La llegada de Starbucks a Colombia ha generado fuertes reacciones en las redes sociales. Particularmente es evidente la preocupación que manifiestan muchos compatriotas al ver a esta cadena multinacional como una especie de enemigo del café colombiano. Algunos otros se han expresado por un problema tal vez más evidente: que la llegada de esta empresa ratifica nuestra condición de país productor de commodities e importador de bienes procesados.
Sobre el tema es pertinente hacer varias precisiones:
1. Starbucks no es la causa, pero sí es evidencia de que somos un país que se estanca como proveedor de materias primas a empresas que agregan valor y se quedan con las mayores utilidades de esta economía global. Con sus 5000 tiendas en el mundo, esta empresa ha diseñado un concepto de negocio que gira alrededor de la bebida que se elabora con nuestro grano. De hecho, Starbucks ha sido un gran comprador de café suave colombiano para elaborar sus productos en todo el mundo.
Ahora, el Consejo Nacional Privado de Competitividad ha llamado la atención sobre la “dessofisticación” de nuestra oferta exportadora. Hace un cuarto de siglo exportábamos el doble de manufacturas que hoy. Evidentemente estamos en retroceso, tal y como lo muestra el siguiente cuadro de exportaciones colombianas al mundo y por regiones, durante más de tres décadas:
Según datos de Buitrago y Garay, década tras década, nuestras exportaciones dependen más de los hidrocarburos que de las manufacturas o, inclusive, los bienes agropecuarios. Sólo algunos mercados andinos han sido importantes para venderles manufacturas y alimentos made in Colombia. Europa Occidental y Estados Unidos nos aprecian por el petróleo, el carbón, el café, las flores y los bananos.2. El problema no es que llegue Starbucks; de hecho es una empresa que generará nuevos empleos y que consumirá más café colombiano. El problema es que el país no está tomando decisiones agresivas para fortalecer la capacidad creativa, productiva e innovadora de su sociedad. Como se ha reiterado en este mismo espacio, nuestros avances en materia educativa son lentos. Ni qué decir en materia de investigación, desarrollo, innovación y emprendimiento.
En días pasados se armó un escándalo nacional por una supuesta reducción de recursos a Colciencias. Pero, con o sin reducción, el país no avanza. El uso de las regalías se ha politizado y Colciencias es un monstruo sin dientes; a la vez que el resto de la comunidad de investigadores nos hemos convertido en generadores de “puntos” para que Colciencias nos suba en su escalafón.
El país no avanza en materia de patentes, la formación en matemáticas, ciencias naturales e idiomas es débil. Pero no se toman decisiones de largo plazo, sólo se aplican paños de agua tibia.
Se requieren políticas de Estado para cambiar el rumbo, las universidades deben focalizarse en los problemas de desarrollo del país, los preescolares y la primaria deben priorizar las competencias relacionadas con la cotidianidad de las personas y con el espíritu crítico y analítico de nuestros niños, y las empresas deben crear condiciones para una gestión del conocimiento coherente con su visión y las tendencias del mundo.
3. Por último, la división internacional del trabajo se ha transformado en cadenas globales de valor en las cuales las empresas NO HACEN PRODUCTOS, sino que HACEN TAREAS. La profundización de esta división internacional del trabajo es una realidad que debemos comprender y aceptar, sin ello, no podremos convertirnos en eslabones que generen mayor valor agregado. La integración inter-empresarial es el mayor potencial de generación de valor agregado.
No es pecado tener tierras tan fértiles, ni caficultores tan laboriosos como los que tenemos; pero debemos conectarnos a la Cadena Global del Café para obtener mayores beneficios de nuestro trabajo. Participar en la producción de bebidas especiales, de cafeina, de repostería, de confitería, etc., etc. Juan Valdez va por el camino correcto.
Pero en esa misma dirección deben entrar los bananeros, los floricultores, los textileros y confeccionistas, etc., etc., etc.
La división internacional del trabajo es una realidad y si no fortalecemos nuestro talento humano podremos quedar por fuera de la elaboración de productos tan elementales como el siguiente: http://chain.net/photo/today-s-globalized-toy?overrideMobileRedirect=1#.U8sObLEuLXA
