Economía 2014: no es lo mismo crecer que desarrollarse.

Por Giovanny Cardona Montoya

Cada año nuevo nos vemos tentados a “lustrar la bola de cristal” y tratar de ver lo que nos deparan los próximos 12 meses. Desde nuestro blog trataremos de ser un poco heterodoxos a la hora de arriesgar algunos pronósticos para el recién nacido 2014, evitando quedarnos en el tema del crecimiento económico de corto plazo.

Variables y procesos a monitorear en Colombia:

éste es un año electoral, y no cualquier año electoral. Además de que la reelección del presidente Santos no se ve muy clara, está el tema del proceso de paz. Coyunturalmente hablando, el primer semestre estará lleno de incertidumbres que afectarán a la administración pública -especialmente por la ley de garantías electorales- pero que también abrirán un compás para la especulación cambiaria y bursátil: las encuestas, las entradas y salidas de nuevos candidatos, los boletines de La Habana, serán un caldo de cultivo para que los grandes inversores-especuladores  hagan su agosto.

Pero, desde una perspectiva más estructural, el resultado en las elecciones parlamentarias, y luego las presidenciales -muy probablemente con segunda vuelta incluida-, dará señales de lo que nos deparará el próximo cuatrenio en temas como: el posible acuerdo de paz con las FARC -y luego con el ELN-, la materialización de la ley de tierras, la formalización del empleo y las reformas a los sistemas de salud y de pensiones.

Ahora, saliéndonos de los determinantes políticos, es necesario monitorear el tema de las llamadas “locomotoras” de la economía del actual gobierno. Hasta ahora, la minería se ha consolidado como el sector que arrastra el crecimiento económico de este país. En cambio, la tecnología, la investigación y el desarrollo, lo mismo que la infraestructura, aún se presentan relegados.

Y aquí sí quiero dejar sentado mi pronóstico: no va a pasar nada, vamos a seguir aferrados a una economía extractiva que no agrega valor a su producción. No hay a la vista un proyecto de política económica que vaya en otra dirección. Ni siquiera en la tercería, hasta ahora bastante difusa, se puede esperar un cambio significativo. Seguiremos el camino errado que llevamos en las últimas décadas: un país minero que renuncia a su potencial agropecuario y que desdeña los esfuerzos de manufactureros emprendedores.

Donde hay esperanzas aún es en materia cambiaria. Si bien la revaluación del peso no sólo depende del mercado doméstico, es por lo menos aceptable que el carácter técnico de la Junta del Banco de La República nos permita tener el optimismo que se apliquen medidas que compensen las pérdidas que la crónica revaluación ha producido sobre la menguada industria manufacturera y el sector agropecuario.

Tenemos una economía exportadora de hidrocarburos que atrae inversión casi que exclusivamente para este sector, lo que inevitablemnte deteriora a los demás sectores transables de la economía: la inflación es baja en el campo doméstico, pero con esta crónica revaluación de casi una década, la competitividad de nuestras manufacturas y productos agrícolas es imposible. Esperemos que en materia cambiaria se sea un poco más agresivos, sin que con ello se pierda la ortodoxia que caracteriza al Banco de La República.

Variables y procesos a monitorear en el mundo:

Si de crecimiento económico se trata, las cartas están echadas: la evolución de la economía europea, que posiblemente salga en 2014 de manera clara de su crónica crisis, y la consistencia de la recuperación económica de Estados Unidos, son procesos que se deben monitorear. La estabilidad de las inversiones hacia nuestro país, los posibles beneficios de los TLC y los precios de los commodities, dependerán en gran medida de la solidez de la recuperación de estas economías.

Pero en Europa el tema es complejo, ya que estamos hablando de un bloque donde se combinan políticas nacionales con políticas supranacionales. O sea, la recuperación también depende de decisiones que se tomen en Berlín, París, Madrid y Roma.  Esta crisis demostró que, en expansión Europa es una, pero en recesión son 27 países, cada cual con sus problemas.

De otro lado, están los mercados emergentes, particularmente China. El coloso asiático tiene una “espada de Damocles” que pende sobre su economía: el consumo doméstico. De un lado, los ingresos de los chinos crecen, lo que estimula la inflación, especialmente de los no transables -vivienda y servicios- pero, de otro lado, la crisis global de 2008, señaló los peligros de depender excesivamente de las exportaciones. Fortalecer el mercado doméstico es un objetivo que la dirigencia de Beijing se tiene que proponer para logar una mayor estabilidad y sostenibilidad de su crecimiento económico.

Últimas palabras:

Desde el punto de vista del crecimiento económico, el panorama de 2014 se ve más o menos claro. Las señales de los mercados internacionales se ven relativamente positivas, compensando un poco la incertidumbre interna que viene, especialmente, desde el ámbito de lo político.

Pero, en materia de desarrollo hay dos tendencias. La primera es sumamente preocupante y negativa: en 2014 no pasará nada especial en materia de formalización laboral, mejoras de infraestructura o inversiones en I+D+i. Seguimos retrocediendo en sofisticación de nuestra oferta exportadora.

La segunda es más optimista: los avances en materia de implementación de ley de tierras y el posible fin del conflicto armado, convierten al 2014 en un posible año de quiebre para la evolución del campo colombiano: mejores condiciones para la inversión, empleo en el campo, menos migraciones a las ciudades y un aumento, en consecuencia, del mercado doméstico.

Ahora, en el plano  mundial sigue un tema latente, el cual, según su desarrollo, señalará los rumbos de la economía global en la próxima década: las negociaciones de la Ronda de Doha de la OMC. Aunque el panorama allí sigue oscuro y no se avisoran acuerdos, no se debe olvidar que no hay mal que dure 100 años…

…y estas negociaciones ya llevan mucho tiempo.

 

 

 

2013: ¿recesión global?

English translation: 2013: ¿year of global recession?

Traductor: Andrés Fernando Cardona Ramírez.

 

La economía mundial está cerrando uno de los peores lustros de su historia. Desde 2008 no se percibe una tendencia sostenida de recuperación económica. Lo que inició como la debacle del sector inmobiliario en Estados Unidos (la burbuja de las subprime), pasó a ser una crisis del sector financiero en Norteamérica y Europa, hecho que no permitió que el mundo abandonara la recesión que se inició en el último trimestre de 2007. Cinco años después de que el ciclo económico mundial comenzara su fase recesiva, todo indica que seguiremos moviéndonos cuesta abajo.

Para países como Colombia, al igual que otros mercados emergentes de América Latina y el este asiático, los cuales salieron rápidamente de la crisis y han tenido un desempeño satisfactorio en los últimos cuatro años, esta información es relevante porque las señales muestran que el deterioro de la economía de los países industrializados inevitablemente desacelerará a todo el planeta.

Esta es la locomotora que nos empuja hacia una recesión global:

1. Europa no se recupera. La crisis de Grecia, España e Italia y el bajo crecimiento de Francia, se han convertido en la prioridad de las políticas económicas de la Eurozona. En consecuencia, como una orquesta que responde a la batuta de los alemanes, estos países se hallan en un proceso de ajuste que busca reducir el déficit fiscal y el costo del endeudamiento público, para lo cual se reduce el gasto público, con los consabidos efectos recesivos.

 Si bien se expande el discurso heterodoxo que exige que los ajustes se acompañen de políticas comunitarias contracíclicas, como la emisión de eurobonos, para enfrentar al mercado que ha colocado la prima de deuda de estos países en niveles inaceptables, la realidad es que la ortodoxia, liderada por Angela Merkel, sigue ganando el pulso, imponiendo un modelo inflexible de medidas contraccionistas que buscan reducir el déficit a cualquier precio.

2. Estados Unidos no sostiene su recuperación económica.  La economía norteamericana ha enviado algunas señales positivas pero éstas son inestables. Aunque el desempleo ha cedido en este país, y hay indicios de que cada vez menos norteamericanos acuden a la seguridad social para buscar ayuda por cesantía laboral, la confianza de consumidores y de inversionistas no es estable, lo que indica que la recuperación económica no es sólida en el corto plazo.

Ahora, el hecho de que este sea un año electoral y que Obama ya no cuente con mayorías en las dos cámaras (senado y cámara de representantes), conlleva que las medidas estructurales que se deban implementar se aplacen hasta el próximo año. En otras palabras, la economía norteamericana necesita que se aceiten las locomotoras del crecimiento, pero el ambiente político no permite que se tomen medidas inmediatas.

3. La desaceleración de China. El motor del crecimiento mundial, a pesar de la crisis en Europa y Norteamérica, ha sido el coloso asiático. China ha logrado sostener tasas de crecimiento cercanas al 9% durante estos años, lo que, acompañado por una mayor estabilidad de los países latinoamericanos y asiáticos, ha mantenido a flote a la economía del mundo. Pero el combustible se le acaba a los mercados emergentes. No es sostenible un crecimiento global sin la participación de los países que tienen el nivel de ingresos más alto del mundo: las naciones industrializadas.

La economía mundial es un sistema en el cual Europa, Japón y Norteamérica siguen siendo los líderes en el manejo de marcas, innovaciones, diseños de ingeniería y gestión de marketing, pero ahora, las grandes firmas multinacionales han desplegado un “comercio mundial de tareas”, donde se delega a los mercados emergentes la producción de partes y componentes y a China el ensamblaje de bienes industriales. En este proceso, India cumple tareas de servicio, especialmente postventa.  Pero, el mercado chino no crece a la velocidad requerida, en consecuencia, mientras Europa y Norteamérica no se recuperen, la locomotora china tiene que enfriar un pocos sus motores porque no hay suficiente mercado mundial para vender todo lo que se procesa. De no hacerlo, el recalentamiento de su economía sería inevitable.

4. La caída de los precios mundiales de commodities. Muchos países latinoamericanos -Argentina, Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia y Venezuela, principalmente-, han fincado su crecimiento en las exportaciones de materias primas. La creciente y sostenida demanda por parte de China y otros mercados emergentes de commodities, han garantizado un superávit comercial en nuestras economías, el cual se ha convertido en motor para atraer inversiones extranjeras, focalizadas principalmente en el sector minero. Pero, la desaceleración de la economía china inevitablemente enfriará los precios de las materias primas, lo que afectará sensiblemente nuestro crecimiento.

Moraleja: no estábamos blindados en la crisis de 2008, no estamos blindados para la recesión que se avecina y no es posible estar blindados para ninguna otra crisis, porque la economía global es un sistema donde todos nos afectamos recíprocamente. Pero, una política macroeconómica consistente y anticíclica, acompañada de un modelo de desarrollo que reduzca la dependencia de la economía extractiva, incentivando a sectores que sean intensivos en ciencia, tecnología e innovación, y promoviendo la expansión del mercado doméstico, haría de nuestra barca una nave más resistente a las turbulencias del mercado global.  

  

Europa…y el mundo, bajo las ruinas de Grecia.

En 2008, la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos explotó y ello empujó a la economía global hacia una recesión que se venía incubando desde mediados de 2007. Pero, esto sólo fue el comienzo de una de las crisis (desaceleración-recesión) más extendidas de la historia económica del capitalismo. El 4 de octubre de 2009, el nuevo gobierno socialista de Grecia (PASOK) reconoció que los indicadores publicados de déficit fiscal y deuda no reflejaban la realidad de su país. En consecuencia, después de su revisión, el primero, acumulado en 2009, pasa a ser de 12,7% y la deuda se eleva hasta el 113,4% del PIB. Aquí inició la denominada crisis griega, la cual desató una “culebra de dominó” que gradualmente ha ido empujando al abismo a otros países de la zona euro. Hoy se encuentra en cuidados intensivos la economía española y todo indica que Italia pasa a revisión médica.  

El problema, en pocas palabras.

Si estas economías – Grecia, España, Italia- se encuentran altamente endeudadas y tienen un déficit fiscal muy alto (ver los dos gráficos siguientes), entonces, no son confiables para los mercados financieros. Una economía europea desacelerada, o sea con pocas posibilidades de incrementar sus ingresos (exportaciones e impuestos), preocupa a los inversionistas y se traduce en una baja por parte de las calificadoras de riesgo con un consecuente incremento en los intereses de sus bonos de deuda. O sea, desde todo punto de vista, les es más difícil financiar el déficit fiscal y cubrir sus compromisos de deuda.

Ante esta realidad, la ortodoxia monetarista –liderada por el gobierno de la Canciller Merckel de Alemania- se ha impuesto: los gobiernos de Grecia, España y próximamente Italia (tal y como lo hicieron antes Irlanda y Portugal) implementan planes de ajuste que involucran reducción del Gasto Público, disminución de la nómina de empleados públicos y reducción de salarios. En otras palabras: más desaceleración de la economía.

En consecuencia, Europa ha escogido un camino difícil: si se reduce el déficit fiscal y el nivel de endeudamiento llega a números aceptables, entonces, las tasas de interés bajarán, la calificación de riesgo mejorará, los inversionistas regresarán, se creará empleo y la economía tomará la senda de la recuperación y el crecimiento. Pero, tres años después, la receta no parece haber dado resultados satisfactorios. El enfermo sigue grave.

Una propuesta alternativa.

Sin embargo, no todos comparten esta receta. El debate está abierto. Francia ha dado un giro a la izquierda y, en consecuencia, Alemania ha perdido su aliado más incondicional en la zona euro: Zarkozy. Ahora, el nuevo gobierno de Francia (Hollande) reclama que se combinen medidas de ajuste fiscal con políticas de estímulo al empleo. Además, a los socialistas franceses es posible que este domingo 17 de junio se les una un nuevo gobierno griego que no esté dispuesto a seguir aplicando ajustes que buscan reducir el déficit pero que no dan resultados y, en cambio, sí deterioran el ambiente social y político de los helénicos.    

En pocas palabras, Europa vive una en una desaceleración-recesión que se le está volviendo crónica. Para salir del problema, los gobiernos de sus países –a falta de un banco supranacional europeo con plenitud de poderes en materia monetaria- están enfrascados en un debate: un ajuste que logre bajar el déficit y la deuda a través de un menor Gasto Público o un ajuste acompasado de políticas expansivas que estimulen el empleo, el crecimiento y, en consecuencia el aumento de los ingresos.

Pero, frente a este debate de propuestas para salir de la crisis, las elecciones griegas de este domingo 17 de junio pueden provocar un cambio cualitativo en su evolución.

Escenarios futuros de corto plazo

Si bien no hay partidos favoritos y todo indica que ningún posible vencedor será un “anti-integracionista”, existe un verdadero riesgo de que Grecia salga de la zona euro. ¿La razón? Es posible que la coalición de gobierno que se conforme no esté dispuesta a seguir aplicando a rajatabla el plan de ajuste que tantos dolores de cabeza, sociales y políticos, le ha producido al país. En otras palabras, aunque los líderes griegos no tengan un discurso anti-euro, su oposición al  ajuste exigido puede obligar a los helenos a salir del bloque monetario.

 En consecuencia, nos hallamos ante dos escenarios posibles:

1. Grecia se ve forzada a abandonar la zona euro –en mi opinión, el escenario más improbable-. Los mercados reaccionarán negativamente y la banca central europea, al igual que el gobierno alemán, tendrán que salir a proteger el Euro. Si bien es probable que la volatilidad en sí no sea muy fuerte que lo que ha sido en este último año, la tarea de España y de Italia se verá en mayores dificultades porque la confianza de los inversionistas seguirá deteriorándose. El ajuste de ibéricos e itálicos encontrará un mercado financiero más pesimista, lo que obligará a los alemanes en particular, y al bloque como un todo, a maniobrar con cuidado para evitar que otra nación se vaya a caer de la barca.

2. Alemania pierde la batalla con el nuevo gobierno francés y se da un giro a las políticas de ajuste. Grecia sigue en la Eurozona ya que se negocian nuevos términos para el ajuste. La emisión de eurobonos compensará el pesimismo de inversionistas privados y el mercado se moverá en un escenario mixto en el que se siguen aplicando medidas para reducir el déficit, a la vez que se implementan políticas expansionistas para estimular el empleo. Los gobiernos de España e Italia también ganarían margen de gobernabilidad en sus países. Este escenario puede llegar a ser el inicio de una nueva etapa de la integración: Unión Fiscal y un Banco Central Europeo con mayores poderes supranacionales.

El tiempo dirá si la medicina que se escoja es la correcta y si se aplica en las dosis adecuadas para sacar a Europa de la crisis, consolidándose el proceso integrador en nuevas dimensiones: fiscales y monetarias. O, si por el contrario, ya es tarde para este enfermo crónico, y tal vez estamos asistiendo al deceso de un paciente terminal: el Euro.

   

 

 

Economía del Petróleo: Escenarios de Futuro.

Petrocrisis.

Desde la crisis inmobiliaria -2007-2008-, la economía mundial no es la misma. A pesar de los rescates a los bancos y empresas automotrices en Estados Unidos, los ajustes fiscales en Europa y el ímpetu de la economía de los grandes Mercados Emergentes, China, India y Brasil principalmente, el ciclo económico mundial aún no se mueve en dirección ascendente. Y en este escenario aparece el petróleo con sus múltiples facetas: geopolítica del medio oriente, motor de crecimiento de ciertos países en vía de desarrollo –inclusive Colombia-, fuente principal de energía de la industria y el transporte mundial, materia prima para la elaboración de fibras sintéticas, entre otras.

¿Se agota el petróleo?

El petróleo fue el combustible del siglo XX, pero su importancia no ha sido constante sino creciente. Antes de la segunda guerra mundial los propietarios de vehículos eran básicamente ciudadanos del Norte; en la actualidad el número de automovilistas crece en cantidades astronómicas, tanto en los países industrializados como en las demás naciones de Asia y Latinoamérica. Si a eso aunamos el auge de las fibras sintéticas desde la década de 1960, es evidente el acelerado consumo de los combustibles fósiles através de los años, especialmente en el último medio siglo.

Según Hubbert, el consumo de un producto finito significa que un día llega su máximo de producción y luego inicia la curva descendente.  Las estadísticas muestran que el Peak-oil de Estados Unidos llegó en 1970 y el del mundo en la década 2000-2010. O sea, hemos comenzado la curva descendente de la producción mundial del combustible fósil. Según la UNCTAD, para 2006 se habrían consumido casi un billón de barriles de petróleo y quedarían por extraerse aproximadamente 1.4 billones, lo que al ritmo de consumo actual sucederá en menos de medio siglo.

Con base en estos datos podemos llegar a una primera conclusión: aunque pueden aparecer nuevos pozos, la tendencia ascendente de consumo no permitirá que los precios bajen. O sea, aunque pueden haber pequeños ciclos de crecimiento en la oferta, en el mediano y largo plazo, el precio se moverá siempre al alza.

Determinantes actuales del precio:

Los precios actuales del combustible están atados a una realidad de largo plazo: una creciente demanda enfrentada a pronósticos de caída de las reservas mundiales; y a otra realidad de corto plazo: ante la crisis, los inversionistas buscan refugios, y los futuros de petróleo son una de sus mejores opciones.

Estas dos variables se han complementado en el último año con la incertidumbre geopolítica, particularmente en el Medio Oriente y Norte de África. La crisis Libia redujo sus producción de 1.8 millones de barriles diarios a un millón. Pero la actual fuente de incertidumbre es Irán, país que produce cerca de 3.5 millones de barriles. La simple amenaza de un posible ataque por parte de Israel, elevó la cotización del oro negro en un 15%.

El futuro:

Primer escenario posible, de corto plazo. Si la economía de Estados Unidos no consolida su recuperación y los ajustes europeos no logran sacar rápidamente a la Eurozona de la crisis, entonces, China, India, Brasil y otros emergentes importantes, desacelerarán su crecimiento y, en consecuencia, reducirán la demanda de combustibles, lo que se traducirá en caídas de los ingresos de los monoexportadores de petróleo y otros fósiles, como Rusia, Colombia, Venezuela, naciones del Medio Oriente, Nigeria, entre otros.

Segundo escenario posible, de corto plazo. La posible tensión de relaciones entre Occidente e Irán mantendría la escalada ascendente en los precios del petróleo. Si, adicionalmente se producen escaramusas o enfrentamientos entre el país persa e Israel, la escalada puede ser mayor. Algunos analistas consideran que si se bloqueara efectivamente las exportaciones iranies de combustibles, el precio mundial podría alcanzar los 240 dólares por barril.

Escenario posible de largo plazo. La inevitable tendencia alcista, con mayor o menor velocidad según los escenarios anteriores, indica que los países cuya balanza comercial depende fundamentalmente de las exportaciones de petróleo o de sus sustitutos, tendrán un ambiente favorable para los próximos lustros. Sin embargo, excepto aquellos países que tienen reservas de petróleo y gas confirmadas para varias décadas (Emiratos del Medio Oriente, Rusia, Venezuela, Irán), los verdaderos ganadores de estas tendencias serán aquellos que incursionen exitosamente en la producción de biocombustibles y otras fuentes de energía alternativa: eólica,  nuclear, solar, eléctrica, etc.

Los líderes en la producción de bioetanol (Brasil y Estados Unidos) y biodiesel  (Alemania, Francia, España) tienen una ventaja frente a las demás naciones con respecto al futuro de las fuentes de energía renovables. El primero es un alcohol que se obtiene de la caña, el sorgo o el maiz principalemente; el biodiesel se obtiene apartir de aceites de soja o girasol, principalmente.

Aunque la producción de biocombustibles enfrentará una ardua discusión ya que las tierras cultivables se dedicarán cada día más a la producción de combustibles que a la de alimentos, es un hecho que el futuro de la economía mundial dependerá en gran medida de esta nueva industria.

India, quinto consumidor mundial de combustibles, ha logrado incursionar en la producción de biocombustibles a partir de recursos no comestibles: melaza de caña de azúcar para la producción de etanol y aceite de jatrofa para obtener biodiesel.

Moraleja:

Colombia ha alcanzado la producción de un millón de barriles diarios de petróleo y exporta cantidades importantes de carbón. Sin embargo, somos poseedores de un nivel muy limitado de reservas. La bonanza  presente debe dedicarse a crear condiciones para una diversificación de la base exportadora. Ello implica analizar nuestro verdadero potencial de largo plazo en materia de producción de fuentes alternativas de energía.