Deuda de honor, de Tommy Lee Jones

La locura cruza el oeste

Oswaldo Osorio


Si bien esta película es un western  con todas sus condiciones, dadas por el tiempo y espacio donde se desarrolla su historia, así como por unas circunstancias sociales y visuales definidas por ese tiempo y espacio, también es cierto que propone unos personajes y conflictos que no son usuales en el género, lo cual la convierte en una película original, sugerente y reflexiva.

De manera que la hostilidad y adversidades propias del paisaje y la época son lo que dispara el conflicto de fondo y se sostiene como determinante de la trama, pero es el conflicto íntimo de los personajes y sus relaciones lo que marca la diferencia en esta historia, en la cual, luego de que tres mujeres enloquecen, una pareja se embarca en una larga travesía para llevarlas a su lugar de origen donde podrán ser mejor atendidas.

En un tortuoso y peligroso viaje de varias semanas, una mujer valiente y determinada, junto a un viejo que rescató de la muerte, lidian con el cuidado de las tres mujeres enfermas y tratan de darle sentido a sus vidas en un mundo que parece que no tiene nada para ofrecerles. Aunque sus caminos se cruzaron, viajan emocionalmente en direcciones opuestas: mientras ella quisiera establecerse en un lugar y formar una familia, él es un hombre errabundo sin apego alguno por nada en la vida. Este contraste es lo que enriquece su relación y carga de matices a cada uno de los personajes.

Deuda de honor (The Homesman, 2014) está dirigida por el actor Tommy Lee Jones, quien ya había recurrido al western con Los tres entierros de Melquiades Estrada (2005) para contar una historia de un largo viaje, pero el viaje solo es un recurso argumental que está en función de reflexionar sobre asuntos como la dura vida en el oeste norteamericano, el honor, la muerte y la determinación ante una empresa o cometido. Sin embargo, ambas películas también acusan un mismo problema en su relato, el cual a la larga termina por parecer excedido en duración y en los distintos amagues que hace para finalizar.

Pero lo que importa en este filme es lo que le ocurre a la pareja protagónica y las decisiones que toman. Lo que empieza siendo una valerosa misión llevada a cabo por el sentido humanitario de una decidida mujer, termina por ser el compromiso adquirido por un hombre en nombre de lo que es bueno y decente, de lo que es hacer lo correcto, sin que esto necesariamente implique unas virtudes morales en su comportamiento final.

Con un par de conmovedoras sorpresas que aguardan al espectador hacia el final, la película logra un serio estudio de personajes y sus circunstancias. Es una historia que nunca es lo que parece y de la que se puede reflexionar acerca de la condición humana, sin importar lo distante que se encuentre de nuestro aquí y nuestro ahora.

Sin lugar para los débiles, de Joel Coen

No Country for old men

Toda violencia pasada fue mejor

Por: Oswaldo Osorio

La lista de películas que empiezan con una maleta llena de dinero es larguísima. Pero en las buenas películas, lo que menos importa es esa maleta, pues ésta resulta ser lo que se conoce como Mcguffin, que no es otra cosa que una excusa argumental en función del desarrollo de la historia y los personajes. Los hermanos Coen son expertos en usar este recurso en sus filmes, aunque por su pericia narrativa y el vistosismo de sus imágenes, muchos se quedan apreciando sólo la trama de acción, atentos al Mcguffin, pero lo que subyace en estas historias, aparentemente formalistas, es mucho más profundo y poderoso.

Quienes empezaron como realizadores un poco marginales y con una concepción del cine ciertamente fuera de lo común, ahora resulta que, aún sin cambiar su estilo, son bien recibidos por el gran público y la Academia de Hollywood. Aunque Joel siempre firma como director y Ethan como productor, lo cierto es que lo suyo es una sociedad creativa que ya ajusta una docena de películas y que da cuenta de una concepción del cine como pocos realizadores la tienen en la actualidad.

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