Espías por error
Por: Íñigo Montoya
Aprovechando el cuarto de hora de fama en que se encuentran Tina Fay y Steve Carell, los comediantes más populares de Estados Unidos actualmente, esta producción los reúne para beneficiarse de sus cualidades y de la coincidencia de que el humor y personajes que los caracterizan resultan muy compatibles para crear el matrimonio perfecto de personas ordinarias.
Pero como lo dictan las reglas de la comedia, no hay nada mejor para hacer humor que someter a seres ordinarios a situaciones extraordinarias, y eso es lo que ocurre en este filme. Pero sin importar que el planteamiento sea obvio (incluso, con todo y argumento, ya habíamos visto esta película con Steve Martin y Goldie Hawn: Perdidos en Nueva York), lo relevante es el resultado, y éste fue en general satisfactorio.
Jalonado por sucesivos momentos de humor inteligente, este filme complementa su esquema de comedia con algunas secuencias de acción y, lo más importante, alcanza a reflexionar sobre asuntos relacionados con el matrimonio y cuestionar sardónicamente la sacra institución: la rutina, la pérdida de la libertad, la falta de espontaneidad, etc. Es cine para pasar el rato, pero con un par de chistes inolvidables y, en general, una propuesta que la saca del saco de tanta comedia tonta y prescindible.