La industria y la cartelera de cine hoy

Cuando el cine crispeta no deja de dónde escoger

Por: Oswaldo Osorio

La pregunta-reproche más común que se le hace a los críticos de cine es que por qué casi nunca escriben de cine comercial. La respuesta es más simple: porque escribir de una sola de estas películas es escribir de muchas otras. Sólo bastaría con hacer una y, llegado el momento, ajustarla sólo un poco para la película de turno que tiene las mismas características. Por ejemplo, la posible crítica hecha para Transformers I casaría perfectamente con la que se necesitaría para Transformers II o una secuela de Godzilla, sin hacer demasiadas modificaciones.

La cusa de esta reflexión es porque a mitad y a fin de año ocurre siempre lo mismo, la cartelera reduce su oferta a dos o tres títulos que cubren el noventa por ciento de las salas y llega el momento en que no hay nada qué ver (ni de qué escribir). Son dos las razones principales de esta situación. La primera, que desde hace un par de décadas la industria del cine sabe que sólo se puede mover a golpe de superproducciones y taquillazos, por eso siempre están buscando la gran película que les dará la suerte y por eso todas aplican las mismas fórmulas. De ahí que cada año los estudios estén procurando su Titanic o su Hombre araña. No es gratuito que, de esas películas que hoy monopolizan la cartelera, cuatro de ellas sean segundas o terceras partes, es decir, más de lo mismo.

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