¡Soltá al pelao!
En Medellín parece que a pocos les importa ver bien una película, sea ésta buena o mala. No debería ser cosa de puristas y cinéfilos el deseo de ver una película en las condiciones ideales. Y es que la manera en que muchas salas de cine atropellan al espectador es, esencialmente, debido a que el público nunca reclama.
Hace muchos años la gente gritaba: ¡Foco! o ¡Cuadro!, en medio de la proyección, cuando era necesario (el jocoso, que nunca falta, se burlaba del proyeccionista vociferando: ¡Soltá al pelao!). Incluso en los festivales de cine es una práctica común que el público esté atento y exija una buena proyección. A continuación los requisitos para una buena proyección y las peores salas de la ciudad.