Brexit o la crisis del paradigma de la integración europea.

Giovanny Cardona Montoya, febrero 01 de 2020.

 

Terminó enero y el plazo se cumplió: Brexit ya es una realidad.

Si la salida de la Gran Bretaña desencadenara un pequeño efecto dominó – Polonia, Hungría y algún otro-, se configuraría una gran crisis del modelo desarrollo basado en la integración regional: crecemos todos para desarrollar la región. Hoy los TLC masificados e interregionales no hacen parte de este paradigma, más bien son prototipos de libre comercio que buscan compensar las incapacidades de la OMC como escenario de negociaciones. El Spaguetti Bowl del que habla Baghwati es una ola de acuerdos de liberalización comercial que nada tiene que ver con el modelo de la integración para el desarrollo. Los euroescépticos están de fiesta.

Brexit es un hito en la historia de los procesos de integración regional,  los cuales se han desarrollado a lo largo de siete décadas. Cuando me refiero a procesos de integración regional estoy hablando de experiencias que se pueden entender desde alguna de las siguientes perspectivas:

- Acuerdos Comerciales que se inspiran en la unión de las naciones de Europa Occidental, lo que hoy conocemos como la Unión Europea;

- Procesos de integración reconocidos por el Acuerdo General de la OMC, ya sea, en calidad de zonas de libre comercio o de uniones aduaneras (aunque su profundidad pueda ser mayor, alcanzando el nivel de mercados comunes o de uniones económicas). El artículo XXIV y la Claúsula de Habilitación, reconocen a estos acuerdos como excepciones al principio de Comercio Sin Discriminación de la OMC;

- Procesos regionales de unificación de mercados y políticas económicas con el fin de estimular el desarrollo económico ampliado (crecen las economías nacionales en la medida que se fortalece la región como un todo). Estos procesos nacieron con una base ideológica proteccionista basada en el paradigma del Estructuralismo y el Neoestructuralismo (Cepal 1960-1980)

El primer hito de esta historia es el inicio de la integración europea de la segunda post-guerra mundial (1951): la CECA -Comunidad Económica del Carbón y el Acero-, Euratom y luego el Mercado Común Europeo. Con estrategias diferentes, pero propósitos semejantes, la Unión Soviética y sus aliados crearon el CAME -Consejo de Ayuda Mutua Económica-. Sin embargo, con el muro de Berlín, en 1989, también se vino abajo el proyecto de integración económica de Europa del Este.

El bloque europeo nace con un propósito siamés: evitar que se cimente una nueva guerra (asegurar que Alemania no se vuelva a levantar en armas contra sus vecinos) a la vez que se construye un desarrollo económico regional, entre otras, protegiéndose de la expansión del comunismo pro-soviético.

ingreso a la zona euro

El segundo hito es la réplica del modelo europeo en otras latitudes: ASEAN (Sudeste Asiático), MCCA, ALALC-ALADI (América Latina) y otros casos en el continente africano.

bloques en el mundo

El Tercer hito es NAFTA (TLCAN) que se convierte en 1994 en el primer germen de un bloque comercial que integra naciones industrializadas con un referente del tercer mundo (México). Este hito es, a la vez, el inicio del denominado Regionalismo Abierto que transforma el carácter proteccionista de la integración en un eslabón nuevo del Neoliberalismo Globalizador. Con el NAFTA vino una ola de acuerdos comerciales interregionales (TLC) con bajos niveles de profundidad en materia de integración pero que se convirtieron en vehículo para expandir el libre comercio comercial -una especide de “operación avispa” del librecambio mundial ante la ineficiencia de la OMC como escenario de negociaciones comerciales-.

El supuesto Regionalismo Abierto pretende fortalecer la integración latinoamericana abriendo las fronteras a terceros países, a través de las aperturas económicas y los TLC, sin embargo, lo único evidente es que se ha detenido el proceso de industrialización en la mayoría de los países y se han congelado los tratados regionales como CAN y Mercosur.

El supuesto Regionalismo Abierto pretende fortalecer la integración latinoamericana abriendo las fronteras a terceros países, a través de las aperturas económicas y los TLC, sin embargo, lo único evidente es que se ha detenido el proceso de industrialización en la mayoría de los países y se han congelado los tratados regionales como CAN y Mercosur.

Aunque la OMC reconoce todos estos TLC como excepciones al principio de Comercio Sin Discriminación, es claro que su espíritu no es exactamente de integración económica, sino de liberalización comercial. Sin embargo, el TLCAN se ha convertido en un verdadero bloque en tanto el comercio intrarregional es el más significativo para Canadá y México, a la vez que tiene un creciente peso en la balanza comercial de Estados Unidos.

comercio mundial 2016

El NAFTA -TLCAN- y el comercio intraasiático aparecen como flujos intrarregionales de mercancías de gran significado para el mundo. El comercio al interior de la UE es equivalente a 25% del comercio mundial. Este último es el mayor flujo comercial del planeta.

 

El cuarto hito es el Brexit. La salida de la Gran Bretaña abre un boquete al bloque europeo.Con una población superior a los 65 millones de habitantes, Gran Bretaña aparece en el top 10 del PIB mundial y en el puesto 22 del PIB per cápita. O sea, en términos absolutos es -hasta hoy- un jugador muy grande dentro de la Unión Europea.

La isla tiene el 3o PIB del bloque, el cual equivalía a casi 10% del de toda la Unión Europea (aproximadamente 2.5 billones de euros en 2018, contra un PIB regional de 25 billones de euros).  La Unión Europea es fuente del 34% de las exportaciones del mundo, 65% de las cuales tienen como destino un país del bloque. En este contexto, 47% de las exportaciones de la Gran Bretaña van dirigidas a Europa (2016).

Según la OMC, entre 2016 y 2017, Gran Bretaña fue el 5o exportador del bloque (cerca de 5oo mil millones de dólares), muy cerca de Francia (3o) e Italia (4o). Alemania y Holanda son, de lejos, las potencias exportadoras del bloque. Sin embargo, es menester destacar que Gran Bretaña aparece en el top 10 del planeta. Ahora, otro dato que le da relevancia a la Gran Bretaña en el contexto de la economía europea y del mundo es el hecho que aparece como el 2o exportador mundial de servicios -por delante de Alemania- y el 6o importador en el ramo.

¿Qué es lo que está en juego?

La Unión Europea no sólo es un acuerdo comercial (libre comercio de mercancías y de servicios); tambien es una Unión Aduanera (un territorio regional aduanero administrativamente integrado) y un mercado común (con un régimen integrado para el movimiento de personas y capitales). Por último, los integrantes del bloque europeo comparten algunas políticas comunitarias, por ejemplo la PAC (política agropecuaria comunitaria). Todo esto está en juego.

A partir del 31 de enero de 2020 comienza un período de transición que va hasta diciembre, en este plazo se negociarán nuevos acuerdos para que Brexit “no sea tan doloroso” para empresas y ciudadanos. Aranceles nuevos, trámites que eran inexistentes y ahora son necesarios, derechos civiles que desaparecen (al convertirse las empresas y las personas en extranjeros), nuevos sobrecostos, restricciones y prohibiciones; son las nuevas realidades que pueden llegar a caracterizar las relaciones socio-económicas entre la Gran Bretaña y la Unión Europea. Se cuenta con apenas 11 meses para elaborar un nuevo régimen que evite que el “nuevo muro” que se construye en Europa sea más restrictivo que lo que fue el de Berlín.

¿Qué esperar en el corto y mediano plazo?

– Un año lleno de incertidumbre sobre lo que serán las nuevas relaciones económicas a partir de 2021, cuando termine la transición y se firme un nuevo acuerdo entre la UE y la GB.

– Incertidumbre para ciudadanos europeos y británicos que habitan a lado y lado del canal de la Mancha. Su condición migratoria puede cambiar dramáticamente.

– Emigración de empresas extranjeras que se beneficiaban del régimen comunitario y que se hallan instaladas en Gran Bretaña.

– Gestión diplomática acelerada y profunda para que los británicos firmen TLC con naciones de otras latitudes con las que han tenido regímenes comerciales preferenciales pero a través de la UE. Ahora cada país del resto del planeta tendrá que firmar con Londres un acuerdo independiente para restaurar los beneficios que se tenían a través de la Unión Europea.

– Desaceleración del Comercio y de las Inversiones entre el continente europeo y la Gran Bretaña.

– Desaceleración en el crecimiento del PIB del continente y de la isla.

– Posible devaluación de la moneda británica y del Euro con respecto al dólar americano.

En lugar de conclusiones:

Lo que suceda en esta nueva etapa de relaciones entre la Gran Bretaña y la Unión Europea  será referente para los euroescépticos que pululan por todo el bloque (especialmente en Italia, en Hungría y en Polonia). Pero, de otro lado, el Reino Unido verá abiertas nuevamente las venas de su posible desintegración: Irlanda del Norte sufrirá nuevamente las fronteras que los distancian de sus hermanos del Sur, a la vez que los escoceces, quienes votaron No al Brexit, revivirán el debate de su independencia.

De igual manera, servirá de base para nuevas reflexiones (académicas, políticas y empresariales) sobre lo que significa el paradigma de la integración europea en comparación con el Regionalismo Abierto.

La integración regional ya estaba en crisis en América Latina (ni la CAN, ni Mercosur, ni los países centroamericanos han logrado consolidar una Unión Aduanera plena), pero ahora la crisis se vive en continente que les ha servido de inspiración por más de medio siglo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Desarrollo Sostenible: un planeta superpoblado, superproductivo y glotón.

El primer quinto de siglo me deja una conclusión importante: el desarrollo sostenible está dejando de ser una curiosidad o monopolio en el discurso de los ambientalistas para convertirse en tema de reflexión cotidiana: objeto de debates, de estudios, de políticas, de leyes e, incluso, de “memes”. Ya, hablar del calentamiento global no es un tema circunscrito a ambientes especiales; se puede debatir sobre éste en la cafetería, en el Metro o en la sala de la casa. Ese es un pequeño pero importante avance.

En el contexto de la problemática sobre el desarrollo sostenible (que es una categoría que apunta a entender la viabilidad social, económica y ecológica del planeta a futuro), una variable clave es el crecimiento demográfico. Y no es para menos, en los últimos 100 años la población mundial se ha multiplicado por más de 4 veces.

poblacion mundial

La relación entre población y calentamiento global puede, en un primer momento, establecerse como directa. La capacidad devastadora del hombre (para asegurar su sustento o para enriquecerse) hace 100 años era relativamente pequeña si la comparamos con la capacidad del planeta de regenerarse. Eramos pocos y el planeta era enorme (relativamente).

Por lo tanto, hasta inicios del siglo XX, los factores críticos como la minería, la deforestación, la industria automotriz o la ganadería, eran actividades que afectaban marginalmente al planeta. Sin embargo, con el crecimiento demográfico acelerado, las cosas cambian.

El “día de la deuda ecológica” es la fecha que da cuenta de que nos hemos consumido los recursos del año en curso. En 1970 se advierte por primera vez que dichos recursos fueron consumidos antes de terminar el año (29 de diciembre de 1970). De ahí en adelante la deuda con el planeta no ha dejado de crecer:

Desde 1970 venimos evidenciando que la humanidad consume

 

La combinación de los dos gráficos refuerza la hipótesis de que “a mayor población, mayor deterioro ambiental.” Sin embargo, aunque en términos absolutos, esa relación es corroborable, a la hora de desagregar el mundo en regiones y países, la hipótesis comienza a requerir más variables:

El calentamiento globla es un fenómeno estructural y no coyuntural. Las convenciiones de Kyoto sobre calentamiento global, y ahora el Acuerdo de París, son una clara evidencia de que el desorden climático es permanente. Ahora tendremos que aprender a convivir con comportamientos impredecibles de las cosechas. Así que, si nos preocupa el fenómeno del Niño como gestor de inflación, mejor nos vamos acostumbrando.

Las convenciones de este mapa incluyen circunferencias que dan cuenta del total de millones de toneladas de CO2 que emite cada país. Como se puede ver, las circunferencias más grandes las tienen Estados Unidos y China, seguidos por Rusia e India. Sin embargo, al hacer el análisis en relación per-capita, encontramos que los países más contaminantes, además de Estados Unidos son Australia, Rusia y las naciones petroléras del Golfo Pérsico. La India y naciones muy pobladas de África aparecen con porcentajes relativamente bajos de contaminación per-cápita.

Lo que se puede deducir del anterior mapa es que si bien la población es una variable clave, ésta debe ser interpretada desde interacciones internacionales:

1- Con las Cadenas Globales de Valor, hay países que producen mucho y consumen relativamente poco (maquiladores)

2- Cada país puede contaminar desde sus volúmenes de consumo (desperdicios), niveles de producción (contaminación por manufacturación) o participación en los procesos de intercambio (transporte, distribución).

Así, aunque China tiene un alto nivel de contaminación absoluta, gran parte de lo que este país produce termina siendo consumido en el resto del planeta. Así, de igual manera, el alto nivel per-cápita de contaminación de Rusia está asociado con la explotación de hidrocarburos, principal fuente de ingresos de exportación de dicho país. Nuevamente, es la población del planeta la que contamina.

¿Cuál es el sentido útil de hablar de población planetaria y no de segmentar la responsabilidad por países?

En escencia compartimos un modelo de desarrollo socio-económico que:

1- Utiliza el Consumo Creciente como motor del desarrollo

2- Privilegia el crecimiento del PIB como variable para medir el desarrollo.

Para mantener este modelo de desarrollo socio-económico siempre se encuentran argumentos o excusas: hay poblaciones con necesidades insatisfechas (desempleados, sub-alimentados, familias sin techo, población sin acceso a salud, etc.). Sin embargo, los datos históricos señalan que, aunque crece el número absoluto de personas que acceden a bienes y servicios necesarios, sigue aumentando  -y de manera desequilibrada- el número de personas que sufren flagelos como los anteriormente nombrados. Por lo tanto, no hay garantía, bajo el actual modelo, que un mayor aumento del PIB se traduzca en la reducción absoluta de aquellos problemas.

La evidencia más simple de que el modelo no da respuesta a las necesidades expuestas es el hecho que 4.600 millones de personas (más de la mitad de la población de la tierra) tiene los mismos ingresos que las 2.153 familias más ricas del planeta.

En consecuencia, la base del problema es que somos más de 7 mil millones de habitantes que deseamos incrementar nuestras posibilidades de consumo y que vivimos en países que utilizan como señal fundamental de éxito el aumento de la producción  de bienes y servicios. Por lo tanto, el tema no se reduce al hecho que los norteamericanos consumen mucho o que los chinos tienen una “fabulosa” y constante tasa de crecimiento de su PIB. Mientras el resto del planeta se mueva bajo el mismo espíritu -producir más y consumir más-, las fábricas seguirán encendiendo sus calderas, no importan en qué lugar lo hagan ni para quién produzcan.

 

Más Bienestar para la Competitividad y mas Competitividad para el Bienestar.

Giovanny Cardona Montoya, noviembre 24 de 2019.

 

Un texto de economía para “dummies” ( de John Charles Pool) dice que un robot puede hacer un carro pero no puede comprarlo. Esa explicación tan simple de la lógica con la que funciona la economía de mercado me sirve de base para hablar de un debate cotidiano que se manifiesta de diferentes formas en la vida social y económica del país.

Digamos que los problemas del bienestar, tales como, la salud de la población (ineficiencia y baja calidad del servicio de las EPS), la baja cobertura educativa o del régimen de pensiones, se entienden como preocupaciones de las familias; o sea, son un problema de las personas naturales.

Pero, de otro lado, los problemas de la competitividad se entienden como retos de las empresas. Ahora que termina el año y se acerca la negociación del salario mínimo, pululan los discursos que reiteran la preocupación de los gremios por lo alto que es el salario mínimo y por lo oneroso que es para las empresas contratar trabajadores debido a los sobrecostos derivados de las prestaciones sociales y de las cargos parafiscales (primas, cesantías, aporte a salud, SENA, Bienestar Familiar y Cajas de Compensación). ¿Es realmente alto el salario en Colombia?

Un robot puede hacer un carro, pero no lo puede comprar.

Es enorme el error de separar los temas de bienestar de los de competitividad. Son muchos los autores que han repasado este tema para explicar que hay una simbiosis entre las familias como proveedoras de ahorros y de mano de obra, a la vez que son demandantes de bienes y servicios. Esto es lo que en Introducción a la Economía se explica a través del “circuito económico”.

Por lo tanto, el acceso a la educación -incluido el reentrenamiento para salir del desempleo o las capacitaciones para un ocio más formativo-, la cobertura de salud y la capacidad de hacer un ahorro pensional, son oportunidades que se convierten en insumos para dinamizar los mercados. Todos estos terminan siendo multiplicadores de la demanda (de medicamentos, de dispositivos para la educación, de alimentos, de viajes, etc.). Si los trabajadores y las familias pueden acceder a su bienestar, entonces, impulsan los mercados. A más bienestar, más dinamismo de la economía. Es así de simple.

Pero la lupa también se puede poner en otro extremo de la ecuación: ¿cómo ser competitivos? necesitamos ciencia, conocimiento ingenieril, capacidad innovadora y creatividad. Entonces, ¿cómo elevar esa competitividad, cuando sólo el 22,2% de la población económicamente activa (PEA) ha culminado algún nivel de educación superior? En otras palabras, sin mayores logros en materia de cobertura y calidad del sistema educativo, elevar la competitividad de las empresas y de Colombia en general es una ilusión.  Por lo tanto, que los jóvenes puedan acceder a la universidad (o a institutos técnicos y tecnológicos de buena calidad) es un derecho y, a la vez, una necesidad perentoria de las empresas. Es una urgencia compartida que algunos, especialmente en el mundo gremial y la política, no han podido entender.

productividad del trabajo en el mundo

Lo mismo sucede con la salud. Aunque la legislación colombiana da autonomía a las empresas para que en los regímenes laborales internos se regulen la concesión de permisos para asistir al médico, sabemos que, en esencia, este es un tiempo que no se recupera. Por lo tanto, las demoras en la atención de las EPS, adicional a los problemas de calidad (demoras para una cita o tratamiento especial, escasez de medicamentos, etc.) terminan afectando la salud de las personas y, en consecuencia, el ritmo de trabajo de los empleados de las empresas. Ese tiempo no vuelve.

En síntesis, el antagonismo en el que se hallan los empresarios y diferentes grupos sociales (sindicatos, movimientos estudiantiles, agremiaciones de usuarios, entre otros) alrededor de estos temas, evidencia la miopía (particularmente de los primeros) en lo referente a la importancia de asegurar cobertura y calidad en salud, educación y pensiones.

Capitalismo Rentista o Capitalismo Competitivo.

Con frecuencia el debate políticos sobre lo económico entre los diferentes grupos, parece enfocarse en la disputa entre los que defienden el mercado y la libre empresa a toda costa y aquellos que consideran que se les debe regular, controlar o, incluso, eliminar. Y es verdad, este es un frecuente debate con mayores o menores matices. Pero ese no es el único debate y, de hecho, en la actualidad colombiana puede no ser el más relevante.

Llamo la atención sobre una nueva contradicción entre élites que defienden una economía rentista centrada en la tenencia de la tierra, las utilidades del comercio y la renta especulativa y financiera, de un lado y, del otro, los empresarios que buscan desarrollar una economía moderna, globalizada y con una competitividad basada en la agregación de valor, la tecnología y la innovación. Este es, en el presente, probablemente nuestro mayor debate.

Con la apertura económica del binomio Barco-Gaviria (desde finales de la década de 1980) se anunció la entrada de Colombia al modernismo económico y a la globalización. La liberalización unilateral del mercado y la firma de TLC con diferentes naciones y bloques se vendió como la panacea para exportar productos, fruto de la innovación de las empresas que ya no gozarían de las ventajas cuasi-monopólicas que les ofrecía el modelo proteccionista Cepalino (desde la década de 1960).

El balance de 30 años de apertura no puede ser más pesimista: de 39.000 millones de dólares que exportó Colombia en 2017, 24.000 millones fueron de commodities de origen mineral (petróleo, carbón, oro). Si a esto sumamos café (grano verde con un nivel mínimo de transformación), bananos y flores, entonces tendremos casi 75% del total de las exportaciones. ¿Dónde está la modernización del aparato productivo?

En consecuencia, el crecimiento del PIB de este país no se halla asociado a las industrias de talla mundial, sino a los hidrocarburos, a la construcción, al comercio y al sector servicios. La industria manufacturera, la agricultura y la agroindustria son los “patitos feos” del paseo. Colombia tiene aproximadamente 20% de sus tierras cultivables, no cultivadas; y en un mundo con problemas de hambre y con crisis ambiental, el tema de la agroindustria basada en innovación no es de menor envergadura.

Por esto es que señalamos que hay un antagonismo entre un capitalismo rentista (dueño de la tierra que no se cultiva, del comercio y de la banca) de un lado, y un sector productivo (manufacturero y agropecuario) debilitado pero latente. Este último sólo podrá conectarse a las cadenas globales de valor si se da un viraje al modelo económico, focalizándolo en la ciencia, la tecnología y la innovación.

En conclusión: bienestar para la competitividad.

Seguir promoviendo bajos salarios (nominales) y altos aranceles a los productos que vienen de China o de Panamá, en lugar de apostarle a la productividad y la innovación (mano de obra sana y cualificada), será mantener encadenado el país al subdesarrollo, a través de la economía rentista.

El salario medio en Islandia es casi 6000 Euros al mes (2018). ¿Es un salario elevado? No lo es, porque es un salario productivo; es la remuneración de un trabajador que agrega valor y genera riqueza que compensa dicho salario y produce ganancias a los inversionistas. Este trabajador está cualificado y se desempeña en empresas basadas en ciencia, tecnología e innovación. Por eso, en términos relativos es más barato pagar 6000 Euros a un islandés, que 200 dólares a un colombiano. Y tomo el salario mínimo colombiano como referente, ya que, según Fedesarrollo, éste representa el 86,2% del salario mediano y el 57% del promedio de los salarios.

Entonces, ¿resolver el problema de las pensiones, de la salud y de la cobertura educativa es realmente un reto del ciudadano de a pié? ¿No lo es también de los gremios empresariales?

 

 

 

 

 

Requerimos una nueva ética para el desarrollo: menos consumismo, mejor distribución.

Giovanny Cardona Montoya, noviembre 11 de 2019.

 

Una ecuación para destruir el planeta

Cuando el paradigma productivo de la humanidad sufrió su cambio (probablemente) más trascendental: migrar de la tracción humana y animal a otra basada en los combustibles fósiles -desde la máquina a vapor en el siglo XVIII-, la economía mundial comenzó una pendiente de crecimiento exponencial que se ha extendido por más de dos siglos.

Este nuevo paradigma productivo -hoy centrado en energía del carbón, el petróleo y el gas- se acompañó de una explosión demográfica que llevó al planeta de 1000 millones de habitantes en el año 1800 hasta alcanzar los 7000 millones al comenzar este siglo XXI.

Así que la evidencia empírica señala que el agotamiento gradual pero acelerado del planeta es resultado de la capacidad de crecimiento del PIB potenciado por el aumento de una población ávida de producir y consumir dicho PIB:

Agotamiento del planeta ≈ ∆ población mundial x ∆ PIB

           donde (∆) significa potencial de crecimiento.

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Ahora, el crecimiento exponencial del PIB en el último siglo se ha dado gracias a los desarrollos de Ciencia, Tecnológica y Técnica y ha traído como consecuencia, enormes beneficios a la creciente población: más alimentos, mejores viviendas, incremento de la expectativa de vida y reducción de la tasa de mortalidad infantil, entre otros.

Sin embargo, el potencial de crecimiento (∆) del PIB es más que un número. Este indicador está asociado tanto al fortalecimiento de las capacidades de Ciencia, Tecnología e Innovación, como a la cultura de consumo de la sociedad.

Según el Banco Mundial, aunque la población que vive en pobreza extrema se ha reducido -familias con ingresos de menos de dos dólares por día- y se espera que ya no haya gente en esta condición para 2030, el hecho es que cerca de la mitad de la población mundia (3400 millones de personas)l es pobre  y vive con menos de 3.20 dólares al día en países de renta media baja o de 5.50 en países de renta media alta.

Por lo tanto, si bien es poco loable detener la capacidad “creadora” de I+D+i en tanto miles de millones de personas enfrentan un sinnúmero de carencias -analfabetismo, enfermedades sin cura, desnutrición, falta de techo, etc.-, la cultura de consumo sí debe ser revisada en este momento en el que la humanidad atraviesa la encrucijada de su destino incierto.

Miremos un ejemplo contundente de la Cultura de Consumo y sus implicaciones sobre el Calentamiento Global. Una causa evidente que se asocia al cambio climático es el creciente uso de autos contaminantes. Un caso extremo, San Marino, es un territorio en el que se tienen 1200 autos por cada mil habitantes -por suerte es una república en extremo, pequeña-. Pero, Estados Unidos tiene casi 800 carros por cada mil habitantes y representa “el sueño americano” para miles de millones de personas en el planeta. Así, pueden imaginarse la “pesadilla” planetaria en la que podría convertirse China si logra su “sueño” de tener una proporción de propietarios de vehículos igual a la de los estadounidenses.

Cada vez  más personas desean poseer vehículo, casa propiay finca de recreo y, a la vez ,cambiar frecuentemente su computador, su celular o aumentar el número de veces que van al restaurante, etc. Poseer, poseer y poseer.

Pero no hay suficiente planeta para asegurar este estilo de vida a 7000 millones de personas. Entonces, si lo que buscamos es darle una segunda oportunidad a la humanidad en este planeta, se hace necesario revaluar el espíritu consumista que inspira a la mayoría de las personas en casi todo el mundo, especialmente en este lado de la tierra que denominamos “Occidente”.

Para comenzar a argumentar cambios en las ecuaciones de producción y consumo es relevante adoptar un principio como el siguiente:

la humanidad se equivocó al establecer como prioridad la protección de sí misma como especie dominante en lugar de asegurarse que la vida en todas sus manifestaciones fuera respetada. Si una nueva moral preserva valores ancentrales de indígenas americanos o de ciertas culturas orientales que respetan y aman la naturaleza, entonces, la humanidad podrá salir de su actual encrucijada.

 

Componenentes de una ecuación para salvar el planeta (PSP).

Las causas centrales del calentamiento global están asociadas al uso de combustibles fósiles (transporte y fibras sintéticas), deforestación (agricultura, ganadería y urbanización) y, por último, al crecimiento demográfico. En todos los casos, se hace necesario replantear los patrones de consumo existentes en una dinámica de desaceleración del crecimiento demográfico. Entonces, la fórmula sería algo así como:

{+ Ser (contemplar en vez de poseer) + Convivencia (equidad) – Destrucción (deforestación)}

x Creatividad (innovar productos y servicios ambientalmente limpios)

 

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Por lo anterior, tratando de apoyarnos en las evidencias empíricas, consideramos que una nueva ecuación debe reconocer la realidad sobre las necesidades de la humanidad para alimentarse:

a. Más de la mitad de la población del planeta tiene los niveles de consumo iguales o superiores a los que el planeta puede garantizar sin destruirse;

b. Casi la mitad de la población del planeta sufre de pobreza y, por ende, tiene algún grado de subconsumo que afecta sus posibilidades de desarrollo pleno (físico y mental);

c. Si la población mundial replantea su consumo de carne, entonces, la ganadería menguaría los niveles de emisión de gases, a la vez que la tala de bosques se desaceleraría, ya que, se requerirían menos extensiones de tierra para agricultura y pastoreo de ganados.Es la ecuación perfecta: menos gases emitidos y un bosque más extenso para absorver la emisión que continúa.

d. La pobreza y la informalidad empresarial son condiciones sociales y económicas que se caracterizan por el no cumplimiento de estándares y normas de calidad. La minería ilegal o la tala de bosques para la calefacción y cocción de alimentos son actividades que generalmente se realizan sin mediar algún tipo de estándar asociado a la protección del medio ambiente.

En otras palabras, las Probabilidades de Salvación del Planeta (PSP) están asociadas a la reducción de la pobreza y del consumo de carne; por ende, a la no expansión de la ganadería y, en consecuencia, al freno del proceso de tala de bosques:

 (PSP) ≈ (Menos Pobreza) + (Menos Consumo de Carne)

(PSP) ≈ (Menos Ganadería) + (Menos Tala de Bosques)

(Menos Pobreza) + (Menos Consumo de Carne) ≈ (Menos Ganadería) + (Menos Tala de Bosques)

La reducción de la pobreza (más equidad en la distribución) implica asegurar que la proporción de la población subalimentada tenga acceso a fuentes de proteina adecuadas -a pesar de la disminución del hato ganadero en el planeta-. Lo anterior seguramente será viable si en la ecuación se incluye el reto de cambiar los hábitos de consumo del resto de la población, los cuales han traído como consecuencia, entre otros, los problemas de obesidad. Según la OMS, al año mueren casi tres millones de personas por razones asociadas a la obesidad, a la vez que casi 2 mil millones de personas sufren de sobrepeso.

Al igual que con la ganadería y la agricultura, habría que trabajar sobre ecuaciones relacionadas con la vida urbana:

Menos Industria Manufacturera, Más Artesanías, Menos Vehículos Particulares y Más Transporte Público de Energías Renovables. 

 En síntesis, no son las ecuaciones, sino una nueva ética, la que puede detener la locura del Calentamiento Global. Replantear la actual cultura de consumo (poseer más se confunde con riqueza y bienestar) y los patrones de distribución -asegurando una satisfacción efectiva de las necesidades básicas de desarrollo físico y mental de la mayoría de la población- son condiciones necesarias para restaurar el equilibrio de la vida en este planeta.

Prospectiva: Escenario Posible de No Futuro 2030.

Giovanny Cardona Montoya, noviembre 4 de 2019.

“Una diferencia de solo medio grado de temperatura tendría consecuencias devastadoras para nuestro planeta, por lo que cada vez es más urgente limitar el aumento de la temperatura global a un máximo de 1,5 grados centígrados”

Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC).

Soy economista, pero también pedagogo. Con los años, la vocación de maestro me ha acercado a las humanidades tanto como me ha alejado de los cálculos financieros. Por ello, he aprendido a valorar el presente más que cualquier otra cosa. Deleitarme con lo cotidiano, vivir el día a día; disfrutar de la familia, de los amigos, del paisaje, de un recuerdo o de un buen libro. Amar mi trabajo. Vivir con intensidad el presente que, aunque efímero, es lo más real que poseo.

Había llegado, incluso, a creer que el tema del futuro, de su planificación, era una cuestión más que todo de carácter empresarial. Imaginaba a los emprendedores analizando sus oportunidades de futuro, leyendo las tendencias para tomar decisiones estratégicas que les eleven la competitividad a mediano y largo plazo. Aunque las personas caíamos en la misma angustia económica: ahorrar para la pensión, asegurar un ingreso para aquellos años en los que no podremos generar nuestro sustento. Una preocupación económica más.

Pero el modelo de desarrollo económico  que hemos elegido ha puesto al humanismo y al materialismo económico en la misma encrucijada: cambiar los hábitos de consumo, intercambio y producción o permitir que el reloj del apocalipsis marque la media noche. Así que ahora el futuro debe ser una preocupación de los humanistas, de los sociólogos, de los químicos, de los maestros. de los economistas…de todos.

huella ecologica de la humanidad

Las principales tendencias que están destruyendo al planeta:

1. La deforestación. Los bosques absorben casi el 50% de las emisiones de CO2; además, protegen la biodiversidad y dan sustento de vida a los humanos. Sin embargo, entre 2016 y 2017 la deforestación fue equivalente a tres veces el territorio de Bangladesh.

2. Escasez de agua. Aunque el planeta está compuesto en un 70% de agua, casi el 100% del agua del mar no es apta para el consumo humano. Adicionalmente, la necesidad de consumo de agua ha seguido creciendo, especialmente con la minería, la industria y el crecimiento demográfico (hoy vivimos en el planeta 4 veces más personas que hace 100 años).

3. Creciente producción de residuos. ¿Qúe estamos haciendo con tantas botellas de plástico, cargadores de celulares, residuos químicos, etc.? Las políticas para promover el reciclaje han fracasado y modelos como la Economía Circular aún son bienes públicos exóticos. Actualmente, sólo el 9% del plástico que usamos, se recicla.

4. Deterioro de la calidad del aire y contaminación del mar. Además de las chimeneas de las fábricas, el placer por poseer un vehículo particular se ha convertido en el némesis del aire puro. Contaminamos por el gusto de poseer un auto. Al mismo tiempo, las sustancias tóxicas están contaminando el agua del mar, lo que afecta gravemente la vida submarina.

5. Destrucción de la biodiversidad. La descontrolada deforestación, la contaminación del mar, la mala calidad del aire, el desaforado consumo humano y la escasez de agua conllevan la muerte de miles de especies vegetales y animales.

Dinamizadores de las tendencias críticas del calentamiento global hacia la próxima década:

Luego de ver los comportamientos históricos y presentes con respecto a los factores (tendencias) determinantes que arrastran el planeta hacia la catástrofe, cabe preguntarse qué condiciones presentes y de futuro cercano pueden acelerar la crisis hacia el año 2030:

- Trump y Bolsonaro son reelegidos en Estados Unidos y Brasil, las dos potencias permanecen por fuera de los compromisos del Acuerdo de París sobre el medio ambiente.

- El fracking se expande como tecnología para revitalizar la industria extractiva de hidrocarburos. Se consolida y amplia el reinado de los combustibles fósiles.

- No se toman medidas significativas para reducir drásticamente el consumo de plástico en todo el planeta.

- El consumo de carne sigue creciendo, lo que estimula la ganadería como industria generadora de gases de efecto invernadero, degradora de los suelos y del agua.

- El uso de autos particulares, alimentados con combustible fósiles, sigue su tendencia expansiva. El auto eléctrico crece muy lentamente y el transporte público no se impone como cultura urbana asociada a la mejor calidad de vida.

- Continúa el fracaso de la cultura del reciclaje, la Economía Circular se desarrolla marginalmente.

- El crecimiento demográfico se desacelera muy lentamente, con un continuo crecimiento poblacional en India, África y los países del Medio Oriente, principalmente.

- La huella de carbono ya supera la capacidad de bio-reproducción que tiene el planeta.

- Crecer, poseer y consumir siguen siendo los referentes culturales de éxito y de prosperidad.

Escenario Posible de (NO) Futuro 2030:

Con base en los datos históricos que nos han traído hasta acá y a partir de un pronóstico crítico (que no pesimista) de los dinamizadores de las tendencias hacia la próxima década, me permito formular el peor de los escenarios hacia el año 2030, el cual hoy parece muy probable:

En la próxima década (2020-2030) la población mundial crecerá a un promedio anual de 80 millones de personas y conservará los hábitos de consumo de una sociedad que cree en la existencia infinita de recursos; la deforestación de bosques mantendrá la tendencia de 15 o más millones de hectáreas al año; el consumo de carne no caerá en el planeta y, al contrario, la ganadería seguirá su expansión; la producción de autos seguirá creciendo y en las calles estarán rodando cerca de dos mil millones coches, 90% de ellos funcionando con combustibles fósiles, adicionalmente, la industria de las fibras sintéticas no se contraerá, entre otras porque, gracias al fracking, las reservas mundiales de petróleo seguirán creciendo; el reciclaje de plástico apenas alcanzará el 12% de su consumo total; en consecuencia:

Para 2030 la huella ecológica rozará la barrera de 1.5 veces la biocapacidad del planeta y; por lo tanto, el aumento de la temperatura global superará los 2 grados centígrados.

Así comienza el fin de los tiempos.