Chernobyl: una cicatriz que nos recuerda lo frágil que es la humanidad.

Reproduzco un texto que escribí hace 5 años, a propósito del aniversario de uno de los dos mayores accidentes nucleares de la historia.

Hace 35 años, en esta misma fecha, abril 26, me encontraba yo en Kiev. Todo parecía normal, el año académico estaba en su última etapa, comenzaba a florecer la ciudad y se acercaba el puente festivo del 1º de mayo. Lejos estábamos de imaginarnos que un riesgo mortal se incubaba a unos 100 kilómetros de la ciudad.

El accidente en el 4º reactor de la estación nuclear de Chernobyl pendía como espada de Damocles sobre la vida de millones de europeos de la otrora Unión Soviética y algunos de sus países vecinos. De hecho, nos enteramos de la catástrofe cuando el Kremlin tuvo el deber de dar respuesta a las inquietudes que desde Suecia se presentaban con respecto a un incremento inusitado de niveles de radiación en aquel país escandinavo.

Años después, la crisis de Fukushima, al conmemorar las “bodas de plata” de Chernobyl, debe hacer pensar nuevamente a los políticos, a los empresarios y a los expertos sobre las implicaciones ambientales y planetarias del consumo ilimitado y de la búsqueda acelerada y “salvaje” de fuentes alternativas de energía.

Las preguntas que surgen en la actualidad no sólo tienen que ver con la producción de energía o el desarrollo de alternativas diferentes a los combustibles fósiles. Adicionalmente hay que destacar:

1. Los accidentes producidos en reactores nucleares (de los cuales, Chernobyl y Fukushima son los más conocidos pero no los únicos) demuestran que la tecnología moderna aún no es capaz de controlar los monumentales daños que aquellos pueden producir. Según la OMS, los afectados por la radiación de Chernobyl superan los 5 millones y, aunque fuentes oficiales rusas y ucranianas hablan de 10.000 muertos, Greanpeace asegura que el número de fallecidos supera los 100.000. Pero, lo destacable es que la magnitud de los daños es monumental a pesar de que la energía nuclear sigue siendo una fuente menor.

2. El creciente consumo frente a la capacidad limitada del planeta. Los economistas y los hacedores de políticas públicas hemos permitido que por décadas, tal vez siglos, se deje al crecimiento del PIB como eje del Desarrollo Económico -significativo ejemplo es el de la expansión de los llamados mercados emergentes-. Pero, los problemas ambientales del presente muestran que el ilimitado Crecimiento Económico es un verdadero riesgo para la sostenibilidad del Desarrollo: ¡vivimos en un planeta de recursos limitados!

3. La búsqueda permanente por el control de las fuentes de energía, particularmente las fósiles, explica en gran medida la dinámica de las mayores crisis geopolíticas del mundo. No es casual que en el último siglo, los mayores conflictos bélicos focalizados se hayan realizado en el Medio Oriente y Norte de Africa, o que a Rusia y Estados Unidos les preocupe tanto la situación política del Caucaso. Estas son dos de las regiones que poseen las mayores reservas de petróleo y gas del mundo.

4. ¿Se da suficiente importancia a la búsqueda de nuevas fuentes de energía que sean ambientalmente limpias? La producción de energía limpia implica grandes inversiones con retornos en el largo plazo. El tema aún está en los niveles de la ciencia (innovación) y de la tecnología (implementación). Hay hallazgos económicamente inviables y hay temas aún sin explorar. En el caso de la viabilidad económica estamos encontrando externalidades gigántescas: de un lado, la producción de biocombustibles de primera generación reduce la frontera agrícola de alimentos y, del otro, se hace necesario mantener el precio de los combustibles fósiles en niveles elevados, para hacer viable la inversión en energías limpias.

Sean, este momento conmemorativo -35 años de Chernobyl- y la década de Fukushima, escenarios propicios para una gran reflexión económica: la economía de mercado no puede seguir de espaldas a la realidad ambiental. Más que continuar con la línea de crecimientos ilimitados, la política económica debe moverse en dos direcciones pertinentes: mejorar la capacidad de distribución de la riqueza y asegurar la sostenibilidad del desarrollo.

A 30 años de la caída del Muro de Berlín: Gorbachov en su laberinto.

Aún tengo frescos los recuerdos de aquellos días. Lo de noviembre de 1989 fue una ficha de dominó empujada por otra que se movió en Polonia…y no sería la última: faltaba la de Moscú.

Con el tiempo, los relatos históricos tienden a ser más generalistas y a omitir los detalles de los hechos que se estudian. Cada año, al rememorar los hechos, revive la admiración mundial por Gorbachov, por Kohl y por el pueblo alemán, y todo se recuerda como un camino de rosas. Pero la realidad es más compleja y para ello es necesario retar la memoria.

muro de berlin

El ascenso de Gorbachov.

Aunque fue Polonia, con el Sindicato Solidaridad, el país que dio pie a una nueva ola de descontentos y reclamos de cambio en la Europa del Este, fue el ascenso de Gorbachov el que hizo que las crecientes protestas no terminaran como en la Hungría en 1956 o en la Primavera de Praga. El nuevo Secretario General del Partido Comunista de la URSS creo un nuevo ambiente…abrió una puerta que no se cerró ya más.

A comienzos de la década de 1980 parecía que la guerra fría se mantendría incólume. Con la muerte de Brezhnev en 1982, el PCUS mantuvo su línea de mando al sustituirlo por un “vieja guardia” como lo era Andropov; a la muerte de este último, ascendió Chernenko, otro veterano. Pero en marzo de 1985, el nombramiento de Gorbachov como Secretario General tomó por sorpresa al planeta. Casi nadie le conocía y no era un veterano de la segunda guerra mundial. Sin embargo, la Dama de Hierro de Inglaterra, Margaret Tatcher, le conoció en Londrés en 1984 e incluso llegó a insinuar que “con ese hombre se podrían negociar”.

Gorbachov abre la puerta.

Desde un inicio, Mijail Gorbachov dejó claro que su prioridad serían las reformas. El consideraba y lo remarcó en el XVII Congreso del PCUS en 1986, que el sistema socialista tenía fallas en lo político y en lo económico. La Perestroika y la Glasnost eran su respuesta a los dos tipos de fallas. Lo que es claro y quiero resaltar, es que en ese momento y – a mi concepto- por varios años, el premier soviético sostuvo que el sistema podía corregir sus errores y retomar la senda hacia el comunismo puro.

Aunque en entrevistas posteriores a 1991, Gorbachov ha dejado entrever que quiso llevar al país hacia la modernidad occidental (léase economía de mercado y régimen político pluripartidista), considero que múltiples evidencias, incluido su primer libro, señalan que Mijail Sergueievich creía en el futuro del socialismo, siempre y cuando se corrigiera el camino. Y es aquí, en su apuesta por la Perestroika, que se abre la puerta hacia la caída, no sólo del Muro de Berlín, sino de todo el mundo socialista y, además, de la disolución de la URSS como país.

gorbachov

La Perestroika se tradujo en apertura política, en generación de debates, en democratización de la sociedad. Tuve la oportunidad de vivir esos momentos en las aulas de clase, en las calles de Kiev -en Ucrania-  y a través de los medios de comunicación soviéticos. Se inició un debate inesperado, los profesores comenzaron a expresas posiciones diversas, mis compañeros de aula, checos, soviéticos y polacos, se comenzaron a distanciar de las posiciones oficiales de sus gobiernos. En la televisión, las visitas de Gorbachov a las fábricas y a los koljoses se traducían en debates en los cuales los trabajadores expresaban sus quejas e insatisfacciones. Era algo que no se había visto en décadas.

En consecuencia, el pensamiento monolítico del partido comunista se desmoronaba, la multiplicidad de ideas comenzaban a surgir, a velocidad de tortuga al inicio, pero con los años, cada vez más aceleradamente. La población y los políticos empezaron a dividirse: inicialmente muchos apoyaban a Gorbachov y sus reformas, otros lo consideraban un traidor (con Ligachov a la cabeza, dentro del Comité Central). Pero una tercera corriente comenzaba a surgir: la que consideraba que lo que Gorbachov estaba haciendo eera poco, que era necesario derrumbar el sistema, derrocar al PCUS.

Gorbachov es arrasado por el carro de la historia.

Los cambios democráticos de 1988 en Polonia fruto de las huelgas que lideró Lech Walesa del sindicato Solidaridad y la ebullición de movimientos sociales en Hungría, Checoeslovaquia y en la misma Unión Soviética, hicieron difíciles los planes iniciales de Gorbachov. Con cierta vocación de caudillo (como sus antecesores), Gorbachov intentó guiar a su pueblo en la dirección que él consideraba correcta. Pero la Glasnost trajo consigo el despertar político de los ciudadanos. Sucedió lo esperable: el pueblo  se dividió, y las posiciones se ampliaron y se hicieron más y más intransigentes.

Los cambios económicos comenzaron a dar resultados contradictorios. Los ajustes estimularon la iniciativia particular (negocios familiares sin emplear trabajadores externos) pero a la vez comenzaron a escasear los bienes de los anaqueles de los supermercados. Los soviéticos que vivian una relativa tranquilidad en lo referente a los abastecimientos básicos, comenzaron a recordar los duros tiempos de décadas anteriores: el desabastecimiento.

Alcancé a vivir en parte esta situación entre los años 1989 y 1990. Mi condición de extranjero me generaba ciertas ventajas por los viajes esporádicos que hacía a Occidente – Alemania e Italia principalmente- pero igual, notaba como las filas comenzaban a hacerse más largas, más recurrentes y más inútiles.

El deterioro en el abastecimiento comenzó a jugar en contra de Gorbachov. Cada vez más veteranos comenzaron a considerarlo un traidor, culpándolo por el desabastecimiento, aunque muchos expertos esgrimian que éste también era consecuencia del sabotaje de enemigos de la Perestroika. Pero, los que lo apoyaban en sus reformas también comenzaron a abandonarlo, ahora reclamaban que los cambios fueran más radicales, se distanciaban del partido comunista y de la economía planificada. Pedían reformas más contundentes. Y esto empezó a hacer mella en el mismo líder.

Recuerdo los debates por televisión del Congreso en el otoño-invierno de 1989. Ya habían diputados independientes y las decisiones no se tomaban por unanimidad (fue increible poder ser observador en primera fila de ese momento histórico). En dicha época comenzaron a hacerse propuestas para que el sistema política permitiera la aparición de nuevos partidos, pero Gorbachov se opuso con vehemencia. Aliado con la vieja guardia, el presidente soviético derrotó la iniciativa.

Sin embargo, la velocidad de los cambios fue cada vez mayor. Increiblemente en la primavera de 1990, fue el mismo Gorbachov quien presentó la propuesta de un sistema multipartidista. En ese momento comprendí que el sueño de Mijail Sergueievich de aplicar correctivos al sistema había desaparecido. El cambio de 180 grados se veía inevitable.

A finales de 1990, Gorbachov era un ídolo mundial pero a la vez uno de los políticos más desprestigiados de la URSS: los reformistas lo tildaban de lento, la vieja guardia lo consideraba traidor.

La caída del Muro de Berlín sobrevino a los cambios en Polonia, posteriormente se levantaron los pueblos checo y eslovaco, los búlgaros y los rumanos (estos últimos con un sangriento balance). Incluso, la URSS comenzó a desmoronarse con Gorbachov en el poder: Estonia, Letonia y Lituania alzaron vuelo.

El primero de enero de 1992 Gorbachov era un desempleado. Su país había desaparecido en la noche de año nuevo.

 

 

Geo-economics of the Ukrainian crisis.

Author: Giovanny Cardona Montoya

Translator: Andrés Fernando Cardona Ramírez

Spanish version: http://www.elcolombiano.com/blogs/lacajaregistradora/?p=1584

Remembrance:

I had the pleasure of living seven years in Ukraine, one in Kharkov and six in Kiev. I remember the industrial Kharkov and wonderful university and cultural city: Kiev. But many things have changed since that beautiful time. Beautiful, despite the huge scare that we got from the Chernobyl accident in 1986; just 141 km from the nuclear reactor.

Short historical review of Ukraine

The union of nations between Russia and Ukraine is historically so strong that the first was born in Kiev, the capital of the second. The Kievskaya Rus was over a thousand years ago, the cradle of the Slav peoples of Russia, Belarus and Ukraine.

The history of Europe is full of wars, and Ukraine is not immune to this reality. In this context, the country has been divided and re- united more than once over the centuries.

In the eighteenth century, under the Partitions of Poland, Eastern Ukraine was annexed to the Russian Empire and the West to Austria. In 1917, after the disappearance of the Russian Empire, Ukraine became independent but divided into two: the axis of which was the city of Lvov, and which had the capital Kiev. In 1918, the Eastern Ukraine came to be part of the nascent Soviet Union,  and the one which had as its axis Lvov was annexed by Poland.

This division persisted until 1939, as a result of the Secret Pact between Hitler and Stalin, the Soviet Union annexed Lvov and the Ukrainian territories that were part of Poland. In 1954, the Soviet Republic of Ukraine was defined by the current borders, including the Crimea, axis of the near attempto of war between Russia and Ukraine in the beginning  of March 2014.

 The Ukrainian economy

Ukraine is a country of 45 million habitants and a GDP of 340 billion dollars ( 2012). Although the service sector is the largest employer ( 58 % in 2012 ), its exports focus on the foundry industry (steel) and agriculture . Ukraine has land that is fertile and easy to machine , and is dedicated to the production of wheat, barley and maize , the latter with a growing share of rural GDP.

On the side of mining are important reserves of coal, iron , uranium and gold. At the industry level, in addition to the steel foundry, Ukraine has produced chemicals and many shipyards. The legacy of the Soviet Union industry ( aircraft production , tools, arms) is rather inefficient and costly from the perspective of energy consumption. Its challenge is to enable the industry to diversify its productive apparatus.

 Ukraine: between the European market and the Russian fuel.

Although many analysts name the cultural differences of the Ukrainians to explain the current crisis ( a Catholic Western Ukrainian language and Ortodox Russophile East) , and fractures caused by political corruption in this Slavic country , it is legitimate to suggest geopolitics and geo-economics help explain much of the current problems and risks ahead.

The current crisis in Ukraine suggests two potential risks. For starters, a possible armed confrontation between Russia and Ukraine is explained, not by the intention of Putin to protect the integrity of the Russian population of Crimea, but especially for the defense of its Black Sea Fleet, quartered in the region. This military enclave is supported by an agreement between the two nations, in which the base is rented to the Russians until 2042 in exchange for 40 billion dollars in discount gas prices for 10 years.

The other risk is a new division of Ukraine, maintaining an eastern region, centered on Kiev, allied with Russia and a western that would enter the European Union. On this point it should be noted that the Geo-economics is a central argument.

In aggregate terms, Russia is the largest trading partner of Ukraine (21 % of exports and 28 % of imports). On the one hand, Ukraine depends on Russian fuel supply, 3 /4 of the oil and gas and 100% of nuclear energy consumed are imported from Russia. On the other, Russia´s need of the foundry and agricultural products Ukraine provides. Recall that in the era of socialism, Ukraine produced 25 % of the grains of the Soviet Union.

While Ukraine’s trade relations with Western Europe are not significant (Germany is the major supplier and Turkey is the second market) it is clear that Ukraine´s potential would not be negligible for the future of the European Union: abundant labor, laborious and low cost, a potential 45 million people market, fertile soils, coal reserves and metal foundries, are attractive for any economy looking to get out the long crisis which has lived in the Eurozone since 2008.

But, surely, it´s the mixture of Geopolitics and Geo – economics that best highlights the confrontation between the West and Russia for their leverage over Ukraine. To begin let’s say that the West European powers have extended their zone of influence up to Moscow. With the exception of Ukraine and Belarus, the western border of Russia has migrated to the European bloc.

From the Russian perspective , there is an additional interest : its pipelines. Ukraine depends not only on supply but is a supplying pipeline route to Western Europe. Keeping Ukraine as an ally, allows Russia to handle trading strategies with their Western customers. History has shown that the European Union is vulnerable when Russia gets “tough” negotiating gas supply … especially if it is winter.

Source:  http://www.armandobronca.com/gasoductos-del-este_1018/

 

Geo-economía de la crisis ucraniana

Autor: Giovanny Cardona Montoya

Versión en inglés: http://www.elcolombiano.com/blogs/lacajaregistradora/?p=1609

Traductor: Andrés Fernando Cardona Ramírez

Remembranza:

Tuve el placer de vivir siete años en Ucrania: uno en Kharkov y seis más en Kiev. Recuerdo al Kharkov industrial y a la maravillosa ciudad universitaria y cultural: Kiev. Pero muchas cosas han cambiado desde aquella hermosa época. Hermosa a pesar del susto enorme que nos llevamos con el accidente de Chernobil en 1986, a sólo 141 kms del reactor nuclear.

Corta reseña histórica de Ucrania

La unión de las naciones de Rusia y Ucrania es históricamente tan fuerte, que la primera nació en Kiev, la capital de la segunda. La Kievskaya Rus fue, hace más de mil años, la cuna de los pueblos eslavos de Rusia, Bielorrusia y Ucrania.

La historia de Europa ha sido de guerras, y Ucrania no es ajena a esta realidad. En este contexto, este país ha sido dividido y re-unido más de una vez a lo largo de los siglos.

En el siglo XVIII, en el marco de Las Particiones de Polonia, Ucrania Oriental se anexó al imperio ruso y la Occidental a  Austria. En 1917, año de la desaparición del imperio ruso, Ucrania logró su independencia pero dividida en dos: la que tenía como eje la ciudad de Lvov y la que tuvo por capital a Kiev. En 1918, la Ucrania oriental entró a ser parte de la naciente Unión Soviética, y la que tenía como eje a Lvov fue anexada por Polonia.

Esta división persistió hasta que en 1939, como resultado del Pacto Secreto entre Hitler y Stalin, la Unión Soviética anexó Lvov y los territorios ucranianos que hacían parte de Polonia. En 1954, la República Soviética de Ucrania fue definida en las fronteras actuales, incluyendo la península de Crimea, eje de los conatos de guerra entre Rusia y Ucrania en este comienzo de marzo de 2014.

La economía ucraniana.

Ucrania es un país de 45 millones de habitantes y un PIB de 340 mil millones de dólares (2012). Aunque el sector servicios es el mayor generador de empleos (58% en 2012), sus exportaciones se centran en la industria de fundición (acero) y en la agricultura. Ucrania tiene tierras fértiles y fáciles de mecanizar, y se dedica a la producción de trigo, cebada y maiz, éste último con una creciente participación en el PIB rural.

Por el lado de la minería son importantes sus reservas de carbón, hierro, uranio y oro. A nivel industrial, además de la fundición de acero, Ucrania produce químicos y posee astilleros. La industria heredada de la Unión Soviética (producción aeronáutica, herramientas, armamentos) es bastante ineficiente y costosa desde la perspectiva del consumo de energía. Su gran reto es viabilizar esta industria para diversificar su aparato productivo.

Ucrania: entre el mercado europeo y el combustible ruso.

A pesar de que muchos analistas acuden a las diferencias culturales de los ucranianos para explicar la actual crisis (un Occidente católico de lengua ucraniana y un Oriente ortodoxo y rusófilo), y a las fracturas originadas en la corrupción política de este país eslavo, es legítimo sugerir que la geopolítica y la geoeconomía ayudan a explicar gran parte de los problemas actuales y de los riesgos por venir.

La actual crisis de Ucrania sugiere dos riesgos potenciales. Para empezar, una posible confrontación armada entre Rusia y Ucrania se explicaría, no tanto por la intensión de Putin de proteger la integridad de la población rusa de Crimea, sino, especialmente, por la defensa de su Flota del Mar Negro, acuartelada en dicha región. Este enclave militar se soporta en un acuerdo entre las dos naciones, el cual renta la base a los rusos hasta el año 2042 a cambio de 40 mil millones de dólares en descuentos de los precios del gas durante 10 años.

El otro riesgo es el de una nueva división de Ucrania, manteniendo una región oriental, centrada en Kiev, aliada a Rusia y una occidental que entraría en la Unión Europea. Sobre este punto hay que señalar que la Geo-economía es un argumento central.

En cifras agregadas, Rusia es el principal socio comercial de Ucrania (21% de las exportaciones y 28% de las importaciones). De un lado, Ucrania depende del abastecimiento de combustibles rusos: 3/4 partes del gas y petróleo y el 100% de la energía nuclear que consume, son importados desde Rusia. Del otro, Rusia necesita de los productos de fundición y agrícolas que le abastece Ucrania. Recordemos que en la época del socialismo, Ucrania producía el 25% de los granos de la Unión Soviética.

Si bien las relaciones comerciales de Ucrania con Europa Occidental no son significativas -Alemania es un importante proveedor y Turquía es el segundo mercado-, es claro que el potencial ucraniano no sería desdeñable para el futuro de la Unión Europea: mano de obra abundante, laboriosa y de bajo costo, un mercado potencial de 45 millones de personas, tierras fértiles, reservas de carbón y fundiciones de metales, son atractivos para cualquier economía que busque salir de una larga crisis como la que se ha vivido en la Zona Euro desde 2008.

Pero, seguramente, es la mezcla de Geopolítica y Geo-economía la que mejor señala la confrontación entre Occidente y Rusia por su ascendente sobre Ucrania. Para empezar digamos que las potencias de Europa Occidental han ido extendido su zona de influencia hasta las narices de Moscú. Con excepción de Ucrania y Bielorrusia, la frontera occidental de Rusia ha migrado hacia el bloque europeo.

Desde la perspectiva rusa, hay un interés adicional: sus gasoductos. Ucrania no sólo depende del abastecimiento sino que es ruta de gasoductos que abastecen a países de Europa Occidental. Mantener a Ucrania como aliado, le permite a Rusia manejar estrategias de negociación con sus clientes occidentales. La historia ha demostrado que la Unión Europea es vulnerable cuando Rusia se pone “duro” en las negociaciones de abastecimiento de gas…especialmente si se trata del invierno.

Fuente:   http://www.armandobronca.com/gasoductos-del-este_1018/

Érase una vez Chernobyl

Hace 30 años, por esta misma época primaveral del hemisferio Norte, me encontraba yo en Kiev. Todo parecía normal, el año académico estaba en su última etapa, comenzaba a florecer la ciudad y se acercaba el puente festivo del 1º de mayo. Lejos estábamos de imaginarnos que un riesgo mortal se incubaba a unos 100 kilómetros de la ciudad. El accidente en el 4º reactor de la estación nuclear de Chernobyl pendía como espada de Damocles sobre la vida de millones de europeos de la otrora Unión Soviética y algunos de sus países vecinos. De hecho, nos enteramos de la catástrofe cuando el Kremlin tuvo el deber de dar respuesta a las inquietudes que desde Suecia se presentaban con respecto a un incremento inusitado de niveles de radiación en aquel país escandinavo.

Años después, la crisis de Fukushima, al conmemorar las “bodas de plata” de Chernobyl, debe hacer pensar nuevamente a los políticos, a los empresarios y a los expertos sobre las implicaciones ambientales y planetarias del consumo ilimitado y de la búsqueda acelerada y “salvaje” de fuentes alternativas de energía.

Las preguntas que surgen en la actualidad no sólo tienen que ver con la producción de energía o el desarrollo de alternativas diferentes a los combustibles fósiles. Adicionalmente hay que destacar:

1. Los accidentes producidos en reactores nucleares (de los cuales, Chernobyl y Fukushima son los más conocidos pero no los únicos) demuestran que la tecnología moderna aún no es capaz de controlar los monumentales daños que aquellos pueden producir. Según la OMS, los afectados por la radiación de Chernobyl superan los 5 millones y, aunque fuentes oficiales rusas y ucranianas hablan de 10.000 muertos, Greanpeace asegura que el número de fallecidos supera los 100.000. Pero, lo destacable es que la magnitud de los daños es monumental a pesar de que la energía nuclear sigue siendo una fuente menor.

2. El creciente consumo frente a la capacidad limitada del planeta. Los economistas y los hacedores de políticas públicas hemos permitido que por décadas, tal vez siglos, se deje al crecimiento del PIB como eje del Desarrollo Económico -significativo ejemplo es el de la expansión de los llamados mercados emergentes-. Pero, los problemas ambientales del presente muestran que el ilimitado Crecimiento Económico es un verdadero riesgo para la sostenibilidad del Desarrollo: ¡vivimos en un planeta de recursos limitados!

3. La búsqueda permanente por el control de las fuentes de energía, particularmente las fósiles, explica en gran medida la dinámica de las mayores crisis geopolíticas del mundo. No es casual que en el último siglo, los mayores conflictos bélicos focalizados se hayan realizado en el Medio Oriente y Norte de Africa, o que a Rusia y Estados Unidos les preocupe tanto la situación política del Caucaso. Estas son dos de las regiones que poseen las mayores reservas de petróleo y gas del mundo.

4. ¿Se da suficiente importancia a la búsqueda de nuevas fuentes de energía que sean ambientalmente limpias? La producción de energía limpia implica grandes inversiones con retornos en el largo plazo. El tema aún está en los niveles de la ciencia (innovación) y de la tecnología (implementación). Hay hallazgos económicamente inviables y hay temas aún sin explorar. En el caso de la viabilidad económica estamos encontrando externalidades gigántescas: de un lado, la producción de biocombustibles de primera generación reduce la frontera agrícola de alimentos y, del otro, se hace necesario mantener el precio de los combustibles fósiles en niveles elevados, para hacer viable la inversión en energías limpias.

Sean, este momento conmemorativo, 30 años de Chernobyl, y la actual crisis ambiental y económica de Japón, escenarios propicios para una gran reflexión económica: la economía de mercado no puede seguir de espaldas a la realidad ambiental. Más que continuar con la línea de crecimientos ilimitados, la política económica debe moverse en dos direcciones pertinentes: mejorar la capacidad de distribución de la riqueza y asegurar la sostenibilidad del desarrollo.