Y esto, nada que se acabó

Interpretación artística del fin del mundo prevista para el pasado 17 de septiembre. La fuente, aquí.

Hola Galileanos!!

Qué bueno saludarlos nuevamente, luego de que hace algunos días fuesen noticia mundial, otra vez, los tradicionales pronósticos del fin del mundo y que, por fortuna, se vieron sanamente perdidos en medio del mar de durísimas noticias relativas a los ya muy conocidos temblores y terremotos, huracanes y demás desastres naturales que muy acuciosamente nos traen los medios de información. Continuar leyendo

El poder de la imaginación

Hola Galileanos!!

Perdón por la demora para regresar. Han sido días de cambios y transformaciones muy útiles y que por fortuna marcan buenos caminos.

Hoy les quiero poner el tema de aquellas estrellas que aparecen en el cielo, mucho más allá del que cubre nuestras cabezas. A veces, muchas más de las que pensamos, vivimos inmersos en un cielo interno al que llamamos imaginación, de la que nadie se escapa y a la que a veces le tememos. Continuar leyendo

El encanto de las historias que vienen y van

Hola Galileanos!!

A raíz de la invitación de la División de Bibliotecas de la Universidad Nacional Sede Medellín para conversar un rato sobre astronomía, es imposible dejar pasar el momento de vida que aquello significa para dejar salir algunas ideas que de tanto en tanto encuentran espacio en mi cabeza. Continuar leyendo

!Se vería di-vi-no en la sala!

Hola Galileanos!!

¿Cuántos de ustedes han visto telescopios como simples objetos decorativos?

Yo, personalmente, he visto muchos de esos artefactos en funciones totalmente distintas de las que motivaron su construcción. Los he visto como tendederos de ropa, como colgadores de collares y aderezos, como decoración de un set de televisión (bueno, ese estaba totalmente dañado) y, para sorpresa de todos, como atractivo especial para las visitas de la casa. Continuar leyendo

El aire, la terraza y la noche estrellada

Salida de la Luna Llena en el mes de Septiembre. La foto es de nuestro amigo Pedro Zuluaga, quien no se pierde la fiesta. El telescopio utilizado fue un Orión de 8 pulgadas, newtoniado, de nuestro amigo Jesús David Llano. Todos ponemos para esta fiesta del disfrute.

Salida de la Luna Llena en un mes de Septiembre. La foto es de nuestro amigo Pedro Zuluaga. El telescopio utilizado fue un Orión de 8 pulgadas, newtoniado, de nuestro amigo Jesús David Llano.

Hola Galileanos!!

Tal vez ustedes recuerden la historia del vecino, de un amigo, o la de ustedes mismos, con respecto a los famosos aires de las casas de antaño. El aire, o mejor dicho, el espacio disponible sobre los techos de las casas, fue uno de los grandes motores de la construcción local. Incluso, parece que aún hoy en día es un activo vital en decenas de residencias y negocios ubicados en algún rincón del villorrio que habitamos. Continuar leyendo

Compañera de la lluvia

Suramerica

Hola Galileanos!!

Con título prestado, el mismo de una de las más bellas canciones del Grupo Suramérica, comienzo esta entrada porque por estos días, cuando el tiempo de vacaciones vislumbra largas y oportunas jornadas de observación celeste, llegan sorpresas o encuentros de aquellos con los que, en ocasiones, jamás imaginamos tener contacto alguno. Continuar leyendo

¿Te acordás?

Hola Galileanos!!

¿Cómo están de memoria por estos días? Se los pregunto porque muchos de nosotros tenemos cosas tan bien guardadas, que en muchos casos olvidamos hasta el sitio que destinamos para archivarlas, y con eso me refiero a libros, discos, revistas y, como no, telescopios.

Y es que hace algunos días, revisando viejas publicaciones en este Blog, encontré referencias a los Galileoscopios, unos pequeños artefactos plásticos que aún hoy se fabrican y que no pasan de los 25 dólares. Esos, los pequeños telescopios, fueron diseñados en 2009 como uno de los hitos importantes en la celebración del Año Internacional de la Astronomía, al que le debemos muchos proyectos, algunas iniciativas y otras tantas actividades que tuvieron lugar en el planeta. Incluso, algunas de ellas tuvieron lugar en Colombia, pero eso será tema para otra ocasión.

Aún se pueden comprar Galileoscopios. Incluso, una nueva versión incluye filtro solar para ver un eclipse de nuestra estrella principal. Sin duda, valdría la pena comprar muchos de estos.

El caso es que aquellos telescopios, réplicas modernas del perfeccionado por Galileo Galilei, permiten observar con algún detalle los objetos celestes que detectamos más fácilmente, como la luna, los planetas observables y algunos cúmulos, varias nebulosas y hasta uno que otro cometa que se deje capturar.

Personalmente pienso que todos los colegios del mundo deberían entregarle a sus estudiantes un Galileoscopio. Es un aparato tan sencillo, barato y fácil de usar, que sin duda sería un excelente insumo para las clases de ciencias, pero también para motivar la curiosidad, la necesidad humana de la exploración, el deseo inagotable de agarrar objetos extraños en las manos y usarlos a voluntad, así sea para dejarlos caer al suelo y sentir que algo valioso perdió su función.

Hay que decir, a favor del artefacto en mención, que por ser de plástico y tan fácil de usar, ofrece cierta resistencia que jamás entregaría un telescopio convencional, lleno de piezas delicadas y espejos que se pueden fracturar con el menor descuido.

¿Y lo de la memoria?
Orden! Como dicen los jueces en las películas. Me fui de largo con lo de los Galileoscopios porque en 2009 logramos traer unas 6 cajas, cada una con 6 de estos artefactos, y es posible que muchas personas, de quienes compraron uno de estos, hoy no tengan idea de dónde quedó el juguetico. Claro, nada trascendente o de alta gravedad si ponemos el olvido en el escenario de los costos, pues al cambio de hoy 25 dólares no llegan a $75.000 pesos, un costo bajísimo para un olvido tecnológico, pero, ¿acaso recuerdan ustedes donde quedó el telescopio ese, el grande, el que el abuelo tenía guardado en un cuarto de la casa, que era metálico, con unos espejos grandes y un trípode de madera? ¿O recuerdan acaso de qué color era el telescopio que le compraron al niño de la casa en alguna navidad, porque aquel año ese fue el antojo del infante del hogar?

Decenas de telescopios y binoculares están perdidos en casas, apartamentos y fincas, ocupando espacios y ganando polvo, moho y otras variedades de hongos, durmiendo el sueño de los justos porque ya no recordamos qué se hizo, dónde lo guardaron o en cuál trasteo se perdió.

Ellos, los telescopios, fueron diseñados y construidos con el fin de acercar nuestros ojos a lo que no alcanzamos a ver bien. Sus ópticas, espejos y trípodes encajaron perfectamente en ecuaciones calculadas específicamente con el fin de ajustar cada detalle, mecanismo y elemento a las necesidades más comunes de observación celeste que podemos tener los humanos corrientes, pues a quienes dedican sus vidas, profesionalmente hablando, a observaciones y estudios más detallados, este tipo de ayudas ópticas van creando muchos rezagos y se les hace necesario integrarse a tecnologías mucho más avanzadas y poderosas que, por ahora, no son objeto de nuestro interés.

Así las cosas regresamos al asunto de la memoria y de los recuerdos:

  • viejo, ¿te acordás dónde fue que guardamos el telescopio ese que le regalamos a Juanjo cuando estaba chiquito?
  • JUM! Ni idea!
  • ese que estaba en una caja de cartón, todavía con las marcas del almacén…
  • no, nada. Yo me acuerdo que eso costó mucha plata y que fue un camello traerlo a la casa sin que Juanjo se diera cuenta, y me acuerdo que casi nos sacamos un ojo para armar eso.
  • pues sí, sí me acuerdo de todo eso, pero ¿dónde quedó?
  • pues debe estar con tu blusita negra, y con el regalo que compramos para la tía Lucía, que jamás apareció!
  • ¿será?
  • preguntale a Juanjo a ver si él se acuerda
  • ese qué se va a acordar, !si desde que anda con esa niña se la pasa viendo estrellas!
  • vieja, y entonces, si anda viendo estrellas, ¿para qué querés rescatarle el telescopio?

Ahí estamos pintados…

¿Soberbia o arrogancia? Venga le cuento

sol

Fotografía del Sol, tomada por mi amigo Juan Felipe Henao

Hola Galileanos!!

¿Se siente muy grande, invencible y poderoso?
¿Ve a los demás como seres miserables a los que puede despreciar?
¿Tiene usted una gran camioneta y le provoca pasar por encima de todos esos carros con pinta de zapaticos de bebé?

La condición humana permite que alcancemos, en muchas ocasiones, un estado de arrogancia, soberbia y engrandecimiento con el que salen a flote algunas de las peores expresiones, reprochables gestos y lamentables actitudes con las que hacemos, consciente o inconscientemente, mucho daño a quienes nos rodean.

Y traigo el tema a colación en este Blog porque, para quienes amamos la observación del cielo, aquello de la soberbia y la arrogancia pasó al último plano desde hace años. Ah! Y si acaso conocen científicos con ínfulas, astrónomos creídos o astrofísicos auto endiosados, es mejor que les revisen con cuidado las cosas que dicen o hacen, no sea que anden por ahí cultivando egos en lugar de hacer ciencia y dejarse tocar por las maravillas aún inexploradas del universo.

¿Y eso que tiene que ver?
Mucho! La astronomía se basa en la observación, en infinidad de cálculos matemáticos y en el uso del método científico, que poco o nada se usa en las redes sociales actuales. Pero, bueno, esa es harina de otro costal. En el caso que nos ocupa, y para ponerlo en la dimensión del simple aficionado, como yo, es evidente la sorpresa de apreciar al telescopio un cuerpo como Júpiter, con sus lunas más visibles y con la evidencia de sus dimensiones espectaculares. Al verlo por primera vez, la reacción obligada que tuve fue la de ir a buscar información detallada sobre sus medidas, características y condiciones históricas, tanto desde la mitología griega como desde la egipcia, por apenas mencionar algunos aspectos básicos.

En otro escenario, quien jamás ha visto en vivo y en directo un planeta como ese dirá que es la octava maravilla, que de eso le hablaron en el colegio pero jamás se lo mostraron, que eso tan grande cómo es que se ve tan chiquito con ese telescopio… y comenzamos la carrera por conseguir el ocular más potente, el barlow más afinado, el telescopio de mayor diámetro y, casi sin querer queriendo, como bien diría el Chavo del Ocho, comenzamos a parecernos a esos pescadores que no agarran sino un resfriado, pero juran haber atrapado un pez del tamaño de ellos mismos.

Y entonces, vamos llegando
Sí, aquí es cuando vamos llegando a esto de la humildad y la sensatez, esa que tanto necesitamos en la vida diaria. Cuando tienes el ojo en el ocular del telescopio y aprecias a Júpiter, a Saturno y sus anillos, a Marte, a Venus, la Nebulosa de Orión… en fin, todo lo que podemos ver con alguna de estas ayudas ópticas, es cuando aparecen las inevitables reflexiones de quien mira lo desconocido con mucha desprevención y sorpresa:

- Eso es así de grande?
– Si, y tal vez un poquito más
– ¿y cuántas veces cabe la Tierra en ese planeta?
– Muchas, como setenta y tantas…
– ¿y entonces hay estrellas más grandes y poderosas que este Sol?
– Uuuuuuuffff!! Muchísimas!! Hay estrellas tan grandes que dentro de ellas caben muuuchos soles como el nuestro.
– ¿Y entonces, con tanto calor, como es que no nos quemamos?
– Ah, es que en eso intervienen la gravedad, la distancia, la composición del núcleo de la tierra….

Y las preguntas, entonces, se hacen infinitas, en torno a esos temas que siempre estuvieron junto a nosotros y que jamás exploramos, apreciamos, vivimos o sentimos. Tenemos un universo totalmente desconocido más allá de la punta de nuestras narices, y apenas si nos damos cuenta de eso.

En cambio, sí somos muy buenos para ver la paja en el ojo ajeno ignorando la viga en el propio; nos volvimos expertos en señalar los errores de los gobiernos y las metidas de patas de los otros, descuidando por completo lo que somos, lo que actuamos y decimos. Creamos parámetros de medida y comparación tan artificiales, tan supérfluos y banales, que las medidas y objetos del universo se hacen cargo de tirar por tierra todas esas falacias, dejando sobre la mesa esas preguntas que desde niños nos dan vueltas y vueltas y, de paso, nos despiertan al máximo las curiosidades con las que abrimos los ojos por primera vez, y que a pesar de los años carecen de respuestas.

Al final del ejercicio, de cada observación o relato asociado con las ciencias del espacio, resulta inevitable que alguien llegue a tu lado y te suelte la típica, sincera, honesta, sorpresiva y alucinante frase que resume lo que, ante las inmensas dimensiones del universo, nos formulamos los ínfimos y pequeñitos seres humanos:

“!Es que no somos nada!”

Bryan May: doctor y caballero después de Queen

Bryan May

Bryan May (2013) Foto tomada de Wikipedia, con derechos de uso libre by Creative Commons

Hola Galileanos!!
La humanidad de carne y hueso, que parece tan distinta a la de las redes sociales, tiene historias un tanto difíciles de creer. Esta que les voy a compartir es una de aquellas, en las que algo de mi propia historia pudo reflejarse al analizar algunos textos y planear la redacción de la entrada. “La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, !Ay Dios!”, tal como dice Rubén Blades.

Entrando en materia, nuestro personaje de hoy es el señor Bryan May o, mejor dicho, Sir Bryan Harold May, Comendador de la Orden del Imperio Británico desde el año 2005, en reconocimiento a sus servicios a la industria de la música. A secas, muchos de nosotros no tenemos ni la menor idea de quién es este señor, pero al mencionar que fue el fundador de Queen, con todo y Freddie Mercury a bordo, las caras cambian y el interés aumenta.

Sir May
¿Cómo es que un músico se convierte en Caballero del Imperio Británico? Algunos críticos dirán que tras la fundación de Queen (asunto del que no hablaremos aquí), y del rotundo éxito mundial del Grupo, un gobierno como el británico recompensa a sus connacionales con títulos honoríficos, cosas que afortunada, o desafortunadamente, no tenemos por estas latitudes. Otros, en cambio, afirmarán que se trata de un justo y merecido reconocimiento por su trabajo como compositor, guitarrista, baterista y otros cargos propios de las típicas tareas del diario vivir de un grupo musical. En cualquier caso, felicidades al señor May, que por uno u otro motivo parece tener muy merecido su título honorífico a cuestas, colgado en la pared o guardado en un cajón.

Sin embargo, lo que nos atrae desde este Blog es la otra cara de May. Desde niño tuvo conexión directa con asuntos de aviación, pues su padre era piloto de la Real Fuerza Aérea en la Segunda Guerra Mundial, y su madre era parte de la Real Fuerza Aérea para Mujeres (Women’s Royal Air Force, en caso de que la expresión en inglés sea mejor que la traducción). En ese ambiente, al pequeño May le interesó la astronomía, a la que se dedicó desde muy niño con fuerza y disciplina, hasta graduarse como Licenciado en Física y Astronomía en el Imperial College de Londres en 1968.

Digamos que hasta ahí la cosa iba muy tranquila en la ruta de vida de nuestro personaje. Sin embargo, un viejo ukulele del papá, que sonaba bastante bien en casa cuando el jefe de hogar lo interpretaba, ya había sembrado un gusto especial por la música en la cabeza de este joven inquieto, que más temprano que tarde armó un grupo en la universidad, con el que no hizo mucho, para seguir luego con el que sería uno de los más emblemáticos grupos musicales de la historia.

En fin, que la historia de Queen cada quien la conoce desde su perspectiva y aquí no tengo nada para aportar en la materia. La astrofísica, que es el tema que me interesa, se fue quedando en el tintero, pues muy seguramente aquello de andar componiendo canciones, dando conciertos y compartiendo escenarios con un imborrable Freddie Mercury, no dejaba tiempo para nada más.

Poco más de 30 años después…
Y llegamos al punto que más me atrae: muerto Mercury, extinto Queen y todas las demás variables que la historia de la música nos puede contar, May regresó a terminar lo que desde los 70 había quedado pendiente, tras obtener su licenciatura y hacer un par de publicaciones científicas en las muy respetadas Nature y en la Revista de la Real Sociedad Astronómica Inglesa. ¿Su tema? El reflejo de la luz del polvo interplanetario en el Sistema Solar. ¿Su tesis? An Investigation of Motion of Zodiacal Dust Particles (Investigación sobre el movimiento de las partículas de polvo zodiacal, aunque en otras fuentes aparece como Motions of Interplanetary Dust, es decir, Movimientos del Polvo Interplanetario), que toma como base las observaciones realizadas por él mismo en el Observatorio del Teide (en las Islas Canarias), en algún momento entre los años 1971 y 1972.

Tweet y foto de la NASA con Bryan May.

Más de 30 años después!! A muchas de nuestras universidades les parece aterrador e imposible que hablemos, escribamos o pensemos asuntos académicos luego de 4 ó 5 años y nos obligan a tomar nuevos cursos de lo mismo, dictados muchas veces por las mismas personas y tocando casi siempre los mismos temas… en fin, esa es la vida y así son nuestros entornos universitarios. May no tuvo que pasar por esa historia: Se acabó Queen y toda su parafernalia, ya hubo tiempo, la astrofísica estaba pendiente y listo, el hombre regresó a la Universidad a terminar lo iniciado.

Así, este músico brillante obtuvo su Phd en el año 2007, y poco más tarde le estaba dando una mano al equipo NASA encargado de mirar los datos llegados desde Plutón y enviados por la sonda New Horizons (aquí una rueda de prensa que vale la pena ver), con el fin de dar claves, pistas e interpretaciones que resultaron indispensables para los científicos a cargo del proyecto.

Admiración
Yo no se ustedes, pero esto de que una persona se guarde su pasión por tantos años, mientras estuvo ejerciendo la otra con tantos méritos y destreza, me parece francamente admirable. Ya hay personas escribiendo en las redes sociales, exigiendo un premio Nobel de física para Bryan. Los argumentos científicos, como es de esperarse, tienen solidez técnica y despiertan toda la aceptación posible de quienes reciben esos comentarios vía social media. Sin embargo, y como bien sabemos, una cosa piensa el burro y otra el que lo está enjalmando, así ha sido, y así seguirá siendo, de manera que lo del Nobel, al menos en esta materia, tendrá que esperar.

Y la del cierre, www.savemetrust.org
Personajes como Bryan May no dejan de sorprender. Tras ganarse el respeto mundial como músico, ser reconocido como astrofísico y aportar su conocimiento en la misión NASA antes mencionada, el hombre priorizó la causa animalista desde el año 2009, mediante una ONG llamada Save Me Trust, centrada en la protección del zorro y del tejón en sus ambientes silvestres. La web se puede visitar clickeando aquí, y sin duda me sorprende porque a muchos de nosotros nos critican el hecho de cambiar de proyecto de vida, de prioridades o de ideas de base, mientras personas como May lo hacen increíblemente bien, con evidente éxito y apabullante sencillez, humildad y serenidad. Dirán ustedes que tanto adjetivo algo esconde pero, en realidad, me gusta reconocerle a cada persona lo que hace, logra y se merece, y pienso que la música, la astrofísica y los animales silvestres tienen en este único personaje a un claro ejemplo de ser humano de carne y hueso reales (no como los de las redes sociales), ejerciendo la vida con plena validez y seriedad, viviendo cada día conectado con el mundo real y no con el de la imaginación, los memes y las bromas que tanto divierten, aunque muy poco aportan al desarrollo real y sostenible de la humanidad.

He dicho!!