Hola Galileanos!!

El “penacho” de la explosión, como se le llamó posteriormente a la imagen captada por las cámaras luego de la desintegración del Challenger. FOTO NASA
Un día como hoy, 28 de enero de 1986, despegaba fulgurante una nueva misión de la NASA, la STS-51-L. Se trataba de la misión número 25 en la historia de los transbordadores espaciales norteamericanos, partiendo con casi absoluta normalidad desde el Kennedy Space Center, en La Florida.

Logosímbolo de la Misión
Para quienes, como yo, vivimos nuestra infancia pegados de la televisión cuando se anunciaban estas misiones el impacto fue terrible y de una sensación de angustia bastante compleja. Los noticieros nacionales ignoraban (aún hoy) cómo entender el tema del desastre en el contexto de la carrera espacial, mucho más allá de las imágenes enviadas por los canales internacionales y, aún más, del caos que suponía el fallecimiento de siete personas en esta tremenda explosión.
73 segundos de vuelo
Partiendo a las 11:30 de la mañana, el viaje de Challenger apenas duró poco más de un minuto en el aire. Las causas de la explosión serían develadas algunos años más tarde, no por la comisión creada para investigar el suceso sino por el magnífico profesor Richard Feynman, quien empeñó sus capacidades de observación, análisis y discurso en una de las más precisas explicaciones elaboradas en aquel entonces. Las juntas tóricas, simples fragmentos de caucho de bajísimo costo, fueron las tristes responsables de una cadena de fallas que, a la postre, lograron revisarse y cambiar la forma como se adelantaban las verificaciones previas a los lanzamientos de las misiones posteriores. Todo esto, sin duda, en beneficio de la ciencia y del desarrollo certero de la industria aeroespacial.
En este punto, vale la pena recomendar la película sobre el mismo tema, producida por la BBC; “El desastre del Challenger”, en la que se puede apreciar el esfuerzo particular del profesor Feynman por encontrar y develar la verdad en torno a los reales ingredientes causantes de la explosión del Transbordador.

Christa McAuliffe, primera maestra escolar astronauta de la NASA. Una de las víctimas más recordadas. Foto NASA
La profe
Sin duda, la tensión mediática estaba puesta en hombros de la profesora Christa McAuliffe, quien a sus 37 años y sin ninguna trayectoria militar o relativa a misiones espaciales, se había ganado un espacio en el imaginario de los observadores por su condición de maestra de escuela, civil como cualquiera y apasionada, como tantos otros, por los experimentos que podrían desarrollarse en viajes como este. Elegida como la primera representante del Proyecto Profesor en el Espacio, de NASA, la profe pasó cerca de un año en entrenamiento basado en vuelos frecuentes en aviones de combate y en el ejercicio de actividades constantes en aviones acondicionados para experimentar la sensación de gravedad cero, tan necesaria para todos los astronautas.
A quienes de ustedes les interese hacerse a más información sobre el desastre del Challenger y sus posteriores análisis, les dejo este enlace a un excelente artículo en la Wikipedia, con muy buena documentación y enlaces pertinentes.
Tripulación de la Misión

Tripulación del STS-51-L: (fila de delante) Michael J. Smith, Francis Scobee, Ronald McNair; (fila trasera) Ellison Onizuka, Christa McAuliffe, Gregory Jarvis, Judith Resnik. FOTO NASA, FUENTE WIKIPEDIA