De un hombre simple a un nuevo hombre
Por: Oswaldo Osorio
Hay muchas películas sobre personas ordinarias a las que les pasa algo extraordinario, muchas películas de carretera, muchas sobre narcotráfico y más aún sobre hombres que pierden la inocencia, quieren liberarse y reinventarse. Esta cinta es sobre todo eso, y aún así, es diferente a todas las de estos tipos, porque se trata de una película deliciosamente sencilla, divertida, con una naturalidad hipnótica y una sutil fuerza en su protagonista que lo convierte en un personaje inolvidable.
En esta co-producción colombo ecuatoriana el director Sebastían Cordero de nuevo convence con su buen pulso para encontrar el tono apropiado para la historia que está contando. Porque eso es lo único que tiene en común su cine, pues sus películas son tan heterogéneas que sorprende lo bien que se mueve en distintos rangos, desde el realismo marginal de Ratas, ratones y rateros (1999), pasando por el cine de gran presupuesto de Crónicas (2004), hasta el intimismo y la economía de recursos de Rabia (2009).
Basada en una crónica de Juan Fernando Andrade llamada Confesiones de un Pescador de Coca, la película tiene como punto de partida un hecho ocurrido en un pueblo pesquero ecuatoriano, donde sus habitantes se hicieron a un cargamento de coca que naufragó. Cada quien tomó lo que encontró y luego se lo vendió a los mismos narcos, salvo un hombre, Blanquito, el protagonista de esta historia.