Dolar barato: problema global en la puerta de nuestra casa

Píldoras para inducir el tema:

1. Aunque nos preocupa la revaluación del peso en Colombia, no podemos perder el horizonte de que éste es un problema global. O sea, el dólar está barato en todo el mundo.

2. Aunque el problema se puede atacar directamente, frenando la entrada de dólares por alguno de sus canales, también es cierto que hay raíces más profundas en la poca capacidad de ahorro del país y en los continuos déficits fiscales.

3. Aunque nos parezca que el precio del dólar es una gran preocupación de los exportadores, los desequilibrios de tasa de cambio también pueden provocar burbujas en sectores no transables, -como la construcción- con efectos muy nocivos en el largo plazo. Una bonanza de divisas eleva los precios de los no transables -que no tienen competencia vía importaciones- pudiendo atraer capitales desde sectores transables -que sí tienen competencia en las importaciones- lo que desequilibra la estructura del aparato productivo.

Problema Global

Hay dos actores fundamentales en este problema: China y Estados Unidos. El primero es un país que recicla una gran cantidad de dólares por ser el mayor exportador de la economía mundial y por atraer importantes flujos de inversiones extranjeras para su emergente industria; sin embargo, su política de control de cambios no permite que se de la deseada revaluación de su moneda: Yuan Renminbi.

El segundo actor es Estados Unidos, país que ha salido debilitado de la última recesión económica y cuya política monetaria expansiva estimula la devaluación del dólar. En otras palabras, el dólar está barato en el mundo porque la economía americana se ha debilitado y porque las autoridades monetarias toman medidas que aumentan la oferta mundial de dólares. Ello les ayuda a mejorar los precios de sus mercancías exportables y alivia en parte sus problemas de déficit comercial y caída del empleo.

Soluciones Globales:

Actor uno: China acaba de subir sus tasas de interés y, de este modo, trata de suavizar dos de sus mayores dolores de cabeza macroeconómicos. De un lado, frena el crecimiento de la demanda interna, que se ha expandido como consecuencia del aumento del ingreso de sus habitantes, lo que se refleja especialmente en la inflación de los bienes no transables, particularmente la vivienda. Del otro lado, estimula el interés de los inversionistas extranjeros por los papeles bursátiles chinos, lo que debería llevarnos a la revaluación de su moneda, que es la mayor exigencia que americanos y europeos le hacen al gobierno de Beijing.

Actor dos: Estados Unidos no debería relajar más su política monetaria, que está aumentando la liquidez en dólares de los mercados mundiales. Pero, esto difícilmente va a suceder; mientras no hayan señales de inflación en Estados Unidos, la Reserva Federal va a seguir expandiendo la oferta monetaria para estimular el consumo, la inversión y el empleo, que son sus mayores prioridades de corto plazo.

Una gran conclusión global: Estados Unidos es más débil ahora que antes, los mercados emergentes están copando espacios y, por eso, el dólar es y debe ser una moneda más devaluada que en el pasado. Aceptemos una nueva realidad, la devaluación del dólar también es una manifestación clara que el aparato productivo estadounidense está dejando de ser el más competitivo.

Problema local:

Colombia, al igual que muchos mercados emergentes, se ha convertido en un importante receptor de dólares: los precios mundiales de los commodities -particularmente los combustibles- lo atractivo que se ha vuelto el país para las inversiones en minería, servicios de comunicaciones y sector financiero, principalmente, al igual que la privatización de ciertas empresas, además de un flujo significativo de remesas enviadas por los colombianos que migraron en la década pasada, hacen casi inevitable una tendencia revaluacionista del peso.

Soluciones locales:

En el corto plazo se puede pensar en mayores compras de reservas por parte del Banco de la República o en alguna intervención estatal sobre las entradas de capitales (plazos de reintegros, impuestos a los movimientos de capitales, etc.).

Pero hay que entender que, en el largo plazo, el problema más que cambiario es fiscal. Colombia necesita aprender de los chilenos y manejar una política fiscal más sana, o sea, menos deficitaria, que sea realmente contracíclica y que en momentos como éstos permita que bajen las tasas de interés. Un déficit fiscal cuasi-crónico como el colombiano mantiene al Estado endeudado, conllevando altas tasas de interés en el mediano y largo plazo, lo que motiva el ingreso permanente de capitales que buscan la rentabilidad de  los títulos de deuda.

Una gran conclusión local: el Banco de la República puede dar una manito, pero el problema real es que el dólar es una moneda devaluada en el mundo y la manera estructural de evitar que los efectos sean mayores en Colombia es a través de una política fiscal más ortodoxa que ayude a mantener las tasas de interés en niveles que hagan competitivo al aparato productivo.

Pero, para eso, hay que mirar la economía en el largo plazo. Darle gusto a ciertos sectores o gremios o tomar medidas de impactos inmediatos da más réditos políticos que ser juicioso y aplicar recetas que aseguren crecimientos sostenibles en el largo plazo.

OMC: ¿Qué pasa con Doha?

Los colombianos nos hemos acostumbrado a escuchar sobre los TLC (Tratados de Libre Comercio) y, además, lo hacemos con cierto optimismo. A pesar de las críticas de algunos sectores que se declaran afectados de algún TLC en particular, los medios de comunicación y el gobierno tienden a promover con bombos y platillos la llegada de estos acuerdos. Hubo regocijo por el TLC con la Unión Europea, aunque el sector lechero puso el grito en el cielo. Hay expectativas enormes por el TLC con Estados Unidos –que se halla en el fondo del congelador del Congreso de  Estados Unidos-. Igualmente, se anunciaron con orgullo los tratados con el triángulo norte de Centroamérica, con Chile o el convenio CAN-Mercosur.

Sin embargo, estos tratados no son hechos aislados, todo lo contario. Hay una búsqueda masiva de acuerdos por parte de la comunidad internacional. Los acuerdos comerciales están a la orden del día y cobijan todos los continentes. Incluso, no sólo hay TLCs, que generalmente se concentran en el libre comercio de bienes y servicios. Existen Uniones Aduaneras, que crean aduanas pluriestatales (como la naciente Unión Aduanera del Mercosur, como la Unión Aduanera de Europa Occidental o como el proyecto de la CAN). Incluso, hay mercados comunes que permiten, además, la libre migración de trabajadores y el movimiento de inversiones entre varios países (la Unión Europea es el mejor ejemplo.)

(Mapa de Sciences Po)

Ahora, estos tratados se están firmando en pequeños grupos regionales, a pesar de que 153 naciones del mundo llevan a cabo unas negociaciones comerciales globales en el marco de la Organización Mundial de Comercio (OMC). La Ronda de Doha, así se denomina la actual negociación global, comenzó en 2001 y aborda infinidad de temas. Pero, por eso, por abordar infinidad de temas y tratar de poner de acuerdo a  tantos países es que no logra terminar.  Hagamos una síntesis de las talanqueras que no permiten que Doha llegue a buen puerto:

(gráfico: Historia de las negociaciones GATT OMC. Fuente: OMC, 1995)

1. El tema agrícola. Este es el mayor dolor de cabeza. Estados Unidos, la Unión Europea y Japón se autoabastecen de alimentos (granos, cárnicos, lácteos y azúcar) a pesar  de que poseen las peores condiciones para la producción agropecuaria. Por ello, son altamente proteccionistas: subsidios, cuotas y aranceles. De otro lado, Brasil, Argentina, Australia y otras naciones del denominado grupo G-20, son exportadores potenciales que exigen que Europa, Norteamérica y Japón abran sus mercados a la competencia mundial.

Este tema agrícola se complica con los problemas de hambre de las Naciones Menos Avanzadas (NMA) que se benefician de la compra de alimentos subsidiados de Europa y Norteamérica. Por último, la producción de biocombustibles y la preocupación por el medio ambiente enrarecen aún más las negociaciones en materia agropecuaria.

2. La propiedad intelectual. La economía mundial vive un constante debate: proteger a los investigadores que desarrollan nuevos avances de ciencia y tecnología –patentes- o asegurar el empleo y el acceso de la comunidad a los bienes y servicios. Este tema es particularmente complejo en el caso de los medicamentos. Si a los grandes laboratorios no se les protegen sus patentes, se detendrán las investigaciones para encontrar nuevas moléculas que permitan curar enfermedades que preocupan a la humanidad: VIH, hepatitis B y C, cáncer, influenza porcina, etc. Pero, de otro lado, una excesiva protección de patentes y licencias encarece los medicamentos y, en consecuencia, la  cobertura de servicios de salud pública. Gran dilema

Otros temas complejos son: comercio mundial de servicios (turismo, salud, ingeniería, transporte, comunicaciones), comercio electrónico (el mundo aún no explotado del Internet), comercio de la industria cultural (libros, televisión, cine, música) sin perjudicar la identidad cultural de los pueblos, etc.

En la Ronda de Doha está puesta toda la carne en el asador; si se llega a un acuerdo final se habrá dado un gran paso hacia un comercio más transparente y libre pero, la incertidumbre es grande y se ve más cerca una gran decepción que el descorche de botellas de champaña…Amanecerá y veremos.

Venezuela: incómodo pero necesario vecino.

Principales exportadores

No quiero hablar de política. Quiero hacer unos comentarios argumentados sobre las relaciones económicas de Colombia con Venezuela. Es necesario reflexionar sobre la importancia del mercado venezolano para la economía colombiana.

Cuando estudias el comercio exterior te das cuenta que se señala a los países del Norte  como los grandes mercados de las naciones en vía de desarrollo. Por eso, Estados Unidos, La Unión Europea y Japón se han convertido en los principales objetivos de las exportaciones de América Latina, Asia y África. Bueno, ahora China se erige como el nuevo gran mercado.

Sin embargo, todos estos mercados tienen en común que son nuestros compradores de productos genéricos, la mayoría fundamentales para el desarrollo de sus economías industrializadas: combustibles y materias primas de origen vegetal, mineral y animal. Digamos que son productos “básicos” y que, por ende, difícilmente los dejarán de comprar.

Caso contrario es lo que sucede con Venezuela. Para Colombia, los patriotas no sólo significan el segundo comprador de nuestras exportaciones, sino que eran (antes de la crisis) nuestro principal consumidor de bienes manufacturados (ver gráfico de Fedesarrollo).

Fuente: Fedesarrollo. Según este gráfico, antes de que Venezuela anunciara su salida de la CAN, la expansión de la economía colombiana, y particularmente de sus exportaciones manufactureras, se explicaría por el peso del mercado venezolano. Por ejemplo: el 20% de las exportaciones a Venezuela eran vehículos, a la vez que el 80% de los vehículos que exportaba Colombia al mundo iban dirigidos al mercado venezolano. Con las confecciones pasaba algo similar: 16% de las ventas a Venezuela eran confecciones a la vez que este país era el receptor del 50% de las confecciones que Colombia exportaba. Definitivamente Venezuela es un mercado estratégico para la economía colombiana.

En pocas palabras, Venezuela nos compraba valor agregado, o sea, productos procesados que tienen un mayor precio en el mercado, que ocupan más mano de obra y, por ende, generan más riqueza. Si miramos los mercados mundiales, notaremos que la mayor parte del comercio mundial se da entre las economías industrializadas (ver mapa del Sciences Po). Y esto no es gratuito. El comercio mundial creciente es el de productos de alto valor agregado, por ende es el de productos que se hacen con avances de ciencia, tecnología e innovación.

Fuente: Instituto de Ciencias Políticas de París – Sciences Po- El mapa muestra los 10 mayores flujos comerciales del mundo, destacándose que los primeros nueve se realizan entre Europa, Norteamérica y el Este Asiático. Sólo sobresalen, en el 10º puesto, las exportaciones de América Latina hacia Norteamérica.

Lo anterior explica que sean Europa, Norteamérica y el Este Asiático los principales exportadores del mundo. Por lo tanto, ante la crisis de relaciones con Venezuela, que ha traído como consecuencia la caída en las exportaciones al vecino país, la compensación que se ha logrado por el aumento de los ingresos por las ventas de petróleo, carbón, ferroníquel y otros commodities hacia Europa, Estados Unidos y China, no es equivalente, cualitativamente, a la pérdida del mercado venezolano.

En conclusión, la decisión del nuevo gobierno colombiano de tratar de mejorar las relaciones con Venezuela, la cual ha sido muy polémica desde el plano político, tiene asidero en la lógica económica: tener reglas claras con el vecino país para seguirle exportando e, incluso, tratar de preservar las preferencias arancelas de la CAN, -organización a la que éste país renunció-, debe ser un objetivo de las autoridades políticas y económicas colombianas, de cara a la recuperación de la economía y el empleo.

¿Se puede avanzar con la locomotora apagada?

El título de este artículo tiene una explicación muy sencilla: América Latina parece avanzar hacia la recuperación económica, pero Estados Unidos y Europa tienen economías deprimidas. ¿Es esto sostenible?

Después de la recesión viene la fase de recuperación económica. Y, eso es lo que hemos estado esperando desde mediados del 2009, luego de que las economías norteamericana y europea se desaceleraran a mediados de 2007 y se hundieran en una profunda crisis agudizada por la explosión de la burbuja de las subprime.

Pero las noticias que llegan del Norte no son muy alentadoras. Todo indica que el tibio proceso de recuperación económica comienza a enfriarse. ¿Qué es lo que pasa en el mundo que no permite que la economía mundial sane las heridas de esta profunda crisis?

Para empezar, digamos que el remedio, veces, es peor que la enfermedad: cuando los gobiernos de Bush y Obama en Estados Unidos, lo mismo que sus homólogos de Europa, detectaron la crisis, salieron al rescate de sectores y empresas que consideraban estratégicos para su economía.

La inyección de capitales a las automotrices y a la banca fue una receta que abrió otra herida, la del déficit fiscal. En consecuencia, será difícil mantener una senda de crecimiento con el boquete que se ha abierto en el camino.

Hace pocos días se celebró en Wyoming, Estados Unidos, el Simposio Anual de Política Económica Jackson Hole, al que asisten los banqueros centrales de casi todo el mundo. Y, de dicho evento, salió un halo de incertidumbre: parece que las autoridades económicas no ven recetas claras para empujar de manera definitiva la economía mundial hacia una sostenida y sostenible senda de crecimiento.

El caso es que los banqueros centrales de Europa y Norteamérica no ven claro el panorama: no hay mucho margen de maniobra con las tasas de interés, que ya han bajado bastante, y con el hueco fiscal no hay mucho que esperar en materia de gasto público.

Entonces, toman fuerza los pronósticos de una segunda recesión en menos de tres años. Y América Latina no es ajena a esta realidad. Si Estados Unidos y la Unión Europea no se recuperan, las correas de transmisión nos conectarán a la crisis: menos remesas desde España y Norteamérica, menos inversiones extranjeras y menos exportaciones hacia estos mercados.

¿Por qué son rentables las migraciones?

Amigos, cordial saludo

En estos días en nuestro país, y particularmente en Antioquia, se encendió la alarma porque la región se ha convertido en un “corredor” para migrantes asiáticos y africanos que buscan un mejor porvenir en el Norte de América. Esa noticia me lleva a proponer el tema de las Migraciones Internacionales, como nuestra reflexión de Actualidad Económica. 

Evidentemente, las migraciones mundiales tienen su origen, principalmente, en los países en vía de desarrollo (África, Latinoamérica y Asia Central) y en las naciones del Centro y Oriente de Europa que abandonaron el comunismo. Un caso particular es de las naciones de Los Balcanes (antigua Yugoslavia, principalmente) que han generado una diáspora muy fuerte después de los conflictos étnicos de finales del siglo pasado y comienzos del actual El destino de estos inmigrantes es Norteamérica, Europa Occidental y Japón. Continuar leyendo