Requerimos una nueva ética para el desarrollo: menos consumismo, mejor distribución.

Giovanny Cardona Montoya, noviembre 11 de 2019.

 

Una ecuación para destruir el planeta

Cuando el paradigma productivo de la humanidad sufrió su cambio (probablemente) más trascendental: migrar de la tracción humana y animal a otra basada en los combustibles fósiles -desde la máquina a vapor en el siglo XVIII-, la economía mundial comenzó una pendiente de crecimiento exponencial que se ha extendido por más de dos siglos.

Este nuevo paradigma productivo -hoy centrado en energía del carbón, el petróleo y el gas- se acompañó de una explosión demográfica que llevó al planeta de 1000 millones de habitantes en el año 1800 hasta alcanzar los 7000 millones al comenzar este siglo XXI.

Así que la evidencia empírica señala que el agotamiento gradual pero acelerado del planeta es resultado de la capacidad de crecimiento del PIB potenciado por el aumento de una población ávida de producir y consumir dicho PIB:

Agotamiento del planeta ≈ ∆ población mundial x ∆ PIB

           donde (∆) significa potencial de crecimiento.

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Ahora, el crecimiento exponencial del PIB en el último siglo se ha dado gracias a los desarrollos de Ciencia, Tecnológica y Técnica y ha traído como consecuencia, enormes beneficios a la creciente población: más alimentos, mejores viviendas, incremento de la expectativa de vida y reducción de la tasa de mortalidad infantil, entre otros.

Sin embargo, el potencial de crecimiento (∆) del PIB es más que un número. Este indicador está asociado tanto al fortalecimiento de las capacidades de Ciencia, Tecnología e Innovación, como a la cultura de consumo de la sociedad.

Según el Banco Mundial, aunque la población que vive en pobreza extrema se ha reducido -familias con ingresos de menos de dos dólares por día- y se espera que ya no haya gente en esta condición para 2030, el hecho es que cerca de la mitad de la población mundia (3400 millones de personas)l es pobre  y vive con menos de 3.20 dólares al día en países de renta media baja o de 5.50 en países de renta media alta.

Por lo tanto, si bien es poco loable detener la capacidad “creadora” de I+D+i en tanto miles de millones de personas enfrentan un sinnúmero de carencias -analfabetismo, enfermedades sin cura, desnutrición, falta de techo, etc.-, la cultura de consumo sí debe ser revisada en este momento en el que la humanidad atraviesa la encrucijada de su destino incierto.

Miremos un ejemplo contundente de la Cultura de Consumo y sus implicaciones sobre el Calentamiento Global. Una causa evidente que se asocia al cambio climático es el creciente uso de autos contaminantes. Un caso extremo, San Marino, es un territorio en el que se tienen 1200 autos por cada mil habitantes -por suerte es una república en extremo, pequeña-. Pero, Estados Unidos tiene casi 800 carros por cada mil habitantes y representa “el sueño americano” para miles de millones de personas en el planeta. Así, pueden imaginarse la “pesadilla” planetaria en la que podría convertirse China si logra su “sueño” de tener una proporción de propietarios de vehículos igual a la de los estadounidenses.

Cada vez  más personas desean poseer vehículo, casa propiay finca de recreo y, a la vez ,cambiar frecuentemente su computador, su celular o aumentar el número de veces que van al restaurante, etc. Poseer, poseer y poseer.

Pero no hay suficiente planeta para asegurar este estilo de vida a 7000 millones de personas. Entonces, si lo que buscamos es darle una segunda oportunidad a la humanidad en este planeta, se hace necesario revaluar el espíritu consumista que inspira a la mayoría de las personas en casi todo el mundo, especialmente en este lado de la tierra que denominamos “Occidente”.

Para comenzar a argumentar cambios en las ecuaciones de producción y consumo es relevante adoptar un principio como el siguiente:

la humanidad se equivocó al establecer como prioridad la protección de sí misma como especie dominante en lugar de asegurarse que la vida en todas sus manifestaciones fuera respetada. Si una nueva moral preserva valores ancentrales de indígenas americanos o de ciertas culturas orientales que respetan y aman la naturaleza, entonces, la humanidad podrá salir de su actual encrucijada.

 

Componenentes de una ecuación para salvar el planeta (PSP).

Las causas centrales del calentamiento global están asociadas al uso de combustibles fósiles (transporte y fibras sintéticas), deforestación (agricultura, ganadería y urbanización) y, por último, al crecimiento demográfico. En todos los casos, se hace necesario replantear los patrones de consumo existentes en una dinámica de desaceleración del crecimiento demográfico. Entonces, la fórmula sería algo así como:

{+ Ser (contemplar en vez de poseer) + Convivencia (equidad) – Destrucción (deforestación)}

x Creatividad (innovar productos y servicios ambientalmente limpios)

 

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Por lo anterior, tratando de apoyarnos en las evidencias empíricas, consideramos que una nueva ecuación debe reconocer la realidad sobre las necesidades de la humanidad para alimentarse:

a. Más de la mitad de la población del planeta tiene los niveles de consumo iguales o superiores a los que el planeta puede garantizar sin destruirse;

b. Casi la mitad de la población del planeta sufre de pobreza y, por ende, tiene algún grado de subconsumo que afecta sus posibilidades de desarrollo pleno (físico y mental);

c. Si la población mundial replantea su consumo de carne, entonces, la ganadería menguaría los niveles de emisión de gases, a la vez que la tala de bosques se desaceleraría, ya que, se requerirían menos extensiones de tierra para agricultura y pastoreo de ganados.Es la ecuación perfecta: menos gases emitidos y un bosque más extenso para absorver la emisión que continúa.

d. La pobreza y la informalidad empresarial son condiciones sociales y económicas que se caracterizan por el no cumplimiento de estándares y normas de calidad. La minería ilegal o la tala de bosques para la calefacción y cocción de alimentos son actividades que generalmente se realizan sin mediar algún tipo de estándar asociado a la protección del medio ambiente.

En otras palabras, las Probabilidades de Salvación del Planeta (PSP) están asociadas a la reducción de la pobreza y del consumo de carne; por ende, a la no expansión de la ganadería y, en consecuencia, al freno del proceso de tala de bosques:

 (PSP) ≈ (Menos Pobreza) + (Menos Consumo de Carne)

(PSP) ≈ (Menos Ganadería) + (Menos Tala de Bosques)

(Menos Pobreza) + (Menos Consumo de Carne) ≈ (Menos Ganadería) + (Menos Tala de Bosques)

La reducción de la pobreza (más equidad en la distribución) implica asegurar que la proporción de la población subalimentada tenga acceso a fuentes de proteina adecuadas -a pesar de la disminución del hato ganadero en el planeta-. Lo anterior seguramente será viable si en la ecuación se incluye el reto de cambiar los hábitos de consumo del resto de la población, los cuales han traído como consecuencia, entre otros, los problemas de obesidad. Según la OMS, al año mueren casi tres millones de personas por razones asociadas a la obesidad, a la vez que casi 2 mil millones de personas sufren de sobrepeso.

Al igual que con la ganadería y la agricultura, habría que trabajar sobre ecuaciones relacionadas con la vida urbana:

Menos Industria Manufacturera, Más Artesanías, Menos Vehículos Particulares y Más Transporte Público de Energías Renovables. 

 En síntesis, no son las ecuaciones, sino una nueva ética, la que puede detener la locura del Calentamiento Global. Replantear la actual cultura de consumo (poseer más se confunde con riqueza y bienestar) y los patrones de distribución -asegurando una satisfacción efectiva de las necesidades básicas de desarrollo físico y mental de la mayoría de la población- son condiciones necesarias para restaurar el equilibrio de la vida en este planeta.

Prospectiva: Escenario Posible de No Futuro 2030.

Giovanny Cardona Montoya, noviembre 4 de 2019.

“Una diferencia de solo medio grado de temperatura tendría consecuencias devastadoras para nuestro planeta, por lo que cada vez es más urgente limitar el aumento de la temperatura global a un máximo de 1,5 grados centígrados”

Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC).

Soy economista, pero también pedagogo. Con los años, la vocación de maestro me ha acercado a las humanidades tanto como me ha alejado de los cálculos financieros. Por ello, he aprendido a valorar el presente más que cualquier otra cosa. Deleitarme con lo cotidiano, vivir el día a día; disfrutar de la familia, de los amigos, del paisaje, de un recuerdo o de un buen libro. Amar mi trabajo. Vivir con intensidad el presente que, aunque efímero, es lo más real que poseo.

Había llegado, incluso, a creer que el tema del futuro, de su planificación, era una cuestión más que todo de carácter empresarial. Imaginaba a los emprendedores analizando sus oportunidades de futuro, leyendo las tendencias para tomar decisiones estratégicas que les eleven la competitividad a mediano y largo plazo. Aunque las personas caíamos en la misma angustia económica: ahorrar para la pensión, asegurar un ingreso para aquellos años en los que no podremos generar nuestro sustento. Una preocupación económica más.

Pero el modelo de desarrollo económico  que hemos elegido ha puesto al humanismo y al materialismo económico en la misma encrucijada: cambiar los hábitos de consumo, intercambio y producción o permitir que el reloj del apocalipsis marque la media noche. Así que ahora el futuro debe ser una preocupación de los humanistas, de los sociólogos, de los químicos, de los maestros. de los economistas…de todos.

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Las principales tendencias que están destruyendo al planeta:

1. La deforestación. Los bosques absorben casi el 50% de las emisiones de CO2; además, protegen la biodiversidad y dan sustento de vida a los humanos. Sin embargo, entre 2016 y 2017 la deforestación fue equivalente a tres veces el territorio de Bangladesh.

2. Escasez de agua. Aunque el planeta está compuesto en un 70% de agua, casi el 100% del agua del mar no es apta para el consumo humano. Adicionalmente, la necesidad de consumo de agua ha seguido creciendo, especialmente con la minería, la industria y el crecimiento demográfico (hoy vivimos en el planeta 4 veces más personas que hace 100 años).

3. Creciente producción de residuos. ¿Qúe estamos haciendo con tantas botellas de plástico, cargadores de celulares, residuos químicos, etc.? Las políticas para promover el reciclaje han fracasado y modelos como la Economía Circular aún son bienes públicos exóticos. Actualmente, sólo el 9% del plástico que usamos, se recicla.

4. Deterioro de la calidad del aire y contaminación del mar. Además de las chimeneas de las fábricas, el placer por poseer un vehículo particular se ha convertido en el némesis del aire puro. Contaminamos por el gusto de poseer un auto. Al mismo tiempo, las sustancias tóxicas están contaminando el agua del mar, lo que afecta gravemente la vida submarina.

5. Destrucción de la biodiversidad. La descontrolada deforestación, la contaminación del mar, la mala calidad del aire, el desaforado consumo humano y la escasez de agua conllevan la muerte de miles de especies vegetales y animales.

Dinamizadores de las tendencias críticas del calentamiento global hacia la próxima década:

Luego de ver los comportamientos históricos y presentes con respecto a los factores (tendencias) determinantes que arrastran el planeta hacia la catástrofe, cabe preguntarse qué condiciones presentes y de futuro cercano pueden acelerar la crisis hacia el año 2030:

- Trump y Bolsonaro son reelegidos en Estados Unidos y Brasil, las dos potencias permanecen por fuera de los compromisos del Acuerdo de París sobre el medio ambiente.

- El fracking se expande como tecnología para revitalizar la industria extractiva de hidrocarburos. Se consolida y amplia el reinado de los combustibles fósiles.

- No se toman medidas significativas para reducir drásticamente el consumo de plástico en todo el planeta.

- El consumo de carne sigue creciendo, lo que estimula la ganadería como industria generadora de gases de efecto invernadero, degradora de los suelos y del agua.

- El uso de autos particulares, alimentados con combustible fósiles, sigue su tendencia expansiva. El auto eléctrico crece muy lentamente y el transporte público no se impone como cultura urbana asociada a la mejor calidad de vida.

- Continúa el fracaso de la cultura del reciclaje, la Economía Circular se desarrolla marginalmente.

- El crecimiento demográfico se desacelera muy lentamente, con un continuo crecimiento poblacional en India, África y los países del Medio Oriente, principalmente.

- La huella de carbono ya supera la capacidad de bio-reproducción que tiene el planeta.

- Crecer, poseer y consumir siguen siendo los referentes culturales de éxito y de prosperidad.

Escenario Posible de (NO) Futuro 2030:

Con base en los datos históricos que nos han traído hasta acá y a partir de un pronóstico crítico (que no pesimista) de los dinamizadores de las tendencias hacia la próxima década, me permito formular el peor de los escenarios hacia el año 2030, el cual hoy parece muy probable:

En la próxima década (2020-2030) la población mundial crecerá a un promedio anual de 80 millones de personas y conservará los hábitos de consumo de una sociedad que cree en la existencia infinita de recursos; la deforestación de bosques mantendrá la tendencia de 15 o más millones de hectáreas al año; el consumo de carne no caerá en el planeta y, al contrario, la ganadería seguirá su expansión; la producción de autos seguirá creciendo y en las calles estarán rodando cerca de dos mil millones coches, 90% de ellos funcionando con combustibles fósiles, adicionalmente, la industria de las fibras sintéticas no se contraerá, entre otras porque, gracias al fracking, las reservas mundiales de petróleo seguirán creciendo; el reciclaje de plástico apenas alcanzará el 12% de su consumo total; en consecuencia:

Para 2030 la huella ecológica rozará la barrera de 1.5 veces la biocapacidad del planeta y; por lo tanto, el aumento de la temperatura global superará los 2 grados centígrados.

Así comienza el fin de los tiempos.

Medellín no puede contaminar un poco más

Giovanny Cardona Montoya

Marzo 25 de 2019.

Se han hecho virales en los últimos días, unas declaraciones del Secretario de Medio Ambiente de Medellín, quien, con el ánimo de explicar que había una coyuntura crítica en las presentes semanas con respecto a la calidad del aire en el Valle de Aburrá, señaló desprevenidamente que el resto del año “Incluso podemos hasta contaminar más.” Sólo quiero aprovechar sus desatinadas palabras poner el debate en otro contexto: el Calentamiento Global es una realidad que vino para quedarse, no es un problema coyuntural.

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Falso dilema: Empresas Competitivas o Empresas Sustentables

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Las últimas tres décadas no hubo mayor discusión en el sentido que las empresas y las economías regionales debían abandonar sus modelos de desarrollo basados en ventajas comparativas (abundancia de recursos) y fincarlos en ventajas competitivas (innovación, agregación de valor).

Sin embargo, paralelo al reto de sobrevivir en el mercado o de expandirse en el mismo (competitividad), la humanidad reconoce, al menos desde el Informe Brundtland (1987), que los modelos de desarrollo deben asumir un enfoque sustentable.

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