Futuros escenarios internacionales para la economía colombiana

La economía global viene desarrollando una cadena de cambios significativos desde hace un cuarto de siglo pero, a la vez vive una prolongada crisis que inició hace más de dos años y que presenta indicios de profundizarse en el año venidero. Esta combinación aunada a los retos que enfrenta la economía colombiana en particular, permiten delinear factores de cambio que incidirán sobre el entorno internacional para nuestras empresas en el  próximo año. A continuación explicaremos los más significativos, pero en las simbiosis  tendencias de largo plazo – coyuntura y tendencias globales – dinámicas locales.

Economía mundial y mercado doméstico: débil crecimiento. En la última década el motor del crecimiento mundial han sido las economías emergentes. Y lo han hecho sobre la base de una incursión en industrias complejas de alto valor agregado. Los BRIC y otros países subdesarrollados, han ido expandiendo su participación en la economía mundial a través de un fortalecimiento de sus capacidades innovadoras y de desarrollo tecnológico. El resultado ha sido su creciente participación en la cadena productiva de empresas multinacionales de Europa y Norteamérica, provocando un aumento en los precios mundiales de commodities, lo que ha estimulado el superávit de cuenta corriente de economías como la colombiana.

Sin embargo, es poco probable que China e India puedan mantener altas y sostenidas tasas de crecimiento económico, mientras sus compradores más importantes: Europa, Estados Unidos y Japón- siguen en recesión. Y todo indica que esa será la tendencia de 2012. En consecuencia, los ingresos de los colombianos estarán afectados por la depresión de las remesas que envían nuestros paisanos desde España y Estados Unidos principalmente y por un menor precio del carbón, petróleo, ferroníquel y café; principales productos de exportación del país.

Perspectiva comerciales de Colombia. La masificación de acuerdos comerciales es la respuesta de los gobiernos a la incapacidad de la OMC para llegar a un nuevo gran pacto en el marco de la Ronda de Doha. Cada país trata de abrirse paso en los mercados internacionales, a través de acuerdos bilaterales, principalmente.

Las expectativas colombianas están centradas en la ratificación del TLC con Estados Unidos y las oportunidades que ofrecen mercados con los que se tienen recientes acuerdos: la Unión Europea, Canadá, Japón, Corea, entre otros. Con respecto a estos países, la oportunidad está relacionada con el aprovechamiento de preferencias que ya existían de manera unilateral –ATPDEA y SGP- pero que ahora serán permanentes, por ende, más confiables y atractivas para los inversionistas.

Estos tratados pueden atraer inversionistas extranjeros que quieran aprovechar los Acuerdos Comerciales y de Inversiones para atender otros mercados desde Colombia. Igualmente, podremos acceder a maquinarias y materias primas libres de aranceles. Pero, no olvidemos que algunas empresas nacionales que abastecen el mercado doméstico encontrarán nuevos competidores derivados de estos tratados.

Sin embargo, hay que tener en cuenta dos elementos adicionales. Primero, los mercados con los que firmamos TLC no son exclusivos; otros competidores ya han firmado tratados o esperan hacerlo en los próximos meses o años. En consecuencia, los TLC son una oportunidad que sólo tiene sentido si nuestras empresas elevan su productividad, agregan valor, se diferencian e innovan. No olvidemos que 20 años de apertura económica no se han traducido en un cambio significativo de la oferta exportable; la cual sigue siendo, con loables excepciones, una, poco diversa, gama de commodities.

El segundo elemento tiene que ver con el mercado venezolano. A pesar de que las relaciones políticas entre los dos países tienden a mejorarse, la dinámica comercial no tiene que seguir el mismo rumbo. Venezuela espera un ingreso pleno al Mercosur y ya ha tomado medidas para cubrir las exportaciones colombianas con productos de Brasil y Argentina. Sectores como el automotriz, cárnicos, huevos y lácteos ya han sido desplazados por proveedores del Cono Sur. Las empresas colombianas de manufacturas y sector agro-industrial deben aceptar el reto de encontrar nuevos mercados. En este camino, hay que analizar el potencial de otros acuerdos: CAN con Mercosur y los convenios existentes con Chile, México y demás países centroamericanos.

La tasa de cambio. Llevamos 10 años de revaluación. El dólar, que de manera gradual llegó a los $2300 hace casi una década – tocando el borde de los $3000 en la coyuntura política de 2002- se mantiene por debajo de los dos mil pesos desde hace varios meses. Esto es algo que preocupa a exportadores y al mercado nacional por el incremento de las importaciones. No es viable predecir lo que va a suceder pero hay elementos estructurales para entender que no se va a presentar una fuerte devaluación del peso. Probablemente las relaciones Dólar – Euro y Dólar – Yen van a cambiar, desacelerando la tendencia de devaluación del dólar, pero el cambio no puede ser muy significativo porque Estados Unidos no muestra señales de moverse en esa dirección. La Reserva Federal y el gobierno americano –en un año electoral- tratarán de mantener una política expansionista para recuperar los empleos perdidos durante la crisis: La política monetaria norteamericana seguirá siendo expansiva. Se tomarán medidas para reactivar la economía, lo que implica evitar la revaluación del dólar.

TLC Estados Unidos-Colombia: ¿panacea o quimera?

Comencemos este ensayo contestando a la pregunta planteada en el título: el TLC con Estados Unidos no es una panacea para el crecimiento de la economía colombiana, pero tampoco se puede negar que hay sectores ganadores que se beneficiarían significativamente con  su ratificación.

Pero, todo debe tener su verdadera medida. El TLC tiene implicaciones “ofensivas” y “defensivas”. Las ofensivas tienen que ver con los sectores exportadores que ingresarán al mercado norteamericano sin el pago de aranceles. En este grupo se encuentran principalmente los rubros que durante dos décadas se han beneficiado del ATPA y ATPDEA. O sea, para estos sectores, dentro de los que se destacan los de la cadena textil-confección, el TLC es la garantía de poder entrar permanentemente al mercado norteamericano con franquicia arancelaria, y no tener que estar “mendigando” periódicamente la preferencia, como sucede actualmente con el ATPDEA. Aunque poco se puede hablar de diversificación de exportaciones, gracias a la preferencia.

Adicionalmente, esas preferencias de largo plazo tienen un costo: los sectores colombianos que pueden salir afectados por la competencia de productos norteamericanos en el mercado nacional. Tal es el caso de productos agrícolas como carne de pollo, maíz, arroz, entre otros. En este caso hay dos atenuantes de importancia: los subsidios del agro norteamericano que pueden generar competencia desleal pero, de otro lado, la gradualidad con la que se liberarán estos sectores, lo que le da tiempo a los productores colombianos para prepararse.

Adicionalmente, así como el ATPDEA no transformó nuestro país, el TLC no será una panacea. Incluso, México que lleva más de 15 años en el NAFTA es un ejemplo de lo que estamos planteando. Verdaderamente las exportaciones mexicanas se han disparado y Estados Unidos se ha consolidado como el gran mercado de los productos “manitos”. Pero, el desarrollo mexicano aún deja mucho que desear, este país se ha convertido en un gran exportador de mano de obra barata, lo que se traduce en empleos crecientes pero no muy bien remunerados.

Por lo tanto, si bien el TLC con Estados Unidos impactará de manera importante al comercio exterior colombiano, nuestros empresarios y el gobierno deben valorar también otras opciones que tenemos en la actualidad:

TLC con la Unión Europea. Europa es nuestro segundo mercado a nivel mundial y haber firmado este tratado nos coloca en igualdad de condiciones con respecto a competidores de Africa, Asia y  América Latina que ya gozaban de esta preferencia.

Acuerdo CAN-Mercosur. Latinoamérica es un mercado muy importante para el mundo. En el caso colombiano, Venezuela y Ecuador han tenido históricamente mucho peso en nuestra balanza comercial. Brasil y Argentina son dos de los mercados emergentes más atractivos del mundo y, por último, Chile es un país que tiene grandes intereses comerciales en la región. Digamos que Suramérica es el segundo mercado más importante del país austral…por algo será.

Tratados comerciales con China y demás países asiáticos: este es el coloso que más crece en el mundo. Hay que mirar hacia el Asia, que hoy maneja más del 50% del comercio mundial. Colombia debe priorizar su salida al pacífico. No sólo se trata de ingresar al APEC, en lo que está empeñado el gobierno colombiano, sino que hay que revisar nuestro plan de desarrollo con respecto al puerto de Buenaventura, al departamento del Chocó y al Darién: vías de acceso al Pacífico e infraestructura portuaria, Carretera Panamericana y Canal Interoceánico.

Para cerrar, es importante decir que el tema CAN-Mercosur debería ser mirado con mayor profundidad. La posibilidad de crear una Unión Aduanera suramericana tiene muchas implicaciones políticas y económicas. Pero, de avanzarse en esa dirección, estaremos creando un bloque suramericano con una gran capacidad de competir en los mercados mundiales. Pero, para ello, debemos mirar geopolíticamente y geoeconómicamente a nuestra región, este no es sólo un tema comercial.

Crisis en Medio Oriente y Norte de Africa: inflación y desaceleración económica a la vista

Introducción:

El Norte de África y el Medio Oriente son, de nuevo, los referentes centrales de la geopolítica global (ver mapa en EL UNIVERSAL). Los movimientos sociales y los cambios políticos que desde comienzos de febrero se han gestado en esta región del mundo, son hechos portadores de futuro que delinearán el camino de la política y economía mundial de los próximos meses. Veamos las variables críticas y sus efectos sobre la economía global. 

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