éste: como echándose sal.

Aunque Andrea me explicó sonriente, muchas veces, que podía hablar como siempre, a mi tono y velocidad natural, no pude evitar procurar una dicción exacta y fingida, mejor dicho, algo robótica.

Por la fuerza implacable del hábito, en plena Sala de Redacción, donde siempre es necesario decirle a los oyentes que se acerquen porque se debe hablar en voz baja, por esa fuerza gravitacional del hábito les dije que se acercaran lo más posible para que pudieran escucharme mejor…

¡Qué vergüenza! Sandra, sonriente y siempre a mi derecha, me dijo que si se acercan es posible que se confundan, que no alcancen a percibir con acierto sus señas, que podía yo hablar bajo porque, obvio, los únicos que me escuchaban era ella, que estaba a cinco centímetros de distancia, y un muchacho que estaba tomando fotografías, y quien dominaba también el lenguaje de señas).

Y, a propósito, era ese su interés: la fotografía. Los muchachos estudian fotografía, y algunos, como una chica de baja estatura y pelo rojo, son ya profesionales. Ella, trabajadora social.

Como su interés era la fotografía, muy amablemente Henry Agudelo, fotógrafo del periódico y ganador del Premio World Press Photo, les resumió el trabajo de los fotógrafos de El Colombiano y, ante el asombro de los muchachos y su absoluta atención, les mostró imágenes en la pantalla del computador.

Veinte minutos después, salieron de la Redacción agradecidos con Henry. Para ellos, gratitud es un movimiento de la mano derecha que, a nivel del pecho, se separa de la izquierda y se lleva al mentón –espero que no me traicione la memoria-.

Obedeciendo a otra de las recomendaciones de Andrea, intenté siempre mirar al grupo. Sin embargo, no pude dejar de sentir extraño el que ellos, en vez de mirarme a mí, miraran las manos de Sandra cuyos dedos movía raudos, a tono con un gesto exagerado de la cara, gesto sin el cual la comunicación sería, cuando menos, poco clara, cuando más, nula.

Pero también, debo confesarlo, jamás, jamás, había sentido que alguien prestara tanta atención a mis palabras que, claro, se iban a las manos de Sandra primero y entraban después por los ojos de ellos, siempre abiertos, siempre espabilados.

Su atención me lavó el alma. Tanta gente habla y tan poca escucha. No sé si el mundo siempre haya funcionado así, supongo que sí, pero hoy las dispersiones y los escasos momentos de calma han robado el derecho al silencio y la fuerza de la paciencia que escuchar requiere.

Pero bueno, prefiero no quejarme del mundo porque el mundo es y ya, es por encima de uno y de todos. Mas yo, con mi alma bien lavada, en adelante, por si acaso, abriré bien los ojos y limpiaré los oídos para escuchar tanto como escuchan los sordos. Así no me perderé de nada y me daré el lujo de sorprenderme.

Ellos, expresivos y alegres, se fueron cuando aún llovía. Me dijeron gracias: manos en posición de plegaria, luego la derecha hacia el mentón… Sandra me enseñó a decir “con gusto” en señas: mano derecha en el pecho y sutil movimiento de la cabeza. Yo, no obstante, llevé mi mano derecha, con torpeza como siempre, a mi mentón y después les estreché la mano.

Recomendados para leer en clase y en familia

El gigante egoísta

Por: Tatiana Jaramillo- promotora de Lectura de la Fundación Taller de Letras Jordi Sierra i Fabra. 

Esta historia, publicada por primera vez en 1888 en el libro El príncipe feliz y otros cuentos, evidencia la convicción que movió a su autor británico Oscar Wilde durante toda su vida: “el arte es necesario para vivir”.

El intenso disfrute de lo bello fue lo que promovieron esteticistas como Wilde. Por eso, la lectura de este cuento en su versión original podrá deleitar y conmover a niños y adultos por la sutileza de las descripciones y la belleza de sus imágenes y situaciones.

Un duchazo de conocimientos

En ocasiones es importante enriquecer previamente los conocimientos de los niños para un mayor disfrute de  lecturas como El gigante egoísta, donde el paso del tiempo está señalado por la llegada de las estaciones del año.

Como en nuestro país no hay cambios estacionarios los niños no tienen experiencias para comprender el tema, así que puede estimularlos a consultar por qué el verano, el otoño, el invierno y la primavera se presentan en algunos lugares de la tierra.

Vestir las estaciones

“Invitado por la nieve y la escarcha vino el viento del norte, que envuelto en pieles iba y venía rugiendo”.

Un rasgo encantador de este cuento es que los fenómenos climáticos son personificados: la nieve se la pasa lanzando copos, y la escarcha afilando estalactitas.

También se describe su ropaje. Así que puede animar a los niños a imaginar la ropa más adecuada para vestir a cada una de las estaciones como personajes.

¿Le sentará bien al señor Otoño vestir sandalias y bañador?  ¿O a doña Primavera llevar sombrero de lana, botas y paraguas? Si los ánimos crecen haciendo esta actividad podría representarse teatralmente la historia, incluyendo la actuación de las estaciones.

¿Dónde juegan los niños?

El jardín del gigante era el lugar de juego preferido por los niños de esta historia, hasta que éste decide echarlos e instalar el letrero: “Propiedad privada. Entrada prohibida”.

¿Conoce el lugar de juegos preferido de sus hijos? ¿Serán los espacios abiertos como parques públicos, canchas deportivas, calles y aceras del vecindario? ¿O serán los espacios cerrados frente al video juego, el computador o los juegos de mesa? Observe la cotidianidad de su hijo y juegue con él buscando un equilibrio entre la multiplicidad de espacios de juego que ofrece su entorno.

Cuentos de gigantes

La literatura tiene  bellas historias cuyos personajes son gigantes. Para conocer más sobre ellos, recomendamos los siguientes  títulos:

El gran gigante bonachón. Roald Dahl. Alfaguara.
Los últimos gigantes. Fancois Place. Ekaré.
Cuando los gigantes aman. Folke Tegetthoff. Fondo de Cultura Económica
El primer gigante. Tersa Durán. La Galera.
El grandulón oso barrigón. Tony Ross. El arca.

  Ricitos de oro

Por: Mauricio Andrés Misas Ruiz- promotor de Lectura de la Fundación Taller de Letras Jordi Sierra i Fabra.  

Este cuento tiene sus orígenes en un antiguo cuento escocés referido de las historias de Román de Renart en el que una zorra entra sin permiso a la casa de los osos. Con el tiempo la zorra de la historia se transformó en una anciana y más tarde en una niña de rubios bucles.

Según el pedagogo norteamericano Bruno Bettelheim, en este cuento no se resuelve un conflicto y no presenta un final feliz para enmarcarse dentro de los llamados cuento de hadas, por lo menos en la versión clásica de Robert Southey, que apareció en su obra The Doctor (1834 – 1837).

Sin embargo, la versión que presentamos hoy, posterior a la de Southey,  incluye un final feliz.

Dejando señas: Ricitos se pierde en el espeso bosque. Esta situación se puede aprovechar para enseñarle a los niños a conocer el trayecto a casa.

Un juego divertido para que siempre encuentren el camino es hacer una carrera de observación donde se destaquen los lugares significativos de los trayectos más usados y seguros.

Dejando señas: Esta actividad la puede complementar con la lectura en voz alta de los cuentos: ¿Dónde está el libro de Clara?, de Lisa  Campbell, editorial Juventud y El perro de Madlenka, Peter Sis, de Lumen.

Grande-pequeño: Con los niños más pequeños puede propiciar que identifiquen los tamaños de papá oso, mamá osa, osito, y de las sillas, los platos y las camas que usaban, para luego animarlos a encontrar esas diferencias entre las personas de la familia ¿quién es más alto: papá o mamá, el niño o la abuela?, por ejemplo, o entre algunos objetos de la casa.

También puede leer con los niños el libro Soy grande, soy pequeño, de Kathy Stinson, editorial Ekaré. Este tipo de actividades favorece el desarrollo del pensamiento lógico matemático.

¿Qué comen los osos? Usted puede invitar a los niños a explorar libros de animales para conocer más sobre los osos o la página de internet de la National Geographic http://nationalgeographic.com

Al finalpuede motivar a los  niños para que busquen un alimento que crean que tiene el sabor de la sopa de osito, la que se tomó Ricitos de oro, y que lo compartan con otros amigos para que entre todos elijan un sabor para la sopa de osito.

Los osos de peluche: Hay varios cuentos que abordan el tema de los ositos de peluche, puede leer algunos de ellos con los niños y luego proponerles que describan sus ositos de peluche y relaten, para los demás compañeros o familiares, alguna historia vivida con ellos.

Estos son algunos títulos relacionados: Elmer y el osito perdido y El príncipe Pedro y el osito de peluche, ambos de David Mackee, editorial Norma; ¡Osito! ¿dónde estás? de Ralph Steadman, editorial Fondo de Cultura Económico.

Los tres cerditos

Por: Juan Pablo Hernández Carvajal- director de la Fundación Taller de Letras Jordi Sierra i Fabra

Orígenes de la historia

La primera versión escrita de esta historia proviene de un cuento popular inglés publicado en 1813 en el cual tres gansos son perseguidos por una zorra que quiere comérselos, sólo el mayor de ellos logra engañarla gracias a una sólida casa de ladrillos que ha conseguido construir.

Otra versión se encuentra en el libro “Cuentos de hadas ingleses”, publicado por Joseph Jacobs en 1892; en esta aparecen los tres cerditos que construyen sus casas con distintos materiales.

El lobo derriba las casas de los dos primeros cerditos  y se los come,  pero no puede derribar la casa de ladrillos del tercer cerdito, por lo que intenta entrar por la chimenea, este cerdito lo espera con un caldero de agua hirviendo y lo cocina.

Finalmente, en la versión de Katharine Briggs publicada en su libro “Cuentos populares británicos”, editado por Siruela, los dos primeros cerditos huyen y se refugian en la casa del tercero, y entre los tres engañan al lobo al hacer que se queme cuando intenta entrar por la chimenea.

La adaptación publicada en esta edición de El Colombiano sigue la versión de Briggs.

Prepara una función de cuentería

De todas las narraciones tradicionales esta es una de las que mayor aceptación tiene entre el público infantil. La sencilla y precisa caracterización de los personajes y su secuencia narrativa son elementos que facilitan la comprensión y el disfrute de la historia.

La pedagoga y escritora argentina Ana Pelegrín, en su libro La aventura de oír, de la editorial Anaya, nos ofrece una serie de técnicas para aprender a contar cuentos.

Esta es una recomendación básica que se puede poner en práctica:

Seleccione el cuento a narrar, lea varias veces la historia hasta apropiarse de ella, escriba un guión argumental con los elementos a contar, visualice los personajes y asuma su rol, memorice las fórmulas verbales que presente la historia, dele expresividad a la voz, ensaye su presentación y narre el cuento en voz alta.

Los tres cerditos y el desarrollo de la personalidad

Bruno Bettelheim en su libro Psicoanálisis de los cuentos de hadas destaca la simbología que encierran los personajes de este cuento y las acciones que realizan en favor del proceso de crecimiento y desarrollo de la personalidad de los más pequeños.

Opina el autor que el niño, identificándose con cada uno de los tres cerditos, comprende que las personas evolucionan y que el crecimiento tiene grandes ventajas, ya que el tercero y mayor de ellos es quien finalmente vence al enemigo gracias al trabajo, la inteligencia y la planificación racional.

Versiones de Los tres cerditos animadas y musicalizadas

Visita el sitio web www.youtube.com y escribe la frase “Los tres cerditos original Disney”. Allí podrás encontrar este cuento clásico en la versión de Walt Disney realizada en 1933.

Esta versión, acompañada de música y animación, sigue la historia original y agrega una variante interesante tomada del cuento Blancanieves y los siete enanitos en la cual el lobo, a la manera de la madrastra de Blancanieves, se disfraza en varias ocasiones con el fin de engañar a los cerditos.

Otra versión muy buena es la de Looney Toons titulada Trío de músicos bailarines, donde los cerditos son músicos y sobreviven del lobo al refugiarse en la casa del tercer cerdito, finalmente el lobo trompetista se une al grupo formando todos una banda de jazz.

Canta con los tres cerditos

La cantautora española Rosa León realiza una bella composición musical a partir de la historia de Los tres cerditos, intenta ponerle música. También la puedes escuchar en: www.yes.fm/musica/Rosa-Leon/los-cochinitos 

Los cochinitos ya están en la cama,
muchos besitos les dio su mamá.
Y calentitos todos en pijama,
dentro de un rato todos soñarán.

Uno soñaba que era un rey
y que al momento pedía un pastel,
su gran ministro le hizo traer
quinientos pasteles sólo para él.

Otro soñaba que en el mar,
en una lancha se iba a remar,
mas de repente, al embarcar,
se cayó de la cama y se puso a llorar.

El más pequeño de los tres,
un cochinito lindo y cortés,
ese soñaba con trabajar
para ayudar a su pobre mamá.

Y así soñando sin despertar,
los cochinitos pueden jugar.
Ronca que ronca y vuelve a roncar,
al país de los sueños se van a pasear.

El flautista de Hamelin

Por: Catalina Morales Moreno- promotora de lectura de la Fundación Taller de Letras Jordi Sierra

Este cuento tiene sus orígenes en el siglo XIII y está basado en un hecho real en el que un joven con ayuda de su flauta destierra una plaga de ratas de la ciudad alemana de Hamelin.

Sin embargo, la historia tuvo tanta repercusión que se convirtió más tarde en leyenda. Se tiene referencia de un vitral en la iglesia de Hamelin que data del año 1.300 y narra con imágenes este hecho. Lamentablemente fue destruido en el siglo XV.

Hoy día se puede contemplar, en dicha iglesia, un vitral inspirado por el anterior y elaborado por el artista Hans Dobbertin.

Los Hermanos Grimm hicieron su propia versión dando a conocer el cuento por todo el mundo.

Existen otras versiones en las que los niños desaparecen para siempre. El cuento que hoy presentamos es una de las tantas versiones recogidas de los cuentos de tradición oral europea, por lo tanto se desconoce el autor.

Siguiendo la música

Será divertido que los niños vivan el cuento El Flautista de Hamelin como si fuesen los auténticos protagonistas de la historia, se puede proponer un juego de seguimiento rítmico con las manos y con los pies, a las órdenes del líder y al compás de la música ejecutarán los movimientos. El que se equivoque saldrá del juego.

 Un ratón de plastilina

Elaborar ratones en plastilina es ideal para recrear la escena en que estos roedores invadieron a Hamelin. Necesitará plastilina gris para hacer el cuerpo, la cabeza, las orejas y la cola; rosada para el hocico y blanca y negra para ojos y bigotes. Es recomendable  consultar un manual de plastilina.

Cumplir con las promesas

En el cuento, el alcalde engaña al flautista para que libere al pueblo de la plaga, ofreciéndole una recompensa que luego se niega a pagar. Es apropiado leer el cuento en voz alta y proponer una reflexión en torno al engaño y a las consecuencias que esto trae.

La Sirenita

Por: Tatiana Jaramillo. Promotora de Lectura de la Fundación Taller de Letras Jordi Sierra

La leyenda

Este cuento fue escrito en 1813 por Hans Christian Andersen, inspirado en la leyenda danesa que cuenta cómo los cantos de las sirenas embrujaban a los hombres del mar.

Se dice que un humilde pescador fue atraído por los cantos de una joven sirena quien renunció a su inmortalidad a cambio de tener el aspecto de una mujer y conseguir ser amada por un hombre.

Descubriendo Dinamarca

El ambiente en que se desarrolla esta historia de barcos y paisajes submarinos está profundamente relacionado con la geografía de este país escandinavo compuesto por 406 islas.

Busque con los niños información sobre Dinamarca, su ubicación en el mapa, las historias y personajes de su mitología vikinga.

En Internet se encuentran bellas fotografías de la escultura de La Sirenita ubicada desde 1913 a la orilla del mar en su capital Copenhague. La figura es el símbolo de esta ciudad donde Andersen, hace ciento ochenta años luego de muchas dificultades, pudo triunfar y dejar de ser “el patito feo” del arte danés.

Sirenas: seres fascinantes del mar

Leer sobre el origen, costumbres y poderes de las sirenas, mitad mujeres – mitad peces que hechizan con sus cantos a los humanos, es una experiencia que puede fascinar a los niños por el encanto que tienen estos seres mágicos.

Sus raíces mitológicas, en las que eran también mujeres – pájaro, pueden ayudarnos a entender porqué, al final del cuento, La Sirenita no retorna a las aguas sino que levanta vuelo.

Amores imposibles

La experiencia del enamoramiento no es exclusiva de los adultos, también los niños buscan declararse, reconciliarse, celebrar ser correspondido o expresar enojo por un desengaño amoroso.

La Sirenita es, sin duda, una historia de amor imposible, situación que tampoco es ajena a los niños, pues ¿quién no se enamoró de su profesor o profesora en la primaria?

Además de este clásico de Andersen, otras obras como El libro de los chicos enamorados de Elsa Bornemman o la película Mi primer beso de Howard Zieff, ayudarán a los más pequeños a comprender tempranamente la complejidad del amor.

Afirma Elena Poniatowska que si se dan buenas lecturas a los niños tendrán después menor necesidad de los libros de autoayuda.

Simbad el marino

Por: Consuelo Marín Pérez. Promotora de lectura de la Fundación Taller de Letras Jordi Sierra

El marino de la alfombra voladora

Simbad el Marino es, al lado de Alí Babá y los cuarenta ladrones, otra de las más conocidas aventuras de Las mil y una noches.

Estas historias han sido difundidas de manera especial por el cine pues desde 1936 se han hecho películas basadas en la historia de Simbad, la más reciente ha sido Simbad: la Leyenda de los Siete Mares, una película de dibujos animados del año 2003 dirigida por Patrick Gilmore y Tim Johnson.

 La ciudad de las alfombras

El lugar de residencia de Simbad era la hermosa ciudad de Bagdad. Usted puede motivar a los niños y niñas a indagar más sobre ella: por ejemplo, que puedan identificar en un mapamundi dónde está ubicada, que conozcan por qué ha sido importante para la humanidad, las características de su arquitectura, su religión y costumbres así como los productos artesanales más característicos.

Adentrándose en este último aspecto llegarán a las alfombras, entonces puede animarlos para que aprendan a dibujar algunos de los diseños propios de ellas.

Es importante que los niños puedan establecer relaciones con su entorno e identificar también los aspectos que caracterizan la ciudad o pueblo donde viven.

Simbad, el cargador

 En efecto, para ganarse el pan, Simbad (el cargador) se veía obligado a cargar pesados paquetes y vivir de las monedas que le daban.

¿Los niños han visto personas en nuestra cultura que desempeñen este oficio? ¿Dónde trabajan, qué cargan?

Indagar sobre estos aspectos del oficio del cargador o cotero como se le conoce en nuestra cultura ayuda a que los niños valoren los diferentes trabajos que realizan las personas y propicia la construcción de una mirada universal al descubrir que muchos de nuestros oficios también se desempeñan en otras regiones.

Criaturas fantásticas

… ¡apareció un dragón que lanzaba inmensas bocanadas de fuego! Además del dragón, en esta historia se mencionan varios personajes fantásticos: gnomos, genios encantados y gigantes.

En la Enciclopedia de las cosas que nunca existieron: criaturas, lugares y personas de la editorial Anaya de España puede encontrar información más específica, para compartir con los niños sobre el origen y poderes de estas criaturas.

¿Para qué se utiliza el marfil?

–Una banda de traficantes de marfil me apuntaba con sus rifles –dijo Simbad el Marino. ¿Los niños conocen el marfil? ¿Saben para qué se utiliza y por qué es tan valioso? Usted los puede animar a explorar más sobre este tema, además puede buscar videos o información sobre la vida de los elefantes.

Programa de visitantes Conozcamos EL COLOMBIANO

Grupo de Guías 2018 2020

Es posible conocer cómo se hace EL COLOMBIANO

Visite  la sede principal del Grupo Editorial, ubicada en Envigado, Antioquia, solicitando con anticipación un recorrido guiado.

El programa de visitantes Conozcamos EL COLOMBIANO existe hace más 30 años y sus objetivos son:

  • Establecer comunicación con diferentes públicos: niños, jóvenes, adultos y suscriptores.
  • Formar en torno al consumo y producción responsable de la información.
  • Identificar el trabajo colectivo del cual depende la producción y circulación diaria de un periódico.

Solicite su visita llamando al teléfono 331 52 52 – Ext. 93 06  y conozca de primera mano la magia de cómo se hacen todos los días las publicaciones de EL COLOMBIANO.

Nuestros guías

El grupo de guías del programa de visitantes está conformado por estudiantes universitarios, de diferentes carreras e instituciones, interesados en la lectura, la escritura y el periódico como recurso informativo y didáctico esencial para los ciudadanos.

Algunos guías han sido aprendices en el área de Redacción del periódico y en el Área de Comunicaciones y Relaciones Públicas de EL COLOMBIANO.

Actualmente,  hay un tercer grupo de nueve jóvenes universitarios quienes están recibiendo a los visitantes.

Visitas para niños entre 5 y 9 años de edad

Con la cartilla “Las noticias, ¡todo un cuento!”, uno de los productos de Prensa Escuela, que busca fomentar el uso del periódico en clase y en familia como recurso didáctico, se realiza un recorrido por las instalaciones de EL COLOMBIANO dirigido a niños entre los 5 y los 9 años de edad.

El centro del recorrido es un teatrino: un cuento en gran formato que permitirá a los pequeños, a partir de imágenes, sonidos y una experiencia fantástica por el mundo de los periódicos, saber qué es la prensa y por qué es importante.

“La escuela del mundo al revés”

Valentina Bustamante Cruz
Estudiante de Comunicación Social y Periodismo de la UPB

Este trabajo académico fue escrito para la clase de Comunicación y Educación que orienta el profesor Juan Carlos Ceballos Sepúlveda, basado en la lectura del artículo de opinión “La escuela del mundo al revés” de Oscar Henao Mejía,  publicado en El Colombiano, el viernes 14 de agosto en la página 4A.

El mundo de la vida y el mundo de la escuela

Cuando el autor afirma que su concepto de pedagogía lo distancia de la posición que establece el Ministerio de Educación acerca de la duración de las horas de clase, hace evidente su postura pedagógica-social frente a la educación. El Ministerio de Educación considera que la intensidad horaria de los alumnos dentro de las aulas de clase es lo primordial.

El autor afirma que tal enfoque se distancia de los objetivos fundamentales de la escolaridad, porque entonces se deja de lado el fondo: el sentido y la sustancia de la clase, para dar paso a la forma: el número de horas en que un alumno está sentado en el aula.

Para Oscar Henao debe primar la calidad sobre la cantidad. Así, pone en entre dicho el modelo pedagógico conductista que se ciñe a los objetivos, al ensayo-error y a la rigurosidad de los métodos por encima de los procesos, en el que se busca alcanzar unos resultados sin prestar atención al proceso pedagógico de los alumnos.

Prensa Escuela EL COLOMBIANO en la VI Parada Juvenil de la Lectura.  Tomada por: Andrés Mauricio García. Año: 2014

Prensa Escuela EL COLOMBIANO en la VI Parada Juvenil de la Lectura. Tomada por: Andrés Mauricio García. Año: 2014

El autor defiende que, en su experiencia escolar, recuerda con mucha más fidelidad aquellos aprendizajes que se dieron por fuera del salón de clase, en el que la vida y la academia se fusionaron para dar paso a un aprendizaje más lúdico y pedagógico.

De esta forma, nuevamente expone su inclinación por el modelo pedagógico-social que mezcla el mundo de la escuela con el de la vida y que busca desarrollar las personalidades de los alumnos en torno a las necesidades sociales, pues se conectan los contenidos con la vida.

Afirma que las experiencias pedagógicas exitosas demuestran que la dedicación a las clases no es de esencial importancia, que deben primar los espacios abiertos a la investigación y al diálogo, por encima de las rigurosidades metódicas.

La tradición disciplinar de la escuela no tiene cabida en estos nuevos métodos, que lo que buscan es una experiencia dotada de vida, de sentido de realidad y que promociona el encuentro con el otro y la libre expresión.

Hay entonces un cambio de paradigma que estriba sustancialmente desde el modelo pedagógico tradicional, estructurado sobre las bases del enciclopedismo, de la transmisión de información y del maestro como poseedor de la verdad hacia un modelo social que se estructura sobre las bases del descubrimiento y la experimentación, la construcción colectiva del conocimiento a partir del diálogo y el maestro como facilitador y acompañante del aprendizaje.

Henao Mejía afirma que la figura que dota al maestro sólo de facultades para dictar clases y no salir del aula, es lo que empobrece la práctica educativa. Es por esto que considera que la discusión de las horas de clase debe comprometer no solo un asunto de forma sino de fondo. No son cuántas horas están los alumnos en el salón de clase sino cómo están siendo aprovechadas esas horas.

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Prensa Escuela EL COLOMBIANO en la Octava Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín. Tomada por: Andrés Mauricio García. Año: 2014

Lo que el autor defiende es la riqueza de las enseñanzas adquiridas por fuera del aula de clase: en los descansos, en las horas lúdicas, en los encuentros sociales.

Esto también debe tenerse en cuenta al tratar de imponer métodos rigurosos que reduzcan la creación y construcción colectiva del conocimiento.

Estudiamos en comunidad, porque es deber de la escuela y de los colegios enseñar a los seres humanos a desenvolverse en presencia de otros individuos.

En este sentido la escuela continúa tomando bases del modelo pedagógico desarrollista, en el que se necesita una participación activa de los profesores y los alumnos, quienes deben interactuar para crear, criticar y reflexionar en torno al conocimiento.

Las clases magistrales, en silencio y estrictamente individualizadas, no colaboran al desarrollo de este objetivo primigenio de los colegios.

El sentido de la escuela no debe entonces reducirse a los trabajos dentro de las aulas, sino ampliar los horizontes prácticos, para así, ampliar los horizontes conceptuales de los estudiantes, sólo así permite crecer en aprendizaje y en sociedad.

El conocimiento es ahora la materia prima que el medio exige de los nuevos profesionales. Por esto, es deber de la escuela enseñar, no a seguir instrucciones (modelo conductista) sino a pensar (modelo desarrollista).

La formación integral de un hombre que construya su propia vida, reflexione su entorno y su naturaleza, debe ser el principal objetivo de las estrategias pedagógicas en estos nuevos tiempos.

La escuela debe ayudar a la formación de individuos propositivos, que estén en capacidad de afrontar nuevos retos y abrir su mente a nuevas experiencias.