Riverside, de Harold Trompetero

La vida sin opulencia

Por: Oswaldo osorio

El director más prolífico del cine colombiano continúa con el estreno escalonado por las ciudades del país de su última película, que para él es como si fuera la primera, según dice. Y es que luego de cinco producciones (en nueve años) con propuestas muy singulares y hasta experimentales, ésta es su cinta más convencional desde lo dramatúrgico y narrativo, lo cual no es de ninguna forma un defecto, pues se sabe que si algo requiere de talento y conocimiento es contar una buena historia planteada a la manera clásica.

Es muy posible que Harold Trompetero se convierta en el director más importante del cine colombiano, se le ve venir entre los altibajos de esta rauda y chispeante obra, la cual inició con Diástole y sístole (2001), una película aparentemente ligera, pero muy inteligente y contundente con lo que se proponía; luego viene Violeta de mil colores (2005), un desesperado poema visual de una mujer sola en Nueva York y en la vida, una de las más bellas y conmovedoras películas que se han hecho en el país, pero que casi nadie verá a causa de los caprichos y la avaricia de una actriz que en unos años nadie recordará.

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