Encuentros Cercanos del Tercer Tipo, de Steven Spielberg

El sol salió anoche…y me cantó

 

Mario Fernando Castaño 

En 2020 a los 103 años fallece Arnold Spielberg, la persona que de pronto sin proponérselo, brindó a su hijo todo el impulso e inspiración para quien es ahora uno de los más grandes directores del cine moderno. Este hombre alimentó la imaginación de Steven con sus vivencias de la II Guerra Mundial, en su interés por la tecnología, las matemáticas y la astronomía. Y es a mediados de los años cincuenta cuando Arnold despierta en medio de la noche a su hijo para escapar a hurtadillas e ir en su auto a las afueras de la ciudad de Phoenix, Arizona. Ya en el campo se tendieron en el césped y Arnold invitó a su curioso hijo a contemplar el cielo, era una maravillosa lluvia de meteoritos. Este hombre de ciencia que incluso ayudó a diseñar la primera computadora, marcó en ese instante la imaginación y mentalidad de ese niño que nunca dejó de serlo, desde ese momento inolvidable Steven Spielberg quedaría obsesionado con lo que él quería hacer en su vida, cine.

 

La difícil adolescencia vivida por parte del bullying debido a su origen judío y la ruptura del matrimonio de sus padres llevó a Steven a refugiarse en filmar cortas historias, algunas basadas en el género Western, otras en las vivencias de su abuelo y su padre en la guerra y una de 130 minutos de duración que llegó a un cine local en 1964 con un presupuesto de 500 dólares y con la recaudación de un dólar. Este pequeño triunfo solo logró que su moral siguiera firme, el género de la película era Ciencia Ficción y su trama estaba basada en las abducciones, su nombre es Firelight y es la base de lo que sería en un futuro un hito en la historia del séptimo arte, Encuentros Cercanos del Tercer Tipo.

 

Hollywood a mediados de los años setenta se encontraba pasando por una dura recesión económica y los estudios Universal, que venían en una curva descendente en taquilla, apostaron a un joven Spielberg, gracias al sorpresivo éxito de Duel (1971) y Sugarland Express (1974), y en 1975 se estrena, después de una accidentada producción, Jaws con un rotundo e histórico éxito.

 

La Meca del Cine fijó su mirada en las estrellas y en 1977 se estrenan dos grandes obras cinematográficas, Star Wars y Encuentros Cercanos del Tercer Tipo, siendo esta opacada por la primera en los premios Oscar, sobre todo por los aspectos técnicos. La Columbia Pictures, que andaba en bancarrota, había apostado con inteligencia en Spielberg que más adelante sería apodado el “Rey Midas” por haber convertido la producción de Encuentros Cercanos del Tercer Tipo de 20 millones de dólares a una recaudación de $430 millones, demostrando así que el éxito de Jaws no era pura casualidad. En 2007, la película fue considerada «cultural, histórica y estéticamente significativa» por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y seleccionada para su preservación en el National Film Registry.

 

Sin entrar en detalles acerca del argumento de la cinta, esta comienza en el desierto de Sonora, Estados Unidos, en donde aparecen en medio de la nada varios aviones extraviados en la II Guerra Mundial, intactos pero sin tripulantes. En el desierto de Gobi, entre China y Mongolia, se descubre un barco desaparecido hace muchos años y a miles de kilómetros del océano. Entre tanto, Roy Neary, un hombre sencillo, interpretado por Richard Dreyfuss, tiene una experiencia con la presencia extraterrestre que cambia su vida y se torna en una obsesión y, al igual que sucede con otras personas, él busca descubrir la verdad a toda costa.

 

A raíz del éxito de Jaws, Spielberg tenía rienda suelta para desatar todo su poder creativo, pero él no quería estar solo en esta aventura y, a medida que se iba creando la historia, contactó a Allen Hynek, un astrónomo que trabajó como asesor de las Fuerzas Aéreas Norteamericanas con el fin de desmentir la presencia de vida extraterrestre, finalmente éste renunció debido a las pruebas fehacientes que encontró en su investigación, esto lo llevó a ser un confeso creyente de la vida alienígena y a escribir varios libros al respecto. En uno de ellos cataloga tres grados de contacto extraterrestre: Los del Primer Tipo, que son los avistamientos a poca distancia desde la tierra. Los de Segundo Tipo, que están relacionados con los efectos físicos provocados por el contacto extraterrestre, como afectaciones en la piel, ceguera temporal o pérdida del conocimiento. Los de Tercer Tipo, sustentan el contacto directo con seres alienígenas, con este último término Spielberg ya tenía el nombre para su película.

 

Los tiempos a mediados de los años setenta eran turbios y en Estados Unidos el caso de Nixon con el incidente del Watergate estaba aún fresco en la mente de los estadounidenses, la duda y el escepticismo hacia los altos poderes eran el plato fuerte y Spielberg lo sabía. Es por esto que agregó un concepto más a su cóctel y era el de introducir el tema del encubrimiento de la verdad al público por parte del gobierno y los medios de comunicación, creando así toda una tramoya de mentiras para evitar las posibles consecuencias de una reacción masiva ante la gran verdad acerca de la existencia de vida extraterrestre, es por esto que su director no califica a su cinta dentro del género de la Ciencia Ficción, sino más bien es enfocado al tema de la especulación.

 

Algunos momentos están influenciados por tópicos muy marcados por el género del terror, así como en Jaws, Spielberg esconde del cuadro la presencia factible de la supuesta amenaza entrando en el modo del misterio, el juego de luces, el movimiento de objetos inanimados, la oscuridad, el sonido y la música inquietante. El contexto de la historia es mucho más profundo y maneja varios temas que definen este filme como uno de las más personales del director, mostrando entre líneas su experiencia relacionada con la ruptura familiar que vivió en su niñez y la presencia de algo grande y desconocido al estar bajo amenaza constante y en un estado de impotencia frente a los hechos, un aspecto frecuente que marcó su adolescencia.

 

La Torre del Diablo en Wyoming fue la locación elegida para la icónica escena del contacto final, esta estructura natural que recuerda de alguna manera al monolito de 2001, una Odisea en el Espacio (1968) cuenta con 400 metros de altura y fue la elegida entre muchos otros lugares. Se llegó a esta conclusión gracias a su impetuosidad, misterio y su mitología en donde cuenta cómo tres mujeres indígenas de la tribu Sioux subieron a su cumbre siendo parte de las Pléyades, una formación de estrellas que se encuentran dentro de la constelación de Tauro.

 

Para Spielberg las matemáticas nunca se le dieron, sin embargo, su padre le enseñó que ellas son un lenguaje universal. Aplicado este principio a la película, en donde la comunicación con seres de otros planetas era crucial, no era muy atractivo mostrar al público una serie de ecuaciones aburridas, lo más acertado era hacerlo con música, que al fin y al cabo también es exacta como la matemática e igualmente es un idioma universal. Para este reto contó con el maestro John Williams, encomendando la misión de que con solo cinco notas lograra una melodía en donde humanos y extraterrestres se comunicaran y que entregara este resultado en la pre producción, puesto que estas notas eran de vital importancia para la trama de la historia. Luego de más de 300 combinaciones se eligió la primera prueba, DO-RE-DO…DO-SOL. Williams más tarde relató que esta secuencia no sólo es agradable y con alta recordación, sino que las primeras tres notas invitan a la respuesta de las dos finales, o sea, incitan a la interacción. El resultado es fascinante, en donde música e imagen se adueñan de la pantalla por un tiempo aproximado de 35 minutos.

 

El diseño de las criaturas pasó por varios procesos, en principio no podían verse amenazantes, este concepto se adapta mejor a los múltiples testimonios recopilados durante el proceso de una juiciosa investigación, en donde se obedece a una anatomía humanoide, de baja estatura, cabeza prominente, una contextura frágil y piel blanca, la creación de estos seres salía muy costosa para la producción y es entonces cuando Spielberg aplica su ingenio y experiencia obtenida en Jaws en donde menos es más, jugando con contraluces y tomas rápidas, se recurrió entonces a niñas disfrazadas para las tomas lejanas, (según el director sus movimientos eran más gráciles y amigables), para las tomas cercanas se utilizaron animatronics que fueron diseñados por Carlo Rimbaldi, el mismo que creó más adelante el personaje de E.T. El Extraterrestre (1982).

 

La película tuvo varios finales alternativos luego de su estreno(SPOILER ALERT) existe uno, (que Spielberg odió) y fue la segunda edición realizada en 1980, en donde la Universal insistió en mostrar el interior de la nave nodriza, en parte por no eliminar la escena que costó miles de dólares. Más adelante en 1998 Spielberg se sale con la suya con su Director´s Cut, que por cierto es el primero de la historia del cine, eliminando toda la escena antes mencionada, él siempre quiso mantener el misterio y majestuosidad de la gran nave sin entrar en detalles. Sin embargo, el director confiesa que hay un momento que si tuviera la oportunidad de modificar lo eliminaría y es la partida del personaje de Richard Dreyfus en la nave nodriza, abandonando todo, incluso a su familia, la razón es que en esa época Spielberg no tenía hijos, si él hubiera estado en esa condición en ese momento nunca hubiera permitido algo así.

 

Las películas de los años cincuenta y sesenta que trataban el tema de invasiones extraterrestres siempre mostraban alienígenas agresivos que sembraban terror y destrucción en nuestro planeta, la percepción de Steven era muy diferente en ese entonces. Por el contrario, estos seres serían amigables y con el solo interés de entablar una comunicación amable basada en el intercambio del conocimiento, esta utópica visión fue impulsada por el recuerdo de su infancia que nunca fue negativo a pesar de todas las adversidades y fue la ya mencionada e inolvidable experiencia al contemplar el cielo junto a su padre en aquella pradera, en un tiempo muy lejano y que le llevó a preguntarse no solo qué, sino quién hay más allá de las estrellas. (FIN DEL SPOILER).

 

La película desató en la cultura popular una oleada de hechos alrededor del tema, avistamientos, teorías de la conspiración y testimonios de abducciones, está claro que la fascinación por el tema es fuerte incluso hoy en día y de alguna manera logra que esta cinta sea atemporal. Spielberg afirma “No sé si creo en los OVNIS. De lo que estoy seguro es que creo en los que creen en ellos”, él quería firmemente que el espectador llegara a afirmar: “He visto un OVNI”, algo que logró con creces al menos en mi experiencia personal, cuando vi el primer dinosaurio en Jurassic Park (1993).

 

Arthur C. Clarke, el creador de la novela 2001, Una Odisea en el Espacio (1968), afirmaba que la tecnología es inherente a la magia. Entonces, si nos liberamos sin cuestionar detalles técnicos, sin preguntarnos cómo sale el conejo del sombrero, nos dejaremos atrapar por su encanto y suspender la incredulidad y escepticismo. Siendo así, podremos concluir que en el año de 1977 los habitantes de la Tierra obtuvieron una experiencia maravillosa al hacer contacto con seres de otro planeta y todo esto gracias a la magia del cine, llevados de la mano por el gran director Steven Spielberg, recordándonos bajo esas icónicas 5 notas, “No estamos solos”.

Indiana Jones: El Ulises contemporáneo

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Simón Carmona Lopera*

En todas las sociedades sus sistemas de creencias y valores representan un pilar fundamental en su cultura e identidad; puesto que estos demuestran el imaginario e ideología de dichas civilizaciones junto a la cosmovisión del mundo que los rodea, y las aspiraciones, los sueños y los ideales de las personas que los conforman. Para la representación y comunicación de estos aspectos psicosociales de sus culturas, las sociedades recurren a la creación de leyendas e historias que representan todo este conjunto de ideas de dicha civilización, especialmente encarnada en la figura mitológica del héroe, quien llega a representar el concepto del ser “perfecto” que cada sociedad posee, plasmada en un solo ser humano.

En este trabajo se llevará a cabo la comparación entre dos héroes, dispares entre sí, pero que a su manera desempeñan la misión de representar a las sociedades de las que provienen y a las culturas de las que son producto; este análisis tiene el propósito de entender qué quieren decir sus historias sobre las civilizaciones que los vieron nacer, y por qué estas son como son y qué reflejan de la psicología social de las culturas que hacen parte. Estos héroes son: Ulises e Indiana Jones.

Las leyendas son parte esencial de la humanidad, esto debido a que son la representación de la compresión del mundo dada en diferentes culturas y sociedades, pero además por ser la encarnación de los ideales y la psicología interna de los individuos que las conforman. “Más que credos explícitos, lo que las películas reflejan son tendencias psicológicas, los estratos profundos de la mentalidad colectiva que -más o menos- corren por debajo de la dimensión consciente” (Kracauer, 1947 pág. 14). Así Kracauer nos da a entender cómo el arte (en especial el cine) plasma la psicología de la sociedad de la que proviene de la manera más eficaz e impactante. Es por esto que películas consideradas como puro entretenimiento sin propósito, como lo es Indiana Jones y los buscadores del arca perdida (Spielberg, 1982), pueden ser comparadas por los clásicos literarios que tiempo atrás influenciaron y representaron a las masas, como La Odisea. de Homero.

Pero, ¿por qué comparar unas obras tan diferentes entre sí? Hay dos motivaciones detrás de esta decisión. La primera, radica en que, en ambas historias, los héroes deben llevar a cabo un viaje, donde parten de un punto A, atraviesan distintos periplos y llegan a un punto B. La segunda, es que al estar tan separadas en el tiempo y pertenecer a culturas tan opuestas entre sí, nos muestran la psicología de las sociedades que concibieron los relatos, y también cómo estos mismos influenciaron y moldearon la psique colectiva de sus respectivas épocas y lugares.

Parafraseando a Slavoj Zizek, en su Manual de cine para pervertidos: “el cine es el arte más perverso de todos, debido a que es el único arte que no nos dice qué desear, sino cómo desear” (Zizek, 2005). Esto muestra cómo las obras artísticas (centrado en este caso en el cine) influyen en la psique de sus espectadores y afectan su manera de entender el mundo y sus deseos, por lo cual, al analizar el arte, se analiza a su vez a las sociedades que lo rodean.

Con base a lo anterior, el primer paso será analizar los viajes realizados por nuestros héroes y descubrir qué desea comunicar sobre el mundo. En La Odisea, Ulises lleva veinte años alejado de su hogar desde que partió a la guerra de Troya. Su objetivo desde que esta terminó es regresar a Ítaca con su amada Penélope y su hijo; en esta ocasión y a diferencia de la mayoría de los héroes, el viaje de Ulises no es desde su mundo ordinario hacia el mundo extraordinario, sino al revés, parte del mundo extraordinario, e intenta regresar al mundo ordinario; el porqué de que el viaje de Ulises sea planteado de esta manera puede tener muchos motivos, entre estos está la idea de la importancia que los griegos daban al núcleo familiar, y cómo desde su percepción cultural, los hombres honrados y respetables han de tener por delante de todos los placeres del mundo a su hogar y su familia.

Pero ese no es el único detalle a resaltar en La Odisea, también se debe hablar de las condiciones del viaje. Si pensamos a profundidad, Ulises nunca escogió que todo ello le sucediese, él no quería ir a la guerra de Troya, en donde tuvo que observar morir a sus amigos y compañeros; y de igual forma, las peripecias que sufre en La Odisea no son elección suya, él no quiso comer el ganado de Apolo, pero es castigado por los actos realizados por sus compañeros de viaje y paga el precio siendo abandonado en la isla de Circe por diez años; viaja al hades solo por designio de los dioses, y todos los lugares que recorre son previamente trazados por alguien más (en especial los dioses) y, aun así, debe esperar atrapado en esa isla hasta que, finalmente, Zeus le permite volver a su hogar y solo por intervención de Atenea.

Todo esto termina convirtiendo a Ulises en una víctima del destino y del capricho de los dioses; pero en este caso el motivo de ello es más evidente, puesto que para la cultura griega no había nada ni nadie por encima de las divinidades, tenían un gran respeto y temor a sus deidades y es por ello que sus leyendas giran en torno a estos seres de inmenso poder, en donde cualquiera que los desafíe será cruelmente castigado, como sucede con Prometeo.

En cambio, ¿qué ocurre con Indiana Jones? Pues bien, a diferencia de Ulises, Indy parte desde el mundo ordinario al extraordinario, dejando atrás su aburrida vida de profesor de arqueología para vivir trepidantes aventuras a través del mundo, ¿esto a qué se debe? La respuesta es sencilla, Indiana Jones es concebido durante la sociedad contemporánea, el ser humano tras la revolución industrial está cansado de su vida rutinaria, las máquinas y los medios de producción han deshumanizado a las personas, y poco a poco las ha ido encerrando en un diminuto puesto de trabajo condenándolas a repetir la misma acción mecánica una y otra vez, todo el mundo desearía poder lanzar por la borda su trabajo e ir a explorar el mundo, vivir experiencias que les han sido negadas por las deudas y el horario laboral, y sentir esa libertad que les ha sido robada, teniendo desorbitantes aventuras como las de nuestro querido arqueólogo; es por esto que a pesar de que si Indy no hubiera realizado su aventura, el final hubiera sido el mismo, ya que los nazis hubiesen muerto de igual forma por el arca perdida, pero esto se debe a que, siguiendo la filosofía de la road movie, lo importante nunca fue el arca, nunca fue ganarle a los nazis, si no la gran aventura que se vivió para conseguir estos objetivos, porque lo que importa es esa ruptura de la cotidianidad y la rutina.

Sumado a esto, se debe hablar de la condición del viaje, el profesor Jones no fue obligado a enfrentar a los nazis, él mismo quiso y rogó por hacerlo, porque a diferencia de Ulises, él si quiere ser alejado del hogar con el propósito de hallar un objeto arqueológico invaluable, no está a merced de ningún dios o fuerza sobrenatural que lo obligue a viajar más allá que su propia voluntad; todos estos detalles responden otra vez a las nuevas ideologías del hombre moderno; con pensadores como Nietzsche o Albert Camus, y momentos históricos como el renacimiento, el teocentrismo de los griegos fue cada vez más dejado de lado (a pesar de aun existir la religión) y se dio paso a un claro antropocentrismo, ahora los dioses no son el centro de todo y se le da la posibilidad de escoger al ser humano y apropiarse de su destino.

Vale la pena también analizar un tema cada vez de mayor relevancia en la actualidad, el rol de la mujer en ambas historias. En La Odisea Penélope juega un rol importante en la historia, pero de manera pasiva. El papel de Penélope se basa en darle tiempo a Ulises y esperar hasta la llegada de este, por ello se dedica a coser y descoser el sudario para Laertes, a la vez que rechaza y apacigua a todos los pretendientes de su mano y le jura lealtad a Ulises. Si bien Penélope está ayudando a Ulises en su misión, nunca actúa directamente, se limita a esperar a su esposo para solucionar todos los problemas del hogar, siendo completamente dependiente de él y sin poder actuar por sí misma ni tomar decisiones, siempre relegada a la sombra de Ulises. Penélope es la representación de la castidad y la fidelidad al matrimonio, para la sociedad griega, la mujer no podía jugar un papel activo en la misma, puesto que era vista como poco educada y de baja reputación, las “buenas mujeres” debían ser sumisas ante sus esposos, jurarles lealtad eterna y no actuar si no es bajo el permiso del hombre de la casa.

En cambio, Marión sí llega a jugar un papel activo en la Buscadores Del Arca Perdida, o al menos al principio. Marión es presentada como una mujer empoderada, ruda e independiente, la primera vez que aparece en pantalla vence a un hombre en una apuesta de tomar copas, y más de una vez la vemos ayudar a Indy a derrotar a los nazis, al menos hasta el segundo acto donde se convierte en el estereotipo de la “damisela en peligro” capturada por los nazis, esperando a ser rescatada por el héroe. Si bien, como lo expuesto anteriormente, la mujer aún necesita de la ayuda del hombre y queda como solamente un acompañante, por fin se le empieza a dar un rol más activo y participativo a lo femenino en las historias, resultado de los cambios culturales que empezaron a vivirse desde la década de los años sesenta a nivel mundial, fenómenos sociales como el movimiento hippie, la contracultura, la reclamación de derechos de las personas LGBTIQ y la búsqueda de la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer en la sociedad y el rol que ambos juegan, haciendo que por fin las mujeres se empiecen a alejar del papel de “la damisela en apuros” y demuestren una rudeza e independencia en las narrativas modernas, ya visto en personajes como Ripley en la saga de peliculas Alien, o Samus Harán en la saga de videojuegos Metroid, por mencionar algunos ejemplos, aunque aún siga siendo un tema que requiere aún hoy en día de más trabajo, esfuerzo y desarrollo.

Ya analizados los viajes y las acompañantes, llega la hora de hablar del eje central de estos mismos: los protagonistas. Curiosamente Ulises e Indiana Jones son tan contrarios como similares entre sí, debido a que son opuestos en personalidad e idénticos en concepto. ¿A qué me refiero con esto? Simple, empecemos por el héroe griego. Ulises es noble, educado, sabio, fuerte y glorioso, es perfecto; inclusive en la misma obra llega a ser puesto casi en el nivel de un dios, pero ¿por qué es tan perfecto? ¿No lo hace eso un personaje plano y vacío? En realidad, sí, pero tiene todo el sentido del mundo que lo sea; el hecho de que sea así es porque Ulises representa la aspiración máxima de la sociedad, los atributos del héroe son los valores dados por la sociedad griega que se consideraban ideales: amor por la familia, honradez, desempeño en el combate, sabiduría, modestia, etc. La mezcla perfecta entre soldado y filósofo. Y el hecho de que el protagonista de La Odisea posea estos atributos es con el fin de inspirar (en su momento) a las personas para intentar ser como él, seres por encima de la media que representan un ejemplo a seguir en la sociedad. Ulises es perfecto porque ese era el propósito del arte griego en su época de esplendor, tal como explica Aristóteles en La Poética dice lo siguiente sobre el trabajo del poeta al crear sus protagonistas:

(…) la tragedia es una imitación de personajes mejores que el término medio de los hombres, nosotros debemos seguir el ejemplo de los buenos pintores de retratos que reproducen los rasgos distintivos de un hombre, y al mismo tiempo, sin dejar perder la semejanza, pintarlos mejores que lo que son. De igual modo al poeta, al representar a los hombres rápidos o lentos en su ira, o con similar debilidad de carácter, deben saber cómo dibujarlos como tales, y a la vez como hombres excelentes, según Agatón y Homero han representado a Aquiles. (Pág.16)

Curiosamente, lo mismo ocurre con Indiana Jones, solo que de forma distinta. Indy no es un ser de luz ni mucho menos, es un hombre mujeriego, sarcástico, a ratos demasiado intrépido y hasta desconsiderado en cierta medida, está claro que no es un santo y los griegos seguro hubiesen reprochado muchas de sus actitudes. Pero para la sociedad norteamericana de los años ochenta, Indiana es todo aquello que aspiraban a ser. Es un conquistador, no se deja mandar por nadie, es intrépido, carismático, encaja de maravilla con los valores de la sociedad estadounidense de la década, cuando todos querían ser exitosos, valientes, seductores y mucho más; Indy lo representa a la perfección, y aun hoy en día no podemos evitar admirarlo (cabe recalcar la dirección por parte de Steven Spielberg para crear esta aura de magnificencia en el personaje).

Y es que también Indiana Jones es el aventurero perfecto, recoge la grandiosidad de Ulises; la inteligencia de los personajes de Julio Verne, como el geólogo Lidenbrock y el intelectual señor Fog; el conocimiento de la selva de aventureros anteriores, como Allan Quatermain, en Las Minas Del Rey Salomón (1950); y la picardía del bandido Han Solo en la saga de Star Wars (siendo interpretado también por Harrison Ford). Todos estos aspectos heredados de sus antecesores convierten a Indiana Jones en el máximo aventurero que marcó un antes y un después en el cine de aventuras, al igual que hizo Ulises en su momento en la literatura.

A manera de conclusión, Ambas obras han sido analizadas y comparadas entre sí, a través de este ejercicio, se ha podido evidenciar como en las obras artísticas, hasta en los más mínimos detalles, se pueden vislumbrar aspectos sociológicos de las sociedades de las que provienen, puesto que todo producto artístico y cultural está sujeto a la psicología de la civilización de la que proviene, incluso en aspectos ligeros se evidencian los cambios sociales que han sucedido a lo largo de la historia, desde como la revolución industrial ha modificado los ritmos y aspiraciones de la masa trabajadora, hasta como los movimientos sociales de contracultura buscan subvertir las ideas preconcebidas de la identidad de género y la participación de las minorías en los estratos sociales. Es por esto que merece analizar toda obra audiovisual desde diferentes perspectivas, como por ejemplo un aparato de representación y formación social, así, realizaciones cinematográficas, consideradas como un simple y banal entretenimiento como las películas de Indiana Jones, tienen algo que decir sobre nuestra identidad como sociedad, y nuestra manera de pensar y comportarnos, permitiendo inclusive compararlas con grandes clásicos de la literatura como La Odisea, convirtiendo a Indiana Jones en el Ulises de los tiempos modernos, el Ulises contemporáneo.

 

* Estudiante de la carrera de Cine del Instituto Tecnológico Metropolitano (ITM).

 

Referencias Bibliográficas

Aristóteles. La poética. U de Chile. Chile.

https://www.philosophia.cl/biblioteca/aristoteles/poetica.pdf

Kracauer, S. (1947). De caligari a Hitler una historia psicológica del cine alemán. Paidós Ibérica. Barcelona. http://www.panoramadelarte.com.ar/archivos/Kracauer_Siegfried_De_Caligari_a_Hitler_Historia_psicologica_del_cine_aleman.pdf

Zizek, S. (2005). Manual De Cine Para Pervertidos.

Lincoln, de Steven Spielberg

O la idealización de la historia

Por: Oswaldo Osorio


En principio, Steven Spielberg se destacó por ser un gran contador de historias y hacer un cine centrado en el espectáculo y el entretenimiento. Pero después de reventar la taquilla una y otra vez, al parecer tuvo la necesidad de hacer un cine más adulto y, a partir de El color púrpura (1985), se vio obligado a sacar el niño que había dentro de sí, al menos de tanto en cuanto, para realizar filmes con conciencia, ya sea humanista o política. De esta vena “comprometida” salieron películas significativas y de peso como La lista de Schindler (1993), pero también otras simplemente panfletarias como Amistad (1997).

Lincoln precisamente conecta con Amistad, porque esta nueva película no es sobre la vida del personaje histórico más admirado de Estados Unidos, sino sobre su proceder en el momento histórico y específico del debate político y bélico sobre la abolición de la esclavitud en los Estados de la Unión. Con esto el director evidencia su mayor interés en la idea del abolicionismo antes que en la vida y la personalidad mismas de Abraham Lincoln. Para esto último, resultaría más revelador ver El joven Lincoln (1939), la entrañable versión que hace John Ford de este personaje, porque el director de E.T lo esquematizó simplemente como un hombre al parecer sabio en asuntos de política y lleno de anécdotas.

No es gratuito que Spielberg se hubiera inclinado por una idea antes que por el personaje, porque esta mencionada línea humanista -y hasta aleccionadora- cada vez es más frecuente en su cine. El problema es que ese concepto central que desarrolla el argumento, el de la lucha por el abolicionismo basada en el precepto de la igualdad de los hombres, es una idealización histórica de los principios democráticos que tanto cacarean y enorgullecen a los estadounidenses.

La razón de fondo de este debate, que es ignorada por completo por la cinta, es la misma razón de todas las guerras: un asunto económico. Es ingenuo pensar que a finales del siglo XIX esa nación estuviera moralmente dividida de un tajo, donde los del norte eran humanistas abolicionistas y los del sur crueles esclavistas. La cuestión es más simple: el norte industrial necesitaba asalariados y el sur agrario requería de esclavos. Sus economías funcionaban mejor de una y otra manera. Pero ponerlo en estos términos en el debate político, y mucho menos en la construcción dramática de la película, sería cambiar una idea de gran valor emotivo y altruista por el descarnado cinismo propio del capitalismo.

A pesar de este cuestionable punto de vista, se trata de una película de Steven Spielberg, con todo lo que esto representa: una historia bien contada, muchos emotivos momentos e imágenes de gran poder y hasta sobrecogedoras. Especialmente es admirable la forma en que, durante dos horas y media, el relato resulta cada vez más intenso y envolvente, a pesar de tratarse de una intriga política cargada de interminables diálogos y referentes históricos.

Y esto último es importante para el espectador desprevenido, pues no verá una épica película sobre la Guerra Civil estadounidense, ni el efectismo o las conmovedoras historias y personajes a los que este director nos tiene acostumbrados, sino que verá un cuento moral disfrazado de idealismo patriótico legitimado por la mitología histórica.

Caballo de guerra y Las aventuras de Tintín

Spielberg: dos pasos atrás

Por: Íñigo Montoya


La gran virtud de Steven Spielberg es que ha conseguido con muchas de sus películas el esquivo equilibrio entre ese doble carácter del cine –y por momentos contradictorio- de arte e industria. Películas suyas como Encuentros cercanos del tercer tipo, El color púrpura, El imperio del sol, rescatando al soldado Ryan, La lista de Schindler, Inteligencia artificial o Atrápame si puedes, tienen mucho de gran cine y, al mismo tiempo, consiguieron conectar con el gran público.

No obstante, tiene un grupo de películas que están más del lado del cine de evasión y entretenimiento, al cual es más difícil encontrarle virtudes mayores a las de hacer que sean eficaces concretando ese objetivo. En ese grupo se podrían mencionar películas como Tiburón, ET, Indiana Jones, Jurassic Park, Minority report o La guerra de los mundos. De todas formas, son muy buenas películas en su tipo.

Pero hay un tercer grupo de películas que verdaderamente dejan mucho qué desear. Son filmes que fueron creados ya con intenciones de pertenecer al primero o al segundo grupo, pero que no consiguen tener éxito en una u otra forma. Las dos películas que acaba de estrenar, casi simultánemente, pertenecen a este grupo.

Con Las aventuras de Tintín, obviamente, quería hacer un gran filme de aventuras dirigido al público infantil y juvenil. Seguramente esa es la razón para elegir la técnica de “captura de movimiento” (filma los actores y los convierte en animación 3D), porque es atractivo visualmente y está de moda.

Pero a pesar de todo el prestigio de la legendaria histoireta del belga Hergé, Spielberg solo consiguió un relato de aventuras común y corriente, cargado de toda la acción y los lugares comunes típicos de lo más comercial de este género. Es cierto que visualmente consigue una estética propia y hasta fascinante, pero con la tecnología de ahora eso ya no es mayor mérito. Incluso se le debe reprochar que sus imágenes y acciones no explotan el sistema de 3D en todo su potencial (un 70% de la película se puede ver sin las gafas).

De otro lado, está Caballo de guerra, una película que está siendo promocionada como otra entrega de los grandes filmes bélicos de Spielberg, pero lo cierto es que se trata de un relato forzado y sensiblero que tiene a un (milagroso) caballo como su héroe e hilo conductor. Las profundas reflexiones y los duros dramas humanos que se le han visto en sus películas de guerra desaparecen aquí para construir aislados capítulos que explotan la emotividad de una situación y tal vez el amor por los animales.

De manera que con una película quería ser comercial y puro entretenimiento, lo cual puede que logre con cierto público, pero en realidad solo hizo una cinta como cualquier otro director pudo haber coseguido, sin toda su fama y muchas veces demostrado talento; mientras que en la otra, un tema con el que este cineasta ha dicho grandes cosas, solo consigue reproducir la emotividad fácil y el sentimiento predecible.