Expansión del Mercosur: ¿desaparecerá la CAN?

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Autor: Giovanny Cardona Montoya

Traductor: Andrés Fernando Cardona Ramírez

¿De qué estamos hablando?

Desde que en 1960 se creara la ALALC, redefinida en 1980 como ALADI, en esta región se ha planeado crear un bloque económico latinoamericano o, al menos, suramericano. En el marco de la ALADI surgieron la CAN y el Mercosur, dos proyectos de integración que buscan, cada uno por su lado, la consolidación de un territorio aduanero subregional equivalente a una Unión Aduanera (UA). Por lo anterior, la firma del acuerdo CAN-Mercosur se podía entender como un puente entre dos subgrupos que nacieron para fundirse en uno solo.

¿Se desmorona la CAN?

Sin embargo, la firma del TLC entre Colombia y Estados Unidos -hace ya cinco años-  y la crisis política vivida por Paraguay a mediados de este 2012, han sido los detonadores de un cambio significativo en la estructura de los dos grandes bloques suramericanos. La salida de Venezuela de la CAN, acompañada de su posterior ingreso al Mercosur parece ser sólo el inicio de un proceso de expansión de éste y de deterioro del bloque andino, puesto que ya se ventila el ingreso de Bolivia y de Ecuador al bloque que lidera Brasil.

Con la salida de Venezuela de la CAN cayó uno de los intercambios comerciales más significativos del bloque: las exportaciones desde Colombia hacia Venezuela. Sin embargo, a pesar de que el comercio intra-andino sólo representa el 7% de las exportaciones de los 4 países del bloque, se debe destacar que casi ¾ partes del mismo son de bienes manufacturados; y ello es muy significativo para economías mono-exportadoras, que dependen en gran medida de los mercados de hidrocarburos.

Según estadísticas oficiales, Venezuela llegó a representar más del 50% de las compras intra-andinas, siendo el 2º principal mercado mundial para las exportaciones colombianas. En 2008, Venezuela importó a la CAN mercancías por un valor superior a 8 mil millones de dólares, mientras el resto del bloque compró poco más de 7 mil. Para 2011 – ya sin Venezuela-, Ecuador y Bolivia representa casi el 40% de las importaciones intra-bloque. Por lo tanto, un posible ingreso de Bolivia y Ecuador al Mercosur no es un tema poco relevante para los exportadores de Perú y Colombia, los supervivientes de la CAN.

 COMUNIDAD ANDINA: EXPORTACIONES, SEGÚN ZONA ECONÓMICA, 2008-2011(Millones de dólares)

ZONA ECONÓMICA                  2008          2009                2010             2011       

TOTAL MUNDO                            93.654      77.680               98.003        131.626

COMUNIDAD ANDINA             7.005         5.774               7.810           9.187

Bolivia                                                479              535                   636              714

Colombia                                              2.456        2.116           3.063                     3.428

Ecuador                                           2.491        1.586           2.127                2.770

Perú                                                       1.579          1.538            1.984                   2.275

MERCOSUR                                        5.516          3.578            5.517                   7.462

Chile                                                      4.284         2.328            3.187                   5.130

México                                                   1.037            865            1.034                   1.272

Venezuela                                        8.080       5.449         3.174                4.335

Resto del Mundo                             25.528         23.791          30.394                41.489

Fuente: http://estadisticas.comunidadandina.org/eportal/contenidos/compendio2012.htm

¿Será Mercosur el futuro de Colombia?

Si reducimos el tema a una cuestión aduanera, entonces, hay que destacar algunos temas principales:

– el proteccionismo del Mercosur es más elevado que el de la CAN. En consecuencia, ingresar al Mercosur implicaría elevar nuestras barreras, lo que rompería con un modelo económico aperturista que se ha posicionado en la política comercial colombiana desde hace un par de décadas. ¿Estamos dispuestos a ello?

– Entre el año 2006 y el 2012, el promedio arancelario colombiano ha bajado de 12% a 6,2%. Sin embargo, la mayoría de las importaciones están gravadas, adicionalmente, con un IVA, y en el caso de bienes agrícolas se utiliza el sistema de Franja de Precios Andina.

– Colombia ya tiene TLC con Estados Unidos y con la Unión Europea, hecho que no se presenta en ninguna de las naciones del Mercosur.

– Todo lo anterior nos lleva a concluir que ni Perú -que también tiene un modelo de apertura económica-, ni Colombia, tendrían posibilidad de ser miembros plenos del Mercosur, si así lo desearan. La posición más coherente y viable sería la actual: tener un acuerdo comercial con el Mercosur, sin ser miembros plenos de éste. Algo similar al modelo chileno.

Pero, si llevamos el tema más allá de lo aduanero, entonces, quedan más preguntas que respuestas:

No tener un bloque regional fuerte (por ejemplo la Unión Aduanera Andina) debilita nuestra capacidad de negociación con países de otras latitudes. Tal es el caso de nuestra poco activa participación en los escenarios de negociación de la OMC.

– El ingreso de países andinos al Mercosur reduce el potencial de mercado regional para las manufacturas colombianas. La pérdida del mercado venezolano fue notoria en el comercio colombiano de los últimos años, si sucede lo mismo con Ecuador, el impacto también será significativo. Es claro que Argentina y Brasil pueden aprovechar impactos de desviación de comercio o de erosión de preferencias colombianas en los países andinos, desplazándonos como sus proveedores principales.

– Recordemos que la estrategia chilena de tener acuerdos con todo el mundo, pero sin incursionar plenamente en un bloque que le restringa su autonomía en materia de políticas aduaneras, se ha acompañado de políticas de desarrollo económico que lo han llevado a una gran diversificación de sus mercados: Este asiático, Norteamérica, Latinoamérica y Europa Occidental son mercados importantes para las exportaciones del país austral. El caso colombiano es muy diferente, tenemos una gran concentración del mercado exportador en Norteamérica y la Unión Europea, con productos mineros  o de otros sectores con bajo nivel de complejidad tecnológica.

Reflexión final: lo crítico de esta situación  no es que nuestros vecinos busquen refugio en el Mercosur, lo verdaderamente grave es que la política comercial colombiana no se está definiendo en nuestro país, sino que tendrá que ser una reacción a las estrategias activas de las demás naciones.

La CAN, como el Mercosur, ha tenido una retórica activa pero un accionar débil. Ambos proyectos han tratado de crear bloques con un importante nivel de supranacionalidad que no se materializa. Sin embargo, mientras estén latentes, pueden ser fuente de bienes públicos que estimulen el desarrollo interno y que fortalezcan las capacidades de negociación con países industrializados y con bloques del mundo.

¿Sabe Colombia para dónde vá en materia de comercio exterior? ¿Tenemos claro cuál es nuestro horizonte? Me temo que no.

TLC con E-U en el spaguetti bowl del comercio mundial: ¿una oportunidad?, sí; ¿la tierra prometida?, no.

Este martes 15 de mayo de 2012 es “quincena” para los exportadores colombianos, el TLC con Estados Unidos entra en vigencia y con éste, una lista importante de posiciones arancelarias queda exenta indefinidamente de gravámenes para ingresar al mercado norteamericano. Algunos productos serán beneficiados por primera vez mientras otros conservarán la franquicia de la que ya gozaban con el ATPDEA. Pero hoy quiero llamar la atención sobre la verdadera dimensión del TLC para los exportadores, puesto que esta oportunidad ni es Maná caído del cielo, ni equivale al único mercado potencial para nuestras ventas al exterior.

1. El TLC en el spaguetti bowl del regionalismo abierto.

Para empezar debemos entender que el tratado que entra en vigencia este mes de mayo no nos da una preferencia, sino que nos quita una desventaja que teníamos frente a competidores directos que ya gozaban de exenciones en el mercado de Estados Unidos. Antes que los productos colombianos, los de México, Centroamérica, El Caribe, Chile y Perú, habían sido beneficiados con acuerdos comerciales semejantes.

Lograr la apertura del mercado norteamericano básicamente sirve a algunos productores colombianos para que compitan en igualdad de condiciones con exportadores de otras latitudes que ya venden desde hace varios años con franquicia a este mercado. Para otros sectores (textil-confección, por ejemplo) el TLC es el aseguramiento de beneficios aduaneros con los que ya se contaba desde 2001 a través del sistema de preferencias unilaterales ATPA/ATPDEA. La reciprocidad que exige el TLC debe ofrecer mayores garantías para los inversionistas, quienes pueden sentir la tranquilidad de que las franquicias concedidas serán estables y no sujetas al vaivén del debate político en Estados Unidos, como sí sucedía con el ATPDEA.

Pero, el “plato de spaguettis en el que se ha convertido el Regionalismo, lleno de tratados comerciales Norte-Sur y Sur-Sur, implica que entendamos que Colombia tiene intereses presentes y potenciales en otros mercados: somos integrantes de la CAN con importantes compradores en Ecuador, tenemos un G-2 con un creciente mercado en México, hacemos parte de un acuerdo presto a entrar en vigencia, CAN-Mercosur, con un enorme Brasil que consolida el segundo mercado más grande del continente. Adicionalmente, estamos próximos a inaugurar un TLC con la Unión Europea, el cual complementa acuerdos vigentes con Chile y con los países centroamericanos del triángulo norte. Para rematar, las negociaciones con Corea, Japón y próximamente China, amplían posibilidades en el mercado asiático. China es el gran exportador del mundo y eso lo convierte en un enorme y creciente comprador. ¿Qué vamos a venderle al mercado más atractivo de las próximas décadas?

2. ¿Qué vamos a exportar en el marco del TLC y demás acuerdos comerciales?

Este es un punto significativo y crítico. Las exportaciones colombianas, por décadas, han contado con preferencias para ingresar a los mercados más importantes: Estados Unidos y la Unión Europea. Sin embargo, las cifras no han sido las mejores. A pesar de las preferencias del ATPA/ATPDEA y del SGP a productos manufacturados principalmente, Colombia sigue dependiendo de las exportaciones de combustibles y algunos otros commodities que tienen pocas restricciones de importación. Ni la apertura económica (desde 1990), ni las preferencias unilaterales (SGP  y ATPA/ATPDEA) han servido para lograr que la economía colombiana diversifique su potencial exportador.

Las cifras son relevantes, no solamente dependemos de las exportaciones de bienes sin procesar: 70% de nuestras ventas son de café, petróleo, ferroníquel y carbón, siendo el crudo y algunos derivados el 49% del total de las exportaciones, sino que las ventas al extranjero de bienes manufacturados se componen, principalmente, de productos de bajo nivel de complejidad, por lo tanto, poco valor agregado y, en consecuencia, baja cotización en los mercados internacionales. Menos del 2% de  nuestras exportaciones se componen de productos de Alta Tecnología. Y esto no va a cambiar ya que somos un país que no patenta, que no investiga y que invierte poco en ciencia y tecnología (0.3% del PIB) si nos comparamos con países que avanzan como Brasil y Estados Unidos, los cuales dedican 1.4% y 2.8%, respectivamente.

3. A modo de reflexión final:

La importancia que pueda tener el TLC con Estados Unidos para las exportaciones y la inversión dependerá en gran medida de la capacidad de gestión de los empresarios y de la diligencia del gobierno colombiano para subsanar las deficiencias que en materia de infraestructura y legislación se deban abordar para crear unas condiciones que permitan realmente aprovechar las ventajas aduaneras que se crean. Sin embargo, el potencial de ese mercado en el largo plazo, no se podrá aprovechar sino se invierte en calidad en la educación, desarrollo científico y tecnológico, innovación y emprendimiento. Y esta tarea no es del gobierno sino de la articulación Empresa – Estado – Academia. No vamos a patentar, ni a exportar productos de Alta Tecnología en el corto plazo, ese es un hecho; pero si no se toman decisiones ahora, entonces, el TLC será un canto a la bandera porque seguiremos vendiendo café, petróleo, bananos, flores y algunas prendas de vestir.

Los acuerdos firmados y en proceso de negociación, a la par de las cifras, demuestran que Estados Unidos no es nuestro único mercado de interés y que hay regiones a las que se les debe dar igual o mayor importancia: Mercosur, China, México, Ecuador, Unión Europea, Sureste de Asia, etc. No olvidemos que por años nuestro principal comprador de manufacturas fue Venezuela y que, en la última década sólo 10% de las exportaciones a Estados Unidos se beneficiaban del ATPDEA. Así que es posible que en América Latina y otros mercados emergentes -China, India, Suráfrica- se hallen los potenciales compradores para sustituir en el corto plazo al vecino país, en lugar de concentrarnos en un mercado norteamericano más exigente y que en la actualidad apenas trata de salir de  una recesión.

 

Economía del Petróleo: Escenarios de Futuro.

Petrocrisis.

Desde la crisis inmobiliaria -2007-2008-, la economía mundial no es la misma. A pesar de los rescates a los bancos y empresas automotrices en Estados Unidos, los ajustes fiscales en Europa y el ímpetu de la economía de los grandes Mercados Emergentes, China, India y Brasil principalmente, el ciclo económico mundial aún no se mueve en dirección ascendente. Y en este escenario aparece el petróleo con sus múltiples facetas: geopolítica del medio oriente, motor de crecimiento de ciertos países en vía de desarrollo –inclusive Colombia-, fuente principal de energía de la industria y el transporte mundial, materia prima para la elaboración de fibras sintéticas, entre otras.

¿Se agota el petróleo?

El petróleo fue el combustible del siglo XX, pero su importancia no ha sido constante sino creciente. Antes de la segunda guerra mundial los propietarios de vehículos eran básicamente ciudadanos del Norte; en la actualidad el número de automovilistas crece en cantidades astronómicas, tanto en los países industrializados como en las demás naciones de Asia y Latinoamérica. Si a eso aunamos el auge de las fibras sintéticas desde la década de 1960, es evidente el acelerado consumo de los combustibles fósiles através de los años, especialmente en el último medio siglo.

Según Hubbert, el consumo de un producto finito significa que un día llega su máximo de producción y luego inicia la curva descendente.  Las estadísticas muestran que el Peak-oil de Estados Unidos llegó en 1970 y el del mundo en la década 2000-2010. O sea, hemos comenzado la curva descendente de la producción mundial del combustible fósil. Según la UNCTAD, para 2006 se habrían consumido casi un billón de barriles de petróleo y quedarían por extraerse aproximadamente 1.4 billones, lo que al ritmo de consumo actual sucederá en menos de medio siglo.

Con base en estos datos podemos llegar a una primera conclusión: aunque pueden aparecer nuevos pozos, la tendencia ascendente de consumo no permitirá que los precios bajen. O sea, aunque pueden haber pequeños ciclos de crecimiento en la oferta, en el mediano y largo plazo, el precio se moverá siempre al alza.

Determinantes actuales del precio:

Los precios actuales del combustible están atados a una realidad de largo plazo: una creciente demanda enfrentada a pronósticos de caída de las reservas mundiales; y a otra realidad de corto plazo: ante la crisis, los inversionistas buscan refugios, y los futuros de petróleo son una de sus mejores opciones.

Estas dos variables se han complementado en el último año con la incertidumbre geopolítica, particularmente en el Medio Oriente y Norte de África. La crisis Libia redujo sus producción de 1.8 millones de barriles diarios a un millón. Pero la actual fuente de incertidumbre es Irán, país que produce cerca de 3.5 millones de barriles. La simple amenaza de un posible ataque por parte de Israel, elevó la cotización del oro negro en un 15%.

El futuro:

Primer escenario posible, de corto plazo. Si la economía de Estados Unidos no consolida su recuperación y los ajustes europeos no logran sacar rápidamente a la Eurozona de la crisis, entonces, China, India, Brasil y otros emergentes importantes, desacelerarán su crecimiento y, en consecuencia, reducirán la demanda de combustibles, lo que se traducirá en caídas de los ingresos de los monoexportadores de petróleo y otros fósiles, como Rusia, Colombia, Venezuela, naciones del Medio Oriente, Nigeria, entre otros.

Segundo escenario posible, de corto plazo. La posible tensión de relaciones entre Occidente e Irán mantendría la escalada ascendente en los precios del petróleo. Si, adicionalmente se producen escaramusas o enfrentamientos entre el país persa e Israel, la escalada puede ser mayor. Algunos analistas consideran que si se bloqueara efectivamente las exportaciones iranies de combustibles, el precio mundial podría alcanzar los 240 dólares por barril.

Escenario posible de largo plazo. La inevitable tendencia alcista, con mayor o menor velocidad según los escenarios anteriores, indica que los países cuya balanza comercial depende fundamentalmente de las exportaciones de petróleo o de sus sustitutos, tendrán un ambiente favorable para los próximos lustros. Sin embargo, excepto aquellos países que tienen reservas de petróleo y gas confirmadas para varias décadas (Emiratos del Medio Oriente, Rusia, Venezuela, Irán), los verdaderos ganadores de estas tendencias serán aquellos que incursionen exitosamente en la producción de biocombustibles y otras fuentes de energía alternativa: eólica,  nuclear, solar, eléctrica, etc.

Los líderes en la producción de bioetanol (Brasil y Estados Unidos) y biodiesel  (Alemania, Francia, España) tienen una ventaja frente a las demás naciones con respecto al futuro de las fuentes de energía renovables. El primero es un alcohol que se obtiene de la caña, el sorgo o el maiz principalemente; el biodiesel se obtiene apartir de aceites de soja o girasol, principalmente.

Aunque la producción de biocombustibles enfrentará una ardua discusión ya que las tierras cultivables se dedicarán cada día más a la producción de combustibles que a la de alimentos, es un hecho que el futuro de la economía mundial dependerá en gran medida de esta nueva industria.

India, quinto consumidor mundial de combustibles, ha logrado incursionar en la producción de biocombustibles a partir de recursos no comestibles: melaza de caña de azúcar para la producción de etanol y aceite de jatrofa para obtener biodiesel.

Moraleja:

Colombia ha alcanzado la producción de un millón de barriles diarios de petróleo y exporta cantidades importantes de carbón. Sin embargo, somos poseedores de un nivel muy limitado de reservas. La bonanza  presente debe dedicarse a crear condiciones para una diversificación de la base exportadora. Ello implica analizar nuestro verdadero potencial de largo plazo en materia de producción de fuentes alternativas de energía.

 

 

100 años de la Economía Colombiana: ¿qué ha cambiado? Algunos datos.

Nuestro diario EL COLOMBIANO hoy cumple 100 años. Sea esta la oportunidad para presentar unos datos que permitan comparar lo que ha cambiado, desde la economía colombiana de comienzos del siglo XX hasta la actual.

Hace 100 años: población y educación.

Según Jorge Orlando Melo, uno de los principales estudiosos de la historia económica de Colombia, 100 años atrás este país era habitado por 4 millones de personas, de los cuales, 88% vivían en el campo o en pueblos de menos de 10 mil habitantes. Una familia tenía, en promedio, seis hijos, de los cuales, uno moría antes de cumplir el primer año de edad –enfermedades gastrointestinales o viruela-, y sólo uno más lograba llegar a la escuela primaria. El 75% de la población era analfabeta, sólo el 2% de los colombianos terminaba la secundaria y menos del 0.5%, una carrera universitaria.

Colombia hoy: población y educación.

Según el Banco Mundial, Colombia tiene una población cercana a los 47 millones de habitantes, y el DANE indica que la mortalidad infantil para comienzos de esta década se halla en 0.2%. En 100 años la población ha aumentado casi 12 veces, viviendo una tercera parte de ésta concentrada en 4 ciudades: Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla.

En materia de calidad de vida son evidentes los cambios en temas de educación; según el MEN para inicios de ésta década, la cobertura de educación secundaria es del 73% y la de primaria 92%. En la misma dirección, como resultado de una estrategia patrocinada por organismos multilaterales, el estado colombiano ha incrementado los recursos para aumentar la cobertura en educación superior. En la actualidad, el 35% de los bachilleres ingresa a una carrera profesional -universitaria, técnica o tecnológica-, aunque, sólo la mitad de ellos logra graduarse: preocupante que se tenga una tasa de decersión tan alta; ello demuestra, tanto problemas económicos de los estudiantes como ausencia de una mayor articulación pedagógica entre la educación universitaria y los procesos curriculares de los colegios y escuelas.

Hace 100 años: la mujer en la sociedad y la economía.

Aunque la legislación relegaba a las mujeres a la condición de amas de casa, en la práctica, muchas familias pobres eran lideradas por mujeres que araban la tierra o elaboraban artesanías. Sin embargo, la universidad les era vedada y aquellas que tenían un salario, sólo lo hacían por el desarrollo de actividades de servicios domésticos.

La mayor posibilidad que tenían las mujeres de superarse y articularse en la vida social y económica era a través de la educación o la iglesia: su papel como maestras –normalistas alfabetizadoras- o monjas que atendían enfermos en los hospitales, fue fundamental para mejorar la baja cobertura de salud y educación de la época. Sin embargo, en opinión de Melo, ya para 1920 comenzaba el proceso de igualación de géneros en materia educativa y laboral. En dicha década habían tantos hombres como mujeres en la escuela primaria; a partir de 1930, el proceso comenzó a notarse en la educación secundaria, para luego, las mujeres, gradualmente, abrirse paso en la educación superior.

Colombia hoy: la mujer en la sociedad y la economía.

Las mujeres son aproximadamente la mitad de la población colombiana (ver gráfico 2.9 de DANE y DNP). Aunque aún se presentan evidencias de discriminación, especialmente en materia de remuneración salarial, es notorio el creciente rol de la participación de la mujer en los diferentes escenarios de la vida social, política y económica del país. La población estudiantil cuenta con una distribución muy pareja de los cupos en centros educativos. Incluso, en algunas profesiones, las mujeres ocupan más de la mitad de los cupos en Instituciones de Educación Superior.

En materia laboral y política, la proporción de mujeres es cada vez más notoria, aunque hay evidencias que muestran un rezago para que ellas accedan a los cargos más altos de las organizaciones públicas y privadas. Aunque parezca paradójico, la existencia de normas que establecen que en ciertos niveles del sector público deba garantizarse un mínimo de cupos para las mujeres, evidencia la presencia, aún, de discriminación en la sociedad con respecto al género femenino.

Hace 100 años…y Colombia hoy: sector externo. ¿Nada cambia?

Según Banrepública, a comienzos del siglo XX, la balanza comercial debía ser, fundamentalmente, superavitaria, ya que el país no tenía un acceso estable al crédito internacional. En consecuencia, las exportaciones debían aportar los ingresos suficientes para cubrir las necesidades de importaciones. En consecuencia, el tabaco, el café y algunos minerales tenían la responsabilidad de asegurar los recursos para comprar los bienes industriales que no producía el país.

Gráfico

Colombia: protagonista del mercado mundial cafetero durante 100 años

Pero, lo llamativo es que a lo largo de los últimos 100 años se ha evidenciado una constante: una economía con pocos cambios derivados de una política pública de internacionalización. A diferencia de las demás naciones, nuestro país comenzó el siglo XX con una economía más cerrada que la del resto de naciones del continente, dicho proteccionismo a través de las décadas se fue agudizando, ahora si, en línea con nuestros vecinos.

Sin embargo, las cifras evidencian que el mayor o menor grado de apertura, a lo largo del siglo, siempre se asocia a los precios internacionales de algunos productos estratégicos: petróleo y café, principalmente. En consecuencia, las exportaciones como porcentaje del PIB han sido un indicador que crece o decrece como consecuencia de los precios internacionales de commodities y no como resultado de políticas conscientes de internacionalización. Incluso, desde los inicios de la apertura económica (1990), la participación de las exportaciones en el PIB sólo ha crecido cuando los precios internacionales han aumentado y, adicionalmente, como resultado de la expansión del comercio regional latinoamericano, en el marco de Acuerdos de Integración en los que parece que los gobiernos colombianos no creen mucho.

El siglo XXI: son las exportaciones de commodities, el motor de la economía colombiana, igual que hace 100 años… ...¿Será que todo tiempo pasado fue mejor?

 

 

Desempleo en Colombia: ¿hay razones para tanto optimismo?

La navidad de 2011 fue bastante alegre para el gobierno nacional: el niño Dios le trajo de regalo un cuarto trimestre con un desempleo inferior al 10%. Al fin, después de 20 años, la tasa de desocupación es de un dígito. Sin embargo, este dato, que evidentemente es positivo, debe ser analizado con lupa. Lejos estamos de un desempleo aceptable, que refleje un mejoramiento sostenible de la calidad de vida de los colombianos.

Para comenzar digamos que, según datos de la CEPAL, entre 1990 y 2010, en Suramérica sólo Colombia tuvo permanentemente tasas de desempleo de dos dígitos. De hecho, cuatro de nuestros vecinos, a pesar de las diferentes crisis, siempre estuvieron con un desempleo de un solo dígito. Los únicos países que mostraron tasas de dos dígitos en algunos años fueron: Argentina (con la crisis de la paridad y el corralito) y Venezuela, a partir del caracazo y durante la última década del siglo XX.

De hecho, un dato significativo es que durante estos 20 años Colombia ha tenido, año tras año, la primera o segunda mayor tasa de desempleo del subcontinente. Por lo tanto, si bien hay naciones que no muestran el atractivo para la inversión extranjera que exhibe hoy nuestro país o que tienen una elevada inflación, la verdad es que es crítico ver que la relativa bonanza de la economía colombiana no se refleja en una mejor distribución de la renta, vía empleos. De hecho, en 2007, año en el cual el PIB colombiano creció casi 8%, nuestro país tenía la más alta tasa de desempleo de Suramérica.

Subempleo e informalidad: la máscara de la pobreza en un país que crece.

Pero, no sólo el desempleo abierto muestra la magnitud del problema. Aunque nuestra economía ha sido de las más estables de Latinoamérica por décadas, y crece satisfactoriamente en los últimos años, esto no se traduce ni en más empleos, ni en reducción del subempleo, ni en más estabilidad para los trabajadores vinculados.

Según el DANE, para junio de 2011 el  país se acercaba a los 2.5 millones de desempleados, pero el número de subempleados se multiplicaba casi por 4 (9.3 millones).

Históricamente, en el último lustro, el desempleo y el subempleo han sido relativamente inelásticos. Esto significa que a pesar del auge económico de 2006 y 2007 o la recesión de 2008-2009, la tasa de ocupación ha variado poco y el subempleo se ha mantenido en proporciones más o menos estables. Así, en 2002, año de la mayor tasa de desocupación en varias décadas, la suma de desempleo y subempleo se acercaba al 60%.  De igual manera en 2007, el año de mayor crecimiento en la década, desempleo más subempleo superaban el 50%.

Pero, el deterioro del mercado laboral tiene una tercera dimensión: la inestabilidad del trabajo. Según el DANE,  en 1990, en el sector industrial los empleos permanentes representaban más del 90% de los ocupados, mientras los temporales sólo llegaban al 7%. Para 2003, la ocupación temporal en el sector supera el 25%. A partir de 1994, según Ramírez y Guevara, los temporales siguen creciendo, además de un aumento de la subcontratación y la vinculación por prestación de servicios, en lugar de contratos laborales. Evidentemente el empleo también se ha malogrado por su creciente inestabilidad.

Causas y consecuencias de este problema:

1.    Algo crítico está pasando. Las exportaciones crecen a pasos agigantados, los inversionistas extranjeros  nos eligen como uno de sus destinos preferidos en la región, y el PIB tiene un relativo buen comportamiento a lo largo de la década…pero muchos colombianos no encuentran un empleo estable, digno y bien remunerado: son desempleados, son subempleados, tienen trabajo temporal o se vinculan por prestación de servicios.

Autores como Enzo Faletto, hace 20 años, ya explicaban las “bondades” de una economía informal para un mercado poco justo en la distribución de la riqueza: la existencia de vendedores ambulantes, viviendas subnormales y otros servicios personales prestados en condiciones irregulares, permiten que los trabajadores puedan subsistir con salarios bajos. En otras palabras, aunque la informalidad en la economía es una competencia “desleal” para los empresarios que pagan impuestos y cumplen las normas técnicas exigidas, aquella permite que trabajadores de la economía formal puedan subsistir con salarios bajos, al acceder a bienes y servicios de la economía informal.

2.    El otro elemento crítico de este débil mercado laboral es la sostenibilidad del régimen de seguridad social. Si pocos colombianos tienen empleo formal, bien remunerado y a término indefinido, entonces, muchos compatriotas deben recurrir al régimen subsidiado, ya que no cotizan al régimen de salud o lo hacen con bajas cuotas. En consecuencia, el Estado, a través del SISBEN, debe asegurar la cobertura del grueso de la población colombiana, incrementando el déficit fiscal.

Moraleja
Estamos haciendo lo incorrecto. En lugar de asegurar empleos estables, permitimos un mercado laboral lleno de informalidades –hasta el Estado ha incrementado la contratación de proveedores de servicios en lugar de su vinculación laboral-. Por lo tanto, en vez de tener un régimen de seguridad social auto-sostenible, financiado con los aportes de los trabajadores y los empleadores, mantenemos un sistema clientelar, ya que los desprotegidos deben acudir al “Gran Hermano” para que supla sus necesidades insatisfechas: salud para los pobres, asistencia a los ancianos no jubilados y alimento para los niños desprotegidos.

El aguinaldo del niño Dios para el gobierno colombiano no se comparte con la mayoría de la población. La economía crece, la inversión extranjera llega, las exportaciones se multiplican, pero el mercado laboral colombiano no refleja estos avances…lo que no sólo afecta a los desempleados y subempleados sino que debilita el proceso de desarrollo que se pretende construir. Es imposible salir del subdesarrollo con una economía altamente informal y un mercado doméstico débil.