Desarrollo Sostenible: un planeta superpoblado, superproductivo y glotón.

El primer quinto de siglo me deja una conclusión importante: el desarrollo sostenible está dejando de ser una curiosidad o monopolio en el discurso de los ambientalistas para convertirse en tema de reflexión cotidiana: objeto de debates, de estudios, de políticas, de leyes e, incluso, de “memes”. Ya, hablar del calentamiento global no es un tema circunscrito a ambientes especiales; se puede debatir sobre éste en la cafetería, en el Metro o en la sala de la casa. Ese es un pequeño pero importante avance.

En el contexto de la problemática sobre el desarrollo sostenible (que es una categoría que apunta a entender la viabilidad social, económica y ecológica del planeta a futuro), una variable clave es el crecimiento demográfico. Y no es para menos, en los últimos 100 años la población mundial se ha multiplicado por más de 4 veces.

poblacion mundial

La relación entre población y calentamiento global puede, en un primer momento, establecerse como directa. La capacidad devastadora del hombre (para asegurar su sustento o para enriquecerse) hace 100 años era relativamente pequeña si la comparamos con la capacidad del planeta de regenerarse. Eramos pocos y el planeta era enorme (relativamente).

Por lo tanto, hasta inicios del siglo XX, los factores críticos como la minería, la deforestación, la industria automotriz o la ganadería, eran actividades que afectaban marginalmente al planeta. Sin embargo, con el crecimiento demográfico acelerado, las cosas cambian.

El “día de la deuda ecológica” es la fecha que da cuenta de que nos hemos consumido los recursos del año en curso. En 1970 se advierte por primera vez que dichos recursos fueron consumidos antes de terminar el año (29 de diciembre de 1970). De ahí en adelante la deuda con el planeta no ha dejado de crecer:

Desde 1970 venimos evidenciando que la humanidad consume

 

La combinación de los dos gráficos refuerza la hipótesis de que “a mayor población, mayor deterioro ambiental.” Sin embargo, aunque en términos absolutos, esa relación es corroborable, a la hora de desagregar el mundo en regiones y países, la hipótesis comienza a requerir más variables:

El calentamiento globla es un fenómeno estructural y no coyuntural. Las convenciiones de Kyoto sobre calentamiento global, y ahora el Acuerdo de París, son una clara evidencia de que el desorden climático es permanente. Ahora tendremos que aprender a convivir con comportamientos impredecibles de las cosechas. Así que, si nos preocupa el fenómeno del Niño como gestor de inflación, mejor nos vamos acostumbrando.

Las convenciones de este mapa incluyen circunferencias que dan cuenta del total de millones de toneladas de CO2 que emite cada país. Como se puede ver, las circunferencias más grandes las tienen Estados Unidos y China, seguidos por Rusia e India. Sin embargo, al hacer el análisis en relación per-capita, encontramos que los países más contaminantes, además de Estados Unidos son Australia, Rusia y las naciones petroléras del Golfo Pérsico. La India y naciones muy pobladas de África aparecen con porcentajes relativamente bajos de contaminación per-cápita.

Lo que se puede deducir del anterior mapa es que si bien la población es una variable clave, ésta debe ser interpretada desde interacciones internacionales:

1- Con las Cadenas Globales de Valor, hay países que producen mucho y consumen relativamente poco (maquiladores)

2- Cada país puede contaminar desde sus volúmenes de consumo (desperdicios), niveles de producción (contaminación por manufacturación) o participación en los procesos de intercambio (transporte, distribución).

Así, aunque China tiene un alto nivel de contaminación absoluta, gran parte de lo que este país produce termina siendo consumido en el resto del planeta. Así, de igual manera, el alto nivel per-cápita de contaminación de Rusia está asociado con la explotación de hidrocarburos, principal fuente de ingresos de exportación de dicho país. Nuevamente, es la población del planeta la que contamina.

¿Cuál es el sentido útil de hablar de población planetaria y no de segmentar la responsabilidad por países?

En escencia compartimos un modelo de desarrollo socio-económico que:

1- Utiliza el Consumo Creciente como motor del desarrollo

2- Privilegia el crecimiento del PIB como variable para medir el desarrollo.

Para mantener este modelo de desarrollo socio-económico siempre se encuentran argumentos o excusas: hay poblaciones con necesidades insatisfechas (desempleados, sub-alimentados, familias sin techo, población sin acceso a salud, etc.). Sin embargo, los datos históricos señalan que, aunque crece el número absoluto de personas que acceden a bienes y servicios necesarios, sigue aumentando  -y de manera desequilibrada- el número de personas que sufren flagelos como los anteriormente nombrados. Por lo tanto, no hay garantía, bajo el actual modelo, que un mayor aumento del PIB se traduzca en la reducción absoluta de aquellos problemas.

La evidencia más simple de que el modelo no da respuesta a las necesidades expuestas es el hecho que 4.600 millones de personas (más de la mitad de la población de la tierra) tiene los mismos ingresos que las 2.153 familias más ricas del planeta.

En consecuencia, la base del problema es que somos más de 7 mil millones de habitantes que deseamos incrementar nuestras posibilidades de consumo y que vivimos en países que utilizan como señal fundamental de éxito el aumento de la producción  de bienes y servicios. Por lo tanto, el tema no se reduce al hecho que los norteamericanos consumen mucho o que los chinos tienen una “fabulosa” y constante tasa de crecimiento de su PIB. Mientras el resto del planeta se mueva bajo el mismo espíritu -producir más y consumir más-, las fábricas seguirán encendiendo sus calderas, no importan en qué lugar lo hagan ni para quién produzcan.

 

¿Por qué la economía colombiana no crece de manera sostenida? Por miopes.

Giovanny Cardona Montoya, agosto 4 de 2019.

 

Si hacemos memoria, desde que Colombia comenzó su apertura económica, sólo hemos tenido tres años en los que el crecimiento del PIB ha superado la barrera psicológica del 5%. De resto, nuestros indicadores de crecimiento han sido lánguidos y en 3 ocasiones hemos enfrentado el rostro oscuro de la recesión.

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La estructura del PIB colombiano.

Hacia 1990, cuando vio la luz el CONPES 2465 que indicaba el camino de la apertura económica, los propósitos se veían bastante claros: fortalecer la industria doméstica gracias a unas más sólidas relaciones comerciales y a la mayor disponibilidad de insumos. Sin embargo, el cambio que ha dado la estructura del PIB no parece mostrar, casi 30 años después, que ese propósito se halla logrado.

Mientras para dicho año, la industria manufacturera y el sector agropecuario representaban el 45% del PIB colombiano, casi 6 lustros después estos sectores sólo alcanzan el 17%. En contravía, comercio, minería y sector financiero incrementaron su participación en la estructura del PIB.

¿De qué depende el crecimiento del PIB colombiano?

En la cotidianidad colombiana se evidencia una visión miope de gobernantes, medios de comunicación, gremios y empresarios. El problema del crecimiento económico se podría analizar desde una perspectiva de desarrollo (evaluar el modelo de desarrollo) o macroeconómica (la que guía nuestros ojos mes a mes, trimestre a trimestre y año tras año). Es esta última la que evidentemente inspira a gobernantes y empresarios a la hora de tomar sus decisiones. Veamos:

- La mirada macroeconómica.

Esta perspectiva nos ha acostumbrado a monitorear las tasas de interés del Banco de la República, el precio del dólar y cualquier otra decisión coyuntural de gobierno o de la geopolítica internacional (las guerras comerciales de Trump o el precio del petróleo).

Bajo esta perspectiva, estamos atacando los síntomas, pero no las causas del bajo crecimiento. Es por ello que los medios y el gobierno “elevan cohetes” cuando el FMI indica que tenemos la mejor tasa de crecimiento de la región o que el ente subió nuestras perspectivas de crecimiento una o dos décimas. Nos acostumbramos a la precariedad del presente: alta informalidad económica, desempleo de 2 dígitos, exportadores de commodities mineros. Subdesarrollados es el nombre del juego.

Por lo anterior, el crecimiento económico depende del precio internacional del petróleo, del dinamismo del sector constructor y del gasto público. Por ningún lado aparecen categorías como Productividad, Agregación de Valor, Innovación, Emprendimiento o Competitividad.

Bajo esta perspectiva nos llamamos a engaños cuando aplaudimos la llegada de la Inversión Extranjera Directa -IED-, la cual no conoce nuestros campos, ni nuestras fábricas. Es una inversión que llega principalmente a la minería y subsidiariamente a la banca, al comercio y a las comunicaciones. Pero ahí no termina esta trama. Por cuenta de servicios internacionales (componente de la cuenta corriente de la balanza de pagos), año tras año, en forma de repatriación de utilidades y pagos de intereses de deuda externa se desangra el mismo capital. Así, por ejemplo, en 2018, los ingresos netos de capital (incluído el aumento de reservas internacionales) ascendió a casi 12 mil millones de dólares. Pero la sola repatriación de utilidades (sin el pago de interes de deuda externa) superó los 10 mil millones de dólares. O sea, “agua que viene, agua que se va”.

No somos un país atractivo para IED en sectores manufactureros o agro, ni tampoco para la reinversión de utilidades. De hecho, es larga la lista de empresas que han cerrado plantas en Colombia para proveernos desde sus factorías en países con los que tenemos firmados TLC. Entonces, sí hay un problema de fondo.

- La mirada del modelo de desarrollo.

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Esta perspectiva, tan poco analizada por gremios, empresarios, gobierno y medios de comunicación, busca las raíces del bajo crecimiento económico, analizando los determinantes de nuestra competitividad.

– No hay políticas de Estado que definan sectores estratégicos que deseemos desarrollar a largo plazo. Hoy hablamos de Economía Naranja, y eso no tiene nada de malo. Excepto que seguramente será un propósito de gobierno que caducará en 2022. Porque este gobierno, al igual que los anteriores, no siembra a largo plazo; sólo busca salir dignamente al terminar su período. Por miradas estrechas como ésta es que Bogotá no tiene Metro o que Colombia no es una potencia turística o agroindustrial.

– No hay convicción de la importancia de invertir en Ciencia, Tecnología e Investigación o de desarrollar las vías terciarias que comuniquen al campo y los poblados con las grandes urbes para dinamizar un potencial mercado interno. Aquí las evidencias saltan a la vista: no hay patentes, no hay investigación científica, no hay alianzas entre empresas y universidades para desarrollos tecnológicos, no hay…

– No se toman decisiones para elevar la cobertura y calidad de la seguridad social. Los intereses privados -y a veces mafiosos-, que financian campañas políticas, no permiten que se desarrolle una estrategia agresiva público-privada para formalizar el empleo, lo que reduciría el déficit fiscal crónico (menos gastos por SISBEN), viabilizaría al sistema de salud (además de financiarlo para que mejore la calidad de sus servicios). Formalizar el empleo beneficia a todos, pero nadie quiere pagar ese costo (más del 40% de los trabajadores reciben salarios informales).

En síntesis.

No es que la economía colombiana no crezca (de manera sostenida) porque cae el precio del petróleo o porque sube el dólar (o porque baja, ¡qué locura!, mala la devaluación, mala la revaluación), o porque el Banco de la República no baja las tasas de interés.

No, la economía colombiana no crece de manera sostenida porque no hay una Visión Compartida de Futuro. Somos miopes, aquí nadie piensa a largo plazo. Ese es el punto.

Población mundial: somos muchos, más viejos y más solos.

Giovanny Cardona Montoya, julio 1 de 2019.

 

En los últimos meses, los colombianos han estado inquietos por temas demográficos: la migración de venezolanos desde 2017 como consecuencia de la crisis socio-política y económica del vecino país; las dudas sobre el censo de la población colombiana (¿somos casi 50 millones de habitantes o mucho menos?); o la preocupación por la población joven que ingresa a la educación superior ¿hay menos jóvenes? Todas estas inquietudes tienen validez, pero no son el resultado de fenómenos coyunturales, responden a tendencias de largo plazo que vienen y continuarán en el mediano y largo plazo.

Nada sucede repentinamente. La población mundial está cambiando en su estructura, pero éste es un proceso gradual que se ha venido labrando con marcado acento desde comienzos del siglo XX:

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Como podemos ver en este gráfico, es desde comienzos del siglo XX que la población mundial se ha multiplicado por cuatro, llevándonos a esta compleja situación de sobrepoblación. Sin embargo, como proceso cíclico, la evolución no es lineal y, además se desarrolla de manera gradual, aunque a velocidades cambiantes.

 

Para anticipar el devenir de la población mundial, debemos tener en cuenta:

– los sistemas de salubridad han ayudado a que, de manera gradual, se reduzca la morbilidad infantil y aumente la expectativa de vida. Los desarrollos en materia de nutrición también han incidido positivamente en estos indicadores.

– la evolución demográfica en Europa y las que históricamente fueron sus zonas de influencia (colonias en África y América Latina), ha estado asociada a los niveles de desarrollo socio-económico (los más industrializados redujeron la mortandad infantil, aumentan la expectativa de vida, pero luego comienzan a reducir el tamaño de sus familias).

China, India y algunos vecinos de la región se han convertido en el mayor foco de crecimiento poblacional del planeta. Hoy, el 40% de los habitantes del planeta viven en esa región.

– Las migraciones se dan por diversas razones, algunas responden al proceso globalizador (migraciones intrarregionales, migraciones de mano de obra cualificada y de inversores), pero otras responden a los desbalances en las expectativas de vida y de desarrollo socio-económico (habitantes del Sur subdesarrollado migran al Norte desarrollado).

– las nuevas generaciones, las de la globalización, tienen una perspectiva de la vida muy diferente a la de sus padres y abuelos. Viven conectados, no se sienten atados a tradiciones (casarse y tener hijos, por ejemplo) y ven su hogar en cualquier lugar del planeta.

 

Familias más pequeñas, menor natalidad, mayor población anciana.

En el proceso de desarrollo demográfico de las últimas décadas se evidencian los siguientes cambios:

las familias cada vez tienen menos hijos (algo más evidente en países industrializados y en grupos sociales de ingresos medios y altos). Los expertos señalan que la familias de mayores ingresos y de alto nivel de formación, presentan aspiraciones y estilos de vida que difieren de los tradicionales: viajar, hacer posgrados, no atarse a empleos, ni a lugares de vivienda, etc.

– crece el número de hogares de población adulta y jubilados.

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Ese gráfico nos muestra la evolución histórica de la población joven y de la adulta. Ya, para 2025 se pronostica que la población mayor de sesenta años comienza a superar a la de menores de 15 años. ¿Quién trabajará para sostener la jubilación de los mayores?

 

Los estudios muestran que la estructura de los hogares está sufriendo cambios importantes, los cuales deben ser tenidos en cuenta en la planeación de políticas públicas, en las estrategias de marketing, en el sector de la construcción y en la generación de nuevos emprendimientos. Aunque estas tendencias  no son homogeneas, son evidentes en Europa, Norteamérica y gran parte de América Latina. Igualmente, en países de otras regiones, este proceso tendencial es notorio en los estratos socio-económicos, medio y alto:

– cada vez hay  más hogares unipersonales,

crecen los hogares de divorciados,

– aumenta el número de hogares de parejas con un solo hijo o sin hijos,

– se reduce el número de hogares tradicionales: un padre, una madre y dos o más hijos.

– sigue creciendo la población de manera más o menos acelerada en regiones con fuerte influencia religiosa (países musulmanes, India) y en grupos socio-económicos de bajos ingresos (África)

 

Las migraciones: el lado humano de la globalización.

El otro cambio fundamental que se vive en la población mundial es el derivado de la integración cultural. Las migraciones responden a necesidades económicas, a ubicaciones geográficas particulares y a perspectivas cambiantes de la vida por parte de los habitantes del planeta.

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Como se puede ver en este gráfico, son fuertes las migraciones intrarregionales (flechas amarillas) y las que van del Sur al Norte.

 

Si bien las migraciones no son nuevas (los europeos migraron en siglos pasados hacia América, Asia, África y Oceanía), y desde el siglo XX se han tenido fuertes olas migratorias en diversas regiones -africanos hacia Europa, latinoamericanos hacia Estados Unidos-, la realidad es que los inmigrantes hoy tienen un mayor peso dentro de la población de los países receptores:

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Este gráfico nos muestra que la población de inmigrantes, que en 1980 rondaba el 2.3% de la población mundial, viene creciendo a tal punto que hoy bordea el 3.2%.

Toda esta realidad le quita sentido a los sentimientos anti-migratorios, nacionalistas y xenófobos. Los países cada vez son más mezclados, mestizos e interculturales. Pensar que Europa, Norteamérica o Australia son regiones que pertenecen a una población “autóctona” es desconocer la historia y, además, negar la importancia que el fenómeno migratorio tendrá en las próximas décadas.

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Este último gráfico muestra el peso de los inmigrantes en los diferentes países del planeta. Es evidente que tienen una gran participación en Argentina, Venezuela, Australia, Canadá, en el Sur de África, en algunos países del Golfo Pérsico e, incluso, en Estados Unidos.

Políticas económicas: pifiados en Venezuela y en Colombia también

Foto: REUTERS/Marco Bello

Foto: REUTERS/Marco Bello

Por: Giovanny Cardona Montoya

Idea General:

En el corto plazo hay diversas medidas que ayudan a mantener estables los mercados (subir tasas de interés de referencia o reducir el gasto público, por ejemplo) o a impulsar un poco la curva de crecimiento del PIB (aumentar el gasto público o bajar aranceles).

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Colombia tiene un sistema económico insostenible.

No importa quien gane las próximas elecciones presidenciales en Colombia, cualquier propuesta que apueste por la continuación del actual modelo económico será un error. Para sustentar esta afirmación voy a apoyarme en dos premisas: i) los logros en términos de bienestar son precarios y ii) el aparato productivo es cada vez menos competitivo. Continuar leyendo