DIARIO DE ÍÑIGO

Agosto de 2008. La ciudad de las películas dobladas. Interior. Día/Noche.
Por estrellécima vez recibí hoy la queja de un pobre espectador que padeció a Batman: el caballero oscuro doblada. Los únicos que no entienden que es una flagrante traición doblar las películas son los exhibidores. Las atolondradas niñas de las taquillas y los acomodadores zombies ni se enteran. Ante el reclamo, no entienden qué se les está reclamando, porque para ellos la felicidad consiste en no tener que leer subtítulos y nunca echan de menos las voces originales de los actores, que en la película en cuestión, había un especial interés en la del Guasón, con esa voz cavernosa y sicóticamente pausada que usó el ya finado y por los gusanos devorado Heat Ledger. En la España de Franco usaban el doblaje para censurar, para cambiar las palabras y mensajes que para el régimen eran inmorales o subversivos. En nuestras salas de cine no hay tanta maquiavélica premeditación, es simplemente ignorancia y estupidez.

Las salas de cine de Medellín

¡Soltá al pelao!

En Medellín parece que a pocos les importa ver bien una película, sea ésta buena o mala.  No debería ser cosa de puristas y cinéfilos el deseo de ver una película en las condiciones ideales. Y es que la manera en que muchas salas de cine atropellan al espectador es, esencialmente, debido a que el público nunca reclama.

Hace muchos años la gente gritaba: ¡Foco! o ¡Cuadro!, en medio de la proyección, cuando era necesario (el jocoso, que nunca falta, se burlaba del proyeccionista vociferando: ¡Soltá al pelao!). Incluso en los festivales de cine es una práctica común que el público esté atento y exija una buena proyección. A continuación los requisitos para una buena proyección y las peores salas de la ciudad.

Continuar leyendo